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El BCE señala las medidas antiinflación de España y Alemania por no atajar la desigualdad
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Ayudas escasas y peor dirigidas

El BCE señala las medidas antiinflación de España y Alemania por no atajar la desigualdad

Un estudio del BCE demuestra que los principales países europeos impulsaron medidas focalizadas en las rentas bajas mientras que en España fueron generalizadas para toda la población

Foto: La vicepresidenta económica, Nadia Calviño. (EFE/Pablo Garrigós)
La vicepresidenta económica, Nadia Calviño. (EFE/Pablo Garrigós)
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Las crisis inflacionistas golpean siempre con mayor dureza a los más desfavorecidos. Estos hogares destinan toda su renta al consumo, pues no tienen capacidad de ahorro. Eso significa que toda su renta está sometida mensualmente a la evolución de los precios. Al contrario de quienes tienen capacidad de ahorro que consiguen evitar esa pérdida de renta disponible. Para combatir la crisis inflacionista, los gobiernos europeos desplegaron una batería de medidas de compensación de rentas, control de precios y bajadas de impuestos. Sin embargo, no todos los países pusieron en movimiento los mismos recursos fiscales ni diseñaron por igual las políticas. Un estudio del Banco Central Europeo (BCE) muestra que España puso menos ayudas públicas que los principales países europeos y su implementación fue generalizada, con lo que no pudo combatir la desigualdad generada por la escalada de precios.

La mayoría de gobiernos europeos diseñaron las medidas no solo para aliviar la carga sobre las familias, sino también para equilibrar el impacto sobre todos los hogares. No ocurrió así en España ni Alemania. El análisis del BCE se centra en las medidas desplegadas durante todo el año 2022, el que comprende la crisis energética provocada por la invasión de Ucrania hasta final de año. En total, España puso en marcha ayudas fiscales contra la inflación por más de 8.000 millones de euros, entre las que destaca el subsidio de 20 céntimos a la compra de combustibles para la automoción, la bajada del IVA a la electricidad y al gas, la bonificación al impuesto sobre la producción eléctrica o la subida de las pensiones mínimas y del ingreso mínimo vital.

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Una vez aplicadas todas estas medidas, los hogares situados el 10% con mayor renta sufrieron una pérdida del 2% de su renta disponible en el año 2022 como consecuencia de la subida de precios. Por el contrario, los hogares situados en el 10% más pobre llegaron a perder hasta el 7% de su renta disponible, una brecha de más de cinco puntos que contribuyó a agrandar las desigualdades en el país. Los hogares situados en la mediana de distribución perdieron poco más del 4% de su renta.

"Los efectos adversos del shock inflacionista sobre la desigualdad fueron abordados en todos los países, con la excepción de Alemania y España", señala el estudio del BCE. El motivo es que estos países habilitaron medidas genéricas que afectan por igual a toda la población. Y como las rentas altas son las que más consumen, se llevaron una parte mayor de las ayudas públicas.

El mejor ejemplo es el que ocurrió con la subvención de 20 céntimos por litro a la compra de gasolina y diésel. Estas ayudas fueron capturadas por las rentas altas, que son quienes más utilizan el coche privado y menos el transporte público. Tanto el BCE como el Banco de España reclamaron a los países que concentrasen las ayudas públicas sobre los hogares y las empresas más afectados por la inflación, dejando al resto sentir el impacto de los precios y de los tipos de interés. Solamente así puede actuar la política monetaria contractiva, argumentaron. Pero el Gobierno de España hizo caso omiso.

Los investigadores alertan de que las medidas centradas en controlar la escalada de los precios son muy poco eficientes en contraposición a las ayudas a la renta de los hogares en función de la renta. En otras palabras, las ayudas para que no suban los precios, como subvenciones o recortes del IVA, consiguen limitar la subida de precios a costa de renunciar a elevar la renta de los hogares que están en peor situación. De esta forma, el grueso de las ayudas las capturaron las rentas medias y altas, que son quienes más consumen. España concentró el 80% de sus ayudas precisamente en el control de los precios, y menos de un 20% a ayudar a los hogares a elevar su renta. Esto explica que el Gobierno tuviese más éxito a la hora de frenar la subida del IPC, pero fracasase a la hora de combatir el crecimiento de la desigualdad.

El contraste con Italia

La escalada de los precios (antes de las ayudas públicas) se llevó casi el 15% de la renta disponible equivalente de las rentas más bajas, el 9% de las rentas medianas y el 5% de las rentas más altas antes de la intervención pública. Se observa a la perfección el efecto de ampliación de la desigualdad que tuvo la crisis inflacionista, incluso en uno de los países que mejor consiguió contener los precios. Las medidas del Gobierno compensaron parte de este incremento de la desigualdad, pero no todo. Italia es el país opuesto a España en esta crisis inflacionista, ya que la subida de precios afectó mucho más a las rentas bajas, pero el Gobierno desplegó medidas para compensar todo ese coste.

En concreto, la inflación se llevó por delante algo más del 20% de la renta de los hogares con menos renta y el 7% de las rentas más altas. El Gobierno compensó toda esta brecha de 12 puntos porcentuales, consiguiendo que el efecto final fuese el mismo para todos los hogares gracias a la focalización de las ayudas públicas. Entre las medidas más importantes que desplegó el país, todavía durante el mandato de Mario Draghi, se encuentra un cheque social a las rentas bajas, un bono social para las facturas energéticas, subida de las rentas mínimas o revalorización de las pensiones.

Foto: La ministra de Hacienda, María Jesús Montero. (EP/Alejandro Martínez Vélez)

En España las medidas del Gobierno contuvieron parcialmente el impacto de las subidas de precios y de forma desigual. Todos los hogares perdieron capacidad de compra, aunque la pérdida fue más intensa en las familias pobres. Las medidas fiscales específicas para estos hogares fue la ampliación del ingreso mínimo vital o el cheque de 200 euros para las rentas bajas. Sin embargo, las medidas con mayor dotación presupuestaria fueron las focalizadas a contener el precio, de modo que tuvieron un impacto escaso sobre la reducción de la desigualdad. Las más importantes fueron la bajada del IVA a la electricidad y a la producción eléctrica o el subsidio a los carburantes.

Además, las ayudas que desplegó España fueron más escasas. Según los cálculos del BCE, generaron un crecimiento de la renta nominal de las familias (sin descontar la inflación) inferior al 1, lo que contrasta con los más de cuatro puntos de Italia o los dos puntos de Alemania. En el conjunto de la eurozona, las medidas públicas supusieron un incremento de la renta del 2%.

En definitiva, el informe del BCE señala que las ayudas públicas desplegadas por España fueron menos ambiciosas que las europeas y estuvieron peor focalizadas. "El montante de la redistribución conseguido con las medidas fiscales implementadas en España fue limitado", explica el estudio. "En Alemania y España en particular, los hogares de rentas bajas perdieron una proporción mayor de su renta disponible".

Las crisis inflacionistas golpean siempre con mayor dureza a los más desfavorecidos. Estos hogares destinan toda su renta al consumo, pues no tienen capacidad de ahorro. Eso significa que toda su renta está sometida mensualmente a la evolución de los precios. Al contrario de quienes tienen capacidad de ahorro que consiguen evitar esa pérdida de renta disponible. Para combatir la crisis inflacionista, los gobiernos europeos desplegaron una batería de medidas de compensación de rentas, control de precios y bajadas de impuestos. Sin embargo, no todos los países pusieron en movimiento los mismos recursos fiscales ni diseñaron por igual las políticas. Un estudio del Banco Central Europeo (BCE) muestra que España puso menos ayudas públicas que los principales países europeos y su implementación fue generalizada, con lo que no pudo combatir la desigualdad generada por la escalada de precios.

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