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La meta inalcanzable que se ha puesto Israel: acabar con Hamás sin llegar a tomar toda Gaza
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"Aplastar y destruir"

La meta inalcanzable que se ha puesto Israel: acabar con Hamás sin llegar a tomar toda Gaza

Tras una probable victoria militar israelí, que no será inmediata, surgirán para la potencia invasora nuevos problemas: ¿A quién entregar la franja conquistada?

Foto: Vista de pájaro del barrio de Karama, en Gaza. (DPA/Mohammed Talatene)
Vista de pájaro del barrio de Karama, en Gaza. (DPA/Mohammed Talatene)
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Hace poco más de una semana, Israel se dedicaba a las más pacíficas misiones de negociar la apertura de una embajada en Arabia Saudí, hito diplomático histórico para el país judío. Ahora, el proyecto ha quedado aparcado e Israel está a punto de invadir Gaza.

Este sábado, el Gobierno israelí y sus Fuerzas Armadas (IDF) apuntan, ya sin embragues, a la invasión terrestre de la franja de 365 kilómetros cuadrados, donde viven hacinados al menos 2,1 millones de palestinos. Durante una visita a los kibutz de Kfar Aza y Be'eri, escenarios de matanzas de Hamás, el primer ministro Benjamin Netanyahu aseguró: "Con nuestros combatientes en la Franja de Gaza, en primera línea. Estamos todos listos". Un mensaje del que se hicieron eco las IDF en un último comunicado la noche del mismo día, en el que afirmaron que "se están preparando para implementar un amplio rango de planes operativos ofensivos", con "énfasis en operaciones terrestres significativas".

Sobre lo que sí hay serias dudas es hasta dónde llegará Israel para, según anunció Netanyahu, "aplastar y destruir" al movimiento armado Hamás que tanto daño le causó con su ataque sorpresa del sábado 7.

Foto: F-35I Adir de las fuerzas aéreas israelíes. (IDF)

Más allá de las rimbombantes declaraciones de los políticos israelíes, los anuncios de los militares arrojan algo más de luz sobre las intenciones de un Ejército que lleva días bombardeando Gaza, efectuando pequeñas incursiones con sus fuerzas especiales y sometiendo a su población a una asfixia energética y alimentaria.

Los bombardeos, de hecho, han sido masivos. Según cifras ofrecidas por la Fuerza Aérea israelí, en los primeros seis días de la operación Espadas de Hierro, lanzada ya el mismo 7 de octubre, aviones israelíes dispararon 6.000 bombas y misiles sobre la Franja. No mucho menos de lo que EEUU lanzó sobre Afganistán en un año, y más de lo que se lanzaba al mes sobre objetivos del ISIS en Irak o Siria, en los picos máximos.

Israel está descargando en menos de una semana más bombas de las que EEUU soltaba sobre Afganistán en un año

Según los registros de las Fuerzas Aéreas estadounidenses, el mayor número de bombas que se lanzaron durante la guerra de Afganistán en un año fue de 7.423.

"Israel está descargando en menos de una semana lo que EEUU descargaba sobre Afganistán en un año, en un área mucho más pequeña y mucho más densamente poblada, donde los errores [de puntería o inteligencia] se verán multiplicados", afirmaba Marc Garlasco, asesor militar de la ONG PAX for Peace, al diario Washington Post.

El máximo que la Coalición Internacional contra el ISIS, liderada por EEUU, lanzó sobre Siria, en el contexto de la batalla por la reconquista del bastión del Daesh en Raqqa, fue de 5.000 en un mes completo. Sobre Irak, durante la batalla de Mosul, el máximo fue de menos de 4.000 en un mes, según datos recopilados en el estudio The Air War Against the Islamic State, de Rand Corporation.

En anteriores ocasiones, Israel ha admitido que la inteligencia que utiliza en sus bombardeos contra "objetivos de Hamás" en Gaza está en ocasiones anticuada, pero en este caso el objetivo no sería una "operación quirúrgica" contra los terroristas, sino preparar terreno, llegando incluso a derribar barrios enteros, para esa posible invasión terrestre.

"En el pasado, la idea consistía en utilizar la fuerza con retención y mantener a un Hamás débil que pudiera administrar la franja de Gaza", explicó el teniente-coronel Peter Lerner, portavoz del Ejército israelí. "No era cuestión de invadir el enclave", añadió. "Pero cuando el movimiento ejecutó su plan diabólico, cambió las reglas del juego". "Entonces, Israel va a cambiar también las suyas".

"Lo que ahora se avecina va a ser de más envergadura y más severo" que en otras ocasiones, anunció Richard Hecht, otro portavoz castrense. "No va a ser limpio", precisó. "Vamos a ir allí muy, muy agresivamente contra Hamás", concluyó sin dar más detalles.

Foto: Cúpula de Hierro intercepta varios misiles lanzados por Hamás, el 9 de octubre. (Reuters/Amir Cohen)

La ocasión anterior a la que se refería fue la operación Margen Protector (verano de 2014) en la que el Ejército israelí penetró en una pequeña parte de Gaza. La operación al completo duró 51 días y causó la muerte de 2.205 civiles palestinos y de 75 soldados invasores.

Ahora tampoco parece que el Ejército israelí vaya a apoderarse de toda la Franja, de la que se retiró en 2005 por orden del entonces primer ministro Ariel Sharon, el más halcón entre halcones. "No podemos quedarnos en Gaza para siempre", reconoció entonces apesadumbrado. Un año después, Hamás ganó las elecciones legislativas en Palestina y en 2007 se hizo con todo el poder en la Franja, eliminando a sus rivales de Al Fatah.

El ultimátum dado por Israel el viernes, mediante el lanzamiento de octavillas, conminaba al millón largo de habitantes de Gaza que vivían al norte de un río seco a refugiarse en el sur. La ONU advirtió que esa orden, imposible de cumplir para los hospitales, equivalía a llevar a la población "al abismo".

La superficie de la franja es un poco más pequeña que Málaga (30 kilómetros cuadrados menos), pero tiene el cuádruple de población. Si acataran todos el ultimátum, sus dos millones deberían hacinarse en un territorio apenas más grande que el término municipal de Huesca y vivir allí al aire libre.

La orden de evacuación inviable servirá sobre todo al Ejército israelí para afirmar ante los gobiernos occidentales y su opinión pública que hizo cuanto estaba a su alcance para evitar víctimas civiles. Las habrá y serán numerosas entre los palestinos, y probablemente también entre los soldados israelíes. Hay además civiles que no quieren dejar sus casas: Hamás les insta a quedarse y no siempre Israel se lo pone fácil, pues el viernes bombardeó una caravana de vehículos que había puesto rumbo al sur y causó unos 70 muertos.

"No hay un Ejército convencional en el mundo que quiera librar una guerra urbana porque sabe de antemano que tendrá muchas bajas en sus filas", asegura un militar español que estudió de cerca las recientes batallas de Alepo (Siria) y Bajmut (Ucrania). Israel no es una excepción.

¿Por quién pretende además el Gobierno de Netanyahu sustituir a Hamás?

Aunque su incursión haya estado precedida de intensos bombardeos por tierra, mar y aire; aunque su potencia de fuego sea muy superior; los soldados de Israel se enfrentarán a un enemigo, las Brigadas de Al-Qassam (brazo armado de Hamás) bien pertrechado y con la moral muy alta tras humillar militarmente a Israel el 7 de octubre. Conocen además el terreno y disponen de una red de túneles por toda la Franja. Desde su escondite, asestarán duros golpes al invasor.

Israel no tiene, aparentemente, la intención de adueñarse de toda la Franja y por eso instó a su población a concentrarse en el sur. De ser así, lo que subsista de Hamás y de la Yihad Islámica, su pequeño aliado, siempre podrá refugiarse en los aledaños de la frontera con Egipto y desde ahí seguir hostigando.

Foto: Los gazatíes escapan de la ciudad de Gaza después del ultimátum de Israel. (EFE/Mohammed Saber)

El jefe del Consejo de Seguridad Nacional israelí, Tzachi Hanegbi, insistió el sábado que el objetivo acordado en el gabinete de guerra es despojar a Hamás del control militar y político de Gaza. Rehusó dar más detalles, pero sí recalcó: "Vamos a decir a Hamás que se acabó su dominio de Gaza". Alcanzar esa meta sin llegar hasta el último rincón de la Franja, sin eliminar al último combatiente palestino, parece harto difícil. ¿Por quién pretende además el Gobierno de Netanyahu sustituir a Hamás? Una ocupación de Gaza durante largo tiempo le supondría un gran desgaste, como ya lo sufrió a finales del siglo pasado.

El sueño de muchos dirigentes israelíes es que Egipto, que linda por el sur con la Franja, abra de par en par las puertas de Rafah, el único paso fronterizo, y acoja a decenas de miles, quizás cientos de miles de refugiados palestinos procedentes de Gaza. La disminución de la presión demográfica facilitaría el control de ese enclave palestino. El presidente egipcio Abdel Fattah al-Sissi se ha negado, por ahora, en redondo. Los habitantes de Gaza, repite, "deben permanecer en su tierra".

Otra posibilidad sería, una vez derrotado Hamás, traspasar el territorio a la Autoridad Nacional Palestina, la institución reconocida internacionalmente y que ejerce su endeble poder en la parte de Cisjordania donde no hay asentamientos de colonos judíos. Está en manos de una gerontocracia desprestigiada encabezada por Mahmud Abás, de 87 años. Pese a lo dócil que ha sido con Israel, es improbable que acepte tal encargo, y si lo hiciera suscitaría aún más rechazo entre los palestinos de a pie en Cisjordania y Gaza.

Con su victoria militar, que parece aún remota, pero que se da por descontada, empezará para la potencia invasora una nueva ristra de problemas.

Hace poco más de una semana, Israel se dedicaba a las más pacíficas misiones de negociar la apertura de una embajada en Arabia Saudí, hito diplomático histórico para el país judío. Ahora, el proyecto ha quedado aparcado e Israel está a punto de invadir Gaza.

Israel Conflicto árabe-israelí
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