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La sequía y la inflación tumban la actividad y las exportaciones de la industria agroalimentaria
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Se hunde la exportación de cereal y fruta

La sequía y la inflación tumban la actividad y las exportaciones de la industria agroalimentaria

Industria, Red Eléctrica, la patronal alimentaria o el BdE destapan unos retrocesos récord en 2023 previos a la sequía histórica de abril, que augura un deterioro aún mayor de la producción y precios más altos de estos bienes básicos

Foto: Plantas de cebada poco antes de su cosecha en un campo. (EFE/Constantn Zinn)
Plantas de cebada poco antes de su cosecha en un campo. (EFE/Constantn Zinn)
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La industria agroalimentaria española, sector estratégico de la economía nacional, está empezando a aflorar síntomas preocupantes derivados tanto de la inflación como de la sequía, dos factores interconectados y que amenazan con agravarse durante este mes de abril, el más seco desde que hay registros oficiales. Esto se ha traducido en cosechas perdidas casi totalmente en muchas regiones de España o en vueltas a niveles de exportación de hace más de diez años. Todo ello ya amenaza con un menor empleo.

El último en dar la voz de alarma ha sido Red Eléctrica de España, que elabora un informe de consumo eléctrico por sectores y que sirve de termómetro del estado de actividad de cada uno de ellos. "Los bienes de equipo y especialmente los bienes de consumo han aumentado sus tasas de caída interanual en este último mes, y de forma muy acusada la industria agroalimentaria", detalla el operador del sistema en su informe de marzo.

placeholder Agricultores recorren un campo casi yermo por los efectos devastadores que la sequía y el calor. (EFE/Morell)
Agricultores recorren un campo casi yermo por los efectos devastadores que la sequía y el calor. (EFE/Morell)

El índice de REE muestra que la caída de consumo de luz en la industria alimentaria, corregida de temporalidad y laboralidad. Dicho índice señala que el gasto eléctrico ha caído un 16,8% interanual, lo que supone un retroceso récord para este segmento. Otro que ha sufrido una bajada histórica de consumo de luz es la industria de las bebidas, aunque más moderada, del 5%. El gasto eléctrico de la industria del tabaco, vinculada también a actividades agrarias, ha descendido una cantidad nunca antes vista: 16,7%.

La menor actividad en los inicios de 2023 en este sector está en línea con el descenso de las exportaciones y una mayor cantidad de importaciones agroindustriales, lo que ha contribuido a debilitar la balanza comercial de España. Según los últimos datos aportados esta misma semana por la secretaría de Estado de Comercio, adscrita al Ministerio de Industria, las exportaciones de alimentos, bebidas y tabaco han descendido un 11% en los dos primeros meses de 2023 con respecto al mismo periodo de 2022. De más de 6,4 millones de toneladas se ha pasado a algo más de 5,5 millones de toneladas, lo que supone el peor dato desde los meses de enero y febrero de 2017.

Si se amplía la mirada y se pone la lupa sobre los distintos tipos de exportaciones de estos bienes de primera necesidad, se puede ver que aquellos productos más dependientes de unas condiciones climáticas determinadas son los más afectados. Así, al inicio de 2023 se han exportado más de 2,7 millones de toneladas de frutas, hortalizas y legumbres, el peor dato desde 2011 y muy lejos de los más de tres millones de toneladas que se exportaron entre los meses de enero y febrero de 2019 y 2022.

Se han reducido las ventas al exterior de productos como la cebada, el trigo, el maíz o la avena al mínimo de todo este siglo XXI

La caída es aún peor en el caso de los cereales, que ocupan buena parte del terreno cultivable de secano. De algo más de 224.000 toneladas se ha pasado a 124.000 toneladas, lo que supone una caída del 45%. Se reducen así las ventas al exterior de productos como cebada, trigo, maíz o avena al mínimo de todo este siglo XXI, según los datos de Comercio.

Las exportaciones de lácteos y huevos son las más bajas desde 2017. Las ventas al exterior de España de aceite y grasas son las más bajas desde 2019. La exportación del aceite de oliva, otro sector clave para la economía española, han caído un 20% y el consumo interior un 30%, según datos aportados por Agricultura y difundidos esta semana por El País. El Confidencial ya publicó en diciembre que el aceite estaba subiendo en España más que en el resto de los 27 países europeos, con avances interanuales a finales de 2022 próximos al 40%.

También las exportaciones de piensos animales caen a su peor registro desde 2016. El tabaco, por su parte, exporta menos de la mitad que el año pasado y de nuevo ofrece la peor marca desde que hay registros.

Foto: Cata de aceite en la Feria Internacional del Aceite de Oliva. (EFE/Pedrosa)

Por el contrario a todo lo anterior, productos cárnicos y preparados alimenticios, ambos no afectados directamente por la sequía como los agrícolas, ofrecen cifras similares a la de años anteriores. Y destacan los productos pesqueros, que han aumentado sus ventas al exterior.

Estas cifras confirman la mala tendencia con la que ya acabó 2022. Esta misma semana la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) señalaba en su informe anual que las exportaciones habían caído un 7,2%. Aunque se ingresa más dinero por la subida generalizada de sus productos, la cantidad de producción hacia fuera se reducía.

Desde FIAB apuntan tanto a la ausencia de lluvia al fuerte repunte de coste de alimentos y bebidas. Estos factores explican la contracción del número de ventas. "Al escenario inflacionista se suman además otros elementos determinantes como la sequía en nuestro país, devolviendo una mayor inestabilidad a la actividad de la cadena alimentaria", asegura la asociación representante del sector. En este punto, cabe destacar que pese a la caída de la inflación, que en marzo se situó en el 3,3%, la cesta de la compra sigue subiendo y ya escala más del 16% interanual.

Se reacciona a la inflación con movimientos globales para ahorrar: reducir la comida que se tira, o disminuir el gasto en productos frescos

La subida de los precios está afectando a las decisiones de compra de los ciudadanos. Según un informe de la consultora Kantar, "a partir del segundo semestre de 2022, la inflación empezó a dar paso al downtrading, es decir, a la búsqueda de alternativas para abaratar la cesta de la compra. Y es que la reacción del consumidor al precio no sigue reglas matemáticas, sino psicológicas, por lo que el comprador reacciona a la inflación con movimientos globales para ahorrar, como reduciendo la cantidad de comida que tira, disminuyendo el gasto en productos frescos y optando, en mayor medida, por los segmentos básicos de categorías y la marca de distribuidor".

El gasto en alimientación y bebidas per cápita realizados en el hogar se ha reducido entre 2020 y 2022. Según los datos del Ministerio de Agricultura, ha pasado de 1.542 euros entre enero y noviembre de 2020 a 1.427,9 euros en el mismo periodo de 2022.

Y a todo lo anterior hay que sumar de cara a futuro las consecuencias de la persistente sequía. Lejos de mejorar, la situación de ausencia de agua se está agravando. Abril de 2023 va camino de convertirse en el mes más seco de la historia. Nunca había llovido tan poco desde que hay registros, que datan desde 1961. Hay un 85% menos precipitaciones que en abril de 2022, que ya de por si fue un año de escasez de agua. Y la previsión a penas trae precipitaciones para los días que restan de mes.

La cuestión no escapa a la polémica política en precampaña electoral, que ha centrando sus miradas sobre la crítica situación de Doñana. Por el humedal onubense han pasado ya tanto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, como la vicepresidenta Tercera, Teresa Ribera. El Gobierno ha entrado en una guerra con la oposición, en este caso enfocado en la Junta de Andalucía, que pretende legalizar parte de los terrenos aledaños a la reserva de la biosfera de regadío ilegales que se nutren del agua del parque natural. El presidente andaluz, Juanma Moreno, ha convocado esta semana al consejo de expertos para tratar de atajar los problemas de sequía con inversiones que hagan un uso más eficiente del recurso hídrico. En cualquier caso, sste mismo viernes se abría a examinar las propuestas de Gobierno central y Bruselas.

placeholder Tierra cuarteada debido a la sequía en el embalse de Lindoso en Lobios (Ourense), el pasado verano. (EFE/Brais Lorenzo)
Tierra cuarteada debido a la sequía en el embalse de Lindoso en Lobios (Ourense), el pasado verano. (EFE/Brais Lorenzo)

Por su parte, el sector reclama un ámbito regulatorio y fiscal que tenga en cuenta este difícil contexto para proteger a un sector que considera estratégico para España y Europa de la vulnerabilidad económica a la que está precipitando esta situación. Entre otras cuestiones, "es urgente la resolución de las convocatorias del Perte agroalimentario para permitir dotar a esas pequeñas y medianas empresas de los recursos necesarios para adoptar las inversiones necesarias en innovación y mejorar así su competitividad", asegura el director general de FIAB, Mauricio García de Quevedo.

Todo ello ya se está notando también entre los agricultores. El consultor especializado y agricultor, Daniel Trenado, viene advirtiendo en los últimos días en sus redes sociales que buena parte de la cosecha de esta año ya se ha perdido y no tiene solución aunque lloviera. Lo único rescatable será lo que queda en el tercio norte del país, si es que regresan las precipitaciones, detalla. Ello lleva a pérdidas para los agricultores pese a que ejecuten los seguros, cree este experto. Además hará, según considera, que la oferta siga contrayéndose, trayendo consigo mayores tensiones de precios en los productos alimenticios de primera necesidad en los supermercados, explicaba esta semana a la Cadena Ser. De cara al año que viene, considera que se volverán a encarecer los seguros y España se arriesga a que se reduzca más la agricultura.

El conjunto de factores adversos también amenaza al empleo del sector. La sequía reducirá los jornales un 50% en la campaña del ajo, según ha asegurado a EFE el civepresidente de la sectorial de este producto, Miguel del Pino. La propia FIAB señalaba que el número de empleos había aguantado en 2022, pero sí advierte un descenso de las horas trabajadas.

Sufren agricultura y ganadería, según el BdE

Si la agricultura está pasando apuros también lo hace la ganadería. El Banco de España aseguraba a finales de marzo que "ante el aumento de los costes, resulta más rentable la venta de las vacas lecheras menos productiva". De 2015 a 2022 se ha pasado de una cabaña ganadera total de 870.000 vacas a menos de 800.000.

"Se observa una cierta heterogeneidad en el repunte de los precios de las distintas clases de alimentos, destacando, por su intensidad y por su importancia en la cesta de consumo, los precios de los productos alimenticios relacionados con los cereales y con la leche. [...] la evolución de estos precios habría estado ligada, fundamentalmente, a factores de oferta de naturaleza eminentemente global", concluye el análisis del Banco de España.

La institución liderada por Pablo Hernández de Cos también apunta a la escasez de agua: "Cabe destacar los efectos de una climatología adversa, que, tanto en España como en el resto de la UE, se evidenció en una prolongada sequía —que afectó a la calidad de los pastos para la alimentación— y en temperaturas anormalmente elevadas que perjudicaron los rendimientos de la producción lechera", sostiene y añade que "existe una elevada incertidumbre acerca de los efectos que pueda tener la sequía observada en Europa 2022 sobre la producción agrícola y, por tanto, sobre los precios de los alimentos de 2023".

BdE: "Hay elevada incertidumbre por el efecto de la sequía en 2022 sobre la producción agrícola y sobre los precios de los alimentos de 2023"

A los mayores costes del sector primario hay que añadir otros gastos para la industria transformadora como los energéticos o el aumento del coste de los plásticos, que además se ha visto afectado por el encarecimiento extra del nuevo impuesto que entró en vigor en enero de 2023.

Todo esto no está pasando desapercibido por inversores que pueden aprovechar la coyuntura para tratar de hacer compras a precios bajos. Este mismo viernes, la consultora CBRE señalaba que "el sector agroalimentario en la península ibérica está en el foco de los inversores, convirtiéndose en una oportunidad atractiva y real de inversión también para aquellos con mayor capital". "Según los datos de CBRE, en 2022 en Iberia el volumen total de transacciones realizadas por inversores institucionales en el sector fue superior a los 1.000M€, un 20% más que los 800 millones invertidos en 2021", señala esta firma experta en inversión.

La industria agroalimentaria española, sector estratégico de la economía nacional, está empezando a aflorar síntomas preocupantes derivados tanto de la inflación como de la sequía, dos factores interconectados y que amenazan con agravarse durante este mes de abril, el más seco desde que hay registros oficiales. Esto se ha traducido en cosechas perdidas casi totalmente en muchas regiones de España o en vueltas a niveles de exportación de hace más de diez años. Todo ello ya amenaza con un menor empleo.

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