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Argelia deja de enviar gas a España a través de barcos metaneros desde julio
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CRISIS ENERGÉTICA

Argelia deja de enviar gas a España a través de barcos metaneros desde julio

El país magrebí reduce a un tercio sus envíos de GNL en lo que llevamos de año, y no manda ni una sola molécula desde que Madrid empezó a bombear a Rabat a través del Estrecho

Foto: Un barco metanero. (Reuters/Issei Kato)
Un barco metanero. (Reuters/Issei Kato)
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España no ha recibido este verano ni un solo metro cúbico de gas natural licuado (GNL) procedente de Argelia. Pese a contar con la mayor capacidad de regasificación de Europa en un momento crítico para el abastecimiento del continente, nuestro país acumula dos meses consecutivos (julio y agosto) sin más suministro que el que obligan los contratos a través de tubo. Mientras los barcos originarios de Estados Unidos —y la propia Rusia— abastecen las terminales de regasificación, para encontrar el último que llegó del Magreb hay que remontarse al pasado junio, según corroboran los informes del operador del sistema.

El cese de los envíos coincide con un momento crítico de las relaciones bilaterales entre ambos países, después del giro diplomático del Gobierno de Pedro Sánchez al reconocer el plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental. La reacción de Argel, que retiró a su embajador en Madrid en marzo y suspendió el tratado de amistad con España en junio, se ha centrado desde el primer momento en jugar la baza de la dependencia energética: si la situación se tensa, el Ejecutivo presidido por Abdelmadjid Tebboune puede cortar el grifo y dejar a España sin el que, todavía hoy —y pese a la reducción a la mitad del flujo en el último año—, es el proveedor de una cuarta parte del suministro nacional.

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No se trata de un as bajo la manda, sino una amenaza concreta. A finales de abril, el Ministerio de Energía formuló la advertencia a través de un comunicado oficial: “Cualquier envío de gas natural argelino suministrado a España, cuyo destino no sea el previsto en los contratos, se considerará como un incumplimiento de los compromisos contractuales y, en consecuencia, podría llevar a la rescisión del contrato que vincula a Sonatrach [empresa pública argelina de hidrocarburos] con sus clientes españoles”.

El suministro de gas argelino a Marruecos a través de España es el 'casus belli' que pende como una espada de Damocles sobre las relaciones energéticas entre Madrid y Argel, que acaban de cumplir medio siglo. El pasado 28 de junio, nuestro país utilizó por primera vez el gasoducto Magreb-Europa —que se encontraba cerrado desde el pasado 1 de noviembre por orden de Tebboune— para bombear hidrocarburo a Rabat. Como publicó este periódico, Enagás se encarga desde entonces de verificar que ni una sola molécula de ese gas procede de Argelia, enemigo histórico de Marruecos en la región.

Foto: Llegada al puerto de Motril (Granada) de 24 personas de origen magrebí el pasado 10 de septiembre. (EFE/Alba Feixas)

Desde entonces, el GNL argelino ya no llega a la Península. Sí lo continúa haciendo el gas natural convencional a través del conducto Medgaz, en virtud del contrato que Sonatrach y Naturgy mantienen hasta 2031 y cuya actualización sigue pendiente desde octubre del año pasado. Romperlo no solo supondría un litigio internacional de imprevisibles consecuencias, sino que dejaría a Argelia sin uno de sus principales clientes y, por tanto, sin una importante fuente de ingresos, en un momento en que la empresa española ya asume una subida de precios durante dos años como consecuencia de la tensión en los mercados internacionales De hecho, los envíos a través de ese conducto han repuntado ligeramente desde el comienzo del verano. El Gobierno español siempre se ha mostrado convencido de que el país magrebí cumplirá sus compromisos.

En cambio, el mercado del gas natural licuado es mucho más flexible, lo que abre el campo de juego para todo tipo de movimientos de los Estados y los agentes privados. Está dominado por empresas internacionales y 'traders' y, en la mayoría de los casos, no responde a compromisos previos, sino a la volatilidad propia del llamado 'spot'. Los operadores venden al mejor postor y los compradores buscan el proveedor que resulte más barato en cada momento. De hecho, otras fuentes del mercado apuntan a que el cese de los envíos podría ser coyuntural, ligado a las condiciones de precios. Es decir, si el GNL de Estados Unidos o de Qatar es más barato que el de Argelia —pese a los mayores costes de transporte—, los operadores orientarán su negocio hacia esas latitudes.

España ha pasado de ser el tercer cliente de GNL argelino a suponer menos del 5% de sus ventas

Fuentes de Naturgy confirman que su contrato no contempla envíos por barco, y recuerdan que el suministro a través del Medgaz no se ha interrumpido en ningún momento. En cambio, no es la primera vez que Argelia deja de enviar gas natural licuado a nuestro país en los últimos meses: ya lo hizo en enero y febrero. Y la tendencia de fondo apunta a algo más que un hecho aislado. De enero a agosto de este año, solo se mandaron 4.478 gigavatios hora (GWh), frente a los 13.465 del año anterior. Es solo un tercio de lo que se recibía antes y equivale a menos de un barco al mes. En el mismo periodo, los bombeos por tubo, sujetos a compromisos previos, han caído mucho menos: llegan al 62% de los niveles del año pasado. Un funcionario argelino se muestra lacónico: con España, "los contratos y nada más que los contratos".

Mientras España se lanza en brazos de los metaneros estadounidenses, que ya suponen el 32% del abastecimiento en lo que llevamos de año, Argelia busca nuevos proveedores para cubrirse las espaldas en caso de que la situación diplomática se complique. Las visitas del primer ministro italiano, Mario Draghi, y del presidente de Francia, Emmanuel Macron, a Argel contrastan con el rechazo del Gobierno de Tebboune a recibir a Sánchez. Y revelan una realidad incómoda para Madrid: Roma recibirá cada año un 50% adicional, y París espera alcanzar una cifra similar en los próximos meses. Ante el bloqueo francés del Midcat, la ruta del Mediterráneo central se consolida como vía preferente de abastecimiento para la Europa sedienta de gas, en detrimento de la occidental y, por tanto, de los intereses de España.

Foto: Logo de Naturgy. (Reuters/Sergio Pérez)

Con el GNL, ocurre lo mismo. El ministro de Energía y Minas, Mohamed Arkab, espera que las exportaciones argelinas aumenten durante 2022 hasta los 22 millones de metros cúbicos (unos 150.000 GWh). Si continúa el ritmo actual, España pasaría de ser el tercer cliente de gas natural licuado de la nación magrebí a suponer menos del 5% de sus ventas, mientras Sonatrach se ha lanzado al 'spot' con el objetivo de llegar a nuevas latitudes que los contratos no pueden alcanzar. Según el informe 'Liquid Natural Gas Industry 2022', publicado por la Administración de Información Energética de Estados Unidos, Argelia se encuentra entre las 10 principales potencias mundiales en GNL, y registra el tercer mayor aumento del volumen de las exportaciones respecto al año pasado. Hasta ahora, Turquía y Francia eran sus principales compradores.

Ya sea a través de contratos a plazo, como los que acaba de renegociar al alza con la italiana ENI y la francesa Engie, o aprovechándose del mercado persa que vende el contenido de los barcos metaneros al mejor postor, la realidad es que Argelia está sacando un gran provecho de la crisis energética. Sus ingresos por hidrocarburos se dispararon un 70% en 2021, hasta alcanzar los 30.000 millones de euros. En esa ecuación, España juega —para bien o para mal— un papel cada vez más secundario.

España no ha recibido este verano ni un solo metro cúbico de gas natural licuado (GNL) procedente de Argelia. Pese a contar con la mayor capacidad de regasificación de Europa en un momento crítico para el abastecimiento del continente, nuestro país acumula dos meses consecutivos (julio y agosto) sin más suministro que el que obligan los contratos a través de tubo. Mientras los barcos originarios de Estados Unidos —y la propia Rusia— abastecen las terminales de regasificación, para encontrar el último que llegó del Magreb hay que remontarse al pasado junio, según corroboran los informes del operador del sistema.

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