Sánchez pide ayuda a la UE para hacer frente a una alerta migratoria sin precedentes en Canarias

Los fenómenos migratorios son vasos comunicantes. Cuando se tapona una ruta, no tarda mucho en abrirse otra. La visita del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, a Senegal, el 30 de octubre de 2023, logró reducir a finales del otoño la frecuencia de la salida de cayucos rumbo a Canarias, pero a continuación empezaron a zarpar masivamente desde Mauritania.

El mes pasado llegaron al archipiélago 9.700 inmigrantes irregulares, según el delegado del Gobierno, Anselmo Pestana, un récord mensual. Zarparon, en más de un 85%, desde Mauritania. El pasado fin de semana, fueron 1.154 los que desembarcaron, sobre todo en la isla de El Hierro, de nuevo una cifra nunca alcanzada en tan poco tiempo. El martes 6, otros 462 fueron rescatados. En lo que va de año, España ha recibido ya cerca de 11.000 personas por mar, más que todos los demás destinos migratorios del Mediterráneo europeo (Italia, Grecia, Chipre y Malta) juntos.

El dato que proporcionó Pestana, este miércoles, es un 33% superior al que colgó el Ministerio del Interior (7.270) sobre desembarcos de irregulares en Canarias en enero. Esta disparidad arroja dudas sobre la fiabilidad de las estadísticas que publica el departamento de Marlaska, que tampoco coinciden con las que divulga Frontex, la agencia europea de control de las fronteras exteriores. En este caso, la diferencia es pequeña.

En la ruta de África Occidental a Canarias, la vía que parte de Mauritania había sido la menos activa todos estos años. Se apagó gracias a que Nuakchot autorizó el despliegue de unos 50 guardias civiles y, sobre todo, a “meter en nómina a un país entero”, como recuerda David R. Vidal, colaborador entonces del CNI en África y autor del libro Diario de un espía. Se pagó un sobresueldo a muchos funcionarios mauritanos, con cargo a los fondos reservados de Interior o a la cooperación española, para que hicieran su trabajo.

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El sistema instaurado hace tres lustros ha debido de echarse a perder o quizá las autoridades de Mauritania reclamen ahora más fondos para frenar la inmigración, siguiendo el ejemplo de Túnez. La visita que el presidente Pedro Sánchez efectuará el jueves a Nuakchot, junto con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, es una reedición, en otro punto del continente africano, de la que esta hizo a Túnez en junio pasado.

Hace nueve meses, cuando la inmigración se disparó de Túnez a Italia, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, se llevó a Túnez a Von der Leyen y también a su homólogo neerlandés, Mark Rutte. Von der Leyen anunció allí un paquete de ayudas de 1.000 millones, de los que un 15% está destinado específicamente a luchar contra la inmigración. Para acabar de convencerla de la gravedad del desafío migratorio, Meloni arrastró también, en septiembre, a Von der Leyen hasta la isla de Lampedusa, donde desembarcaban buena parte de las personas sin papeles.

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Ahora, Sánchez se lleva a la presidenta de la Comisión, con la que mantiene una relación de amistad, para que haga en Nuakchot un anuncio parecido aunque más modesto: 200 millones para diversos proyectos, buena parte para contener la emigración. Ambos se reunirán con el presidente Mohamed Ould Ghazouali.

Mauritania tiene solo 4,7 millones de habitantes y Túnez 12,3. De ahí la diferencia en el monto de la ayuda. La Unión Europea ya costeaba en Mauritania programas de cooperación como Promopêche para formar a jóvenes en los oficios de la pesca. Sánchez no ha invitado, por ahora, a Von der Leyen a visitar El Hierro.

La generosidad con Túnez, y también con los dos regímenes enemigos que gobiernan Libia, no funciona del todo bien. A Italia llegaron el año pasado 157.479 inmigrantes irregulares (17.283 menores), un 49% más que en 2022 y casi el triple que a España. Matteo Piantedosi, el ministro de Interior italiano, reconoció el relativo fracaso de su política en una entrevista con La Stampa a finales de diciembre.

Seis frentes abiertos

Aunque Sánchez consiga colmar el agujero migratorio mauritano, hay otros seis frentes abiertos o que amenazan con reabrirse a las puertas de España.

1. La vía de Senegal a Canarias ha disminuido, pero no está del todo cerrada. A medida que se acrecienta la crisis política, que empezó en 2020 en ese país, el riesgo es mayor de que se reabra con fuerza. La decisión, esta semana, del jefe del Estado, Macky Sall, de aplazar hasta diciembre las elecciones presidenciales que debían celebrarse el 25 de febrero ha provocado grandes manifestaciones de protesta, algunas violentas. Los disturbios van a continuar.

La mayoría relativa de los 40.403 inmigrantes que en 2023 desembarcaron en Canarias zarpó con cayucos desde Senegal, pero a bordo no solo transportaron a 6.766 senegalese, según Frontex. Había otros muchos pasajeros originarios de Malí, de Guinea-Conakry y de una retahíla de países del África subsahariana.

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2. Marruecos hizo esfuerzos por frenar la emigración irregular desde su territorio y del Sáhara Occidental hasta mediados de 2023, es decir, durante algo más de un año después de que Pedro Sánchez respaldase, en marzo de 2022, la solución que propugna Rabat para resolver el conflicto de la antigua colonia española. Después se ha relajado. Prueba de ello es que los marroquíes son la segunda nacionalidad entre los inmigrantes llegados a Canarias en 2023 (5.835) y la primera, de lejos, entre los que desembarcaron en la Península y Baleares (8.347), según datos de Frontex. Fueron más numerosos en 2023 que en 2022. El Ministerio del Interior español se niega a revelar, incluso en el Parlamento, el origen de los inmigrantes que ponen pie en España.

Muchos de esos jóvenes marroquíes cruzan ahora el mar de Alborán en narcolanchas con las que los traficantes exportaban el hachís y ahora transportan a emigrantes porque les resulta más rentable sobre todo si los mezclan, como sucede a veces, con la droga. Tras depositar su cargamento, intentan sortear a la Guardia Civil y regresar a Marruecos.

3. En Ceuta y Melilla, la inmigración irregular, por mar o por tierra, fue muy escasa en 2023, a juzgar por los balances que hizo públicos Interior. La semana pasada, sin embargo, alcanzaron Ceuta a nado, desde Castillejos (Marruecos), 80 inmigrantes, de los que la mitad se declararon menores. Son casi tantos como en todo el año pasado (90). Los adultos marroquíes llegados a Ceuta son expulsados sin demora, pero durante el fin de semana las autoridades de Marruecos se negaron a readmitirlos sin explicar los motivos.

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El Gobierno de la ciudad autónoma activó, por su parte, el plan de contingencia ante crisis migratoria para poder derivar rápidamente a los menores a otros lugares de España. Se pone en marcha cuando el número de menores tutelados por Ceuta (85.000 habitantes) excede los 132, su capacidad máxima de acogida. El pasado fin de semana, alcanzó los 185. Aspira a trasladar a 70 a la Península.

5.700 menores en Canarias, otro récord

4. El reparto de los menores no acompañados por el conjunto de España sigue sin funcionar correctamente. A finales de diciembre, la ministra de Inclusión y Migraciones, Elma Saiz, formuló una advertencia desde Tenerife: “El reparto de menores ya no es una cuestión de solidaridad opcional, es una cuestión de Estado”. Cayó en saco roto. “La solidaridad ha fracasado”, sentenció el martes el presidente canario, Fernando Clavijo.

Canarias tutela hoy en día a 5.700 menores, otro récord. El hacinamiento en los alojamientos es tan grave que el Gobierno autónomo ha pedido a la Fiscalía de Menores poder hospedar a 140 en Las Raíces, un campamento para adultos en Tenerife. Ni siquiera ha logrado derivar a la Península a un contingente de 345 menores para cuyo traslado obtuvo, en octubre, un principio de acuerdo. El archipiélago está gobernado conjuntamente por Coalición Canaria y el PP. Son, a veces, las comunidades en manos de este partido las que ponen más trabas para echar una mano al archipiélago.

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El Gobierno canario ha elaborado cuatro propuestas de modificaciones legislativas para que el traslado de menores se efectúe de forma automática y obligatoria en función de criterios objetivos y con cargo a la financiación del Estado. Aquí es el Ministerio de Inclusión y Migraciones el que hace oídos sordos a la proposición de Clavijo. En definitiva, durante la presidencia española se alcanzó un Pacto Migratorio en la UE, pero los gobernantes españoles son incapaces de plasmar un acuerdo parecido de puertas para adentro.

5. Más de 400 solicitantes de asilo llegaron, hace un par de semanas, a hacinarse, en condiciones insalubres, en las dependencia del aeropuerto madrileño de Barajas. La mayoría eran senegaleses, pero también había marroquíes, mauritanos, etcétera. Lo sucedido es también, en parte, consecuencia del semicierre de la ruta de Senegal a Canarias. Los aspirantes a emigrar con más recursos optaron por comprar un billete de avión a algún país de América Latina que no les exige visado, como Brasil o El Salvador, pasando por Madrid. Muchos de ellos volaron con Royal Air Maroc, la línea aérea de bandera de Marruecos, desde Casablanca a Madrid. En Barajas, renunciaban a seguir su ruta cruzando el Atlántico y pedían asilo en la comisaría. Mientras se tramita su solicitud, son retenidos en Barajas.

Los sindicatos policiales instaron hace años a Interior y Asuntos Exteriores a que pidieran un visado de tránsito en España —más fácil de obtener que el visado Schengen— para los viajeros de estas características. A partir del 19 de febrero, a los ciudadanos senegaleses y keniatas se les requerirá este documento para hacer escala en los aeropuertos españoles. No así a los marroquíes y a los mauritanos. El problema persistirá, pero con menor intensidad.

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6. La única ruta migratoria que disminuyó en 2023 es la de Argelia a España a través del mar de Alborán. Lo reconoció el ministro Grande-Marlaska en una entrevista con el diario La Vanguardia. A la Península y Baleares llegaron el año pasado 6.259 argelinos que, en su gran mayoría, salieron de su propio país. Si Marruecos acepta con cuentagotas repatriaciones de sus ciudadanos, menos del 5% de los que ponen pie irregularmente en España, Argelia las rechaza desde el 2 de abril de 2022. Esa fue una de las sanciones que adoptó contra España después de que Sánchez se alineara con Marruecos. Hoy en día, la crisis hispano-argelina está prácticamente superada, con el envío a Madrid de Abdelfetah Daghmoum, un nuevo embajador. Aun así las repatriaciones, que se solían hacer por barco desde Alicante y Almería, no se han reactivado.