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Los negros pronósticos para Israel del general que diseñó la desconexión de Gaza
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Ángel Villarino

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Los negros pronósticos para Israel del general que diseñó la desconexión de Gaza

Israel se enfrenta hoy a la decisión preliminar de La Haya, mientras la presión a Netanyahu crece en el frente interno. Las críticas del jefe de seguridad de Sharon dan pistas sobre el debate existencial que se ha abierto

Foto: Giora Elian, exjefe del Consejo de Seguridad Nacional de Ariel Sharon. (Ángel Villarino)
Giora Elian, exjefe del Consejo de Seguridad Nacional de Ariel Sharon. (Ángel Villarino)
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El Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) de La Haya está llamado a tomar hoy una decisión preliminar sobre la acusación de genocidio presentada por Sudáfrica. Mientras sus miembros deliberan, Israel mantiene un intenso debate interno, un clima que no tiene demasiado que ver con la imagen monolítica que se refleja en el exterior.

El centro de la polémica no se parece tampoco al que se proyecta hacia el extranjero. Más que las cifras de palestinos fallecidos o los bombardeos en zonas pobladas, preocupa la manera en la que el Gobierno de Benjamin Netanyahu está abordando lo que la mayoría de la población considera un desafío existencial para el Estado de Israel. También crece la tensión por la situación de los rehenes que permanecen en la Franja y por los interrogantes sin respoder tras el humillante fracaso de la Inteligencia y el Ejército israelí el 7 de octubre.

Eclipsado por las terribles imágenes de la guerra, la discusión que se está produciendo es importante porque de su desenlace depende lo que ocurra en los próximos meses en el país, en la región y probablemente en el mundo. No estamos hablando de las críticas vertidas por activistas por la paz, ni por intelectuales de extrema izquieda, sino por personas como el mayor general Giora Eliand.

Eliand fue jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Ariel Sharon de 2004 a 2006, los años en los que se planeó la desconexión de la Franja de Gaza del resto del país, para convetirlo en un territorio autogestionado y aislado. El general, que en principio tenía muchas reticencias con la operación, acabó sentando los términos del acuerdo y coordinando su implementación. Acabada la misión, dejó el cargo por iniciativa propia, alegando que no tenía nada más que aportar. Lo hizo poco después de que se celebrasen las últimas elecciones libres, las que acabó ganando Hamás y dividió en dos facciones al pueblo palestino.

Eliand está ahora retirado y ha seguido los atentados y la guerra desde su casa, pero mantiene contacto con muchos de sus antiguos compañeros y subordinados. Su visión de lo que está ocurriendo, que desgranó este miércoles ante un grupo de periodistas europeos en el que participó El Confidencial, es tremendamente pesimista y sirve, entre otras cosas, para entender el nivel de crítica interna que está recibiendo la gestión de Benjamin Netanyahu en el país.

placeholder Eliand posa para El Confidencial. (Á.V.)
Eliand posa para El Confidencial. (Á.V.)

Un negro futuro para la región

Antes de entrar a hablar de lo que se hizo mal, imaginémonos el futuro para entender lo que está en juego. El general retirado no cree que ya sea posible volver atrás, de manera que Israel tiene que afrontar la situación actual, haciendo los esfuerzos diplomáticos necesarios para evitar que el país acabe en una nueva guerra contra varios vecinos a la vez como en el pasado. "Deberíamos tratar de evitar luchar en varios frentes a la vez, pero ahora mismo le doy un 50 por ciento de posibilidades a entrar en guerra con Líbano. No con Hezbolá, sino con Líbano". En su opinión, la única manera de afrontar ese escenario, de enfrentar a Hezbolá y sus 50.000 cohetes es atacar el país vecino y llegar hasta Beirut. "Esa es la única manera de que Hezbolá tenga problemas en Líbano, de que empiece a ser presionado allí por haber traido la destrucción".

"Puede que lo que empezó en la pequeña Franja acabe convirtiéndose en la III Guerra Mundial"

Según Eliand, si la guerra se regionaliza, si llega a Libano, "en un periodo corto de tiempo acabará en Siria también, porque las milicias locales chiíes de Siria nos van a atacar. Si entramos en combate allí, antes o después tendremos una confrontación directa o indirecta con los rusos que operan en la zona. Y, por supuesto, Irán acabaría interfiriendo porque también controla muchas milicias allí. Si eso ocurre, quizá Estados Unidos quiera tomar represalias contra Irán, que a su vez es el mejor amigo de Rusia, que a su vez tiene una relación cada vez más estrecha con China, de manera que se podría esperar algún tipo de respuesta de esos dos países. Si eso ocurre, ya no estaremos en una guerra regional. Y todo lo que empezó en la pequeña Franja de Gaza acabe convirtiéndose en la Tercera Guerra Mundial".

Primera crítica: los ataques

"¿Cómo pudimos ser tan estúpidos, tan débiles y tan ineficientes el 7 de octubre?”, se pregunta el general. En su opinión, no falló tanto la Inteligencia como el uso que se hizo la misma. Como es sabido, llegaron repetidas e insistentes alertas sobre movimientos extraños en Gaza, pero ninguna de las diferentes capas del Ejército israelí quiso escucharlas. El general hace un paralelismo con lo que le ocurrió a Stalin en la Segunda Guerra Mundial. "Los servicios secretos soviéticos alertaron de que Hitler estaba preparando algo, que se estaba preparando para atacarles. Pero Stalin, que era una persona muy desconfiada para todo lo demás, fue muy confiada en esta ocasión. En este tipo de situaciones, si tú estás convencido de que algo no puede pasar, buscas explicaciones creativas que refuercen ese convencimiento. Stalin, por ejemplo, decidió que lo que le reportaban sus servicios secretos eran intoxicaciones de la Inteligencia británica para enfrentarlo a Hitler. Todos conocemos el resultado. Pues a nosotros nos pasó lo mismo”.

"Las decisiones de los últimos meses son desastrosas para los intereses de Israel"

La legendaria infalibilidad israelí en términos de seguridad, cimentada durante décadas de éxitos, les hizo pensar que Hamás no sería capaz de orquestar un ataque de esas dimensiones. Según Eliand, cuando empezaron a recibir pruebas de que estaban realizando ensayos y reuniendo fuerzas, se autoconvencieron de que eran movimientos para consumo interno. "Una ficción, un juego para su propia gente". Como no veían incentivos racionales, pensaron que seguían en la vía pragmática que parecían haber mantenido los últimos años. Esa madrugada, víspera de festivo, el jefe del Ejército, Herzi Halevi, ignoró la amenaza. Y el error se reprodujo por toda la cadena de mando, hasta llegar a los comandantes de zona que acabaron acribillados por Hamás. Todos llegaron a la conclusión de que la probabilidad de que esos movimientos se convirtiesen en un ataque real eran ínfimas. "Y decidieron no hacer nada. Detrás de las mayores catástrofes militares de la historia siempre hay errores humanos".

Segunda crítica: la respuesta militar

Eliand dice estar convencido de que la respuesta a los ataques de Israel no pudo ser peor y que estuvo "condicionada por la visión estadounidense" de pensar que Hamás es un grupo terrorista que mantiene rehenes a los palestinos. En su opinión, se deberían haber jugado bazas económicas y diplomáticas junto a las militares, con una estrategia integral que habría sido mucho más efectiva, menos sangrienta, y más digerible para la comunidad internacional que esta ofensiva militar total. "La narrativa se establece en los primeros días, como mucho en la primera semana. Una vez fijada, ya es prácticamente imposible de modificar". En su opinión, se minusvaloró la capacidad de Hamás y se pensó que la guerra sería mucho menos larga y cruenta de lo que está siendo. "No quiero decir que seamos los malos, al revés, ni que el Ejército no esté haciendo un trabajo increíble en Gaza. Pero las decisiones que se tomaron son desastrosas para los intereses de Israel".

Cree que el país debería haber evitado una invasión terrestre a gran escala, ya que el desafío que plantea Hamás en la Franja de Gaza es "el peor escenario que se ha encontrado un Ejército nunca". Sus enemigos disponen, asegura, de entre 30.000 y 40.000 combatientes que resultan imposibles de distinguir de la población civil cuando están en la superficie y que se mueven por el subsuelo mediante un sistema de túneles de cientos de kilómetros, "similar al metro de París", atrincherados con una "cantidad asombrosa" de armas y municiones modernas, con trampas y barreras defensivas en cada edificio. El general describe la Franja como un búnker "imposible de penetrar sin provocar una enorme destrucción y bajas civiles".

"La situación es más parecida a Vietnam o en Iwo Jima (Japón) que al ISIS"

Por eso, afrontar la crisis con una respuesta únicamente militar era la peor reacción posible que podía haber tenido Netanyahu. Un error, a su juicio, forzado por la Administración Biden, empeñada en que se puede acabar con Hamás igual que se acabó con el ISIS. "No logran entender que son problemas muy diferentes”. El ISIS eran "unos gánsteres que paseaban con kaláshnikov y aprovecharon la desintegración de dos países para aterrorizar a la población", mientras que Hamás goza del respaldo mayoritario de los gazatíes. "La situación es más parecida a lo que enfrentaron ellos en Vietnam o en Iwo Jima (Japón) que al ISIS". Y "Gaza se ha convertido en un régimen autónomo que quiere la aniquilación de todos los judios, igual que la Alemania nazi".

Foto: Un soldado israelí trabaja encima de un tanque en la frontera con el centro de Gaza. (Reuters/Amir Cohen)

Eliand propone una alternativa difícil de digerir, basada en la premisa de que Israel no lucha contra un grupo terrorista, sino que está en guerra contra otro Estado, que tiene su propio ejército y que es responsable único de lo que le pase a su población civil. "Su mayor debilidad es que no tienen recursos naturales. El agua que beben procede de Israel, la energía que consumen la proporciona Israel y la mayor parte de la comida también. Deberíamos haber impuesto un bloqueo completo y condicionado a la liberación inmediata de los rehenes a negociar su levantamiento. A nadie, excepto a Israel, se le ocurre dar de beber y enviar combustible y energía a su enemigo. Un bloqueo sería efectivo si se presenta no como medida punitiva, sino como una manera de doblegar a Hamás".

¿Pero no habría creado eso un dolor aún mayor, matando a cientos de miles de personas de hambre y sed? ¿No habría sido la última gota de agua para los altos cargos de Hamás?

"No, porque todos los combatientes tienen hermanas, hijos, familiares. Habría desencadenado una enorme presión y convulsión interna, quizá una revuelta". Otra opción es que hubiesen salido cientos de miles de civiles por la frontera con Egipto, "como ha ocurrido en todas las guerras recientes, en Siria, en Ucrania… que han creado millones de refugiados". Su planteamiento, dice, habría debilitado a Hamás en lugar de fortalecerlo, que es lo que está ocurriendo ahora a pesar de los avances sobre el campo de batalla. Desde ese punto de vista, dice, "Israel está perdiendo la guerra", porque "cuantas más víctimas palestinas en los ataques, más presión". "Nuestro objetivo estratégico debería ser destruir todas las capacidades para que el régimen actual deje de existir (...) y cualquier militar sabe que la mejor estrategia no es la que te obliga a luchar más, sino la que te permite luchar menos".

Tercera crítica: la narrativa diplomática

Eliand cree que Netanyahu ha cometido un error aún mayor: ha renunciado a usar herramientas políticas en esta guerra. "No ha ofrecido ninguna solución, ningún plan, no le ha explicado a nadie qué piensa hacer el día después, cuando acabe la guerra". Esta falta de expectativas hace todavía más difícil de digerir la respuesta israelí, incluso para sus aliados. "Lo que debería haber hecho es muy, muy sencillo. No he sido primer ministro, pero he trabajado con ellos, conozco su trabajo. Debería haber salido a hablar para dejar dos cosas muy claras. Que no puede haber un control de Hamás sobre la Franja de Gaza nunca más. Y que tampoco puede volver a haber una ocupación israelí permanente".

Al revés, debería "haber abierto negociaciones con cualquier país, empezando por el mundo árabe, con Egipto, Arabia Saudí, Emiratos, pero también con la Unión Europea, con Japón, etcétera" para negociar lo que va a ocurrir en Gaza a partir de ahora, "dejando claro que no tenemos intereses territoriales ni políticos allí". Haciendo evidente que "nuestro único interés es la seguridad, de manera que sean los actores internacionales los que se encarguen de reconstruir el territorio y convertirlo en un lugar donde la gente pueda vivir, pero siempre que se comprometan a una desmilitarización real". Además de a "controlar la educación, donde se enseña a los palestinos a odiar a Israel". En opinión del general, si esto se hubiese hecho hace tres meses, se podría haber avanzado ya mucho. "Ahora lo que tenemos es que todo el mundo está enfadado con nosotros, incluidos los americanos, porque la guerra es larga, está muriendo mucha gente y seguimos negándonos a hablar de lo que pasará después".

El Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) de La Haya está llamado a tomar hoy una decisión preliminar sobre la acusación de genocidio presentada por Sudáfrica. Mientras sus miembros deliberan, Israel mantiene un intenso debate interno, un clima que no tiene demasiado que ver con la imagen monolítica que se refleja en el exterior.

Conflicto árabe-israelí Gaza Israel
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