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El deshielo con Rabat frena la inmigración: desaparece en Ceuta y Melilla y baja en Canarias
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NUEVA ETAPA BILATERAL

El deshielo con Rabat frena la inmigración: desaparece en Ceuta y Melilla y baja en Canarias

Marruecos cierra el grifo tras el giro de España sobre el Sáhara. El presidente obtiene en los territorios fronterizos el aval que le falta en el Congreso de los Diputados

Foto: Efectivos de emergencia trasladan al muelle de Órzola a inmigrantes llegados en una patera a la isla La Graciosa. (EFE/Javier Fuentes)
Efectivos de emergencia trasladan al muelle de Órzola a inmigrantes llegados en una patera a la isla La Graciosa. (EFE/Javier Fuentes)
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Si la apertura o el cierre del grifo de la inmigración irregular es el verdadero termómetro de la salud de las relaciones bilaterales entre España y Marruecos, el optimismo del Gobierno tras la visita a Rabat está más que justificado. Las llegadas a Canarias descendieron en dos tercios durante marzo, mientras que a Ceuta y Melilla se redujeron prácticamente a cero. El último gran salto a la verja melillense se produjo hace más de un mes, en lo que algunos interpretan como el último intento de presión de Rabat para que Madrid avalase su plan de autonomía para el Sáhara. Dos semanas después, se consumaría el deshielo tras el cambio de posición del Gobierno.

La carta del presidente Pedro Sánchez al rey marroquí, Mohamed VI, ha sido un bálsamo para el problema migratorio en la frontera sur. En el corto plazo, confirma una vez más esa célebre teoría por la que Marruecos regula el flujo según cómo esté su relación con España: tras la distensión, lo que toca es contener las llegadas. Ya lo dijo el presidente de Melilla, Eduardo Castro, en una entrevista a este periódico: "Si Marruecos se pone en su sitio, se acaban los asaltos". Y así ha sido. En el largo plazo, la misiva ha favorecido la normalización de las relaciones diplomáticas a ambos lados del estrecho, hasta conseguir una inusual declaración conjunta en la que dos de sus 16 puntos hacen referencia al problema migratorio.

Foto: Migrantes rescatados en Canarias. (Reuters/Borja Suárez)

Sin embargo, la clave se halla en otro epígrafe, de carácter genérico, en el que el reino alauí renuncia a emprender actos unilaterales y hecho consumados. En román paladino: no se vivirán más crisis como las de la primavera del año pasado, cuando las autoridades del país magrebí empujaron a miles de sus ciudadanos hacia Ceuta. Al menos eso es lo que confían en el Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Exteriores.

De momento, los datos confirman el giro de las últimas semanas, aunque habrá que esperar para saber si se trata de una estrategia más de Marruecos o una actitud permanente de colaboración honesta con las autoridades españolas, tal y como presume el Gobierno. A bordo del avión de vuelta de Rabat, el propio Sánchez ha calificado el acuerdo de "hito histórico", y fuentes diplomáticas reiteran que supondrá un antes y un después.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en su visita a Rabat. Fotografía: MAP.

La situación se está notando ya en Canarias, Ceuta y Melilla, los tres puntos calientes de las llegadas. Tras uno de los peores inicios de año que se recuerdan, las islas solo recibieron en marzo 375 inmigrantes irregulares, casi 2.000 menos que el mes anterior, según la estadística del Ministerio del Interior. Es una reducción mensual del 84% y supone dos tercios menos de llegadas que en el mismo periodo de 2021. Un dato ilustrativo: durante la primera quincena, mientras España y Marruecos acordaban el contenido de la misiva que confirmaría el deshielo, solo arribaron 56 'sin papeles' a Canarias. Pese a todo, la inmigración masiva de principios de año aún sitúa el acumulado del primer trimestre un 71% por encima que el del mismo periodo de 2021.

En Melilla, se han recibido cuatro veces más, debido al asalto masivo a la valla del pasado 2 de marzo, cuando 2.500 irregulares intentaron entrar en España. Solo lo consiguieron 491. A partir de ahí, la situación se ha ido normalizando, en paralelo a las relaciones entre ambos países. Durante la segunda quincena del mes, las personas indocumentadas que trataron de acceder a las ciudades autónomas no llegaron a un centenar. Fuentes de las delegaciones del Gobierno confirman a este diario que en los últimos días no se ha producido ninguna llegada a los enclaves españoles del norte de África. En Canarias, el número ha ascendido a 321 durante las ocho primeras jornadas de abril.

Aval de los territorios

Con estos datos, parece lógico que Sánchez haya obtenido en los territorios el aval que le falta en el Congreso. Todos los concernidos, independientemente de su color político, avalan de una forma u otra la distensión promovida por el presidente.

Canarias, donde el PSOE gobierna con otros tres partidos muy críticos con el giro sobre el Sáhara, lo ha hecho con la boca pequeña. Pese a sus matices acerca de la excolonia, el Gobierno autonómico ha celebrado el acuerdo sobre las aguas. Madrid le ha sacado a Rabat el compromiso de reactivar el grupo técnico para la delimitación de los espacios marítimos de la fachada atlántica, sin actividad desde hace más de una década. Con esta medida, España pretende detener las acciones unilaterales de Marruecos en su expansionismo hacia el oeste. En enero de 2020, el país magrebí aprobó dos leyes que delimitaban las aguas territoriales de explotación exclusiva y las solapaban con las españolas, lo que causó un gran malestar en las islas. Ahora, el Ejecutivo regional espera que la política de hechos consumados tenga los días contados.

Foto: El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez (d), se reúne con el rey Mohamed VI de Marruecos (i). (EFE/Mariscal)

Ceuta, gobernada por el Partido Popular, ha sido más entusiasta. En un comunicado, el Gobierno de la ciudad ha expresado su satisfacción por la renuncia de Marruecos a la unilateralidad y su deseo de que se deje de utilizar a grandes corrientes de inmigrantes como un elemento coaccionador en las relaciones bilaterales. A su juicio, estos avances "deben ser interpretados como una clara voluntad de que no vuelvan a repetirse episodios como los vividos el pasado mes de mayo", en referencia a la llegada de miles de inmigrantes irregulares promovida por el reino alauí como respuesta a la entrada en España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali.

En las últimas semanas, el presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas, se ha convertido en el más fiel aliado del giro de Sánchez sobre el Sáhara. Tanto, que el Ejecutivo ceutí considera que el presidente del Gobierno recalcó, "con toda claridad", que la "integridad" de las ciudades autónomas "está garantizada por el marco constitucional y por el Estado", pese a que la comunicación pactada con Rabat no hace mención expresa a este asunto. El presidente ha correspondido arrancándole a Marruecos una demanda histórica del enclave: el tener una aduana propia con sus vecinos del sur.

Foto: El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa ofrecida este jueves en Rabat. (EFE/Mariscal) Opinión

En paralelo, Melilla retomará la suya, mientras que ambas ciudades se beneficiarán de la próxima reapertura "gradual y ordenada" de las fronteras terrestres, cerradas desde el 13 de enero de 2020 por Rabat con el pretexto de la pandemia. El presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME), Enrique Alcoba, considera que la verdadera intención del país vecino era otra: "Asfixiarnos económicamente". La medida ha erosionado el tejido productivo de la ciudad, donde un centenar de naves vinculadas a la actividad exportadora tuvieron que cerrar, al igual que 65 establecimientos ubicados en el centro. La reapertura de la frontera debería reactivar el flujo comercial a ambos lados de los filtros y suponer una inyección para los negocios de la zona.

Por último, el silencio de Juanma Moreno, presidente de Andalucía, resulta elocuente. Una vez más, el pueblo saharaui aparece como el pagano de una transacción que permitirá reducir la presión sobre las fronteras españolas. Falta por saber si de forma prolongada o solo durante algún tiempo.

Si la apertura o el cierre del grifo de la inmigración irregular es el verdadero termómetro de la salud de las relaciones bilaterales entre España y Marruecos, el optimismo del Gobierno tras la visita a Rabat está más que justificado. Las llegadas a Canarias descendieron en dos tercios durante marzo, mientras que a Ceuta y Melilla se redujeron prácticamente a cero. El último gran salto a la verja melillense se produjo hace más de un mes, en lo que algunos interpretan como el último intento de presión de Rabat para que Madrid avalase su plan de autonomía para el Sáhara. Dos semanas después, se consumaría el deshielo tras el cambio de posición del Gobierno.

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