Sánchez asocia la remontada a un "último esfuerzo" de movilización entre los indecisos

Movilización, remontada y moral de victoria. El PSOE quiere imponerse a los sondeos "contra todo pronóstico" y trasladar el mensaje movilizador de que hay partido. Pedro Sánchez centró su intervención en el mitin de cierre de campaña en apelar a la remontada con la disyuntiva de una "derecha y ultraderecha absolutamente desfondada" en la recta final antes del 23-J frente a un "avance socialista imparable". Desde la convicción, repitiendo en numerosas ocasiones que "vamos a ganar las elecciones", y también desde la épica porque, dijo, "nos caímos, nos levantamos, pedaleamos contra reloj, subimos todos los puertos inimaginables" y ahora "nos quedan unos metros para el esprint final". En el PSOE ha escenificado este mensaje movilizador con un baño de masas en el mitin de cierre de campaña. En la ciudad de Getafe, uno de sus feudos del que históricamente se denominó cinturón rojo de Madrid, donde se congregaron 4.500 personas en el pabellón de La Alhóndiga. Algunos cientos de ellos tuvieron que seguir el mitin en pantallas instaladas en el exterior al completarse el aforo.

Sánchez deslizó una llamada al voto útil, al pedir "apostar todo al rojo", pero también aseguró que Sumar se impondrá a Vox en su batalla por la tercera plaza para asegurar "cuatro años más de gobierno progresista". El "ni un paso atrás", coreado desde el público, fue transversal a todo el discurso en el que contrapuso los avances en derechos y libertades frente a los recortes y retrocesos que impondrían PP y Vox. Desde los de las mujeres a los de los jóvenes, pasando por los del colectivo LGTBI "porque lo primero en lo que se ponen de acuerdo PP y Vox es en retirar las banderas" del arcoiris. A todos ellos pidió el voto poniendo en valor su gestión. En referencia a cargos negacionistas de la violencia de género o del cambio climático de Vox, criticó al PP porque "tan responsables son los que proponen a esta gente".

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La polémica por el acuerdo del PP con EH Bildu este viernes en el ayuntamiento de Vitoria para repartirse las comisiones, y a lo que finalmente han renunciado los populares tras la denuncia del PNV, fue aprovechada por Sánchez para voltear las críticas que recibe de los populares por sus acuerdos parlamentarios con los independentistas. "El PP ha pactado con Bildu, a ver si abren los telediarios de las cadenas privadas", ironizó en referencia a los medios que señaló al comienzo de la campaña por alimentar la "burbuja del sanchismo". "Llevan cinco años hablando de los pactos del PSOE", añadió para defender que en aras de aprobar leyes sociales y reformas beneficiosas para las mayorías sociales "busco votos hasta debajo de las piedras".

En el juego de contraponer proyectos no faltó tampoco la defensa de la revalorización de las pensiones conforme al IPC frente a quienes "vaciaron la hucha de las pensiones", pero tampoco la corrupción del gobierno anterior, dijo, frente a la "limpieza del actual". "Ahora hay un gobierno limpio y hace cinco años un partido condenado por financiación irregular", reprochó para tildarlo de "vergüenza". Ahora, insistió, "hay un gobierno limpio, autónomo y libre". En esta línea intentó voltear el marco de campaña de la derecha de "Sánchez o España", para afirmar que en su lugar va de "un gobierno de progreso con el PSOE y con Díaz o una coalición de la mentira de PP y Vox".

Los indecisos ocuparon el tramo final del discurso de Sánchez en el cierre de campaña, a los que reclamó un "último esfuerzo". Indecisos de la izquierda, remarcó, que estarían dudando si ir o no a votar y a quienes trató de convencer con que "un día solo y cuatro años de avances y frenamos el retroceso". Durante los últimos días, Sánchez se ha lanzado también a la pelea por los indecisos de centro, que se plantean votar al PP, pero se "avergüenzan" de sus pactos con Vox.

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El cambio estratégico en el ecuador de la campaña y el control de la conversación de campaña, al ataque contra Alberto Núñez Feijóo, hizo que el PSOE recuperase algo de pulso para plantarse en el esprint final con la creencia de que "hay partido". "Todo está abierto. Ahora los bloques están casi empatados y si sigue la tendencia progresiva hasta el domingo le damos la vuelta", aseguraban fuentes de Ferraz antes del mitin de cierre de campaña.

El freno a los trasvases del PSOE al PP que detectaron el pasado fin de semana los tracking internos de Ferraz, iniciándose desde entonces una tendencia a la recuperación, ha hecho que se recupere el ánimo. A ello, se une que han detectado varios escaños en juego con la derecha, por tan solo un puñado de votos, en ocho circunscripciones medianas y pequeñas. A que los conquisten, abonan la "sorpresa" este 23-J.

La pelea por los indecisos de centro, que se plantean votar al PP, pero se "avergüenzan" de sus pactos con Vox, y el combate contra la desmovilización de los propios han condicionado la recta final de campaña del PSOE. En estos momentos, en Ferraz enarbolan un dato de participación de alrededor el 75%, que les beneficiaría y demostraría la movilización del electorado progresista.

La llamada a la movilización y el ánimo de remontada fue una constante en las intervenciones de los teloneros del jefe del Ejecutivo, que estuvo precedido por la alcaldesa de Getafe, Sara Hernández, el secretario general del PSOE-M, Juan Lobato, y la vicepresidenta y número dos del PSOE por Madrid, Teresa Ribera. "Que nadie se quede en casa", pidió Hernández, mientras que Lobato insistió en la remontada y en contraponer el "gobierno limpio y solvente" liderado por Sánchez frente a una alternativa que asoció a la mentira y a la falta de proyecto.

Al candidato de los populares, Alberto Núñez Feijóo, le reprochó el haberse ausentado del debate a cuatro e RTVE y su relación con el narcotraficante Marcial Dorado. Ribera siguió la misma línea y contrapuso un Ejecutivo para "seguir construyendo país" frente a "mentiras e insultos", así como "provocaciones". "Que nadie nos divida ni nos enfrente, nos queremos todas libres e iguales", concluyendo dirigiéndose al voto femenino frente a los retrocesos en derechos que asoció a la alternativa de PP y Vox.