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Alemania se prepara para armar el "mayor ejército convencional de la OTAN en Europa"
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La era pacifista ha terminado

Alemania se prepara para armar el "mayor ejército convencional de la OTAN en Europa"

El Parlamento alemán, con el abrumador apoyo del Gobierno y la oposición conservadora, aprobó una reforma constitucional para desembolsar 100.000 millones de euros en el mayor rearme del país desde la IIGM

Foto: El canciller alemán, Olaf Scholz. (EFE/Filip Singer)
El canciller alemán, Olaf Scholz. (EFE/Filip Singer)
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Escenario impensable hace apenas unos meses. Alemania está a un paso de sellar el mayor giro en su política de defensa desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Un auténtico cambio de era, anunciado por el canciller Olaf Scholz el 27 de febrero en una célebre intervención ante el Parlamento, en pleno 'shock' por el inicio de la invasión rusa en Ucrania tres días antes. El "giro histórico" de Scholz toma forma, aunque en los tres meses transcurridos desde entonces han surgido también dudas sobre si el líder socialdemócrata va en serio con el anuncio.

El gobierno de Berlín, por ahora, ha conseguido dar un golpe sobre la mesa, después de que el Parlamento aprobase el viernes con una abrumadora mayoría de 593 votos, frente a 80 votos en contra y siete abstenciones, un desembolso extraordinario de 100.000 millones de euros para armar a la 'Bundeswehr', las Fuerzas Armadas germanas, desvencijadas por décadas de austeridad. Antes, la coalición de gobierno formada por socialdemócratas, verdes y liberales había aprobado con los votos de la oposición conservadora una reforma constitucional que allanara el camino al rearme germano, el mayor desde la Segunda Guerra Mundial.

Foto: Protesta en apoyo a Ucrania en la emblemática Puerta de Brandenburgo en Berlín. (Reuters/Fabrizio Bensch)

"La 'Bundeswehr' será pronto el mayor ejército convencional en el sistema europeo de la OTAN", dijo Scholz el miércoles en el Parlamento durante un duelo dialéctico con el líder del bloque conservador CDU/CSU, Friedrich Merz. La disputa se centraba en ese momento solo en la falta de celeridad del gobierno para entregar armamento pesado a Ucrania, porque el rearme ya estaba entonces sellado. El tripartito había anunciado el domingo el acuerdo con los conservadores para poner en marcha la reforma.

El inmenso gasto del "fondo especial" militar es uno de los pilares de la 'Zeitenwende', el giro histórico anunciado por Scholz en febrero, y que, en los próximos años, debe de convertir a la potencia económica europea también en uno de los 'pesos pesados' militares de la UE. En medios germanos circulan ya versiones de la larga lista de deseos de las Fuerzas Armadas, con la Fuerza Aérea como principal beneficiaria, según el tabloide 'Bild'.

Rusia critica la "remilitarización" alemana

La 'Bundeswehr' era hasta ahora el patito feo tanto de la clase política como de una sociedad cómoda y bien instalada en los viejos tiempos de paz en Europa. Hasta que Vladímir Putin consiguió hacer saltar también por los aires el pacifismo germano. El Kremlin reaccionó el mismo viernes al anuncio del rearme de su antiguo rival: "Tomamos la declaración del canciller alemán como otra confirmación de que Berlín se encamina hacia una rápida remilitarización del país", dijo en Moscú la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajárova.

Con el país aún consternado por la brutal guerra iniciada por Putin en Ucrania y condicionado por los estrictos límites al gasto público germano, Scholz había anunciado en febrero que el 'fondo especial' para el Ejército sería fijado en la Constitución. Era un paso bien calculado. De esa forma se podrían liberar los fondos pese al tope a la deuda, también incluido en la Carta Magna desde los tiempos de Angela Merkel, suspendido solo temporalmente para enfrentar la crisis generada de la pandemia. La reforma constitucional del 'fondo especial' requería por eso del apoyo del bloque conservador de la CDU/CSU para alcanzar los dos tercios necesarios en el Legislativo.

El ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, celebró esta semana también el acuerdo, también por el hecho de que el tope de la deuda, el fetiche de su partido, siga en pie. "Tenemos un giro histórico en la política de seguridad y también en lo económico", dijo Lindner a la cadena ZDF.

Foto: El excanciller de Alemania Gerhard Schröder. (Getty/Sean Gallup)

El fondo, únicamente para gasto militar

Aunque la CDU/CSU había dejado entrever desde el comienzo que apoyaría la reforma, el acuerdo estuvo precedido por semanas de un tira y afloja centrado en los detalles. Los conservadores pujaban para que, adicionalmente al gasto único de los 100.000 millones, Alemania se comprometiera además a destinar siempre un 2% anual de su PIB a defensa, una vieja exigencia de la OTAN.

Y pese a que Scholz pareció sugerir que así sería en su discurso del 27 de febrero, las reticencias dentro de su propio partido llevaron al SPD a matizar ese objetivo. El compromiso alcanzado con la oposición incluye ahora ese 2% en el fondo especial para los militares y no lo fija como un objetivo aparte del presupuesto convencional de defensa. A cambio, los socialistas han aceptado que los 100.000 millones sean destinados únicamente a la 'Bundeswehr' y ha desistido de la idea de que parte de esos fondos se gasten también en ampliar capacidades para la ciberdefensa o que estos fluyan al presupuesto para la ayuda al desarrollo internacional. "Los 100.000 van a gastarse en el Ejército, sobre todo para el equipamiento de los soldados, pero también para armamento", dijo a la radio 'Deutschlandfunk' el líder de la bancada del SPD, Rolf Mützenich, desde siempre uno de los socialdemócratas más reacios al aumento del gasto militar.

Foto: Emmanuel Macron y Olaf Scholz, en Berlín. (EFE/Clemens Bilan)

Los Verdes, el segundo socio del tripartito, también apostaban por destinar un monto fijo a la ciberdefensa, pero se mostraron satisfechos con el compromiso alcanzado. "Es un acuerdo conjunto, un buen compromiso para garantizar que la OTAN y nuestros aliados puedan contar con nosotros", dijo la ministra de Exteriores, la 'verde' Annalena Baerbock.

Pese a su tradición pacifista, el partido ecologista ha sorprendido en los últimos meses por su combativa postura ante la Rusia de Putin, que incluye el apoyo a un generoso suministro de armas a Ucrania. Los mayores titubeos, en cambio, han estado entre las filas del SPD. Unos pocos parlamentarios, como la líder de las Juventudes Socialistas, Jessica Rosenthal, ya han anunciado que no darán su apoyo al rearme de la 'Bundeswehr'.

Scholz responde a las críticas

Y no se trata del único frente. Scholz lleva semanas siendo vapuleado en público, tanto por los retrasos para aprobar el envío de armamento pesado que piden los ucranianos, como por sus vacilaciones para apoyar de forma clara y decidida a Kiev, reflejadas para muchos en su negativa a visitar hasta ahora la capital ucraniana. Todo ello, pese al histórico anuncio de la 'Zeitenwende' en febrero. Al canciller, un político flemático y reacio a la grandilocuencia —digno heredero del estilo sobrio de la era Merkel—, muchos le afean la falta de liderazgo. Y parte de la opinión pública germana no termina de creerse que Scholz esté de verdad tan comprometido con el apoyo militar a Ucrania.

El canciller replicó en la semana con un encendido discurso en el Parlamento en el que anunció que Berlín entregará a Kiev el sistema de defensa antiaérea Iris-T, el más moderno del que dispone actualmente Alemania. "Con eso Ucrania tendrá la capacidad de defender una gran ciudad, completa, de ataques aéreos rusos", dijo un combativo Scholz. El anuncio lo celebraron incluso los representantes de Kiev, usualmente críticos con la parsimonia alemana.

Escenario impensable hace apenas unos meses. Alemania está a un paso de sellar el mayor giro en su política de defensa desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Un auténtico cambio de era, anunciado por el canciller Olaf Scholz el 27 de febrero en una célebre intervención ante el Parlamento, en pleno 'shock' por el inicio de la invasión rusa en Ucrania tres días antes. El "giro histórico" de Scholz toma forma, aunque en los tres meses transcurridos desde entonces han surgido también dudas sobre si el líder socialdemócrata va en serio con el anuncio.

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