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¿Revertirá UK el Brexit en 2026? Por qué las consultas populares no arreglan nada
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Los arrepentidos del Brexit aumentan

¿Revertirá UK el Brexit en 2026? Por qué las consultas populares no arreglan nada

Múltiples encuestas muestran que, de producirse un nuevo referéndum ahora por la vuelta del Reino Unido a la UE, la mayoría votaría por el regreso, pero las opciones de que esto se produzca son escasas

Foto: Bandera británica y de la UE con el Big Ben de fondo. (EFE/Andy Rain)
Bandera británica y de la UE con el Big Ben de fondo. (EFE/Andy Rain)

Cuando se analiza la década del siglo XVII en el que la Corona fue abolida en el Reino Unido, los historiadores coinciden en señalar en que uno de los elementos que llevaron a esta etapa a su fracaso fue el hecho de que, desde el principio, nadie había tenido la intención de implantar una república, y esta, de alguna manera, se instauró por accidente. Es más, incluso después de la ejecución de Carlos I, no había consenso sobre qué se iba a hacer. Finalmente, con Carlos II llegó la Restauración y hoy en día la monarquía es uno de los principales símbolos del país.

La pregunta es ¿puede compararse esto con el Brexit? ¿Pueden los británicos revertir un cambio constitucional que se instauró, de alguna manera, por accidente y para el que no existía ningún consenso sobre lo que se iba a hacer después?

Foto: Archivo: El ex líder del partido Brexit Nigel Farage. (Reuters / Henry Nicholls)

Es difícil pensar en algún acontecimiento político que haya tenido el mismo impacto en el Reino Unido que el referéndum celebrado el 23 de junio de 2016: dividió al país, con familias y amigos enfrentados; creó una brecha generacional, con los jóvenes culpando a los mayores de haberles robado su futuro; paralizó Westminster, y llegó a ridiculizar incluso la imagen a nivel internacional ante la imposibilidad de los diputados de trazar una hoja de ruta. Pero casi la mitad de los votantes (el 45%) cree ahora que debería haber otro referéndum sobre la pertenencia a la UE en 2026.

¿Sin vuelta atrás?

Según la última encuesta de YouGov, la mayoría a favor de reincorporarse al bloque (58%) se encuentra ahora en su nivel más alto desde la votación. Es más, hay más encuestados (25%) que confían en la Comisión Europea que en el Gobierno británico (24%). Según el sondeo realizado por The Independent, "la mayoría de los británicos ahora piensan que el Reino Unido se equivocó al irse". Y, según el sondeo realizado por la BBC, más de una quinta parte de aquellos que votaron por salir de la UE ahora votarían en sentido contrario. Lo cierto es que, tan pronto como se supieron los resultados en 2016, llegaron las primeras demandas para realizar otra consulta y las lamentaciones de los arrepentidos.

Más allá de si el Brexit fue o no un error, el escenario viene a confirmar lo que los críticos de los referéndums han sostenido durante mucho tiempo: no resuelven nada. O al menos es lo que se demuestra en el Reino Unido. El plebiscito de 2011 sobre si se debía cambiar el sistema electoral de mayoría simple (FPTP) a favor del voto alternativo (AV) resultó en una derrota masiva para los reformadores. Sin embargo, en los años transcurridos desde entonces, grandes sectores del Partido Laborista (favorito para ganar las elecciones de 2024) apuestan por la política de reforma electoral, y los opositores de toda la vida del FPTP no se desanimaron ni remotamente por el hecho de que poco menos de un tercio del electorado votara a favor de la reforma.

Foto: Foto: iStock.

Por su parte, el referéndum de independencia de 2014 en Escocia tampoco resolvió la cuestión soberanista. Es más, la razón que utilizan ahora los separatistas para demandar una nueva consulta es precisamente que el Brexit que ganó en el referéndum de 2016 cambia todo por completo, porque uno de los argumentos que se utilizó en su día en la campaña para convencer a los escoceses a permanecer en el Reino Unido era la membresía a la UE.

En definitiva, por lo general, los referéndums producen un resultado, pero rara vez un consenso. Y, sin embargo, por muy mal concebidos o divisorios que sean, por muy efímeros que sean sus resultados, ahora es difícil imaginar que se produzca un cambio constitucional significativo sin ellos. Es imposible imaginar que algún partido político siga el precedente establecido por Ted Heath y mande al Reino Unido de vuelta a la UE en ausencia de un mandato de referéndum, especialmente porque tal medida incluiría ahora el compromiso de abolir la libra en favor del euro.

Los analistas defienden que solo una mayoría asentada y significativa a favor de un cambio debería ser un argumento persuasivo para los políticos

Por otra parte, es importante recalcar que el apoyo popular a un referéndum no tiene por qué significar una mayoría establecida a favor de un cambio específico. Los analistas defienden que solo una mayoría asentada y significativa a favor de un cambio debería ser un argumento persuasivo para los políticos. Aunque, con el Brexit, fue la guerra civil del Partido Conservador y no las demandas de los ciudadanos lo que llevó a la convocatoria de una consulta que cambiaría (¿para siempre?) las reglas de juego.

El Brexit no ha traído el control de las fronteras, principal mantra de la causa euroescéptica. Tanto la inmigración legal como indocumentada se ha incrementado. Es más, el número de inmigrantes que han llegado por rutas irregulares ha alcanzado cifras récord. Tampoco ha creado una prosperidad económica. El Fondo Monetario Internacional predijo que el Reino Unido será el único país del G7 con crecimiento negativo en 2023. Aunque sí ha permitido a Londres adherirse al Acuerdo Integral y Progresista para la Asociación Transpacífico (CPTPP), lo que le convierte en un actor clave en el Indopacífico.

Posibilidades de Bregret

En el Reino Unido —donde no existe Constitución escrita—, no hay reglas fijas sobre cuándo debe realizarse un plebiscito. Se llevan a cabo ad hoc, cuando el Parlamento lo decide. Y, mientras haya una mayoría conservadora, se antoja impensable que haya una nueva consulta. Especialmente si está Rishi Sunak como primer ministro. El líder tory es un tipo pragmático y moderado, que quiere mejorar las relaciones económicas con el mercado único, un hombre que genera más confianza que sus predecesores y que ha conseguido desbloquear el problema que existía con el Protocolo de Irlanda. Pero también es un brexiteer más genuino que los anteriores inquilinos de Downing Street.

Foto: Trabajador sale de la zona de obras de la línea de alta velocidad HS2 a las afueras de Londres. (EFE/Andy Rain)

El mundo de Sunak es Silicon Valley en un extremo y el capitalismo dinámico del Indopacífico en el otro. Incluso tiene sus dudas en pagar la cuenta para que el Reino Unido se reincorpore al programa Horizon de cooperación científica europea, a pesar de que un coro casi unánime de científicos de ambos lados del canal de la Mancha se muestra a favor.

Por lo tanto, de existir alguna posibilidad para celebrar un nuevo plebiscito, solo sería si los laboristas ganan los comicios previstos para el próximo año, como prevén todas las encuestas. Aunque, de momento, es bastante remoto. Keir Starmer necesita recuperar a los votantes del Muro Rojo del norte de Inglaterra, que abandonaron en 2019 al laborismo por Boris Johnson y su promesa de ejecutar el divorcio europeo.

Starmer publicó recientemente un artículo en el tabloide conservador Daily Express, ferozmente euroescéptico, en el que afirmaba rotundamente que "el futuro del Reino Unido está fuera de la UE". "Ni en el mercado único, ni en la unión aduanera, ni con el retorno a la libre circulación. Esos argumentos están en el pasado, donde pertenecen", matiza.

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Con todo, si los laboristas ganan las próximas elecciones, buscarán un mejor acuerdo con la UE, tal y como ha señalado el portavoz de Exteriores de la formación, David Lammy. La revisión del acuerdo comercial y de cooperación que existe ahora entre Londres y Bruselas está prevista para 2025. El divorcio, al fin y al cabo, está marcado por una continua negociación. Por lo tanto, podría abrirse la puerta a una relación económica más estrecha.

Esto podría incluir elementos significativos de participación en el mercado único y la unión aduanera, con la correspondiente armonización normativa. Es difícil ver cómo el Partido Laborista puede siquiera remotamente esperar lograr su objetivo enormemente ambicioso de "asegurar el crecimiento sostenido más alto en el G7" sin reducir la fricción posterior al Brexit con la UE.

En este sentido, algunos analistas han puesto su atención en el debate sobre la futura relación de Ucrania con la UE, que se centra ahora en la integración progresiva en áreas como la energía, medio ambiente, transporte y el mercado único. Plantean que el Reino Unido podría tener una reintegración similar.

Cuando se analiza la década del siglo XVII en el que la Corona fue abolida en el Reino Unido, los historiadores coinciden en señalar en que uno de los elementos que llevaron a esta etapa a su fracaso fue el hecho de que, desde el principio, nadie había tenido la intención de implantar una república, y esta, de alguna manera, se instauró por accidente. Es más, incluso después de la ejecución de Carlos I, no había consenso sobre qué se iba a hacer. Finalmente, con Carlos II llegó la Restauración y hoy en día la monarquía es uno de los principales símbolos del país.

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