El PP andaluz alcanza su techo electoral y encara una nueva etapa con riesgo de desgaste

Cuando parecía imposible, la movilización de los votantes apáticos del PSOE andaluz ha amargado el tercer éxito electoral de Juanma Moreno en 13 meses. El malagueño ha vuelto a ganar las elecciones en Andalucía después de arrasar en las autonómicas de junio de 2022 y las municipales del pasado 28 de mayo, cuando consiguió la mayor cuota de poder territorial para su formación en la historia. El pasado domingo, el PP cerró su tercera victoria consecutiva y blindó su condición de partido hegemónico en la comunidad, pero los datos apuntan a que ha tocado su techo electoral. Los tres años que restan de legislatura se prevén cómodos, pero el 23-J abre una nueva etapa en el mandato del malagueño, que se arriesga a que su luna de miel con el electorado andaluz comience a desgastarse

El PP calcó el resultado de las elecciones andaluzas con 1,58 millones de votos, casi el doble de apoyos que en las anteriores generales, las de noviembre de 2019, cuando la derecha se presentó dividida y Vox estuvo al borde del sorpaso. Es un resultado extraordinario, teniendo en cuenta que es su tercera victoria en los 10 comicios nacionales celebrados en esta comunidad. Sin embargo, la victoria tuvo un sabor agridulce, ya que se quedó por debajo del objetivo marcado: los populares no lograron alcanzar los 30 escaños en la comunidad, como se había llegado a plantear durante la campaña electoral. Finalmente, obtuvieron 25 escaños, solo cuatro más que los socialistas.

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Hay quien ve en estos datos el techo electoral de Juanma Moreno un año después de la mayoría absoluta. El número de votos populares fue superior al logrado en las elecciones municipales (1,4 millones), cuando los alcaldes socialistas resistieron bien el envite y el PSOE recuperó 400.000 sufragios respecto de las autonómicas para quedarse en 1,3 millones de papeletas. En el PP no esperaban que los socialistas fueran capaces de mantener este voto, sobre todo en pleno momento depresivo tras la pérdida de todas las capitales y cuatro de las seis diputaciones que mantenían. Pero la resistencia de los socialistas fue clave en el vuelco a las encuestas en España.

El PP confiaba en una amplia victoria en Andalucía para aupar a Alberto Núñez Feijóo al Gobierno central. El propio presidente autonómico, Juanma Moreno, se había empleado a fondo en campaña electoral pidiendo una mayoría lo suficientemente amplia para evitar a Vox, una emulación de su logro en junio de 2022. Pero ocurrió justo lo contrario. Esta vez sí, con una estrategia calculada en Ferraz, pese a las dudas iniciales, los socialistas azuzaron el miedo a la formación de Santiago Abascal en medio de un goteo de acuerdos y medidas polémicas relacionadas con el colectivo LGTBI o la violencia machista.

"¿Usted cree que cuando muchas veces se cuestionan los derechos de personas homosexuales y que sufren homofobia, no hay padres y madres conservadores, de derechas, que sus hijos son homosexuales, que se sienten violentados con esas actitudes? ¡Claro que se sienten violentados!". Visiblemente molesto, Juanma Moreno abroncó en el pleno de este jueves a sus viejos socios de Vox en el Parlamento de Andalucía. El presidente de la Junta también les afeó a los de Santiago Abascal sus palabras sobre Cataluña, que en su opinión han activado el voto para el PSC. Y la postura de Vox con la violencia machista. "¿No sabe que el 52% de la población española son mujeres?", se preguntó el presidente de la Junta.

Una fuente del Gobierno andaluz explica el dato del PSOE por esa movilización extraordinaria del electorado socialista, aunque sugiere la posibilidad de que hubiera voto "moderado" que fue para Juanma Moreno en las autonómicas del pasado año y que ahora ha optado por la papeleta socialista. María Jesús Montero, uno de los puntales de la campaña socialista, apeló de forma insistente al votante "moderno" del PP, ese que tiene reparos en optar por la papeleta popular después de los acuerdos con Vox. No obstante, este fenómeno no arroja respuestas a la pregunta sobre si Juanma Moreno ha tocado techo, pero sí da pistas sobre que después de un año intocable, Moreno afronta una nueva etapa en su mandato que puede comenzar a erosionar su sólido liderazgo.

Opinión

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El ruido de sables en el PP después de la victoria fallida de Feijóo no removerá (al menos de forma inminente) el statu quo en Andalucía. El PP mantiene el control y no existe un descontento social a pesar de los problemas que hay en la sanidad pública. En esa clama tienen mucha influencia los acuerdos con sindicatos y patronal alcanzados por Moreno en los últimos años. Es solo una de las fórmulas que aplicó el PSOE durante sus 37 años de mandatos en Andalucía y que ahora el líder popular imita con un éxito notable. El consenso es que mientras siga utilizando ese manual de instrucciones podrá manejar con tranquilidad su segundo mandato. Pero corre el riesgo de tener nuevos tropiezos, como le ha ocurrido con Doñana.

La polémica sobre el parque natural apunta a que, al menos, Moreno puede sacar alguna ventaja mientras el gobierno central esté en manos de Pedro Sánchez. La narrativa de que el actual Ejecutivo es lesivo para los intereses de Andalucía porque privilegia a las comunidades con partidos nacionalistas es beneficiosa para el barón popular. Y si el secretario general socialista es capaz de armar una nueva coalición, el zurrón de argumentos de Moreno para seguir siendo exigente con Moncloa se llena más fácilmente. "Sumar al PSOE a los independentistas y a un partido liderado por un prófugo de la justicia condenará al PSOE de Andalucía a la oposición durante muchos años", recordó el presidente en el pleno de este jueves. "Es imposible que la sociedad andaluza acepte eso".

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No obstante, el resultado del 23-J muestra las dificultades del PP para seguir ampliando su hegemonía en el actual escenario de fragmentación y en una comunidad históricamente socialista. Y ahí está la peor noticia para los populares: tras un ciclo electoral sumando derrotas, los socialistas creen haber encontrado los primeros síntomas de recuperación en cuatro años. "Hemos vuelto a recuperar el pulso y los votos y eso nos permite ser alternativa de Gobierno", dijo Juan Espadas el martes antes de la reunión de la Comisión Ejecutiva Regional del PSOE andaluz.

El PSOE quedó lejos del suelo electoral en las andaluzas del pasado año, cuando bajó de los 900.000 votos. Respecto a esa cita electoral es, con diferencia, el partido que más votos suma, rozando el millón y medio de apoyos. En términos porcentuales, logra el 33,4% de los votos, tres puntos menos que el PP. Además, logra mantener la circunscripción de Sevilla, histórico feudo socialista. Este domingo volvió a imponerse, como en todas las generales celebradas hasta ahora. Era otro objetivo soñado por los populares, por su simbolismo y el golpe que hubiera supuesto en las filas del rival. El secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, consciente del simbolismo de esta provincia, felicitó personalmente al líder de los socialistas sevillanos y nuevo hombre fuerte del partido, Javier Fernández de los Ríos, por haber frenado el avance de los populares.

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El PSOE andaluz, necesitado de argumentos para el optimismo tras el último ciclo electoral, sale con buen sabor de boca y aprovechará el resultado para alentar a las bases. Un dirigente del partido encuentra en estas elecciones un cambio de paradigma, especialmente en el "estado de ánimo colectivo", "destrozado" tras la mayoría absoluta de Juanma Moreno y la pérdida de ayuntamientos y diputaciones. Esto se notó, y mucho, en la fiesta que se escuchaba desde la planta baja de la sede regional socialista y que luego siguió en algunos bares del centro de la capital andaluza.

El principal problema al que se enfrentan los socialistas andaluces nace del hecho diferencial entre las autonómicas y las generales, pero también respecto a las municipales. En los últimos seis comicios legislativos, todos los que se han celebrado desde 2011, el PSOE andaluz ha logrado en torno a 1,5 millones de votos. De por medio han sufrido dos sonoras derrotas en municipales con el millón de votos que logró Susana Díaz en 2018 y esos 888.000 con los que se quedó Espadas en junio de 2022. "Son ciclos distintos", aseguró Espadas, que insistió en la idea de que el adelanto electoral en las andaluzas llegó demasiado pronto y es ahora cuando su labor de oposición comenzará a dar frutos.