El INE cambia el relato de la recuperación: los salarios crecieron más que los beneficios

El INE ha actualizado su serie de contabilidad nacional desde el año 2020 hasta 2022 para incorporar todas las nuevas fuentes de información disponibles. La nueva serie eleva en un 1,5% el PIB del año 2022 (un 1,3%, descontada la inflación), lo que supone casi 20.000 millones de euros más. Esta revisión es una de las más intensas realizadas por el INE, fruto de la dificultad para medir la evolución de la economía durante los años de la pandemia. El cambio es tan relevante que modifica algunas de las interpretaciones que se habían hecho hasta ahora de la contabilidad nacional. La primera, que España recuperó los niveles de actividad de 2019 ya en 2022. La segunda, que todo el cálculo impreciso del INE hasta ahora era consecuencia de una medición incompleta de los salarios.

La masa salarial capitaliza toda la revisión que acaba de hacer el INE. De hecho, los beneficios del capital y la recaudación de impuestos se reducen levemente, haciendo aún más hueco al incremento de los salarios. En total, la masa salarial del año 2022 fue un 3,3% superior a la que había calculado el instituto inicialmente, un alza que supone 20.300 millones adicionales en la cuenta de los trabajadores. Por el contrario, los beneficios del capital (incluyendo a los autónomos) se han revisado un 0,2% a la baja, lo que rebaja la estimación en 1.400 millones de euros.

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Este cambio es relevante, porque hasta ahora la contabilidad nacional mostraba que la crisis del covid y la posterior recuperación apenas habían alterado el reparto de la renta en España entre salarios y beneficios. Sin embargo, el nuevo cálculo muestra que la balanza se ha decantado claramente por los salarios. Se cierra así una de las grandes dudas que dejaban los datos del PIB, ya que el gran crecimiento del empleo y las subidas de los salarios no encajaban con la moderación de la masa salarial.

El nuevo relato de la crisis que da el INE indica que el peso de los salarios en el PIB ha subido 1,2 puntos. Si antes de la pandemia estaba en el 46,6%, en 2022 había escalado al 47,8%. Este cambio es muy importante, ya que se trata del mayor peso de los salarios en el PIB de las dos últimas décadas, si se excluyen los años de recesión. En recesión suelen caer más los beneficios que los salarios, ya que las plantillas son más rígidas y para las empresas no es tan fácil prescindir de trabajadores cuando cae la actividad. O no lo era hasta la introducción de los ERTE. Además, ante una situación de una caída temporal de la actividad, las empresas prefieren no despedir para no descapitalizarse y soportar en sus márgenes la caída de ventas. Esto fue justo lo que ocurrió durante la pandemia, lo que llevó a los salarios a superar el 50% del PIB por primera vez en la serie histórica moderna.

El dato de 2022 no es tan elevado, pero sí es el más alto de las dos últimas décadas en época de expansión de la economía. Esto indica que la recuperación de la economía no solo fue intensiva en puestos de trabajo, sino también en salarios. El principal motor de la masa salarial ha sido la creación de empleo, pero también ha tenido influencia la subida de las retribuciones, en parte impulsada por los incrementos del salario mínimo interprofesional (SMI).

El INE también ha revisado al alza el cálculo del consumo de los hogares, lo que resulta comprensible si su renta real fue superior a la estimada hasta ahora. En concreto, el gasto de las familias fue un 1,2% superior al cálculo inicial, lo que supone añadir 9.000 millones de euros al PIB. Se trata de una cifra significativa, pero que está lejos de los 20.400 millones más de renta salarial. Esto significa que es posible que el ahorro durante la fase de la salida de la pandemia haya sido superior al calculado inicialmente. Los hogares han optado por contener su gasto y así construir un colchón ante la crisis de precios y de hipotecas que estaban viviendo. En 2022, el gasto de las familias fue un 7,2% superior al del año 2019, pero la renta salarial había crecido casi un 11%.

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Esto significa que el esperado boom del consumo gracias a la demanda embalsada no ha llegado. Una parte de esta renta guardada se fue a parar a compras de activos financieros (como letras del Tesoro o fondos de inversión) o a reducir deuda (con repagos adelantados de hipotecas). En definitiva, ha servido para sanear las cuentas de las familias a cambio de retrasar algo más la salida de la pandemia.

Los beneficios del capital (incluyendo las rentas de los autónomos) aumentaron en este periodo un 6,3%. Se trata de un alza más moderada que la de los salarios y va en línea con la lectura que realizaba el Ministerio de Economía de los márgenes empresariales. Según su Observatorio de márgenes empresariales, el sector privado habría alcanzado al inicio de 2023 el nivel de márgenes previo a la pandemia, lo que significa que en 2022 todavía estaría levemente por debajo de los niveles de 2019. Sin embargo, la evolución de los beneficios ha sido muy heterogénea. Algunos sectores, en especial la energía y la banca, han generado beneficios extraordinarios gracias a la crisis inflacionista, y también la hostelería gracias al auge de la demanda. Sin embargo, el resto todavía no había conseguido completar la recuperación en 2022.