Puigdemont pide ahora que la UE multe a España por importar gas ruso

El expresidente catalán Carles Puigdemont no está dispuesto a dejar pasar ocasión alguna de dejar en mal lugar a España. El pasado domingo, el fugado llamó a cavar todas las trincheras posibles en una conexión por videoconferencia durante un mitin que Junts focalizó en su pueblo, Amer. También salió a la palestra para arremeter contra las infiltraciones policiales en movimientos radicales o para celebrar el archivo de una investigación sobre Oleguer Pujol Ferrusola, a quien se investigaba con motivo de una operación económica triangular a través de la empresa Drago.

Este martes, dirigió un extenso escrito a los suyos tras conocerse diversas sentencias del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en las últimas semanas que ratificaban que las escuelas catalanas deben dar, al menos, una asignatura troncal en castellano, al considerar que la presencia de esta lengua en la enseñanza es “insuficiente y no adecuada”. “La Justicia española escogió un 18 de julio para emprender otro ataque al modelo lingüístico de Cataluña. Un modelo que pretendía revertir los efectos devastadores que tuvo la dictadura fascista del general Franco para nuestra lengua y dotarla de fortaleza para sobreponerse a los daños causados y asegurar el futuro. España quiere eliminar nuestra lengua desde que los Borbones llegaron al poder”, escribió en la arenga.

Pero su batalla con España va mucho más allá: este mes de junio, en un escrito firmado conjuntamente junto a sus socios Toni Comín y Clara Ponsatí, pidió que Europa multe a España por comprar gas ruso para abaratar la energía y acusa al Ejecutivo de Pedro Sánchez de estar financiando directamente la invasión de Ucrania. El hombre que llegó a recibir en su despacho oficial del Palau de la Generalitat a supuestos enviados del Kremlin para que apoyasen la secesión de Cataluña pide ahora sanciones contra el Estado español por operaciones mercantiles en las que el Gobierno español, en realidad, no ha entrado.

El escrito de Puigdemont y sus socios señala: “Se espera que las importaciones europeas de gas natural licuado (GNL) ruso sigan aumentando en 2023. En 2022, la UE importó 22.000 millones de metros cúbicos de GNL de Rusia, lo que representa un aumento del 38% en comparación con el año anterior. Estas importaciones representan 10 millones de dólares de ingresos diarios rusos. Los beneficios relacionados con GNL son un factor clave de la brutal guerra de agresión de Rusia contra Ucrania”.

El mayor importador de GNL ruso

El mandatario fugado en Waterloo asegura también que, “como mayor importador de GNL ruso, España lidera esta tendencia, donde el GNL llega a 6,513 GWh, es decir, el 17,4% de las importaciones totales en abril de 2023. España ha duplicado, o incluso triplicado, sus importaciones de GNL ruso en cada uno de los últimos 12 meses en comparación con el año anterior”.

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Estas acusaciones coinciden con las realizadas hace apenas unos meses por el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que acusó al Ejecutivo de Pedro Sánchez de estar “financiando la guerra de Ucrania”. Rusia redujo drásticamente sus exportaciones por gasoducto a Europa, pero, por el contrario, aumentó sensiblemente las exportaciones de GNL, pese al embargo decretado por la UE.

Puigdemont se apoya en los datos estadísticos elaborados por Enagás, pero omite que el gas traído de Argelia suponía en ese momento el 23,8% y el de Estados Unidos copaba el 23,2%. Según el último boletín estadístico de Enagás, la importación de GNL ruso descendió este mes de junio respecto a junio de 2022 (pasó de 8,752 GWh a 7,673 GWh), aunque su peso en el conjunto de importaciones aumentó hasta el 26,8%, al caer a la mitad las importaciones de los Estados Unidos y reducirse también la dependencia del gas argelino. En estos momentos, el GNL importado de Rusia es el de mayor peso en la demanda española, pero este es un dato que no estaba disponible (se conoció en julio) cuando Puigdemont presentó su escrito. Estados Unidos, por su parte, redujo durante el último año el envío de gas a Europa para destinarlo preferentemente al mercado argentino.

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La mayoría de gas ruso que llega a España procede de contratos a largo plazo con Yamal LNG, un consorcio liderado por una empresa privada rusa, Novatek, pero en el que hay también capital de empresas privadas europeas. En España, Naturgy tiene firmado un contrato a largo plazo con Yamal, que expirará en el año 2042. Se trata del único contrato firmado por una empresa española referente a GNL.

No obstante, según la Comisión Europea, desde el inicio de la invasión de Ucrania, las importaciones de GNL ruso han caído en picado. Según declaró Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), “los flujos de gas por gasoducto de Rusia a Europa se han desplomado un 80% solo en un año”, aunque la importación de GNL cayó solo un 10% en 2022. Las importaciones españolas de gas ruso, no obstante, aumentaron en 2022 un 45% respecto a 2021. Según datos de Enagás, el ejercicio pasado, Estados Unidos se convirtió en el principal suministrador de gas a España, desbancando a Argelia, que fue el segundo proveedor. A continuación, se situaban Nigeria y Rusia. Del total de importaciones de gas, España importa un 68,1% en forma de GNL a través de buques metaneros, mientras que el 31,9% llega a través de gasoductos.

Transacciones privadas

Según las estadísticas de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), en 2022, las importaciones de gas ruso de España aumentaron un 54%, mientras que se doblaron las importaciones procedentes de los Estados Unidos y se desplomaban un 59% las compras de gas argelino debido a la crisis desatada con ese país. Ello provocó que el líder del PP acusase al Gobierno de Pedro Sánchez de estar “financiando la guerra”. El Ejecutivo español, aunque pidió el pasado mes de marzo a las empresas que dejen de comprar gas ruso, alegó que no podía intervenir en las operaciones de compra porque eran entre empresas privadas y, además, obedecían a contratos ya cerrados que se estaban ejecutando. De hecho, el aumento de compra de GNL ruso por parte de España no se debe a que otros países compren menos a Rusia: simplemente, nuestro país no puede recibir gas ruso a través de gasoductos, como sí hacen otros Estados europeos, como Alemania.

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Sea como fuere, Puigdemont aprovecha para meter el dedo en el ojo a España y, obviando que hay países que importan más gas que España, se interesa exclusivamente por el GNL. Así, recuerda que “la comisaria Simson [se refiere a la comisionada de Energía de la UE, Kadri Simson] ha instado a los Estados miembros y a todas las empresas europeas a que dejen de comprar GNL ruso y se abstengan de firmar nuevos contratos de importación”.

Afirma el fugado que, “ante el aumento persistente de las importaciones rusas de GNL y sus consecuencias negativas para los objetivos de la política exterior y de seguridad común de la Unión, ¿tiene previsto el vicepresidente de la Comisión y alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad proponer al Consejo sanciones por las importaciones de GNL ruso? En caso de que no se propongan sanciones al GNL ruso, ¿qué otras opciones jurídicas está considerando el vicepresidente/alto representante para impedir que los Estados miembros financien indirectamente la guerra a través de las importaciones rusas de GNL?”. Los eurodiputados independentistas quieren que los responsables comunitarios respondan por escrito a estas preguntas.