España es el cuarto país de Europa con mayor inflación de los alimentos

España suma un año completo con una inflación inferior a la europea. Es uno de los grandes éxitos de la política económica de que ha presumido el Gobierno. El principal motivo que explica esta menor inflación es la energía, dado que España tenía menor dependencia del gas ruso y consiguió la aprobación europea a la excepción ibérica. Sin embargo, ha tenido más dificultades para contener los precios de los alimentos, hasta el punto de convertirse en el gran problema para las familias.

La inflación que soportan los alimentos se mantiene por encima del 10% desde abril de 2022. Durante la primavera, la escalada de los precios se moderó intensamente, pasando de casi el 17% en febrero hasta el 10,2% en junio. El problema es que esta desaceleración se frenó en el verano y en septiembre alcanzó el 10,5%. No ha ocurrido así en el conjunto de Europa, donde los alimentos siguen frenando. El resultado es que la inflación que soportan los alimentos en España ya es superior a la de la eurozona por primera vez en un año.

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Según los últimos datos de Eurostat, la inflación de los alimentos en el área del euro se moderó en septiembre hasta el 9,1%. Esto significa que, mientras la eurozona tiene la inflación más baja de los alimentos de los últimos 15 meses, España tiene la más alta desde julio.

Esta resistencia a la bajada de los precios en el súper ha situado España como el cuarto país con mayor inflación de la alimentación dentro de la eurozona. Por delante se sitúan Bélgica, Eslovaquia y Croacia. Muy lejos quedan los países que tienen más controlado el precio de los alimentos como Finlandia (5%), Portugal (6%) o Alemania e Irlanda (8%).

Si se observa todo el episodio inflacionista, desde el año 2021 hasta la actualidad, el precio de los alimentos acumula una subida de casi el 27% en España, tres puntos más que en el conjunto de la eurozona. España es el sexto país con más inflación en el súper, por detrás de Lituania, Letonia, Letonia, Eslovaquia y Alemania, todos ellos muy afectados por el impacto de la guerra en Ucrania. En el extremo opuesto se encuentran Irlanda, Luxemburgo y Chipre, con una subida de los alimentos inferior al 20%.

Este peor comportamiento de los precios de la alimentación en España responde, en buena medida, al alza de los precios en el campo. Y eso a pesar de la bajada del IVA, que ha aliviado la carga fiscal sobre algunos productos de primera necesidad. Las explotaciones rurales han conseguido un importante aumento de la rentabilidad gracias al ciclo inflacionista, como muestran los datos de Eurostat. El coste de los insumos ha subido algo menos que en Europa gracias al control de los precios de la energía. Sin embargo, ha subido rápidamente el coste de la mano de obra, en gran medida como consecuencia de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) que tiene una gran incidencia en el sector primario.

La energía ha salvado a España de la inflación y ha convertido al país en uno de los mejores de la eurozona. La factura de la electricidad y del gas ha compensado la escalada de los alimentos en los últimos meses. El causante de esta brecha a favor de España es la baja dependencia del gas ruso y la capacidad instalada para recibir gas natural licuado. También el establecimiento de la excepción ibérica contribuyó a frenar la escalada de la factura eléctrica durante el año 2022. Por último, España ha concentrado sus ayudas fiscales en la contención de los precios, ya sea con subvenciones como con bajadas del IVA. Otros países, por el contrario, optaron por concentrar sus ayudas en transferencias a las familias, lo que no frena el alza de los precios, pero permite dirigir los esfuerzos fiscales a los hogares y empresas más necesitados.

Aceite, carne y leche

La brecha en el precio de los alimentos tiene tres productos clave detrás. El primero es el aceite de oliva, que se ha disparado un 67% en el último año frente al 47% del conjunto de la eurozona. No deja de sorprender que el primer productor mundial de aceite sea precisamente quien está soportando la mayor escalada del precio. El principal motivo es que los productores españoles venden en Europa con contratos de medio plazo, lo que limita la volatilidad. Es de esperar que lentamente el mayor precio spot se acabe trasladando a los supermercados de todo el continente.

El segundo alimento que explica esta brecha es la leche, que en España ha subido un 13% en el último año, mientras en Europa el precio está casi estancado. Al inicio de la crisis inflacionista los ganaderos no pudieron trasladar el incremento de los costes de producción a la leche, de modo que muchos optaron por dedicar una parte de sus animales a carne. El resultado es que la recogida de leche se redujo durante varios meses, provocando un alza en los precios. La escalada de la leche también ha empujado el precio de la mantequilla, que ha subido un 11% en el último año frente a la bajada del 9% en el conjunto de la eurozona.

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Por último, la carne ha sufrido también una subida mayor en España. El cerdo ha subido un 14% en el último año frente al 8% de la eurozona y la ternera ha subido un 7% frente al 4,5% del área del euro. Solo la carne de ave está subiendo en España tanto como en Europa, con un alza del 3%.

Además, los huevos, el arroz y el pescado fresco también están subiendo con una intensidad mayor en España que en Europa. Hay unos pocos productos que están subiendo menos en España. Destaca por encima de los demás la pasta, que en España lleva un año estable y en Europa se ha disparado un 9%. El pan también ha subido menos en España, un 7% frente al 10% europeo. Y el pescado fresco, un 6% frente al 9% del conjunto de la eurozona.