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Empresas y hogares creen que España liderará el PIB de Europa hasta final de año
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Según la encuesta de confianza

Empresas y hogares creen que España liderará el PIB de Europa hasta final de año

Los datos de las encuestas de confianza de la Comisión Europea muestran que España es uno de los pocos países del euro que mantienen una inercia positiva

Foto: Imagen de un billete de 20 euros. (iStock)
Imagen de un billete de 20 euros. (iStock)
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A lo largo de la segunda mitad del año, la política monetaria contractiva alcanzará su máximo impacto. La subida de los tipos de interés oficiales tarda un tiempo en trasladarse a la economía real a través del canal del crédito. Y el ciclo de alzas podría no haber terminado, ya que los datos de inflación siguen siendo persistentemente altos y el Banco Central Europeo no quiere dar margen a que se cronifique. En esta coyuntura económica tan complicada, tanto hogares como empresas anticipan un final de año complicado que podría incluso provocar una nueva recesión en algunos países del continente.

España es una de las excepciones, ya que los agentes económicos mantienen cierto optimismo a pesar del entorno tan complicado de inflación y tipos de interés. Así lo muestran los datos de la encuesta de confianza a empresas y hogares que publicó el miércoles la Comisión Europea correspondiente al mes de agosto. España fue uno de los pocos países, y el único de los grandes, en el que el sentimiento económico de las empresas ha subido durante todo el verano.

Hay casi un 4% más de empresas optimistas frente a las pesimistas en comparación con la media histórica del país. Esto deja a España como el único gran país del euro, junto con Italia, en el que el sentimiento económico de las empresas es positivo. Su situación contrasta con la de los grandes países del centro del continente, en especial Alemania, donde las empresas están descontando una nueva contracción económica en los próximos meses. En el conjunto de la eurozona, las empresas muestran el mayor nivel de pesimismo desde los meses de la pandemia; sin embargo, en España el optimismo está cerca de los máximos anuales.

El temor de las empresas es que la persistente inflación que viven los países más dependientes de la energía rusa siga lastrando la demanda de los hogares y, por lo tanto, frenando el crecimiento económico. En Alemania, hay un 12% más de empresas pesimistas que optimistas en comparación con su media histórica. En términos agregados, se observa una clara diferencia entre el sur de Europa y el norte, aunque en esta ocasión los primeros son los que están en una situación más favorable.

Foto: Manifestación de pensionistas en Pamplona. (EFE/Villar López)

Este leve optimismo de las empresas también es consecuencia del buen verano que está viviendo el sector del turismo y que ha animado la demanda dentro de sus fronteras. Cuando se termine la temporada alta y los turistas vuelvan a sus países de origen, se verá si la mejora de las expectativas era consecuencia de una realidad o solo un espejismo.

Lo que está claro es que el crecimiento económico genera una inercia positiva para estos países del sur del continente. El motivo es que la creación de empleo para satisfacer las necesidades de los turistas genera a su vez demanda interna que activa otros sectores. Las previsiones de contratación que declaran las empresas en España son casi un 8% superiores a la media histórica del país en las últimas dos décadas. Solo Italia está mejor que España en este indicador de los grandes países europeos.

Por el contrario, Alemania está en negativo, lo que anticipa destrucción de empleo en los próximos meses, y Francia apunta a estancamiento del empleo en los próximos tres meses. Si esta brecha de previsiones se transforma en datos reales de empleo y PIB, permitirá a los países del sur del continente recuperar la convergencia con la media europea. Este proceso es urgente después de casi 15 años perdiendo posiciones en la clasificación respecto a los países del este de Europa. En esta ocasión, estos países son los que están mejor blindados contra la crisis internacional provocada por la invasión de Ucrania. La mala noticia es que la convergencia no se debe tanto al rápido crecimiento del sur como al estancamiento, o incluso contracción, del centro y este del continente.

Este diferencial en las previsiones económicas no es exclusivo de las empresas: la confianza de los consumidores españoles también supera a la de los principales países del euro. La situación en España no es que sea extraordinariamente positiva: el número de consumidores pesimistas y optimistas es muy similar a la media histórica del país. Pero sí que es mejor que en el resto de países europeos, que están claramente en terreno negativo. Por ejemplo, en Alemania son casi un 11% más pesimistas que optimistas y en Países Bajos el saldo negativo asciende al 22%.

Esta diferencia en el sentimiento de los consumidores se refleja en otras de las preguntas realizadas por la Comisión Europea. Por ejemplo, en España hay mayoría de familias que pretenden tirar de sus ahorros para seguir consumiendo (un 7% más). Por el contrario, en Europa son mayoría los que afirman que van a hacer un esfuerzo extra para elevar su ahorro (un 3% más).

Foto: Foto: iStock.

Los datos de evolución del ahorro en el inicio del año corroboran los resultados de esta encuesta, ya que los hogares españoles han reducido drásticamente su ahorro. De hecho, en los últimos meses las familias han pedido más créditos al consumo para poder mantener su ritmo de gasto en una coyuntura de pérdida de poder adquisitivo.

En buena medida, este incremento del gasto (en términos nominales) responde a la confianza de los hogares en que la economía seguirá creciendo y el empleo, aumentando. Por el contrario, en los países en los que cunde el pesimismo, se mantiene un nivel elevado de ahorro precautorio para cubrir futuros imprevistos.

Esta caída del ahorro en España deja a los hogares en una situación más vulnerable, pero, a cambio, genera mayor crecimiento económico en el corto plazo por el avance de la demanda. El resultado final de esta estrategia dependerá de si se avecina una crisis económica o si, por el contrario, se trata de una desaceleración temporal del crecimiento. Si el escenario futuro es el primero, el ahorro privado permitirá a los países superar las dificultades económicas. Pero si es el segundo, este impulso de gasto privado habrá ayudado a evitar una caída de la demanda innecesaria.

A lo largo de la segunda mitad del año, la política monetaria contractiva alcanzará su máximo impacto. La subida de los tipos de interés oficiales tarda un tiempo en trasladarse a la economía real a través del canal del crédito. Y el ciclo de alzas podría no haber terminado, ya que los datos de inflación siguen siendo persistentemente altos y el Banco Central Europeo no quiere dar margen a que se cronifique. En esta coyuntura económica tan complicada, tanto hogares como empresas anticipan un final de año complicado que podría incluso provocar una nueva recesión en algunos países del continente.

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