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El ascenso del exjefe de los espías de los Mossos: de agente a alto cargo en Hospitalet
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El ascenso del exjefe de los espías de los Mossos: de agente a alto cargo en Hospitalet

El intendente Miquel Justo, jefe del grupo secreto UCRO, está recolocado con un sueldo de 91.000 euros. Fue uno de los mandos señalados por orquestar informes a medida para acusar al Estado de armar la operación Cataluña

Foto: Tres 'mossos', durante una manifestación. (EFE/Toni Albir)
Tres 'mossos', durante una manifestación. (EFE/Toni Albir)

Miquel Justo Medrano, antiguo jefe de la Unidad Central de Recursos Operativos (UCRO), un grupo secreto de los Mossos d’Esquadra para controlar a políticos de la oposición, periodistas desafectos al ‘procés’ y activistas sociales, ha ascendido de forma fulgurante en la Administración. No dentro del cuerpo, sino como alto cargo en el Ayuntamiento de Hospitalet de Llobregat, la segunda ciudad más poblada de Cataluña, gobernado por el PSC. El exagente de Policía es ahora director de Servicios de Seguridad, Convivencia y Civismo, con un salario de 91.340,48 euros anuales.

Justo Medrano fue uno de los mandos a los que se responsabilizó de orquestar informes ‘a medida’ para acusar al Estado de haber montado una operación Cataluña en contra del independentismo, por la que ahora Mariano Rajoy está siendo investigado. Correos internos de los Mossos demuestran que se realizaron actuaciones para presionar, por ejemplo, a los detectives Antonio Tamarit y Julián Peribáñez con el fin de que reconociesen que habían cobrado del Ministerio del Interior. La intención era simular que el Estado español había montado una ‘policía patriótica’ que trataba de desprestigiar a los dirigentes independentistas mediante guerra sucia. De él dependía la polémica UCRO, donde estaba David Torrents, candidato a número tres de JxCAT.

Foto: Agentes de los Mossos d'Esquadra. (EFE)

Ambos detectives fueron citados a declarar y se les coaccionó, en un interrogatorio que fue desvelado por El Confidencial. “Nosotros sabemos cuándo se les citará y cuándo se hará esa toma de declaración y organizaremos un servicio para observar reacciones y posibles posteriores reuniones de los dos detectives”, decía uno de los correos internos. Además, paralelamente, les harían una inspección en su despacho para detectar supuestas faltas administrativas con que presionarles y que declarasen lo que le convenía a la cúpula independentista. “Perfecto. Mantenednos informados e id pensando en que hará falta picar informe secreto [sic] sobre las diferentes actuaciones”, decía Justo Medrano en otro correo.

También existen correos de Justo Medrano a los responsables del Cesicat (Centro de Seguridad de la Información) pidiéndoles ayuda para entrar en bases de datos clandestinamente. Este organismo era el núcleo de los servicios de Inteligencia ilegales que la Generalitat estaba montando y que estarían formados tanto por agentes de los Mossos escogidos como por técnicos informáticos. En otras palabras: el embrión del ‘CNI catalán’. “Tal y como os comenté ayer, estas son las bases de datos en las que estamos interesados”, explicaba un escueto 'mail' del ahora alto cargo. Les adjuntaba a sus colegas del Govern un listado de objetivos a los que quería acceder, como la base de datos del DNI, el Registro Civil, la intervención de armas, el Instituto Nacional de Estadística o el catastro, entre otros.

Medrano fue uno de los mandos a los que se responsabilizó de orquestar informes ‘a medida’ para acusar al Estado de la operación Cataluña

Se interesaba, asimismo, por bases de datos de la Administración autonómica, como las de la Agencia Tributaria Catalana (ATC), el Servicio Catalán de Salud (SCS) y diferentes registros como los de cooperativas, fundaciones o expedientes de Tráfico. Para ello, reclamaba al Cesicat que crease un perfil de jefe de oficina para penetrar en las oficinas de Trabajo y que permitiese ver “la vida laboral de un trabajador y el lugar de trabajo actual”, por ejemplo. O de administrativo, “que permita consultar el domicilio, teléfono y dónde han sido atendidos” los ciudadanos para acceder a su historial sanitario.

Salida de los Mossos

Su salida se llevó con la mayor discreción y de forma gradual. En julio de 2018, después de que los Mossos pasasen de nuevo al control de la Generalitat tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución, el entonces ‘president’, Quim Torra, apartó a algunos de los mandos que habían estado muy significados durante el ‘procés’ y los diseminó por la estructura del cuerpo. Justo Medrano fue uno de ellos. Hasta entonces, había sido el segundo de la Brigada de Información; es decir, la mano derecha del comisario Manel Castellví.

Foto: David Torrents (2d), acompañado del 'conseller' de Economía y Hacienda, Jaume Giró (i), la diputada Pilar Calvo (2i) y el diputado del Parlament Jaume Alonso Cuevillas (d). (EFE)

Ese mismo año, Justo Medrano cambió las labores de Información por la responsabilidad de la División Técnica de Planificación de la Seguridad. Y ahí comenzó su declive en el cuerpo. De hecho, ya entonces estaba en el punto de mira de algunas asociaciones de 'mossos' separatistas, que le achacaban que no hubiese detectado a un topo e incluso apuntaban a que podía haber sido él quien avisó a la Policía Nacional de que se iban a quemar documentos secretos el 26 de octubre de 2017, por lo que se puso en marcha un operativo en que se detuvo a una furgoneta y a un turismo que trasladaban miles de archivos a incinerar.

Desde los sectores más radicales de la Policía autonómica, y en especial desde un colectivo clandestino denominado Guilleries, se apuntó a Justo Medrano como el posible topo dentro de los Mossos. Esas acusaciones estaban sustentadas, casi exclusivamente, por su procedencia: desde 1997 hasta 2006, fue inspector del Cuerpo Nacional de Policía, entre 2006 y 2010 fue inspector de los Mossos d'Esquadra y en 2010 fue ascendido a intendente, cargo que mantuvo hasta 2021.

Las tensiones dentro de los Mossos acabaron por pasarle factura y en 2021 pidió la excedencia. Entonces fue fichado para un cargo casi 'cienmileurista' en Hospitalet. Según fuentes cercanas al agente, el fichaje se produjo a través del nuevo intendente de la Guardia Urbana de esta localidad próxima a Barcelona, Ramon Dosaigües, que acababa de aterrizar en el ayuntamiento hospitalense, procedente de El Prat de Llobregat. Miquel Justo Medrano es un tipo preparado. Puede presumir de tres carreras: una licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad Pompeu Fabra en 1995, Ciencias Políticas por la Universidad de Salamanca en 2000 y Derecho por la Oberta Catalunya en 2006. Un año después, también hizo un programa superior de dirección y gestión de la seguridad en el mismo centro.

Foto: los-mossos-crearon-un-grupo-secreto-para-seguir-a-partidos-y-movimientos-politicos

Quien ha trabajado con él lo describe como “un hombre expeditivo, que sabe lo que hace, serio, amable y muy efectivo". "Es de los que facilitan las cosas, no de los que ponen trabas”, añaden fuentes consultadas por este diario. La afabilidad en el trato se complementa con la rapidez de reflejos y la determinación que muestra en su trabajo. “Sabe de temas de seguridad y tiene muy claro lo que ha de hacerse y cómo”, subrayan las mismas fuentes.

Material de espionaje

Durante su etapa como segundo jefe de Información y responsable de la UCRO, su área intentó comprar el programa espía Galileo a la compañía italiana Hacking Team y se hizo con varios maletines de espionaje Verint, que entonces solo se vendían a servicios de Inteligencia. Esos maletines monitorizaban todos los teléfonos móviles en un radio de varios kilómetros a la redonda. Material de esta potencia no estaba ni siquiera al alcance del Cuerpo Nacional de Policía en aquel momento, pero el Govern jamás dio explicaciones sobre estas compras.

Esa acreditación al servicio de la causa independentista no le sirvió para quedar bien ante los círculos más radicales en los Mossos. El 24 de abril de 2018, un colectivo clandestino de 'mossos' extremistas, denominado Guilleries, difundió una nota en la que apuntaban con bala contra Miquel Justo Medrano, “proveniente del Cuerpo Nacional de Policía y con vínculos familiares en activo dentro de este cuerpo policial, quien cada vez alimenta más sospechas de estar a disposición de los mandatarios del 155, poniendo en riesgo el trabajo y el prestigio profesional de los centenares de 'mossos' que tiene a su servicio y, por extensión, de todo el colectivo”. Aludían a las “vinculaciones familiares” porque su pareja es una agente del CNP, actualmente destinada en un país sudamericano.

Foto: Fachada de la Generalitat. (EFE)

A Justo le acusaban los radicales de ser un topo del Estado. “A fecha de hoy, este alto mando todavía no ha impulsado una investigación interna para determinar quién alertó al CNP de que se iban a destruir documentos a la incineradora y lo más vergonzoso fueron sus órdenes de no recuperar la furgoneta cuando había agentes en disposición de hacerlo”. Le acusaban también de haber investigado un comando de los CDR y no hacer lo propio, por ejemplo, con "el ataque a Catalunya Ràdio por parte de grupos de ultraderecha". El escrito finalizaba: “Así pues, ¿el intendente Justo Medrano es un topo que actúa de policía político de parte, propio de regímenes dictatoriales?”.

Apenas tres semanas más tarde, Quim Torra era investido ‘president’ y una de sus primeras medidas fue reorganizar la cúpula de los Mossos. Justo Medrano fue retirado de primera línea y el mando policial que se había presentado para 'liberar' la furgoneta retenida por el Cuerpo Nacional de Policía y que intentó hacer de mediador en el conflicto entre los dos cuerpos, Eduard Sallent, acabó como jefe de los Mossos d'Esquadra en 2019.

Miquel Justo Medrano, antiguo jefe de la Unidad Central de Recursos Operativos (UCRO), un grupo secreto de los Mossos d’Esquadra para controlar a políticos de la oposición, periodistas desafectos al ‘procés’ y activistas sociales, ha ascendido de forma fulgurante en la Administración. No dentro del cuerpo, sino como alto cargo en el Ayuntamiento de Hospitalet de Llobregat, la segunda ciudad más poblada de Cataluña, gobernado por el PSC. El exagente de Policía es ahora director de Servicios de Seguridad, Convivencia y Civismo, con un salario de 91.340,48 euros anuales.

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