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España se pasa al gas natural licuado de los metaneros
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España se pasa al gas natural licuado de los metaneros

Cada vez importamos más gas natural a través de nuestros puertos. Este cambio de tendencia conlleva serios retos medioambientales, como la inmensa huella de carbono de los grandes buques que viajan miles de kilómetros

Foto: Buque metanero que transporta Gas Natural Licuado
Buque metanero que transporta Gas Natural Licuado

Satisfacer gran parte de la demanda de gas española a través de gaseoductos ya no es la primera opción. En enero de 2022 se ha producido un cambio de tendencia histórico a favor de los metaneros, gigantescos buques transoceánicos que transportan gas natural licuado (GNL) que luego se regasifica en las plantas de nuestras costas, se almacena y se distribuye para calentar agua o cocinar en los hogares.

Por primera vez, Estados Unidos superó a Argelia, hasta ahora principal suministrador, cubriendo el 34,6% de la demanda de gas. En enero llegó un total de 13.103 GWh de gas natural licuado a través del Océano Atlántico, cantidad muy superior a los 1.961 GWh importados en el mismo mes de 2021. Argelia, el hasta ahora líder en importación, solo ha suministrado el 25,4% de la demanda gasista de enero, con un total de 9.620 GWh, según los datos de Enagás. En diciembre se podía prever el cambio de tendencia porque las entradas de gas desde Argelia y Estados Unidos se situaban parejas (un 27,4% desde Argelia y el 26,9% desde Estados Unidos).

El boom del gas natural licuado

Desde hace más de 30 años Argelia ha sido el principal suministrador de gas de España, en parte gracias al gaseoducto Magreb-Europa que nos conectaba a través de Marruecos y luego por el lecho marino hasta Tarifa. El problema es que el contrato no se renovó el pasado 31 de octubre, en pleno conflicto político entre Marruecos y Argelia. Por otro lado, además de aumentar el transporte por el Medgaz, se ha optado por los metaneros para satisfacer el consumo de gas tanto en los hogares, las industrias y en la generación de electricidad.

Las emisiones de CO2 asociadas al transporte marítimo en la UE alcanzaron las 144 Mt en 2019 (el 3,7% del total)

Actualmente, un 65,7% de las importaciones de España es de GNL a través de metaneros que cruzan los océanos, frente al 31,3% de gas natural. En 2021 era el 45,5% y el 54,6% respectivamente. No solo España importa GNL del otro lado del Atlántico. Detrás de Estados Unidos y Argelia se sitúa Nigeria, con un 13,3%; Omán aporta el 5,3% y otros países de diversa procedencia como Trinidad y Tobago, Egipto y Guinea Ecuatorial el resto. Incluso importamos un 5,8% de GNL de Rusia.

Foto: Central de carbón de Niederaussem, Alemania. (Reuters/W. Rattay)

No obstante, a causa de las inéditas y calurosas temperaturas del invierno, la demanda se desplomó en un 8,8% para hogares y empresas. Pero para la generación de electricidad sucedió lo contrario, ya que, con una disminución de la generación renovable de eólica e hidroeléctrica, aumentó su demanda en un 106,6%. Así, los ciclos combinados de gas se han situado a la par de la eólica con un 23% de generación eléctrica.

Las plantas regasificadoras durmientes

Las abrumadoras importaciones de GNL han despertado del letargo a las regasificadoras españolas. En enero de 2022, y respecto al mismo mes de 2021, la descarga de GNL de buques metaneros aumentó en un 64,4% (25.976 GWh) y el número de buques aumentó a los 26 con respecto a los 19 metaneros anteriores.

Ante las arduas y constantes tensiones en la frontera de Ucrania-con la latente amenaza de cerrar el grifo de los gaseoductos rusos-, la Comisión Europea puso el ojo en nuestra infrautilizada red de regasificadoras para garantizar la seguridad de suministro. La intención era disminuir la dependencia gasista de Rusia (suministra el 40% del gas a toda Europa), rebajando la importación de gas fósil, para obtenerlo aumentando el flujo de metaneros desde múltiples países, regasificarlo en España y enviarlo a través de los gaseoductos más allá de los Pirineos. El plan, en principio, se desestimó, pero se desconoce si ahora, con la suspensión momentánea de la aprobación del Nordstream 2 por parte de Alemania, volverá a ponerse encima de la mesa.

placeholder Un buque metanero conectado a la regasificadora de Sagunto (Valencia). (Saggas)
Un buque metanero conectado a la regasificadora de Sagunto (Valencia). (Saggas)

España fue elegido por su mayor capacidad de regasificación. Contamos con 7 plantas de GNL de las 20 que hay en Europa, con el 30% de la capacidad de almacenamiento y con el 25% de la de regasificación del continente, concentrando un tercio de la capacidad europea. Entre 2008 y 2018 las regasificadoras se usaron, de media, a un 22% de su capacidad.

Las cifras hacen evidente el sobredimensionamiento de estas infraestructuras. No obstante, en las últimas semanas de enero y primeras de febrero, el nivel de almacenamiento en los tanques de las plantas regasificadoras está situando entre el 50% y el 90%, dependiendo del nivel de llenado de los tanques según el calendario de slots (barcos).

Emisiones transoceánicas

A la urgente eliminación del gas por la liberación de gases contaminantes, ahora se deben tener en cuenta también las derivadas del transporte milkilométrico de los metaneros al quemar combustible fósil y las fugas de metano. Es una pieza más en un sector marítimo que tiene un gran retraso en el proceso de descarbonización.

Foto: Tubería del Nodstream 2, el gasoducto que unirá Rusia directamente con Alemania a través del Báltico. Reuters

Como señala Transport & Environment (Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente), el transporte marítimo europeo es una gran fuente de emisiones de GEI y de contaminantes atmosféricos (NOx y NO2). Las emisiones de CO2 del transporte marítimo alcanzaron 144 Mt en 2019 (el 3,7% del total de la UE) y los análisis han demostrado que su contribución a la contaminación atmosférica puede ser mayor que la de todos los vehículos de pasajeros en Europa.

Al ritmo previsto de crecimiento del comercio mundial, se prevé que las emisiones mundiales del transporte marítimo aumenten hasta un 50% de aquí a 2050. Por tanto, no solo se hace más evidente la necesidad de disminuir la dependencia y sustituir el consumo de gas por fuentes renovables, sino la de electrificar el transporte marítimo para descarbonizar el transporte transoceánico y global.

Satisfacer gran parte de la demanda de gas española a través de gaseoductos ya no es la primera opción. En enero de 2022 se ha producido un cambio de tendencia histórico a favor de los metaneros, gigantescos buques transoceánicos que transportan gas natural licuado (GNL) que luego se regasifica en las plantas de nuestras costas, se almacena y se distribuye para calentar agua o cocinar en los hogares.

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