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La ‘fiesta’ se acabó: la inflación inicia un 'rally' alcista hasta final de año
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EL IPC SE RESISTE A BAJAR

La ‘fiesta’ se acabó: la inflación inicia un 'rally' alcista hasta final de año

El efecto base se ha agotado. La inflación volverá a subir en los próximos meses porque la comparación con los últimos 12 meses, cuando el IPC cayó ocho puntos en 10 meses, es ahora desfavorable

Foto: Un hombre en un supermercado. (EFE/Andy Rain)
Un hombre en un supermercado. (EFE/Andy Rain)
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La primavera de la inflación, si puede llamarse así, ha llegado a su fin. ¿La causa? Se ha acabado el llamado efecto base del que ha disfrutado la economía española en el último año, lo que significa, lisa y llanamente, que si la variación mensual de los precios no desciende en los próximos meses tanto como lo hizo en la segunda parte del año pasado y la primera de este, lo que parece improbable, el IPC crecerá de forma automática.

O expresado con cifras concretas: en agosto del año pasado, la tasa interanual de inflación se situó en el 10,5%, pero a finales de año, en diciembre, cayó hasta el 5,7%, es decir, un descenso de 4,8 puntos porcentuales en apenas cuatro meses. Ese efecto se prolongó hasta junio de este año, cuando el IPC bajó el 1,9%, el mínimo del actual episodio inflacionista. Eso quiere decir que en el conjunto del periodo —esos 10 meses— la inflación, como media, descendió 0,86 puntos porcentuales por mes. En total, nada menos que 8,6 puntos porcentuales.

Ahora, ese es el camino que debe recorrer la economía española en los próximos meses para evitar un repunte significativo de los precios. Todo lo que no sea mejorar esa reducción —por el efecto comparación— irá en contra del IPC, lo que explica que los institutos de coyuntura, y el propio Banco de España, ya dan por hecho que en el horizonte, al menos hasta que acabe el año, y muy probablemente en los primeros meses del año que viene, se divisa un repunte de los precios.

Funcas, por ejemplo, ha estimado que en tasa interanual (en relación con los últimos 12 meses), la inflación cerrará en el 5%. Es decir, prácticamente el doble que actualmente (2,6%), según adelantó este miércoles Estadística. Si se confirma ese dato, estaría por encima del acuerdo salarial firmado para 2023 por sindicatos y patronal, un 4%, si bien se establece una cláusula adicional del 1% en caso de que el IPC supere ese nivel. CECA, en media anual, calcula que la inflación media en el conjunto del año —que es la que sirve para subir, por ejemplo, las pensiones— finalizará en el 3,9%, algo menos de la mitad del cierre del año pasado.

Inflación subyacente

El Banco de España, por su parte, estima un avance del IPC equivalente al 3,2%, aunque es probable, a la vista de lo que ha ocurrido desde mayo, que es cuando cerró las previsiones, se vea obligado a elevar su previsión. Algo que explica la insistencia del BCE en no aflojar su estrategia de endurecimiento de la política monetaria. Fundamentalmente, a causa de la inflación subyacente, que es la que tiene un carácter estructural, al excluir los componentes más volátiles, energía y alimentos no elaborados, y que es la que puede convertir un fenómeno coyuntural en permanente.

Foto: Sede de Enagás en Madrid. (Reuters/Andrea Comas)

La inflación subyacente en agosto, en concreto, apenas bajó una décima, hasta el 6,1%, lo que significa un nivel equivalente al que existía en julio del año pasado, cuando la inflación general era del 10,8%. Es decir, en este aspecto, no se ha avanzado nada.

Eso significa, simplemente, que el alza de los precios, inicialmente como consecuencia del encarecimiento de la energía, se ha trasladado a las cañerías del sistema económico. Como sostiene el análisis realizado por CaixaBank Research, la tasa mensual anualizada y corregida de estacionalidad se situó en el 5,5% en agosto, lo que apuntaría, asegura, "que los avances mensuales que estamos observando en el componente subyacente aún son consistentes con niveles de inflación relativamente elevados".

Materias primas

Hay más razones. El principal componente que explica la ralentización de la inflación en el último año, el hundimiento de las materias primas —en particular, del gas y petróleo por un efecto comparación, al igual que los alimentos— ha tocado suelo.

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (Reuters/Kai Pfaffenbach)

El Dow Jones Commodity, uno de los principales índices de referencia, ha mostrado en verano, pese a la desaceleración de la actividad que se está produciendo en algunos países consumidores, como Alemania o China, una clara aceleración. En concreto, se ha incrementado un 7,5%, lo que da idea de la resistencia de las materias primas a bajar. El débil crecimiento de China, al menos, compensará algo la fortaleza de las commodities en la medida en que el gigante asiático vive un periodo de muy baja inflación, lo que en última instancia se traslada a los productos exportados que compran los países consumidores. Es decir, China no contribuirá a la subida de precios. En sentido contrario, tan solo el petróleo tipo Brent se ha encarecido un 17% durante el verano. Este miércoles, cotizaba en el entorno de los 85 dólares el barril.

El principal componente que explica la ralentización de la inflación en el último año es el hundimiento de las materias primas

Este efecto ya se ha notado en el IPC de agosto y es previsible que tenga un efecto multiplicador en la economía en los próximos meses si finalmente se consolida esta tendencia, contra la que está luchando el Banco Central Europeo, restringiendo la demanda interna a través de un ciclo de subida de los tipos de interés. El precio de la gasolina 95, en concreto, ha crecido un 5,2% intermensual en agosto, lo que ha llevado a su tasa interanual a pasar del -10,8% en julio al +5,1% en agosto.

La parte positiva es que los precios de la electricidad se mantuvieron estables en agosto (crecimiento mensual del 2%), aunque lo más relevante es que, en este caso, el efecto base cuenta a favor, ya que en agosto del año pasado se produjo un fuerte incremento que hoy, al compararse, permite dar un respiro a los precios.

La primavera de la inflación, si puede llamarse así, ha llegado a su fin. ¿La causa? Se ha acabado el llamado efecto base del que ha disfrutado la economía española en el último año, lo que significa, lisa y llanamente, que si la variación mensual de los precios no desciende en los próximos meses tanto como lo hizo en la segunda parte del año pasado y la primera de este, lo que parece improbable, el IPC crecerá de forma automática.

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