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La gran pregunta de la guerra en Gaza: ¿qué es una "victoria" para Israel?
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Acabar con Hamás... y luego qué

La gran pregunta de la guerra en Gaza: ¿qué es una "victoria" para Israel?

El objetivo declarado es “acabar con Hamás”. ¿Es eso posible? ¿Cómo?

Foto: Soldados israelíes, en el norte de la Franja de Gaza. (Reuters/Ronen Zvulun)
Soldados israelíes, en el norte de la Franja de Gaza. (Reuters/Ronen Zvulun)

Tras el ataque de Hamás en el sur de Israel, el Gobierno clamó “venganza”. Lo que siguió fue un mes de bombardeos masivos sobre la Franja de Gaza y, desde hace un par de semanas, una invasión terrestre. Las tropas israelíes ya controlan áreas en el norte, costa mediterránea y el Wadi Gaza, el valle que divide la Franja en dos. El objetivo era cercar la capital del enclave, Ciudad de Gaza, y ya desde los últimos días se están produciendo combates en zona urbana. El objetivo declarado es “acabar con Hamás”. ¿Es eso posible? ¿Cómo? Lo que pasará después de la incursión y lo que se consideraría ya por fin una “victoria” para el Israel liderado por Benjamín Netanyahu no está tan claro.

En los últimos días, y mientras se acumulan los cadáveres de los palestinos, la pregunta se ha hecho más persistente. Porque es más fácil empezar que terminar la operación. En las primeras semanas, funcionarios de Tel Aviv consultados por varios medios internacionales apuntaban que el futuro de su operación, una vez finalice, no es una de sus preocupaciones principales. Pero en algún momento tendrían que dar las explicaciones necesarias. Tom Beckett, teniente británico retirado y miembro del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (CSIS), explicó en un informe que ninguno de los escenarios de la ofensiva terrestre es bueno. "No importa cuán exitosa sea la operación para derrotar a Hamás como organización militar, el imperativo político de Hamás y el apoyo de la población a la resistencia continuarán", escribió.

Después de la incursión terrestre, una posibilidad es que Israel vuelva a ocupar Gaza para controlarla. Es a donde parecen apuntar las últimas declaraciones tanto de Netanyahu como de varios de sus ministros. “Creo que Israel tendrá, durante un periodo indefinido, la responsabilidad general de la seguridad, porque hemos visto lo que sucede cuando no la tenemos”, ha asegurado el primer ministro, pero sin responder a la pregunta de quién debe gobernar Gaza una vez finalice la guerra. “Aquellos que no quieran seguir el camino de Hamás”, contestó.

Foto: Gazatíes abandonan el norte de la Franja tras el ultimátum de Israel. (EFE/Mohammed Saber)

Con pocas opciones para esos que pretendan “no seguir el camino de Hamás”, algunos miembros del gabinete de Netanyahu parecen apuntar a que la victoria de Israel ya no es “acabar con Hamás”, sino que se plantean una ocupación, quizás incluso, y pese a las advertencias de EEUU, a largo plazo.

El ministro de Seguridad interna, el ultranacionalista Ben Gvir, llamó incluso no solo a reocupar el enclave, sino a reconstruir antiguos asentamientos israelíes. El ministro de Patrimonio, Amichai Eliyahu, el mismo que acaparó titulares por un comentario en televisión sobre lanzar una bomba nuclear sobre la Franja, declaró que los asentamientos israelíes en Gaza (que fueron evacuados tras la retirada del Ejército israelí de la Franja en 2005) deberían restablecerse una vez finalizada la guerra.

Gaza no puede continuar dirigida por Hamás, e Israel no puede ocupar Gaza”, ha declarado este lunes el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken.

Finalidad política

“Es probable [incluso tras la invasión] que Hamás permanezca en el poder, aunque sea de forma debilitada. O que otro grupo similar, o una combinación entre ellos, tome el control de Gaza. Otra opción es que Israel administre el territorio a través de una fuerza respaldada directamente por el Ejército”, sostiene Alexander Palmer, investigador asociado y responsable del Proyecto de Amenazas Transnacionales del CSIS, a El Confidencial.

"El resultado o combinación de resultados que veamos dependerá del destino de la campaña militar de Israel, de su política interna y de la presión internacional sobre el Gobierno. Es extremadamente improbable que todos estos escenarios resulten en una disminución a largo plazo de la violencia y la inestabilidad", afirma Palmer.

Los movimientos militares de Israel apuntan a una finalidad política, centrada en la derrota de Hamás y la eliminación de sus bases en Gaza. Si no tuvieran una intención más allá, podría interpretarse como un signo de debilidad de la estrategia, porque Hamás es una organización difícil de desmantelar totalmente. El grupo ha conseguido apoyo de una gran parte de la población gazatí, a la que gobierna desde 2007. A pesar de que sea derrotado militarmente por las fuerzas de Tel Aviv —un escenario muy probable, por su debilidad en el campo de batalla—, puede seguir siendo importante políticamente a través de los grupos de resistencia.

Foto: Los gazatíes escapan de la ciudad de Gaza después del ultimátum de Israel. (EFE/Mohammed Saber)

Estas negociaciones podrían pasar por incluir a un tercer actor. La Autoridad Palestina, la organización que gobierna transitoriamente desde 1994 en la Franja de Gaza y parte de Cisjordania, sería en teoría la mejor opción. “Sin embargo, su legitimidad política ha disminuido desde que Hamás tomó el control de la Franja en 2007 y hay pocas razones para creer que no sería derrocada por la Yihad Islámica en Palestina u otro grupo similar a Hamás dentro de unos pocos años sin apoyo militar directo de Israel”, apunta Alexander Palmer.

A nivel regional, a largo plazo, "los trágicos acontecimientos podrían animar a las partes de Oriente Medio a buscar una solución diplomática. Depende, en parte, de la respuesta de Israel. Gran parte de lo que Israel logra (militar, diplomática, económica y políticamente) depende de su proyección de fuerza. Si sale de la crisis habiendo perdido su brillo de disuasión, los posibles nuevos socios de paz lo descartarán como débil. Si Israel toma represalias con una campaña que proyecta fuerza y ​​sofisticación estratégica, la humillación de hoy se convierte en la validación del mañana. La pregunta que todo el mundo en la región y en todo el mundo se hace: ¿Israel sigue siendo Israel?", añade Laura Blumenfeld, analista de Oriente Medio e investigadora principal del Centro Philip Merrill de Estudios Estratégicos de la Escuela Johns Hopkins.

Sin alternativas de Gobierno

Detrás de la crisis de la Autoridad Palestina está Mahmud Abás, su presidente desde 2004. El político llegó como una figura renovadora de la causa palestina en ese momento, pero su mandato ha acabado dominado por las divisiones, la incapacidad de gestionar el conflicto con Israel y marcado por su perpetuación en el poder.

Ya en 2014, la organización no se posicionó como una opción en un documento facilitado a The Times en el que se exponían opciones sobre el futuro de Gaza después de la última escalada entre Israel y Hamás. La mejor solución, según el texto, apuntaba al control de las fronteras de Gaza por parte de las Naciones Unidas mientras las milicias se disolvían y se levantaba el bloqueo por parte de Tel Aviv. Hamás seguiría teniendo el control del territorio, pero moderaría sus operaciones.

Ese escenario sería, en la guerra actual, teóricamente posible, según el investigador del CSIC, pero parece poco probable que llegue a efectuarse. “La administración de Timor Oriental [durante su proceso de independencia] por parte de las Naciones Unidas sienta un precedente, pero las condiciones políticas y las medidas que llevaron a su creación casi no se parecen en nada a la situación actual en Gaza. Tampoco es probable que Egipto asuma la administración de la Franja, porque no querrá heredar el territorio mientras se enfrenta a una insurgencia latente en el Sinaí”, subraya.

En la “segunda fase” de la incursión terrestre en Gaza, sigue existiendo una desconexión entre los planes de la guerra de las tropas de Tel Aviv y lo que sucederá el día después. En un futuro incierto, analistas como Gerard Dotti, experto en relaciones internacionales especializado en Oriente Medio, creen que el end game de Netanyahu es la anexión de todos los territorios palestinos. Incluso el fin del plan de la ONU de dividir el territorio en dos Estados. “La Autoridad Palestina tiene su propio frente silencioso abierto con los colonos israelíes, que parece que están siendo armados. Creo que estamos presenciando la vuelta de hoja que imposibilita totalmente esa solución propuesta por las Naciones Unidas”, explica a este periódico.

Tras el ataque de Hamás en el sur de Israel, el Gobierno clamó “venganza”. Lo que siguió fue un mes de bombardeos masivos sobre la Franja de Gaza y, desde hace un par de semanas, una invasión terrestre. Las tropas israelíes ya controlan áreas en el norte, costa mediterránea y el Wadi Gaza, el valle que divide la Franja en dos. El objetivo era cercar la capital del enclave, Ciudad de Gaza, y ya desde los últimos días se están produciendo combates en zona urbana. El objetivo declarado es “acabar con Hamás”. ¿Es eso posible? ¿Cómo? Lo que pasará después de la incursión y lo que se consideraría ya por fin una “victoria” para el Israel liderado por Benjamín Netanyahu no está tan claro.

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