Las exportaciones se gripan y frenan el motor de crecimiento de la economía

Las exportaciones —junto al empleo— han tirado de la economía española durante los últimos años. Pero el motor ha comenzado a griparse. Tanto que en agosto, respecto del mismo mes del año anterior, las ventas al exterior ya decrecen un 10%. Aunque las exportaciones, en términos acumulados —enero-agosto— todavía suben un 1,8%, los avances tienen que ver con lo que ocurrió en el primer trimestre del año, aún con fuerte crecimiento, pero desde marzo (último mes con datos positivos) se ha producido un cambio de tendencia y todo han sido descensos.

La causa tiene que ver con el enfriamiento de la economía de la Unión Europea, hacia donde se dirige el 60,6% de las exportaciones. Y lo que ha pasado, en concreto, es que las ventas al exterior cayeron en agosto un 10,4% en tasa anual. Principalmente, por la mala evolución de las ventas a Italia (-13,2%) y Francia (-10,8%). El caso francés es especialmente significativo, porque es el principal socio comercial de España. También es relevante la fuerte caída de las exportaciones destinadas a Portugal (tercer cliente de España), con un retroceso de las ventas que roza el 10%.

Solo Alemania, pese a que se trata de la economía que lo está pasando peor en la eurozona, se salva de la quema (10,9%). Fuera de Europa, aunque su peso en las exportaciones es más reducido y, por lo tanto, menos relevante, está sucediendo algo parecido. Las ventas a China descienden a un ritmo anual del 26,4%, mientras que las que tienen como destino Brasil o Japón también caen por encima del 20%.

Las primeras señales ya las dio la contabilidad nacional del segundo trimestre, en que mostró una aportación negativa del sector exterior al crecimiento del PIB equivalente a una décima. Lo que está sucediendo ahora es una aceleración del deterioro. Entre otras razones, porque en medio del endurecimiento de la política monetaria no existen indicadores que apunten a una recuperación en la eurozona y, en concreto, en las áreas geográficas a las que se dirigen las exportaciones.

Reglas fiscales

Eso significa, ni más ni menos, que la demanda interna (consumo público, privado e inversiones) no tiene la capacidad de arrastre suficiente para compensar el deterioro de las exportaciones. Entre otras razones, porque tampoco la política fiscal, es decir, de gasto público, tendrá la misma tracción en los próximos años, a la vista de que ya en 2024, si se cumple lo previsto, volverán a operar las reglas fiscales, congeladas desde 2020, tras la irrupción de la pandemia.

La pérdida de dinamismo de la economía, según el informe publicado este jueves por Funcas, se aprecia ya en el tercer trimestre, para el que se estima un crecimiento del PIB del 0,1% en tasa intertrimestral, muy lejos del 0,5% del segundo trimestre. Eso significa que si se anualiza esa tasa, el crecimiento entre julio y agosto sería de apenas cuatro décimas.

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Según Funcas, resisten tanto el consumo público como el privado, este último por la recuperación de los salarios en términos reales y la resiliencia del mercado laboral. Ahora bien, frente a los datos de julio y agosto, con tasas anuales negativas, y pese al enfriamiento de los mercados de exportación, la aportación del sector exterior seguirá siendo positiva "por la plena normalización del turismo tras la pandemia y el buen posicionamiento competitivo de algunos sectores, en especial los servicios no turísticos". Funcas prevé que la desaceleración del conjunto de la economía se evidenciará con mayor claridad en 2024, con un PIB que avanzará un 1,5%. El Gobierno estima que la economía crecerá el año próximo un 2%, cuatro décimas menos que este ejercicio.

Los analistas de BBVA Research, sin embargo, estiman que a causa del menor crecimiento de los principales socios comerciales, junto con la pérdida de competitividad que supone el incremento en el precio del combustible, "la contribución de la demanda externa durante los próximos trimestres podría continuar siendo negativa". Para 2024, prevén una contribución negativa de un punto porcentual.

Hay que tener en cuenta que, como consecuencia del buen comportamiento que han tenido las exportaciones en los últimos años, el sector exterior representa ya el 40,8% del PIB (año 2022). Algo más de 29 puntos porcentuales son bienes y el resto, servicios. Es decir, la importancia del sector exterior para el crecimiento, al contrario que sucedía en otros periodos históricos, es cada vez más importante. Entre enero y agosto de este año, en concreto, las exportaciones alcanzaron los 256.570 millones de euros.

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La factura energética

Pese a lo que se ha venido a denominar el boom exportador español, lo cierto es que el saldo entre ventas al exterior y compras (importaciones) registró hasta agosto un déficit equivalente a 25.758 millones, casi la mitad que en el mismo periodo del año anterior. La causa de este descenso hay que relacionarla con el desplome de los precios del petróleo y del gas, que en 2022 encarecieron de forma extraordinaria la factura energética.

Tampoco el contexto exterior ayuda. Aunque las exportaciones españolas se están comportando mejor que en la mayoría de los países de nuestro entorno (un 1,8% interanual en los ocho primeros meses del año), en el conjunto de la Unión Europea el descenso es del 0,6%, mientras que en la zona del euro es del 0,1%. Sin embargo, entre las principales economías de la Unión Europea, las exportaciones aumentaron un 1,5% en Alemania, un 5,2% en Francia y un 2,3% en Italia. En los dos últimos casos, por encima de España.

Si el análisis se hace por sectores exportadores, lo que indican las cifras de Aduanas es que los que más contribuyen al crecimiento de la tasa de variación anual son el automóvil y la alimentación, bebidas y tabaco. Por el contrario, los sectores que aportan de una forma negativa son los productos energéticos, las semimanufacturas no químicas, las materias primas y otras mercancías.