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Netanyahu prepara Israel para una invasión de Gaza mientras batalla presiones internas
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El precedente de Golda Meir

Netanyahu prepara Israel para una invasión de Gaza mientras batalla presiones internas

El cerco de Gaza está "apenas empezando", según el primer ministro. Aunque todavía no se ha anunciado una invasión terrestre, las tácticas utilizadas y la retórica apuntan en ese sentido

Foto: Restos de edificios tras un bombardeo en Gaza. (Reuters/Mohammed Salem)
Restos de edificios tras un bombardeo en Gaza. (Reuters/Mohammed Salem)
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"La Franja de Gaza no va a volver a ser como antes", ha declarado el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant. Frente a la destrucción de barrios enteros, reducidos a escombros bajo los misiles y las bombas de Israel, no es tan difícil imaginárselo. En el cuarto día (martes) desde el inicio del asalto de Hamás contra el sur de Israel y la consecuente respuesta hebrea en forma de bombardeos contra Gaza, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha asegurado que el cerco a la Franja "no ha hecho más que empezar".

Netanyahu ha prometido represalias que "cambiarían el rostro de Oriente Medio", insistiendo en que, tras la masacre del fin de semana, no se puede permitir que Hamás exista junto a Israel. Pese a la acumulación de material militar en la frontera del enclave y la movilización de más de 300.000 reservistas, el Gobierno israelí no se ha pronunciado todavía oficialmente sobre si, para acabar con Hamás de una vez por todas, se lanzarán los tanques en una invasión terrestre de la Franja o continuarán, un día más, los ataques desde el aire.

Foto: Un palestino llora sobre el cuerpo de su sobrino muerto en un bombardeo israelí. (EFE/Mohammed Saber)

Al tiempo que refuerza sus fuerzas terrestres en el norte y el sur, la aviación israelí ha bombardeado un número sin precedentes de objetivos que, según defienden las autoridades israelíes, albergan instalaciones y viviendas de dirigentes de Hamás. Este martes, aviones de combate israelíes atacaron barrio por barrio ciudades de la Franja. Tras horas de ataques aéreos, gran parte del barrio de Rimal, en la ciudad de Gaza y considerado sede del Gobierno de Hamás y centro financiero del enclave, ha quedado convertido en amasijos de hormigón y hierros.

Según varios expertos, semejante nivel de devastación física, que además fuerza a la evacuación de los residentes civiles (más de 263.000 se han visto forzados a abandonar sus casas, según cifras de Naciones Unidas), podría ser el preludio de un nuevo objetivo, una ofensiva terrestre.

placeholder Destrucción en Gaza tras un bombardeo israelí. (EFE/Mohammed Saber)
Destrucción en Gaza tras un bombardeo israelí. (EFE/Mohammed Saber)

Las cuatro guerras anteriores entre Israel y Hamás, entre 2008 y 2021, terminaron sin resultados concluyentes, con Hamás maltrecho tras cada ofensiva israelí pero aún capaz de lamerse las heridas y controlando siempre la Franja de Gaza. Esta vez, sin embargo, el Gobierno de Israel está sometido a una intensa presión pública para derrocar a Hamás, un objetivo considerado inalcanzable en el pasado porque requeriría una reocupación de la Franja, al menos temporalmente. Una empresa harto difícil no solo por las delicadas implicaciones geopolíticas e internas, sino incluso militarmente.

"El objetivo es que esta guerra termine de forma muy distinta a todas las anteriores. Tiene que haber una victoria clara", afirma Chuck Freilich, ex asesor adjunto de seguridad nacional en Israel, en declaraciones recogidas por la agencia AP. "Habrá que hacer lo que haya que hacer para cambiar fundamentalmente la situación", añadió. Pero la presión es un arma de doble filo.

Críticas dentro de Israel

En el quinto día de contienda, Israel suma más de 1.200 muertos, incluidos 155 soldados. Gaza, 1055 víctimas, según las autoridades locales. Con todos esos muertos a sus espaldas, no son pocos los que se preguntan si el primer ministro debería seguir siéndolo.

“Netanyahu y todo su Gobierno y la cúpula del Ejército deben dimitir de inmediato y que haya un Gobierno de unidad y emergencia que nos haga sentir que alguien tiene el timón”, asevera Yafi Shpirer, psicóloga y tía de Omer Shpirer, que a sus 35 años fue asesinada en el kibutz Mefalstim el sábado. Yafi también perdió a sus primos Orly Pinko y David Shwartzman, asesinados en el ahora tristemente célebre kibutz Kfar Aza, donde las autoridades israelíes aseguran haber encontrado cadáveres mutilados, decapitados o quemados entre los cuerpos de cientos de personas asesinadas, incluyendo 40 niños.

Foto: Soldados israelíes transportan el cuerpo de una víctima de un ataque perpetrado por militantes de Gaza en el kibutz Kfar Aza. (Reuters/Ronen Zvulun)

No es el momento de buscar culpables”, sentenció el ministro de Cultura y Deporte, Miki Zohar, del Likud (ultraderecha), mientras los periodistas que le entrevistaban le recordaban, a gritos, que el propio primer ministro Netanyahu había exigido la cabeza de otros primeros ministros por eventos mucho menores que una masacre facilitada por errores estructurales del país que dirige. El general en la reserva Israel Zvi, enrojecido de ira, decía en las noticias del ente público israelí que era imperativo que Netanyahu se pusiera a un lado de inmediato. Y así una y otra vez.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Netanyahu se dejó engañar, a mi juicio, él creyó que podía apaciguar a Hamás con las concesiones de pasarles dinero y mercancía de Qatar y, de paso, normalizaba relaciones también con Qatar, ¡un buen acuerdo!”, explica Luis Fleischman, sociólogo político. Además, tal vez también por el carácter poco modesto del primer ministro, “se regocijó mucho al ver que Hamás no participaba cuando el pasado abril Israel fue detrás de líderes de la Yihad Islámica. Debió de pensar: no le interesa la guerra, qué bien”.

El académico dice que lo que pasó por alto el liderazgo israelí fue no entender cabalmente que la ideología de Hamás no se apacigua con concesiones. “En regímenes totalitarios, la ideología es inflexible, pensar que hay un fin racional moderado es un error, un error humano”.

Foto: Patrullas en la ciudad de Sderot, atacada por los milicianos de Hamás. (EFE/Atef Safadi)
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En el clima de pasmo israelí en medio del horror de bebés decapitados, cadáveres esparcidos, violaciones, mutilaciones, perros tiroteados, familias enteras quemadas, se oye decir a comentaristas, exmilitares y políticos, “ahora vemos la verdadera cara de Hamás”, de modo que sí, había una concepción de que Hamás estaba en otra fase. “O que había cambiado sus objetivos en los últimos años, y no por eso hay que culpar a Netanyahu, muchos otros lo pensaban también”, añade el sociólogo.

"Cuando hay guerras, los políticos que las lideran o las padecen no pueden salir indemnes"

Pero cuando hay guerras, los políticos que las lideran o las padecen no pueden salir indemnes. “Netanyahu no sobrevive a esto”, sentencia Fleischman. “Hay una percepción de que este Gobierno es poco profesional. Hay gente que tiene cargos de seguridad sin tener idea de seguridad, como Ben Gvir, hubo decisiones políticas equivocadas de mandar a los soldados a Cisjordania en lugar de mantenerlos en el sur, poco profesionales, en fin”.

A los pocos meses de la Guerra de Yom Kipur, la primera ministra y el titular de Defensa, Golda Meir y Moshé Dayan, dimitieron, por los fallos de inteligencia y por las muertes de tantos soldados, más de 2.600 en 18 días de combate en la guerra sorpresa por antonomasia del país. “Con 1.200 muertos, la mayoría civiles, en dos días en 2023, los fallos de Meir y Dayan, en comparación, son mínimos”, dice Fleischman.

La debilidad interna

Uno de los miembros de Hamás que entraron en Israel el sábado, y que fue detenido por el servicio de seguridad interno Shin Bet, dijo en interrogatorio, según citó la Radio del Ejército el lunes, que habían estado preparando la operación durante un año y que “los meses de manifestaciones les animaron”. Tal vez porque el país y sus fuerzas estaban distraídos, tal vez por lo que dijo en su momento el líder de la organización chií proiraní del Líbano, Hasan Nasrala, que los israelíes "estaban tan divididos que iban a comenzar a matarse los unos a los otros", haciéndoles un favor.

Foto: Un soldado de artillería israelí organiza proyectiles cerca de Gaza, en el sur de Israel. (EFE/Atef Safadi)

Lo que sí parece que es opinión consensuada es que la división interna israelí fue clave para la preparación de este ataque. “Si Netanyahu y su Gobierno no hubieran hecho todo lo que estaba en su mano para aprobar una serie de proyectos de ley cuyo único fin era debilitar al Tribunal Supremo y eximir a Netanyahu de sus cargos de corrupción, las cosas serían muy diferentes ahora”, afirma Ran Caspi, médico y reservista.

Además, cuando el ministro de Defensa, Yoav Gallant, se opuso a continuar apoyando las medidas gubernamentales dada la amplia oposición popular y fue fulminantemente destituido, para ser de nuevo reinstaurado en su cargo dos semanas después, la cabeza del ministerio quedó debilitada irreparablemente.

Un Gallant ya frágil llamó la atención de Netanyahu sobre la pérdida de los reservistas, cuando muchos de ellos decidieron no presentarse a su servicio voluntario por decir no poder servir bajo un Gobierno que trataba de convertirse en dictadura.

“Sí, Netanyahu es responsable, al fin y al cabo. Y su gabinete, todos los ineptos, todos los que se pelearon con los militares y todos los que llevaron el país a esta debilidad que sus enemigos han sabido utilizar a su favor, lamentablemente”, concluye Fleischman.

"La Franja de Gaza no va a volver a ser como antes", ha declarado el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant. Frente a la destrucción de barrios enteros, reducidos a escombros bajo los misiles y las bombas de Israel, no es tan difícil imaginárselo. En el cuarto día (martes) desde el inicio del asalto de Hamás contra el sur de Israel y la consecuente respuesta hebrea en forma de bombardeos contra Gaza, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, ha asegurado que el cerco a la Franja "no ha hecho más que empezar".

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