Chinos y rusos copan las 'golden visa': "Lo que les interesa es la zona Schengen"

Las golden visa están en el punto de mira. La Comisión Europea lleva años alertando de que los mecanismos de residencia a cambio de inversiones conllevan potenciales riesgos de seguridad para los países de la Unión. En España, las dos almas del Gobierno de coalición se debaten entre endurecer los requisitos y su eliminación. Desde Sumar, critican esta política de atracción de capital extranjero que, según la formación, contribuye a la especulación inmobiliaria.

Desde su aprobación en nuestro país, 6.420 personas se han beneficiado de estos visados de residencia tras invertir al menos medio millón de euros en inmuebles, según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores. Una cantidad que no se ha actualizado pese a la evolución al alza del precio de la vivienda. La medida, de 2013, contempla también la inversión de dos millones en deuda pública, un millón de euros en acciones en empresas españolas o en fondos constituidos en España, entre otras fórmulas para adquirir un visado. Pero la vivienda es el canal más barato y, por ende, el más utilizado.

Chinos y rusos copan más de la mitad de todos los visados de oro emitidos tras invertir en ladrillo, según datos obtenidos a través de la Ley de Transparencia: 2.793 permisos para los primeros y 1.159 para los segundos.

La de los ciudadanos chinos que se acogen a la golden visa es una “inversión por rentabilidad”, analiza Carlos García de Ceca, abogado de García de Ceca, despacho de Madrid orientado a este público asiático. “Entre 2013 y 2017, invertían en los barrios de Salamanca o Chamberí; hoy se centran en Prosperidad”, explica el letrado. Ahora, sus clientes buscan pisos más pequeños y baratos, más fáciles de alquilar, frente a pisos del centro, con menores márgenes de beneficio. “Venezolanos y mexicanos están reventando el mercado”, apostilla.

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El perfil del comprador chino que solicita la golden visa es el de una persona con negocios en varios países, “que viajan, entran y salen, tienen su trabajo en otro país y que tienen a sus hijos escolarizados en un colegio internacional”, opina García de Ceca.

Al igual que cualquier residente extranjero, a los diez años pueden solicitar la nacionalidad española, pero la mayoría no lo hace, relata, por dos motivos: la pérdida de nacionalidad china —Pekín no ofrece la doble ciudadanía—, lo que se traduce en mayores problemas para volver a su país o visitar a sus familiares o empresas; y que muchos no conocen el idioma lo suficiente como para aprobar el examen de español. “Si no viven aquí, tú me dirás qué examen van a hacer”, ironiza García de Ceca, que aclara: “Hay quien dice que piden la golden visa por la nacionalidad; pero no, no lo hacen por la nacionalidad”.

Más rusos en España pese al veto

El detalle de los datos permite ver el comportamiento año a año. Para los nacidos en Rusia el contador se paró en el mes de marzo de 2022, cuando España les denegó estos permisos en el marco de las sanciones contra Moscú por la invasión de Ucrania.

En cuanto al sector inmobiliario, esta medida no tuvo impacto. La compra de vivienda por rusos ha pasado de las 1.277 a las 2.138 en los últimos dos años. Todo ello, sin el aliciente del visado dorado.

Sin embargo, la Ley de Emprendedores prevé otros supuestos para acceder a la tarjeta de residente que, en 2022, registraron cifras récord. Ese mismo año, según Maldita.es, 1.062 rusos obtuvieron el visado reservado a profesionales altamente cualificados y otros 1.317, por ser familiares de alguno de los beneficiarios de estos permisos.

Y más allá de esta vía rápida, la población rusa con tarjeta de residencia en vigor aumentó en 11.275 personas tras la invasión de Ucrania y el posterior veto a los nacionales de Rusia, con incrementos de hasta un 23,5% en la provincia de Barcelona.

Tras China y Rusia, Irán ocupa la tercera posición, con 216 inversores en el sector inmobiliario que obtuvieron su permiso de residencia, seguido de Estados Unidos, con 186. En quinta posición están quienes tienen pasaporte del Reino Unido. Los británicos, que año tras año encabezan el listado de compras de vivienda por extranjeros, comenzaron a solicitar sus golden visa en España desde 2021, como consecuencia del Brexit. Lo hicieron con mayor intensidad que otros, ya que en apenas tres años sus cifras casi igualan a los estadounidenses.

“El tener el visado te permite vivir un día en España o 365”, apunta Pedro Heredia, socio y abogado de Pellicer & Heredia. “Ahora bien, si pasan más de 183 días, se convierten en residentes fiscales”. Algo no tan atractivo para estos perfiles, comenta, ya que pasarían a tributar aquí por todos sus ingresos mundiales. “Lo que les interesa realmente es el acceso a la zona Schengen”, asegura, ya que la tarjeta de residente conlleva también poder viajar sin trabas por Europa.

Heredia, explica, ha impartido charlas y conferencias sobre inmigración en Dubái, Pekín o Miami, donde trata de captar inversión extranjera. “Cuando vas allí, no solo está España representada, sino que hay 50 países más. Hay una competencia a lo bestia”, narra. “La golden visa está muy bien, pero debería ir arropada con la parte fiscal y con la de la seguridad y rentabilidad de la inversión”, opina el letrado, que da cuenta de decenas de clientes que deciden no venir por el factor impositivo.

Los informes de la Comisión Europea advierten de potenciales riesgos, como el lavado de dinero, evasión de impuestos, alzamiento de bienes o corrupción, y reclaman a los distintos países medidas de control y transparencia. La ley de prevención de blanqueo de capitales funciona, según Pedro Heredia. “Hay tres filtros: el abogado, el notario y el banco. El sistema está bien trabajado y bien montado”, defiende.

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Pese a las suspicacias que levanta en Europa sobre estos esquemas de residencia para inversores extranjeros, los estados miembros están tomando medidas en sentidos contrarios. En la última reunión en Bruselas, en marzo de 2023, Irlanda y Países Bajos manifestaron su intención de desmantelarlo. Portugal, por su parte, eliminó la inversión inmobiliaria de este programa en respuesta a su crisis de vivienda. Grecia, país con la misma problemática, optó por subir su requisito de 250.000 a 500.000 euros. Y España e Italia comunicaron entonces que no tenían planes de terminar con este programa.

Poco después de esa reunión, el Ministerio de Migraciones hizo público que estudiaría endurecer los requisitos de las golden visa, a propuesta de Más País. Pero casi ocho meses después no ha habido avances. Ante la parálisis de los socialistas, los de Sumar insisten en seguir el modelo portugués. Eso sí, desde el Congreso y no desde el Consejo de Ministros.