Primero el sur de Gaza, ¿luego el Sinaí? El plan israelí de desplazamiento de palestinos que teme Egipto
Este sábado se cumple el ultimátum israelí para la evacuación del norte de Gaza. Miles de gazatíes han huido rumbo al sur mientras el norte espera lo que parece una inminente invasión terrestre
El viernes, Israel lanzó un ultimátum. "La Ciudad de Gaza se ha convertido en un campo de batalla. Debéis evacuar vuestros hogares inmediatamente y dirigiros al sur. Por vuestra seguridad, no debéis regresar a vuestros hogares hasta nuevo aviso de las Fuerzas de Defensa de Israel", decían los cientos de panfletos que el Ejército israelí ha distribuido desde el aire sobre las localidades del norte de la Franja de Gaza, que acumulan un estimado de 1,1 millones de habitantes.
En los últimos días, aviones israelíes han arrasado barrios enteros. Los muertos ya superan los 1.900. Desde hace días, la Franja no tiene apenas electricidad, agua, gasolina, suministros o incluso internet. El último aviso de Israel solo apunta a la promesa de nuevos y más intensos bombardeos, tan pronto como este mismo sábado. Quizá como preámbulo antes de una gran invasión terrestre que parece inminente. Durante la última semana, además de la campaña de bombardeos con cifras inéditas en su crudeza, Israel ha movilizado a 360.000 reservistas y trasladado blindados y otro tipo de material armamentístico al sur del país.
Pese a que Hamás, grupo que controla la Franja desde 2007, ha catalogado de "propaganda" y "guerra psicológica" la amenaza israelí, y que las organizaciones internacionales como la ONU han declarado "imposible" una evacuación de semejantes características en menos de 24 horas ya cumplidas, miles de palestinos desesperados se han lanzado a las carreteras. El sur, sin embargo, no está preparado para recibir semejante afluencia: los campos de refugiados del norte de Gaza (Al Shati y Jabaliya) son algunos de los lugares más densamente poblados del mundo.
"Cientos de familias están abandonando sus hogares de norte a sur, mientras la ocupación israelí sigue bombardeando sin cesar. Mientras te contesto, hay dos civiles asesinados y ocho heridos en el puente de Wadi", relata a través de entrecortados mensajes de WhatsApps Said Shoaib, residente del norte de Gaza. Él es uno de los que ha decidido abandonar su casa y huir rumbo al sur de la Franja. "Ahora los coches están trasladando a la gente hacia el sur. Se mueven justo hoy, después de la advertencia. En los últimos días, no había ningún tipo de transporte".
El ultimátum de Israel no ha venido, sin embargo, acompañado de un plan de evacuación o siquiera de corredores humanitarios que permitieran el pasaje seguro de los civiles a través de las dos únicas carreteras que recorren de norte a sur la zona.
"El llamamiento de Israel a desplazar a más de un millón de personas en 24 horas"
"Según la ONU, la escala del desplazamiento que Israel ha pedido no solo no es factible, sino que profundizaría la crisis humanitaria en la franja de Gaza. Las violaciones del derecho internacional humanitario por parte de Hamás no eximen a Israel de sus obligaciones de respetar el propio derecho internacional", sostiene Timothy E. Kaldas, vicedirector del Tahrir Institute for Middle East Policy (TIMEP), a El Confidencial.
Según han denunciado numerosos palestinos y corroboran imágenes que han logrado salir de la Franja pese al bloqueo del internet cada vez más generalizado, Israel ha continuado con los bombardeos. Hamás ha denunciado —y hay vídeos que parecen confirmar la versión del grupo—, que al menos 70 personas han muerto mientras eran evacuados en un camión y varios coches, víctimas de un misil israelí.
"Estamos esperando la muerte... bombardean a cada minuto en todas partes y no paran", recuenta Said. Justo al terminar su entrevista, Said añade: "Otro amigo asesinado ahora mismo; su nombre, Ali Nasman".
"El llamamiento de Israel a desplazar a más de un millón de personas en 24 horas —algo imposible— parece un intento cínico de absolverlos de la responsabilidad de continuar con sus bombardeos ilegales de zonas civiles densamente pobladas", añade Kaldas.
Los que deciden quedarse se enfrentan al miedo no solo de una reforzada campaña de bombardeos, sino la posibilidad de una invasión terrestre. También, al hambre, la oscuridad y el silencio.
"Es tan horrible. Especialmente, cuando llega la noche, Gaza se envuelve en la oscuridad y las únicas luces que tenemos son las bombas y misiles israelíes que golpean nuestras casas", dice Motie Abú Musabah, quien ha preferido no abandonar el norte de la Franja. "No tengo ningún sitio a donde ir". "Nadie en Gaza tiene comida suficiente y nadie puede llevar comida consigo. No solo por los ataques [israelíes], sino también porque la comida se estropearía al no haber electricidad", explica Musabah. "Las autoridades israelíes amenazan con cortar el servicio de Internet el sábado. Quieren aislar Gaza por completo".
Expulsión a Egipto
Un hombre se lamenta frente a la cámara de una televisión local gazatí tras un bombardeo: "Mis hijos y mi hermana han sido asesinados. Me enterraré entre los escombros de mi casa y dormiré debajo. Si Netanyahu [primer ministro israelí] es realmente un hombre, que vuelva a disparar. ¿Qué espera? ¿Que huyamos a Egipto? No, volveremos a casa".
El desplazamiento de cientos de miles de gazatíes hacia el sur es visto por muchos como solo un primer paso hacia la única frontera de Gaza no controlada por Israel, la del paso de Rafah, entre Gaza y Egipto. Por el momento permanece cerrada, a la espera de que Israel permita el acceso de los convoyes de ayuda humanitaria en forma de agua y alimentos para las mermadas reservas de la población civil en Gaza.
Pero El Cairo ya ha advertido que no permitirá la evacuación de cientos de miles de palestinos hacia su territorio, incluso en el escenario de una invasión terrestre y pese a la presión de Estados Unidos, según reporta la prensa estadounidense. "La soberanía egipcia no será violada, e Israel es responsable para la creación de corredores humanitarios para ayudar a la gente de Gaza", recogía el medio Al Qaheram, citando a una fuente del aparato de seguridad egipcio. Antony Blinken, secretario de Estado de EEUU, planea visitar Egipto este fin de semana. Es posible que EEUU ofrezca a Egipto incentivos para ceder, según el diario Financial Times. Y las escenas de desesperación en Gaza aumentarán la presión.
Horas antes del anuncio israelí, el presidente egipcio, el exmariscal Abdelfatah Al Sisi, advirtió públicamente que los gazatíes "deberían mantenerse firmes y permanecer en su tierra". Egipto es tierra de teorías conspiranoicas, pero la arraigada creencia de que Israel pretende expulsar a los palestinos al Sinaí y que el territorio pasará a ser el nuevo estado palestino tiene hechos que la sustenta. "Es algo que se ha comentado durante décadas. En 2019, Jared Kushner [yerno de Donald Trump y asesor de la presidencia] propuso expandir Gaza hacia el norte del Sinaí como un lugar donde los gazatíes podrían vivir y trabajar bajo el control de Egipto", explica Kaldas, el analista del Tahrir Institute for Middle East Policy (TIMEP).
No hace falta alejarse mucho. Esta misma semana, el viceministro de Exteriores israelí y diplomático Daniel Ayalon afirmaba a la cadena Al Jazeera: "No les decimos a los gazatíes que se vayan a las playas [en referencia al cierre de todas las fronteras] o se ahoguen... Dios no lo quiera. Hay espacio casi infinito en el desierto del Sinaí, justo al lado de Gaza. La idea es que vayan al desierto del Sinaí. [...] La comunidad internacional les construirá diez ciudades y les dará comida [...] Egipto debería aceptarlo". Aunque puntualiza, "temporalmente".
Egipto teme que, si abre la puerta a una oleada de refugiados gazatíes, estos acaben convirtiéndose en permanentes. Tal y como sucedió en la Nakba (catástrofe, en árabe), el gran éxodo palestino en 1948 con la creación del estado judío y la primera guerra árabe-israelí. Entonces, unos 750.000 palestinos se vieron forzados a abandonar sus casas. A la inmensa mayoría —ni a sus descendientes— se les permitió nunca regresar.
En 2023 sucede lo mismo, pero con el 1,1 millones de palestinos que residen en el área del norte de Gaza. Israel no ha propuesto unas fechas para el regreso de los civiles a sus casas, más allá de un vago "hasta nuevo aviso de las IDF". En el caso de una ocupación terrestre, no hay promesas de que esa limpieza étnica del territorio de la Franja mediante el desplazamiento forzoso de población no vuelva a ocurrir, y que Israel no se negará a recibir de nuevo a los refugiados expulsados. La causa palestina "no debe ser liquidada a expensas de otros países", defendía esta semana Al Sisi.
Muchos palestinos que se han negado a abandonar el norte de la Franja lo sienten también así. "Lo que está sucediendo es un crimen de guerra, un genocidio, una limpieza étnica y un castigo colectivo. Mi familia y yo no nos vamos, nos quedamos en casa. No viviremos en la humillación del desplazamiento forzoso repetido, las colas, la ayuda humanitaria. Que dios os bendiga, que dios os proteja", se despide Ahmed Bassiounii.
El viernes, Israel lanzó un ultimátum. "La Ciudad de Gaza se ha convertido en un campo de batalla. Debéis evacuar vuestros hogares inmediatamente y dirigiros al sur. Por vuestra seguridad, no debéis regresar a vuestros hogares hasta nuevo aviso de las Fuerzas de Defensa de Israel", decían los cientos de panfletos que el Ejército israelí ha distribuido desde el aire sobre las localidades del norte de la Franja de Gaza, que acumulan un estimado de 1,1 millones de habitantes.
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