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La condena a Borràs amenaza su sueldo de 100.000 euros como presidenta de JxCAT
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Sentencia por corrupción

La condena a Borràs amenaza su sueldo de 100.000 euros como presidenta de JxCAT

La exdirigente del Parlament, que también goza de chófer y asistente, se enfrenta a la posibilidad de perder todas sus prerrogativas. La situación ha abierto un debate interno en la formación: "Su problema es económico"

Foto: La presidenta suspendida del Parlament de Cataluña, Laura Borràs, durante su intervención frente al edificio del Parlament. (EFE/Quique García)
La presidenta suspendida del Parlament de Cataluña, Laura Borràs, durante su intervención frente al edificio del Parlament. (EFE/Quique García)

La sentencia de cuatro años, seis meses y un día de cárcel para Laura Borràs, presidenta de Junts per Catalunya (JxCAT), ha creado una nueva crisis en el independentismo catalán. La exdirigente del Parlament ha sido condenada a prisión por falsificación documental y prevaricación y sobre ella pesa también una inhabilitación de 13 años y una multa de 36.000 euros. Pero el futuro ahora ya no es solo político. Borràs está tranquila y sabe que no entrará en prisión porque el propio tribunal que la ha sentenciado pide un indulto parcial. El problema ahora es doble. Por un lado, de imagen, por el hecho de una convicta ocupe la cúpula de Junts. Y, por otro, porque hay un componente económico. La formación le paga unos notables honorarios por su condición de mandataria, 100.000 euros de sueldo más chófer y asistente. Y ella no quiere perder esas prerrogativas.

El secretario general de JxCAT, Jordi Turull, convocó a la prensa este jueves por la tarde para decir que la condena de Borràs es “un caso de lawfare de manual”. Nada nuevo bajo el sol. La sentencia, conforme a las pruebas presentadas, también era de manual. El fugado Carles Puigdemont la apoyó desde Waterloo, utilizando la propia sentencia contra los magistrados. “Todo mi apoyo a la presidenta Laura Borràs por una condena que no satisface ni al mismo tribunal, que ya tenía decidido el veredicto”, tuiteó el expresident. Se refiere con ello a la petición de indulto de la condena, que contiene uno de los puntos del fallo, para evitar que la presidenta de JxCAT entre en prisión. De hecho, es una sentencia extraña por esa petición y el independentismo más montaraz la utiliza para justificar que “incluso al propio tribunal le parece excesiva”. Ello le da pie a calificar la sentencia de “política”.

Turull, en su comparecencia ante la prensa, se puso de perfil. No quiere remover las aguas turbulentas que bajan por Junts. “Lo primero que habría tenido que hacer Turull es convocar a la cúpula del partido para valorar la sentencia y decir a Laura que debía dar un paso al lado. No sería la primera. Artur Mas, en su tiempo, dio un paso al lado también. Por decencia, debería dejar la presidencia del partido. Pero Turull no convocó a la cúpula del partido, aunque sí a la prensa”, dice a El Confidencial un alto cargo de la formación. Otro integrante de la cúpula es más taxativo. “Borràs no quiere irse. Y es Turull quien debería dejarle claro que su salida es la dimisión, por algo es el secretario general. Pero, al parecer, Turull no está por la labor”.

El peligro de la JEC

El secretario general de JxCAT dijo que a Borràs le queda recorrido judicial por delante, puesto que apelará la sentencia al Tribunal Supremo. Hasta que este no se pronuncie, no habrá sentencia firme, por lo que no serán efectivas ni la condena de cárcel ni la inhabilitación. Y para cuando haya sentencia firme, espera que el Consejo de Ministros ya haya tramitado su petición de indulto para acceder a la pena mínima. Aun así, los antecedentes no benefician. Quim Torra dejó la presidencia de la Generalitat y el diputado de la CUP Pau Juvillà, también inhabilitado a pesar de que lo habían querido blindar en la mesa del Parlament, tuvo que abandonar su escaño. Lo había pedido la Junta Electoral Central (JEC) antes de que el Supremo se pronunciase.

Foto: La presidenta suspendida del Parlament de Cataluña, Laura Borràs, acompañada por el secretario general de JxCAT, Jordi Turull. (EFE/Quique García) Opinión

Borràs va por el mismo camino y puede ocurrir que la JEC le retire la acreditación parlamentaria, con lo que perdería la condición de diputada y, de rebote, la de presidenta del Parlament. Y eso porque considera que los condenados por delitos contra la Administración pública, aunque no sea por sentencia firme, son inelegibles. Tarde o temprano, a Borràs se le agotará el tiempo. “Lo que quiere es morir matando y desgastando en lo posible a todo su entorno, ya sea partido o instituciones”, critica un rival suyo en Junts.

En el Parlament, el PSC, Vox, la CUP, los comunes, Ciudadanos y el PP han pedido que deje ya el escaño por higiene democrática y transparencia. El diputado cupero Xavier Pellicer recordó que “fue condenada por unos hechos que nada tienen que ver con el independentismo, con el 1-O ni con ninguna movilización independentista”. Por tanto, hace “un mal servicio al independentismo” y un “uso irresponsable de su caso”. En su partido, un amplio sector piensa lo mismo. Y el propio president Pere Aragonès recordó que “es imprescindible que los grupos parlamentarios del Parlament tomen las decisiones que estén en sus manos para que todas las instituciones, también la presidencia, puedan funcionar. Espero que todo el mundo tome las decisiones más adecuadas para preservar la dignidad y honorabilidad y el buen funcionamiento de las instituciones”. Y, en línea con las declaraciones de Pellicer, subrayó que la presidenta de JxCAT, “en lo que es una estrategia de defensa personal y legítima, en ningún caso debería escudarse en una causa común y compartida, como es la causa por la independencia de Cataluña”.

Foto: Laura Borràs junto a Carme Forcadell esta semana en Barcelona (EP.-)

Turull también dijo que es pronto para proponer un relevo de Borràs, tanto en el partido como en el Parlament. En otras palabras, Junts va a su ritmo y quiere marcar la pauta en este caso. “Ahora mismo, la presidenta del Parlament se llama Laura Borràs”, subrayó. Craso error. El círculo más íntimo de Borràs, formado por los diputados Francesc Dalmases, Aurora Madaula y el abogado Jaume Alonso-Cuevillas, propuso a la alcaldesa de Girona, Marta Madrenas, como su sustituta como presidenta del Parlament. El grupo parlamentario en bloque y los cuadros dirigentes de Junts se opusieron a esa pretensión. Impusieron el nombre de la exalcaldesa de Vic Anna Erra para el cargo. Eso significa una desautorización en toda regla tanto a Borràs como al propio Turull. O, en otras palabras, el enemigo de ambos está en su propia casa.

Sueldo, coche y chófer

Es un toque de atención a Turull, que, aunque no lo reconozca, está entre la espada y la pared. Esa confrontación interna refleja de manera bastante aproximada la tensión dentro de Junts. Distintas fuentes políticas consultadas por El Confidencial coinciden en una cosa: Borràs se atrincherará en la cúpula de Junts. No dimitirá de la presidencia del partido, que es su tabla de salvación.

Si deja la presidencia del partido, mañana estará olvidada y será un cadáver político. Ella lo sabe y se aferrará al cargo”, afirma un dirigente de JxCAT a este diario. Otro remata que “el problema que tiene es económico": "En el momento en que fue desalojada de la presidencia del Parlament, en septiembre pasado, el partido le puso un sueldo de 100.000 euros, coche oficial con chófer y un asistente, pero ella no quiere dejar el momio [chollo]”. Ante esta eventualidad, comentan otras voces internas de la cúpula, “lo que debería hacer el secretario general es coger el toro por los cuernos, decirle: ‘Mira, no te va a faltar ni un euro de tu salario, pero has de dejar el cargo por el bien del partido’. Y de ese modo solucionar el conflicto. Si tarda mucho, a lo mejor será tarde cuanto intente tomar una decisión en este sentido”.

Foto: Salvador Illa y Pere Aragonès en el Parlament tras aprobar los presupuestos. (EFE)

“No la van a sacar ni con agua hirviendo. Insistirá en que ha sido un juicio político, que es una pobre excusa, pero eso puede romper el partido”, vaticina una fuente independentista. En Junts, se abrirá a partir de ahora una guerra interna, un pulso para echar a Borràs. El sector más moderado, el que añora el centrismo de Convergència, intentará desalojarla. Si no puede con ella, puede abrirse una crisis interna sin precedentes en la formación, según dejan caer dirigentes internos de Junts consultados por El Confidencial. El final de esa crisis es imprevisible en estos momentos, pero no es descartable una ruptura. El PDeCAT está pendiente de todos los movimientos que puedan suscitarse a partir de esta sentencia para volver a coger músculo electoral.

De hecho, hay una estrategia oculta dentro de la cúpula de Junts por la que apuestan los sectores moderados del partido: que Borràs se aparte, que abandone la presidencia de JxCAT para no desgastar más la imagen del partido y que sea otra persona la candidata a la presidencia de la Generalitat. Si Borràs se aparta, añaden las fuentes, se podrá conformar una candidatura fuerte y homogénea que intente recuperar la grandeza de Convergència.

Es indudable que ahí habrá tensiones, porque un sector ha emprendido una deriva independentista de no retorno y lo que quiere otro sector de Junts es volver a los amplios principios catalanistas que tenía la CDC de antaño. Nombres como Jaume Giró suenan para pilotar esa vuelta al centrismo, a la negociación y a la política realista. Lo demás puede ser un suicidio o el enquistamiento en una minoría electoral que solo contribuirá a empequeñecer el legado de Convergència. Pero, mientras tanto, la crisis abierta por Borràs en Junts amenaza la estabilidad de un partido que nació con voluntad de ser mayoritario y que se va haciendo más pequeño en cada periodo electoral y se va desgastando a pasos agigantados con sucesivos episodios de escándalos tanto económicos como políticos.

La sentencia de cuatro años, seis meses y un día de cárcel para Laura Borràs, presidenta de Junts per Catalunya (JxCAT), ha creado una nueva crisis en el independentismo catalán. La exdirigente del Parlament ha sido condenada a prisión por falsificación documental y prevaricación y sobre ella pesa también una inhabilitación de 13 años y una multa de 36.000 euros. Pero el futuro ahora ya no es solo político. Borràs está tranquila y sabe que no entrará en prisión porque el propio tribunal que la ha sentenciado pide un indulto parcial. El problema ahora es doble. Por un lado, de imagen, por el hecho de una convicta ocupe la cúpula de Junts. Y, por otro, porque hay un componente económico. La formación le paga unos notables honorarios por su condición de mandataria, 100.000 euros de sueldo más chófer y asistente. Y ella no quiere perder esas prerrogativas.

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