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Ningún barón cuestiona a Sánchez, pese a la inquietud por ERC y la difícil legislatura
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Ningún barón cuestiona a Sánchez, pese a la inquietud por ERC y la difícil legislatura

El PSOE sigue siendo una balsa de aceite. No hay críticas al presidente. Algunos líderes territoriales, si acaso, expresan su preocupación por el peligro de dependencia de los separatistas

Foto: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sellan el preacuerdo para un Gobierno de coalición, el pasado 12 de noviembre. (Reuters)
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias sellan el preacuerdo para un Gobierno de coalición, el pasado 12 de noviembre. (Reuters)

No habrá obstáculos internos. Ninguno. Pedro Sánchez podrá gobernar con Unidas Podemos y componer su mayoría parlamentaria para procurarse la investidura, aunque prospere gracias a la abstención de Esquerra Republicana de Catalunya, la clave de bóveda de la complejísima ecuación que arrojaron las urnas del 10-N y que en modo alguno está garantizada por su competencia con JxCAT y la CUP. Nadie, ningún barón territorial socialista, cuestionará la decisión del jefe. Nadie cuestionará su liderazgo. El presidente del Gobierno en funciones goza de la confianza de su partido —y del pegamento que concede el poder— para ir dando todos los pasos necesarios para permanecer en la Moncloa. Algunos dirigentes, en las federaciones, y también en Ferraz, no ocultan su inquietud por las consecuencias de completar la suma con una formación independentista, a la vista de una legislatura que se prevé convulsa, cuesta arriba y con muchas curvas. Pero también (casi) todos asumen que "no hay alternativa" ni más camino posible que el emprendido por el secretario general del PSOE, porque ya no hay opciones de suma real por la derecha, ya que Ciudadanos se ha desplomado (tiene solo 10 diputados) y es irrelevante como socio.

Sánchez sorprendió a todo su partido, y a la opinión pública, al firmar el pasado martes un preacuerdo para un Gobierno de coalición con Pablo Iglesias. Habían pasado poco más de 24 horas del 10-N. Era posible lo que hasta antes de la contienda electoral parecía imposible, y en tiempo récord. Se abría un proyecto "ilusionante", dijo el presidente, la oportunidad de un Gobierno basado en la "cohesión, lealtad y solidaridad". Un pacto que ofrecía, señaló dos días después, en su primera comparecencia con preguntas, y este sábado, en una carta a las bases, "garantías" para las dos partes, también para el PSOE.

Foto: Susana Díaz, junto a miembros de su ejecutiva, en la pasada noche electoral del 10-N. (EFE)

En realidad, el jefe del Ejecutivo apenas ha explicado el absoluto giro de 180 grados operado con celeridad, que le ha llevado a hacer a Iglesias próximo vicepresidente. En su entorno sí relataban que la misma mañana del 11 de noviembre tenía claro que no le quedaba otra que aceptar un Ejecutivo de coalición, del que siempre había renegado y recelado, porque las urnas habían aplicado un correctivo a su partido y a Unidas Podemos —de tres y siete escaños—, pero al menos las izquierdas, aunque mermadas, habían quedado por delante de las derechas. España no podía ir a nuevas elecciones. Sánchez dio la orden a su director de Gabinete, Iván Redondo, para que se pusiera en contacto con los morados y cerrase un café de los dos líderes a la tarde. Los dos secretarios generales necesitaron una hora para romper el bloqueo de los siete meses previos, y dejaron a sus escuderas, Adriana Lastra e Irene Montero, que redactaran el decálogo que guiará la acción del nuevo Ejecutivo, el primero de coalición en toda España desde la II República.

Aunque el partido ha recibido con "sorpresa" el pacto, valora que se haya cerrado con rapidez para evitar que se "embarre el terreno"


Los líderes territoriales del PSOE no estaban informados del pacto con antelación. De ahí que todos los consultados reconozcan su "sorpresa". O estar "en la nube", como ilustró el presidente aragonés, Javier Lambán, quien manifestó que no tenía ninguna objeción. Y es que todos convienen que Sánchez tenía poca alternativa. "Yo lo veo bien y eso que no tengo a los de UP especial simpatía, pero creo que era lo único posible. Que haya sido rápido ha sido bueno porque ha impedido que se embarre el terreno, como ocurrió con la moción de censura", señala una baronesa muy conectada con Ferraz. Otro secretario regional alineado con la dirección admite que hay "mucho descontento" en las bases con cómo se ha gestionado un volantazo de este calibre, pero también constata que el "éxito radica en la rapidez" con que se materializó, ya que además Sánchez se comprometió en campaña —y esto explica la sucesión ágil de sus movimientos— que en el plazo de 48 horas los partidos tendrían sobre la mesa su plan antibloqueo. En este caso, y dados los números (120 el PSOE, 35 UP), se dirigió solo a Iglesias, con vistas a ir sumando apoyos progresivamente, para amarrar su investidura cuanto antes, quizá para el jueves 19 de diciembre en segunda votación, en la que solo se requiere mayoría simple.

Foto: Urkullu en un pleno de control en el Parlamento Vasco. (EFE)

La búsqueda de los 169

Ahora los socialistas se hallan, precisamente, en ese proceso de búsqueda de respaldos. La vicesecretaria general del partido, Adriana Lastra, conduce los contactos con la máxima discreción, para que las negociaciones no descarrilen. La cúpula persigue un número, 169 parlamentarios, los que agrupan PSOE, UP, Más País (3), PNV (6), Partido Regionalista de Cantabria (1), BNG (1), ¡Teruel Existe! (1) y Coalición Canaria-Nueva Canarias (2). Si se atan esos síes, bastaría la abstención de ERC (13) para que Sánchez fuera reelegido. O bien el sí de Cs (10). El gesto de ayuda de los de Oriol Junqueras no se puede dar en absoluto por descontado. Los republicanos piden una mesa de diálogo político sobre Cataluña y, por ahora, buscan la unidad de acción con JxCAT y la CUP. La cúpula de Ferraz cree que al final la abstención de ERC llegará, aunque costará una larga negociación.

En federaciones como Castilla-La Mancha señalan que habría sido mejor un tránsito. Page avisa de que no hay que depender de los secesionistas

"Lo peor era continuar con la ronda diaria de especulaciones, con una feria de reuniones. Es positivo el acuerdo con UP —tercia un presidente autonómico—. Lo que está claro es que los ciudadanos votaron y no se les podía decir que se habían equivocado. Había que tomar una decisión, y la que adoptó Pedro es la que más se asemeja a lo que pidió la gente". Un dirigente manchego conviene igualmente que con una operación relámpago el líder socialista se ha ahorrado "capítulos de encuentros y desencuentros", pero también se ha expuesto a "un salto sin puente cuando la gente necesitaba un tránsito". "Nadie discute la meta, formar Gobierno, pero sí el camino para llegar a ella. Para empezar, se le ha regalado la victoria electoral a Podemos, cuando ellos han perdido más diputados que nosotros, y ahora parece que somos los culpables de la repetición electoral; hemos perdonado la crisis interna a Ciudadanos. Para seguir, hemos perdonado la crisis interna a Ciudadanos, cuando iban a acercarse a un debate asesino de si les interesaba o no apoyar al PSOE. Y hemos evitado que el PP entrase en una olla a presión, en la que todo Dios le dijera que debía abstenerse. Todo ha ido demasiado rápido, a nuestro juicio", prosigue este mando.

Sánchez intenta atraerse a ERC con una apuesta por el diálogo en Cataluña

La dirección del PSOE en Castilla-La Mancha, como sucede en Extremadura y en Aragón, aplauden la entente con Unidas Podemos, porque como todos apuntan, no había otra opción, ya que paradójicamente el 10-N ha dejado un hemiciclo más fragmentado pero también con "un solo camino para el PSOE", y es el pactar con su izquierda, ya que PSOE y Ciudadanos están a años luz de la mayoría absoluta que sí tenían después de las generales del 28-A: entonces totalizaban 180 escaños, ahora solo 130. Pero en las tres federaciones hay una inquietud más acusada por las implicaciones para el PSOE de salvar una investidura con la abstención de ERC.

Precisamente ha sido el presidente manchego, Emiliano García-Page, el más explícito en sus avisos a Sánchez. El jueves, apoyó el preacuerdo con los morados aunque abogó por no depender de las fuerzas separatistas, lo cual no es sinónimo de que "no se deba hablar" con ellas. "Gobernar tiene que significar que todos podamos mantener el Gobierno y nuestra propia coherencia, porque no es lo mismo gobernar de pie que de rodillas". Y frente al "sudoku" del nuevo Parlamento, "cabe un entendimiento en distintas bandas y no de bloque". Geometría variable.

Foto: Pedro Sánchez, durante su comparecencia con el presidente electo del Consejo Europeo, Charles Michel, este 14 de noviembre en la Moncloa. (EFE)

Hacer como en 2016

Page no desaprobó que la investidura salga adelante con la abstención de ERC, porque el PSOE "no puede hacerse víctima de los votos que reciba", ni supone que el futuro Ejecutivo tenga que depender de los republicanos. Pero sí le preocupa "el día después" de la reelección de Sánchez, porque "hay muchas cosas que evidentemente no pueden quedar en manos de un partido independentista o de una minoría" y asuntos como la unidad de España han de abordarse desde "grandes consensos" con la oposición.

Hay dirigentes que entienden que hay que apretar más a PP y Cs; otros sostienen que es mejor no marear la perdiz e incidir en una vía fracasada

Palabras similares salieron de boca del presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara. "Pedro Sánchez ha hecho lo que todos le pedían. Que moviera ficha.Y lo ha hecho empezando con los que han mostrado voluntad de acuerdo. Ahora a seguir trabajando por una mayoría sin independentistas. Y es posible", apuntó el mismo martes el dirigente regional. Su tesis, como la de Page, es que ha de situarse el foco en las derechas, porque son "PP y Ciudadanos los que pueden convertir a los independentistas en irrelevantes". "Hay que hacer como Mariano Rajoy en 2016 —indica un alto mando de esas federaciones más inquietas—, que cerró un pacto con Ciudadanos y que situó toda la presión en el PSOE. Y le funcionó, a costa de desgarrarnos. Ahora toca que PP y Cs hagan lo mismo. No les tiene que gustar el acuerdo, pero que se abstengan y faciliten la investidura". Otro alto cargo territorial sí es más crítico con la combinación que podría hacer a Sánchez presidente: "Si gobernar España con Podemos ya produce pánico, depender de ERC puede ser tenebroso". Este responsable preferiría buscar la abstención popular.

También la expresidenta andaluza, Susana Díaz, muy debilitada internamente, lanzó la pelota a PP y Cs. Reclamó a los "patriotas de boquilla" que permitan que el Ejecutivo arranque y trabajen desde la oposición. "Ojalá hoy hubiera algunos dispuestos a lo que hicimos nosotros", señaló. La jefa del PSOE-A, a la pregunta de qué ocurre si el presidente tiene que recurrir a los separatistas, respondió que confía en él, le cree y le apoya, porque tiene "clara" la defensa de la unidad del país "en el marco de la Constitución", que es lo que reza el preacuerdo. En la federación más poderosa del PSOE no hay cuestionamiento del líder, como en las demás direcciones. No obstante, algunos cuadros sí reconocen esa inquietud latente. También se siente algo similar en la ejecutiva madrileña, donde manifiestan "preocupación" por una vinculación con los separatistas en una legislatura que puede ser "muy corta y muy dura" y puede concluir abruptamente. El mismo Sánchez ya advierte a las bases en su carta de que no será "sencilla".

Urkullu anuncia la "absoluta disposición" del PNV a que tire adelante el Gobierno PSOE-UP

En otros territorios, esa sensación de preocupación se mitiga, porque se considera que lo más urgente es procurar que haya Gobierno, y todo lo que lo haga posible, señala un presidente autonómico, "bienvenido sea". "Lo que no quita —continúa— para que sea muy triste ver la falta de responsabilidad del PP y de los restos de Ciudadanos. Lo lamentable es Cs, que vuelve a renunciar a influir, porque el PP está amenazado por Vox, pero ellos vuelven a cometer el error de Albert Rivera". Coincide otro barón, que converge en que no vale la pena apretar más a populares y naranjas, porque "han decidido ser novios de Vox, aunque Cs tiene mucho que decir si quiere".

Foto: A la izquierda, José Manuel Villegas. En el centro, Albert Rivera. A la derecha, Inés Arrimadas. (EFE)

"Más definitivo no estar en la parálisis"

Para otros dos jefes de Ejecutivos regionales socialistas, que la investidura sea facilitada por ERC "no quiere decir que toda la acción de gobierno dependa de ellos". "Ya veremos cómo avanza la legislatura, porque por ejemplo Cs, cuando cambie de dirección, puede cambiar de postura. Ahora estamos centrados en la investidura. Partido a partido", complementa el segundo de los presidentes citados. "Es más definitivo no estar en la parálisis que lo que signifique facilitar", remacha un miembro del Ejecutivo central muy próximo a Sánchez.

La dirección federal está en contacto con los territorios para pulsar su opinión y contarles los pasos. El partido, dice Ferraz, está "como una piña"

Los barones y dirigentes regionales que se confiesan menos temerosos de las consecuencias de la abstención de ERC indican, frente aquellos que consideran que hay que apretar más a populares y naranjas, que hay que rendirse a la realidad. Que no tiene sentido marear la perdiz ni incidir en una línea que ya exploró Sánchez en la legislatura fallida y que fracasó. Básicamente porque Pablo Casado ha remachado que no facilitará la investidura, y menos ahora con Vox en el cogote —por mucho que el líder de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, sí tenga mayor predisposición al acuerdo con el PSOE—, y porque Cs no ha virado. "Hay un cansancio enorme de la ciudadanía. Lo que está en juego es el vigor de la propia democracia", abunda un presidente autonómico para explicar por qué no cree conveniente presionar más a populares y liberales. "Volver sobre nuestros pasos nos conduciría a una sensación de soledad, de buscar aliados desesperadamente", coincide otro secretario general.

Díaz apoya acuerdo con UP y pide a "patriotas de boquilla" que dejen gobernar

La dirección federal de Sánchez, a través de sus principales mandos —los números dos y tres, Adriana Lastra y José Luis Ábalos, y la mano derecha de este, Santos Cerdán—, está hablando en los últimos días con los territorios. Para pulsar su opinión y contarles los pasos dados. Por eso en Ferraz saben que el partido está "como una piña" y no hay contestación alguna al líder. Las aguas bajan calmas. Nada que ver con lo que sucedía hace no tanto. En 2015 y 2016, Díaz y los barones más próximos a ella impusieron a Sánchez que no intentara formar gobierno con Podemos y la ayuda de los separatistas.

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No a unas terceras

Hoy es impensable pensar en un plante similar, y menos aún en una defenestración del líder. El presidente está muy afianzado en el PSOE y tiene un poder indiscutible. Las federaciones comparten sus decisiones y, aunque discreparan profundamente, tendrían difícil rebelarse contra él, porque el secretario general controla el comité federal y tiene de su lado las bases. En una semana se comprobará su respaldo interno: los militantes tendrán que pronunciarse en una consulta sobre el preacuerdo con Unidas Podemos, y es seguro que saldrá refrendado por amplísima mayoría, y que también pasará sin problemas el filtro del comité federal.

En la cúpula no convence a todos apoyarse en ERC, y el propio Sánchez no quería. Ahora el presidente modula su discurso para atraerse a los republicanos

En realidad, la opción de sacar adelante la investidura con la potencial abstención de ERC no convence a todos en Ferraz. El propio Sánchez alegó, en la pasada legislatura, que no quería una coalición con UP que no sumaba mayoría absoluta porque le hacía depender de los separatistas. Ahora tiene que reorientar con velocidad su discurso para atraerse a los republicanos. Ya habla de "crisis política" y no de "convivencia" y ha aparcado por completo el tono duro de la campaña. Por el momento indica que el diálogo ha de producirse en Cataluña, entre los independentistas y los constitucionalistas, y el Gobierno facilitará "siempre" el diálogo "dentro de la Constitución". No ha retornado al marco propiciado por la declaración de Pedralbes —mesa de partidos, incluso de representantes estatales, fuera del Parlament, y con un "relator" al frente—, aunque sí a una retórica más flexible.

Celaá apela a la responsabilidad de todos ante la "crisis territorial"

En la dirección creen que la abstención de ERC puede llegar, aunque en el PSC ya advierten de que los republicanos son imprevisibles. También parecía que apoyarían los Presupuestos y al final ellos y JxCAT no tuvieron reparos en sumar sus votos a PP y Cs para tumbarlos y provocar el anticipo electoral. Ferraz entiende que ERC no quiere ser responsable de ir a unas terceras elecciones que podrían fortalecer más a la derecha, que podría suspende de inmediato la autonomía de Cataluña. Por si acaso, el Ejecutivo dejó claro este viernes que no busca otros comicios, y "corresponde al resto de fuerzas políticas evitarlas", apuntó la portavoz, Isabel Celaá. Por eso Sánchez apela a la "responsabilidad de todos los partidos". "Todos", dijo, por si Cs se quiere dar por aludido.

González: nunca aceptaré un acuerdo que "rompa las reglas de convivencia"

El influjo declinante de González

En otros tiempos, cuando hablaba Felipe González, retumbaba el PSOE. Ahora sigue siendo el gran patriarca del partido, pero su influencia en los cuadros y las bases es menor, y más en la dirección federal. Pedro Sánchez no tiene que hacer esfuerzos para disimular su mala relación con él. Ambos no coinciden en actos, ni hicieron campaña juntos, ni para el 28-A ni para el 10-N. 

Este jueves, protagonizó unas declaraciones que chirriaron en Ferraz, pero que no secundó ningún barón. Aseguró que nunca aceptará un acuerdo de Gobierno que suponga "romper las reglas de convivencia" y de igualdad entre españoles: "Yo nunca pasaré por eso". Lo dijo durante su intervención en un acto organizado por la Fundación Felipe González, donde defendió la necesidad de tender puentes de izquierda a derecha en asuntos transversales, como las políticas sociales.  

El expresidente no quiso valorar el acuerdo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ni la situación política actual por su volatilidad, porque no tiene "seguridad de que sea lo mismo que pasará mañana". Pero sí criticó que "lo primero" que se sepa del acuerdo es "cómo se reparten los cargos" y no las políticas: "No se construye una casa desde el tejado", señaló, informa EFE. Lo cierto es que no se conoce el organigrama del nuevo Ejecutivo ni el reparto de áreas entre los dos firmantes. "Ojalá tengan suerte y tengamos un Gobierno estable y con la mayoría y la transversalidad suficiente", deseó González.

Al acto acudió también el expresidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra. A la salida, recordó que ya en en 2016 dijo que si se llegaba a un acuerdo "con Podemos, ERC y los independentistas", se iría del PSOE. ¿Y sigue manteniendo hoy eso mismo?, se le preguntó. El exdirigente respondió con un "" tajante. 

No habrá obstáculos internos. Ninguno. Pedro Sánchez podrá gobernar con Unidas Podemos y componer su mayoría parlamentaria para procurarse la investidura, aunque prospere gracias a la abstención de Esquerra Republicana de Catalunya, la clave de bóveda de la complejísima ecuación que arrojaron las urnas del 10-N y que en modo alguno está garantizada por su competencia con JxCAT y la CUP. Nadie, ningún barón territorial socialista, cuestionará la decisión del jefe. Nadie cuestionará su liderazgo. El presidente del Gobierno en funciones goza de la confianza de su partido —y del pegamento que concede el poder— para ir dando todos los pasos necesarios para permanecer en la Moncloa. Algunos dirigentes, en las federaciones, y también en Ferraz, no ocultan su inquietud por las consecuencias de completar la suma con una formación independentista, a la vista de una legislatura que se prevé convulsa, cuesta arriba y con muchas curvas. Pero también (casi) todos asumen que "no hay alternativa" ni más camino posible que el emprendido por el secretario general del PSOE, porque ya no hay opciones de suma real por la derecha, ya que Ciudadanos se ha desplomado (tiene solo 10 diputados) y es irrelevante como socio.

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