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El consumo sostiene el crecimiento económico en España frente a la crisis europea
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El empleo empuja la renta de los hogares

El consumo sostiene el crecimiento económico en España frente a la crisis europea

España registra el mayor crecimiento de las ventas minoristas en la eurozona. La creación de empleo y la subida de salarios protegen al país de la contracción que ha sufrido la eurozona

Foto: El consumo tira de la economía en España. (Europa Press/Fernando Sánchez)
El consumo tira de la economía en España. (Europa Press/Fernando Sánchez)
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La economía española es una de las pocas que aguanta en positivo en Europa a medida que avanza el otoño y el continente se encamina a una nueva recesión. El PIB creció un 0,3% en el tercer trimestre, un dato inesperado que contrasta con la contracción del 0,1% que sufrió la eurozona.

El crecimiento diferencial de España se apoyaba hasta ahora en la demanda externa, principalmente gracias a la recuperación del turismo internacional (se contabiliza como una exportación de servicios). Sin embargo, en la pasada primavera, el turismo recuperó los niveles previos a la pandemia y su crecimiento se frenó. Desde este verano, el factor que explica la resistencia de la economía española es el consumo de los hogares.

El consumo privado explica la totalidad del crecimiento registrado durante el verano. De hecho, compensó el impacto negativo del sector exterior por la ralentización de las exportaciones y la caída de la inversión. En total, el consumo aportó 0,8 puntos al PIB y el crecimiento del trimestre fue del 0,3%.

Se trata de un dato extraordinario que, por ejemplo, no se vio durante el anterior ciclo expansivo (2013-2019). En esa fase de crecimiento, la mayor aportación trimestral al PIB del consumo privado fue de 0,7 puntos en el verano de 2015. Este inesperado tirón de la demanda de los hogares coincide en el tiempo con un momento de gran tensión sobre la situación económica de los hogares. La subida de los tipos de interés, la inflación acumulada desde el año 2021 y la incertidumbre sobre el escenario global son losas que tienen que levantar los hogares cada día. Sin embargo, hay factores que están ayudando a impulsar el consumo de las familias, en especial la creación de empleo y las subidas de los salarios.

Los datos del comercio minorista del mes de septiembre reflejan que el consumo está creciendo en España como en ningún país europeo. La facturación de las empresas fue un 10% superior a la del mismo mes del año anterior, cinco veces más que la eurozona. Y las ventas totales (deflactadas) crecieron un 7% frente a la caída del 3% del conjunto del área del euro.

El crecimiento de las ventas es generalizado por productos. Por ejemplo, las ventas de moda y textiles fueron casi un 20% superiores a las de septiembre del año anterior (con datos deflactados). Lo mismo ocurre con los bienes tecnológicos y los pequeños electrodomésticos. Las ventas de alimentación fueron un 5% superiores a las de septiembre e incluso el comercio electrónico siguió creciendo con un incremento del 1%. Solo las ventas de combustibles han caído, con un descenso del 7%.

Un momento crítico

El consumo privado ha llegado para sostener la economía española justo en el momento crítico en el que el sector exterior más flojea. Por ejemplo, la demanda externa restó 0,4 puntos al PIB durante el verano por la caída de las exportaciones de bienes y la ralentización del turismo. Este es el canal de contagio de la crisis europea hacia España, pero la resistencia de los hogares ha permitido esquivar la contracción económica.

Este repunte del consumo contrasta con las dificultades que atraviesan los hogares. Primero, por el deterioro de su renta disponible real por la inflación y los tipos de interés. Y, segundo, porque la incertidumbre económica invita al ahorro precautorio. Sin embargo, en esta ocasión los fundamentales están determinando el comportamiento de las familias, y la realidad es que la masa salarial ha crecido intensamente en los últimos años gracias a la creación de empleo y las subidas de salarios.

Si desde el verano de 2019 el PIB ha registrado un crecimiento del 17% (medido a precios corrientes), la masa salarial ha aumentado 3,5 puntos más, hasta el 20,5%. El peso de los salarios en el PIB ha aumentado en 1,5 puntos, pasando del 47% antes de la pandemia al 48,5%. Esto significa que los hogares tienen mayor potencia de fuego a la hora de consumir.

En definitiva, la situación económica de los hogares ha mejorado en este periodo. Incluso a pesar de la inflación acumulada, que alcanza el 16%, o a la incertidumbre. Además, las familias han seguido reduciendo su deuda y acumulando patrimonio. El pasivo de los hogares ha caído este año por debajo del 50% del PIB por primera vez desde el año 2002, mientras que sus activos financieros netos alcanzan el 200% del PIB.

La situación de los hogares no es homogénea. Los más beneficiados son los parados que han encontrado un trabajo. Desde el verano de 2019 hasta el de 2023 se han creado 1,4 millones de empleos, según los registros de la Seguridad Social. Pero también las rentas altas, que se han beneficiado de la revalorización de los activos financieros y de la vivienda y los pensionistas, quienes han visto protegido su poder adquisitivo frente a la inflación.

Empleo y consumo

En un contexto internacional tan complicado como el actual, las posibilidades de crecimiento de España se limitan al comportamiento de la demanda interna. Y a su causa: el empleo. Las contrataciones se han frenado en los últimos meses, como muestran los datos de afiliaciones a la Seguridad Social. En el segundo trimestre del año, se crearon 283.000 empleos, pero durante el verano apenas se incorporaron 35.000 afiliados.

En contrapartida, los salarios están empezando a crecer por encima de la inflación. Según la Encuesta trimestral de coste laboral, en el último año los salarios han subido un 5%, dos puntos más que la inflación en el mismo periodo. Esta subida de salarios no solo permite a los hogares elevar su consumo, también apuntala su confianza en una coyuntura tan incierta.

La última encuesta de confianza a los consumidores de la Comisión Europea muestra que en España los hogares afirman tener una situación económica mejor que la media de la última década. En concreto, son un 12% más quienes afirman tener una situación financiera favorable que quienes dicen que es negativa, lo que es casi el doble del promedio desde 2013. En la eurozona, por el contrario, las respuestas son similares a las de la última década.

Esta mejora de la situación de las familias explica que el consumo esté resistiendo a una coyuntura tan complicada. De hecho, la evolución de la masa salarial está detrás del diferencial de crecimiento de España con la eurozona desde que comenzó la pandemia. España sufrió una caída de los salarios más profunda durante el estado de alarma, lo que explica en parte que su crisis fuera más larga y profunda. Sin embargo, la creación de empleo en los dos últimos años ha sido más intensa, lo que ahora permite sostener el crecimiento económico.

La demanda interna sigue siendo la gran esperanza para el crecimiento de España de cara a los próximos meses. Sin embargo, las dificultades siguen siendo numerosas, incluyendo el efecto acumulado de la subida de los tipos de interés, la inflación y la incertidumbre. A todas ellas se suma la desaceleración del empleo. De ahí que la confianza del consumidor en España siga por debajo de la media histórica. En el mejor de los casos, los fondos europeos actuarán como motor de crecimiento, generando empleo y animando la demanda interna. En el peor, el consumo se irá apagando contagiado por la crisis europea. Los expertos todavía confían en que el primer escenario domine y que el crecimiento económico se reactive a partir de 2023, pero nadie se atreve a descartar un escenario más pesimista.

La economía española es una de las pocas que aguanta en positivo en Europa a medida que avanza el otoño y el continente se encamina a una nueva recesión. El PIB creció un 0,3% en el tercer trimestre, un dato inesperado que contrasta con la contracción del 0,1% que sufrió la eurozona.

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