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El BCE enmienda a los Estados y pide centrar las ayudas energéticas en los más vulnerables
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INFORME ECONÓMICO DE SEPTIEMBRE

El BCE enmienda a los Estados y pide centrar las ayudas energéticas en los más vulnerables

Fráncfort se une al clamor contra los paquetes fiscales indiscriminados por miedo a que alimenten la inflación, critica su ineficiencia y reclama medidas "temporales" y "específicas"

Foto: La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (EFE/Ronald Wittec)
La presidenta del BCE, Christine Lagarde. (EFE/Ronald Wittec)
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Es un clamor. Hace mucho tiempo que una política pública no cosechaba tanto consenso entre los gobiernos y entre los expertos. Pero en sentidos contrarios. Los multimillonarios paquetes fiscales que han aprobado los 27 Estados miembros de la Unión Europea —sin excepción— contra la crisis energética han despertado las críticas de los principales organismos globales, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por beneficiar de forma indiscriminada al conjunto de los ciudadanos, independientemente de su renta. Hasta ahora, el Banco Central Europeo (BCE) había sido algo más prudente, pero en su último informe económico se suma al coro que pide focalizar las ayudas en los más vulnerables.

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El documento, conocido este jueves, ahonda en las advertencias que ya había lanzado Fráncfort en anteriores actas, donde se recogen las conclusiones de las reuniones del Consejo de Gobierno del BCE. En julio, por ejemplo, hablaba de medidas "temporales" y "específicas", que deben "limitar el riesgo de que las presiones inflacionistas aumenten y preservar la sostenibilidad de la deuda". Sin embargo, ahora va mucho más allá, al incorporar algunas de las ideas que la Comisión Europea ha defendido durante los últimos meses y que la inmensa mayoría de expertos e instituciones internacionales remarcan cada vez que tienen ocasión.

El regulador está preocupado por el impacto que las subvenciones indiscriminadas pueden tener sobre la demanda y pide que las ayudas contribuyan al ahorro de energía que promueve Bruselas. En nuestro país, por ejemplo, la subvención de 20 céntimos por litro de combustible ha sido criticada por alterar la señal de precios, que sirve para desincentivar el uso de las fuentes más sucias y, así, contribuir a la descarbonización. En abril de este año, cuando entró en vigor la ayuda, la demanda de carburantes se disparó un 8,1% respecto a marzo y un 14,2% respecto al mismo del año anterior, según los datos de Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).

Foto: El presidente Pedro Sánchez y las vicepresidentas Nadia Calviño y Teresa Ribera, en la bancada del Congreso de los Diputados. (EFE/Fernando Alvarado)

En uno de los recuadros que acompañan al informe económico de septiembre, los economistas Steffen Osterloh, Christoph Zwick y Miles Parker hacen un pronóstico que no habrá caído nada bien en Bruselas: "REPowerEU [el programa comunitario para independizarse energéticamente de Rusia] irá en detrimento de los objetivos de reducción de emisiones en el corto plazo". Mientras muchos Estados vuelven a quemar carbón y la Comisión pone en el mercado nuevos derechos de emisión, los autores consideran que las medidas para fomentar el ahorro del consumo —un 15% de media para el gas y un 10% para la electricidad— o la producción renovable contribuirán a avanzar en ese objetivo a medio y largo plazo.

Los Veintisiete se han gastado medio billón de euros en ayudas a hogares y empresas

Pero, de momento, la prioridad de los gobiernos está siendo amortiguar el impacto de los récords de la energía en el bolsillo de los ciudadanos. Cueste lo que cueste (y no solo en términos económicos). Según Bruegel, el 'think tank' de referencia en la capital comunitaria, los Veintisiete ya han destinado medio billón de euros en el último año para ayudar a los hogares y a las empresas a través de transferencias, rescates o rebajas de impuestos. En un informe fiscal publicado este miércoles, la OCDE calculaba que las medidas de apoyo a las familias ya han tenido un coste de 246.000 millones para los 89 países del estudio. De ellos, 169.000 millones (casi el 70%) se van en subvenciones a los combustibles fósiles.

Más allá de la cuestión medioambiental, el Banco Central Europeo ve en estos paquetes indiscriminados la sombra del despilfarro. Pese a que las reglas fiscales están suspendidas y el organismo reconoce que los planes de estímulos están siendo más modestos que los aprobados contra el covid, Fráncfort alerta del impacto que supondrá para las cuentas públicas la subvención generalizada de la demanda con independencia de la renta de los perceptores. En línea con las críticas del Banco de España o el Consejo Económico y Social a la ayuda española al combustible, el BCE advierte: "Las rebajas impositivas horizontales y las transferencias no focalizadas son menos eficientes en términos de costes que las medidas de gasto que concentran los beneficios en los ciudadanos más vulnerables".

De Guindos pide una "política fiscal selectiva" que choca con las rebajas del IVA a la luz y el gas

La idea, que también aparece en el informe de la OCDE, es que estas políticas se centren en quienes realmente ven en riesgo su economía familiar por el coste de la factura, como defendió esta semana el vicepresidente del regulador, Luis de Guindos, en un acto de Sabadell. El banquero español acuñó un término que escucharemos mucho en los próximos meses: "Política fiscal selectiva". Justo lo contrario que está haciendo el Gobierno español con las rebajas lineales de impuestos como el IVA a la luz y a la electricidad, tachadas de regresivas por los organismos internacionales citados anteriormente.

En las conclusiones de su informe económico, el Banco Central Europeo no da argumentos para justificar su posición, pero se remite al recuadro firmado por Osterloh, Zwick y Parker. Los tres economistas defienden sustituir las subvenciones generalizadas a la demanda de combustibles fósiles por cheques en función de la renta de los perceptores y sus necesidades de movilidad. Los beneficiarios recibirían una cantidad única, independientemente de su consumo, para no incentivarlo. Otra alternativa que proponen es que las ayudas se vinculen al reemplazo de instalaciones y equipos contaminantes por otros más eficientes.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), junto a la ministra de Hacienda y vicesecretaria general del partido, María Jesús Montero. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

"Las medidas de gasto focalizado reducen las pérdidas de subsidiar a los consumidores que no lo necesitan", concluyen los expertos. En otras palabras: evitan que los contribuyentes paguen con sus impuestos los paseos de fin de semana en Ferrari. De hecho, en otro recuadro publicado en su informe de julio, los economistas del BCE estimaban que solo el 12% del esfuerzo fiscal para paliar el impacto de la crisis energética estaba destinado a los hogares más pobres.

Los autores también critican las rebajas impositivas, que califican de "problemáticas", porque "no incentivan el uso eficiente de la energía ni la inversión en ahorro energético". Los argumentos de inequidad y ahorro son los más potentes en un momento en el que el alza de la recaudación gracias al aumento de las bases imponibles supera con creces la rebaja de los tipos impositivos. Como ya publicó este periódico, las subidas del recibo del gas compensan a Hacienda la merma de la recaudación por el recorte del IVA, que se estima en unos 190 millones de euros.

"Todas las medidas deberían limitar el riesgo de agravar las presiones inflacionistas"

En medio de una espiral inflacionista que amenaza por llevarse por delante a más de un Gobierno, el principal problema de los paquetes fiscales no está en el coste de los mismos, sino precisamente en el hecho de que sirvan para alimentar el círculo vicioso que dispara los precios. He aquí la gran diferencia con la crisis del coronavirus, y la explicación de por qué el BCE ha sido tan explícito esta vez. "Todas las medidas que los Gobiernos apliquen para compensar a los hogares y a las empresas deberían estar claramente focalizadas y diseñadas para limitar el riesgo de agravar las presiones inflacionistas en la economía", concluye el boletín del banco central. Fráncfort lleva tiempo advirtiendo de esta posibilidad, pero los gobiernos prefieren quemar billetes para frenar el descontento.

(Este miércoles, la Reserva Federal de Estados Unidos subió los tipos de interés al 3,25%, su mayor racha alcista desde los años 80, para frenar la inflación. Hace dos semanas, el BCE incrementó el precio del dinero en 75 puntos básicos, la mayor alza de la historia, por el mismo motivo).

Es un clamor. Hace mucho tiempo que una política pública no cosechaba tanto consenso entre los gobiernos y entre los expertos. Pero en sentidos contrarios. Los multimillonarios paquetes fiscales que han aprobado los 27 Estados miembros de la Unión Europea —sin excepción— contra la crisis energética han despertado las críticas de los principales organismos globales, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por beneficiar de forma indiscriminada al conjunto de los ciudadanos, independientemente de su renta. Hasta ahora, el Banco Central Europeo (BCE) había sido algo más prudente, pero en su último informe económico se suma al coro que pide focalizar las ayudas en los más vulnerables.

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