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El negocio de la guerra: EEUU hace caja con el precio del gas disparando sus exportaciones
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El mayor exportador de gas licuado

El negocio de la guerra: EEUU hace caja con el precio del gas disparando sus exportaciones

La extracción de petróleo y gas se está disparando por la técnica del 'fracking', que solo es rentable cuando los precios están altos, un incentivo para que el país mantenga la tensión en Ucrania

Foto: Un pozo de extracción en Texas. (Reuters/(Nick Oxford)
Un pozo de extracción en Texas. (Reuters/(Nick Oxford)
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Los conflictos geopolíticos siempre generan grandes costes económicos, pero también pingües beneficios. En el caso del choque entre la OTAN y Rusia por Ucrania los costes los están soportando los países europeos, quienes están importando gas y petróleo a precios muy altos. Estos flujos monetarios acaban en los países exportadores, entre los que se ha colocado Estados Unidos, rentabilizando los elevados precios del gas. Según la Administración de Información Energética de EEUU (EIA por sus siglas en inglés), el país se colocará este año como el primer exportador mundial de gas natural licuado superando a Qatar y Australia.

Las tensiones geopolíticas están sirviendo para mantener el precio de los productos energéticos en niveles muy altos en comparación con los años anteriores. En este contexto, Estados Unidos está haciendo gala de su gran capacidad para adaptar su producción a la coyuntura de precios disparando sus exportaciones. Con las nuevas autorizaciones para exportaciones, la capacidad del país para vender gas licuado al exterior alcanzará los 14.000 millones de pies cúbicos este año. “Cuando las nuevas unidades de gas natural licuado en Sabine Pass y Calcasieu Pass en Louisiana estén puestas en servicio, a finales de 2022, Estados Unidos tendrá la mayor capacidad exportadora del mundo” señala la agencia americana.

Foto: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. (Reuters/Pool/John Thys)

Ahora, el gran reto para el país es que los precios del gas sigan altos para que las plantas de extracción sigan siendo rentables y procesen sus propias materias primas. Hasta el año 2016 el país tenía prácticamente prohibidas las exportaciones de productos energéticos porque sus reservas de gas y petróleo estaban mermando rápidamente. Sin embargo, la irrupción de una nueva técnica de extracción, la fractura hidráulica ('fracking'), multiplicó la capacidad productiva del país y levantó esta restricción de ventas. De hecho, el escenario ha cambiado radicalmente para EEUU desde el año 2003, cuando inició la guerra de Irak. En ese momento, las reservas energéticas se estaban agotando y el objetivo era controlar otras fuentes de crudo y gas. Ahora, por el contrario, las reservas sobran, pero su explotación solo es rentable si los precios se mantienen elevados.

Este es el gran problema del ‘fracking’ (además de su impacto medioambiental), ya que la producción es más cara que las perforaciones tradicionales verticales que directamente pinchaban grandes bolsas de gas o crudo. Los pozos del ‘fracking’ son menos productivos, por eso necesitan que los precios estén altos, justo lo que está ocurriendo ahora. Es cierto que la cotización del gas natural en los mercados internacionales está por debajo de los niveles alcanzados en noviembre, pero aun así siguen un 60% por encima del promedio del último lustro.

La rentabilidad de estas explotaciones ha multiplicado la inversión en los últimos meses. Una buena parte de las instalaciones aún no están en marcha, pero lo harán en los próximos meses, por lo que EEUU está interesado en mantener el precio de los productos energéticos elevado.

El número de pozos de petróleo y gas activos se redujo rápidamente durante la pandemia, ya que el hundimiento de los precios no hacía rentable la extracción. Sin embargo, desde mediados de 2021 se están recuperando rápidamente. Según los registros de Baker Hughes, a mediados de febrero había 602 pozos activos en el país. Es interesante analizar cómo ha cambiado la técnica de extracción en las dos últimas décadas. La perforación vertical (sistema tradicional) ha dado paso a la horizontal (la que se utiliza en el ‘fracking’).

Sin esta nueva técnica, EEUU sencillamente se habría convertido en un gran importador de productos energéticos. No lo ha hecho, pero a cambio asume un gran riesgo medioambiental porque esta técnica de extracción es muy contaminante, ya que implica la inyección en el subsuelo de productos químicos disolventes para fracturar la roca y extraer el combustible.

Un aliado costoso

El precio del gas natural se habría moderado rápidamente en el inicio de 2022 si no hubiese sido por el conflicto en Ucrania. De hecho, el invierno en Europa, el gran comprador mundial de gas, está siendo benigno, lo que ha provocado que la demanda sea inferior a la esperada inicialmente. Si el precio no ha subido más es precisamente porque Estados Unidos está aumentando rápidamente las exportaciones energéticas a Europa. Aunque Rusia sigue siendo el gran suministrador de Europa, Estados Unidos es ya un actor tan relevante que puede compensar los ataques que hace Vladímir Putin cuando reduce el bombeo de gas. Una buena noticia, sí, pero muy cara para Europa.

Foto: Un buque transportador de gas natural licuado de la rusa Gazprom, cerca de Kaliningrado. (Reuters/Vitaly Nevar)

El mejor contrafactual posible es el del petróleo. Aunque EEUU ha vuelto a exportar también crudo, su capacidad de producción es muy inferior, por lo que apenas tiene capacidad para influir en el mercado. Esto explica que los precios del petróleo se hayan disparado hasta el entorno de los 100 dólares el barril y que el gas esté mucho más moderado. Y eso a pesar de que Rusia exporta principalmente gas. Pero sin el papel equilibrador de EEUU en el mercado del petróleo por la vía de la oferta, las tensiones de precios se han intensificado.

De hecho, en diciembre de 2021 la UE importó productos energéticos desde EEUU (principalmente gas) por valor de más de 4.700 millones de euros, lo que supone un incremento del 108% respecto al mismo mes de 2019, un periodo en el que las importaciones desde Rusia han crecido un 38%.

De esta forma, Estados Unidos contrarresta el poder de Rusia para presionar a Europa, pero, al mismo tiempo, hace caja con las enormes transferencias que realiza cada mes a EEUU para importar gas. Es un aliado muy caro de mantener. En 2021 las compras ascendieron a nada menos que 33.000 millones de euros, cifra que se superará claramente en 2022 gracias al precio tan alto del gas y el petróleo en los mercados y al incremento de la capacidad exportadora de EEUU.

España es uno de los mayores compradores de gas estadounidense en el mundo entero. De hecho, de todas las exportaciones de gas licuado de EEUU, España se lleva el 6%, lo que le colocó en 2021 como el quinto mayor comprador del mundo y el primero de Europa. Una parte de este gas se distribuye al resto del continente desde los puertos españoles donde descargan los buques americanos. De hecho, Francia y Países Bajos también se sitúan en los primeros puestos por la actividad en sus puertos.

Por eso, mientras se mantengan las tensiones en Ucrania y la amenaza de Vladímir Putin de cerrar los gasoductos, Estados Unidos seguirá haciendo caja con el gas. Las empresas extractoras se frotan las manos. Según informó la agencia Reuters la semana pasada, se están disparando las compras de terrenos con reservas de gas y petróleo de esquisto. El paso previo a la instalación de los pozos. “El negocio de la perforación actual está en la mejor situación desde que comenzó la revolución del ‘fracking’”, reconocía a la agencia Chris Wright, CEO de Liberty Oilfield Services. Para extender esta coyuntura es imprescindible que la tensión en la frontera de Ucrania no decaiga.

Los conflictos geopolíticos siempre generan grandes costes económicos, pero también pingües beneficios. En el caso del choque entre la OTAN y Rusia por Ucrania los costes los están soportando los países europeos, quienes están importando gas y petróleo a precios muy altos. Estos flujos monetarios acaban en los países exportadores, entre los que se ha colocado Estados Unidos, rentabilizando los elevados precios del gas. Según la Administración de Información Energética de EEUU (EIA por sus siglas en inglés), el país se colocará este año como el primer exportador mundial de gas natural licuado superando a Qatar y Australia.

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