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El espejismo de la moderación de precios: la mitad de los alimentos sube más de un 10%
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Solo bajan algunos bienes aislados

El espejismo de la moderación de precios: la mitad de los alimentos sube más de un 10%

El IPC se ha situado por debajo del 4% en España, pero la escalada aún es intensa. Apenas el 25% de los bienes y servicios que consumen los hogares están estables

Foto: Carga y descarga de fruta en Buenos Aires. (EFE)
Carga y descarga de fruta en Buenos Aires. (EFE)
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España es uno de los países europeos con menor tasa de inflación, como reitera continuamente el Gobierno. La escalada de los precios era de doble dígito al inicio de año y ahora está en el 4%. Sin embargo, esta moderación de los precios esconde un componente volátil de los costes que soportan los hogares. Algunos productos han bajado su precio, en especial los relacionados con la energía, y otros siguen subiendo mucho. La estabilidad de precios es un espejismo y las familias siguen viendo cómo los precios suben cada mes.

Apenas el 25% de los bienes y servicios que consumen los hogares está en estabilidad de precios (datos ponderados por peso de cada producto en la cesta de la compra de las familias). Esto es, con una variación interanual entre el 0% y el 3%. En una situación normal, esta franja suele dar cabida a la gran mayoría de los bienes y servicios, al menos un 60% y en algunos casos cerca del 80%. Esa es la verdadera estabilidad de precios que está buscando recuperar el Banco Central Europeo.

Foto: La presidenta del FMI, Kristalina Georgieva. (EFE)

Lo que está viviendo España es un escenario de subida generalizada de precios, que es especialmente intensa en el caso de la alimentación, con algunos pocos productos que han bajado mucho. La electricidad, por ejemplo, ha registrado un descenso del 38% en el último año; el gas natural ha caído un 23% y el butano y propano, un 24%. Estas caídas explican la mayor parte del descenso de la inflación desde el inicio del año.

Pero la caída de la energía no puede considerarse una estabilización de los precios. Al contrario, es posible que por el efecto escalón en unos meses ya esté por encima de los niveles de un año antes. Además, se trata de productos con un comportamiento muy volátil, de modo que dicen poco sobre el conjunto de la inflación. Lo que está ocurriendo es que la mayor parte de los bienes y servicios todavía siguen subiendo con fuerza. Si bien es cierto que lo hacen a un ritmo inferior a hace unos meses, también lo es que su efecto es acumulativo, lo que supone un esfuerzo cada vez mayor para las familias.

La realidad es que, en el último año, el 63% de los bienes y servicios ha subido más de un 3%, y el 16% ha subido más de un 10%, según los registros del INE. Este último grupo está conformado, principalmente, por los alimentos.

La mitad de los alimentos ha registrado una escalada de doble dígito en el último año. Sencillamente, los precios en el supermercado no dejan de subir. En una situación normal ningún alimento suele subir más de un 10% anual y son una excepción los que suben más de un 3%. Suelen ser casos puntuales producidos por las malas cosechas o problemas de enfermedades en la ganadería.

Ahora, por el contrario, es lo más común. Destaca, por encima de todos, el aceite de oliva, que acumula una subida del 67% en el último año. El azúcar también se ha disparado un 40%, las patatas, un 20%; el arroz, un 18%, y los zumos y helados, un 16%. Además, un 43% de los alimentos está subiendo entre un 3 y un 10%, como es el caso de la carne de vacuno y de ovino, el pescado fresco, el yogur o el queso.

Apenas queda un 11% de los alimentos subiendo menos de un 3%. En este grupo destaca la pasta, la harina o la carne de ave. Esto es, la franja de inflación mayoritaria en las fases de estabilidad de precios ahora está desaparecida.

Esto explica que la inflación subyacente (que excluye alimentos frescos y energía) siga siendo persistentemente alta. Este indicador subyacente muestra que en septiembre la subida de precios seguía siendo cercana al 6% interanual. Esta cifra apenas ha variado desde el mes de mayo, lo que indica una estabilización de la inflación en niveles todavía muy elevados.

Un estudio reciente del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha constatado que la mayor parte de la inflación en los países avanzados se debe exclusivamente a las expectativas de precios. Esto es, los agentes siguen pensando que el ciclo inflacionista todavía no ha acabado y está lejos de hacerlo. Esto es lo que lleva a las empresas a seguir subiendo los precios y a los trabajadores a reclamar mejoras salariales constantes. Se trata, por tanto, de una espiral difícil de frenar para los bancos centrales, porque ahora la inflación ya no se debe a la guerra en Ucrania.

Foto: Un hombre en un supermercado. (EFE/Andy Rain)

Por ejemplo, contratar los servicios de un fontanero, un pintor, un electricista o un albañil cuesta entre un 4 y un 5% más que hace un año. Se trata de un alza similar a la subida de salarios que está experimentando el sector privado. De esta forma se emparejan al resto de trabajadores los profesionales de estas actividades, que en muchos casos son trabajadores autónomos.

El precio de los productos de limpieza ha subido casi un 9% en el último año y las vajillas y cristalerías, casi el 15%. También los servicios turísticos se han encarecido mucho durante el verano. El precio de los hoteles es un 11% más alto al de hace un año y el de los bares y restaurantes, un 6% más caro.

En definitiva, se trata de un proceso inflacionista que todavía sigue muy extendido por toda la economía. Esto significa que todavía no se pueda dar por controlado el ciclo inflacionista que comenzó ya en la primavera del año 2021. Y no solo eso, todavía se pueden generar efectos de subida en espiral de precios y salarios, ya que los hogares se han acostumbrado a que sus bienes y servicios tengan un coste cada vez mayor.

España es uno de los países europeos con menor tasa de inflación, como reitera continuamente el Gobierno. La escalada de los precios era de doble dígito al inicio de año y ahora está en el 4%. Sin embargo, esta moderación de los precios esconde un componente volátil de los costes que soportan los hogares. Algunos productos han bajado su precio, en especial los relacionados con la energía, y otros siguen subiendo mucho. La estabilidad de precios es un espejismo y las familias siguen viendo cómo los precios suben cada mes.

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