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Una "decepción" llamada Abás: de renovador de Palestina a cacique eterno
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15 años como líder de la ANP

Una "decepción" llamada Abás: de renovador de Palestina a cacique eterno

Poco antes de la ofensiva israelí sobre Gaza, los territorios palestinos iban a celebrar sus primeras elecciones en 15 años, que finalmente fueron canceladas por el propio Abás

Foto: Un encuentro entre Abás y Netanyahu en 2010. (Reuters)
Un encuentro entre Abás y Netanyahu en 2010. (Reuters)

Apenas un día después de que jurara el cargo el nuevo primer ministro de Israel, el derechista Naftali Bennett, con el apoyo de una ecléctica alianza de ocho partidos de todo el espectro político, poniendo fin a doce años de gobierno de Benjamín Netanyahu, Israel bombardeó Gaza en respuesta a unos ataques con globos incendiarios. El mensaje estaba claro: se ha ido Netanyahu, pero aquí todo sigue igual.

Pero lo que realmente sigue inmutable, como si el escenario político no hubiera cambiado durante los últimos doce años de Netanyahu es, al otro lado de la Línea Verde, el líder palestino, Mahmoud Abás, acumula ya quince controlando los destinos de la Autoridad Nacional Palestina. Un líder político que llegó como un renovador de la causa palestina y que se ha terminado perpetuando en el poder.

Foto: Escenas de destrucción en Gaza tras un bombardeo israelí. (EFE)

Poco antes de la ofensiva israelí sobre Gaza, los territorios palestinos iban a celebrar sus primeras elecciones en quince años, que finalmente fueron canceladas por el propio Abás en medio de fuertes presiones y obstáculos de las autoridades israelíes. Entonces llegó la ofensiva, con el grupo islamista Hamás asaltando de nuevo el centro del debate y protagonizando la acción palestina, relegando de nuevo a un ultimísimo plano, una vez más, a Abás.

Tras la ofensiva en la Franja de Gaza, muchos —incluso entre los palestinos— han visto a Abás como el mayor perdedor del último capítulo del conflicto. El enfoque de "resistencia pasiva no violenta" que él representa no habría traído a los palestinos un mínimo de derechos y aspiraciones, a pesar de las concesiones que, según ven los palestinos, se han hecho a Israel durante su liderazgo de la Autoridad Nacional Palestina a lo largo de los últimos años.

Entre ellos está Nizar Banat, un joven activista político que pretendía presentarse a las elecciones palestinas —finalmente canceladas—. Para Banat, la 'Resistencia Palestina' ha superado a Abás, reemplazándolo como actor regional en Oriente Medio.

Una 'eterna' vida política

El último logro público de Abás fue su victoria en las elecciones presidenciales de la Autoridad Palestina en 2005 (las últimas que se han celebrado), con la consigna de "establecer el estado palestino". En 2007, el Movimiento de Resistencia Islámica (acrónimo de Hamás, en árabe) rompió con la autoridad de Abás y se hizo con el control de la Franja de Gaza. A partir de entonces, el Movimiento Nacional de Liberación de Palestina (Fatah) que dirigía el líder palestino empezó a sufrir escisiones, desde la expulsión de un peso pesado, Muhammad Dahlan, en 2011 por acusaciones de corrupción a la de Nasser al-Kidwa (sobrino del histórico líder palestino Yaser Arafat).

El 29 de abril, Abás extinguió la última llama de esperanza para una renovación política democrática al posponer (indefinidamente) las primeras elecciones parlamentarias palestinas en quince años, apuntando a que Israel no permitía el voto en la Jerusalén ocupada. Estas elecciones eran un rayo de esperanza por el cambio en el sistema político palestino, aquejado de numerosas crisis. La más significativa, la continua y cada vez más profunda división entre Fatah y Hamás como las dos principales fuerzas políticas palestinas, y su incapacidad de avanzar en los objetivos de los palestinos frente a los intereses de Israel.

Foto: Protestas en Gaza contra la decisión de Mahmud Abás. (Reuters)

Fadi Shikh Youssif, activista político independiente que lidera la lista electoral 'Sueño', opina que Abás no debería haber pospuesto los comicios, sino que debería haber utilizado la prohibición de Israel para convertirlas en una batalla política por la soberanía en Jerusalén. En entrevista con El Confidencial, Sheikh Youssif añade este fracaso político a la larga lista de promesas sin cumplir que acumula Abás.

En los catorce años al frente de la Autoridad Nacional Palestina, el proyecto político de Abás ha sido incapaz de responder a una pregunta: ¿Qué pasa si Israel se niega a garantizar un estado Palestino con las fronteras de 1967, tal y como está reconocido en resoluciones internacionales legítimas?

La cuestión quedó incluso más patente cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó su famosa iniciativa para resolver el conflicto, conocida como 'Acuerdo del Siglo', con unos estándares territoriales muy por debajo de los mínimos de un Estado palestino viable. Un Estado palestino con las fronteras de 1967 es el mínimo que todas las fuerzas políticas palestinas, incluida Hamás, han aceptado como una expresión de buena voluntad.

Foto: Mapa de la "solución" de dos Estados en el Plan de Paz de Trump. (Casa Blanca)

El presidente Abás está comprometido con la negociación con Israel como una opción insustituible para reducir el coste para los palestinos en el terreno bajo la ocupación de Israel, según reconoce la comunidad internacional y que se prolonga ya décadas, defiende Salim al-Agha, director del Departamento de Relaciones Nacionales del cuadro estudiantil de Fatah.

placeholder Mahmoud Abás en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. (Reuters)
Mahmoud Abás en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU. (Reuters)

Pero las negociaciones directas entre Abás e Israel han llegado a un punto muerto, especialmente con la 'derechización' de la política israelí y el crecimiento de las fuerzas más ultranacionalistas y derechistas, que no ven a los palestinos como un interlocutor.

Los partidarios de Abás sostienen que el reconocimiento del Estado Palestino por parte de 193 países miembros de las Naciones Unidas en 2018 es su victoria personal. Este reconocimiento allanó el camino para unirse a muchas organizaciones internacionales como la Corte Internacional de Justicia, que esperan que procese a varios líderes del ejército israelí por cometer crímenes durante las sucesivas guerras en Gaza, e investigue los asentamientos israelíes en Cisjordania. No todos celebran incondicionalmente este éxito, considerándolo "papel mojado" en una realidad sobre el terreno en la que la Autoridad Nacional Palestina carece de poco poder efectivo en Cisjordania.

Los acuerdos de normalización con Israel de cuatro países árabes (Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos) el pasado año enturbiaron aún más el escenario para los palestinos, ya que la 'Iniciativa para la Paz Árabe' (resolución de Naciones Unidas en 2002) enlaza la normalización de las relaciones entre países árabes e Israel como una forma de alcanzar una "solución" a la cuestión palestina que terminen aceptando los palestinos.

A Israel le conviene Abás

Ante la imposibilidad práctica de Mahmoud Abás para lograr establecer un estado palestino independiente con las fronteras de 1967 y Jerusalén como su capital, se convirtió ante los ojos de muchos palestinos en un hombre de "concesiones", "fracasos", "renuncia a la resistencia armada" y "división".

Desde que llegó al poder, los asentamientos de colonos israelíes en Cisjordania se han expandido exponencialmente, han aumentado las restricciones a la libertad de circulación y los puestos de control en zonas ocupadas por Israel. También las detenciones en manifestaciones como las del barrio Sheik Jarrah, contra el desahucio de familias palestinas: bajo el proyecto político de Abás, los palestinos ya no pueden expresar su enojo.

Foto: Misiles de Hamás hacia Israel interceptados.

En medio del creciente descontento contra Abás, "Israel es lo único que evita que masas palestinas asalten el cuartel [de Abás] en Ramala y lo derroquen", opina Banat.

Según un estudio del Centro Palestino de Investigación de Políticas y Encuestas el pasado diciembre, la opinión de que Abás debería renunciar a su cargo subió hasta los dos tercios de la población encuestada, aunque las críticas a Abás no se expandían a todo el movimiento Fatah. "El equilibrio de apoyo a Fatah y Hamás no cambia", añade el informe.

Difícil renovación

Incluso dentro de la propia Fatah, Abás se está enfrentando también a otros rivales políticos. Los dos grandes 'expulsados', Muhammad Dahlan y Nasser al-Kidwa lideran la 'Corriente reformista democrática' y el 'Foro Nacional democrático' respectivamente. Pero no hay duda, especialmente tras la última ofensiva de Israel sobre Gaza, de que el mayor competidor de Abás y su proyecto pacífico y pasivo es el militar de Hamás.

Foto: Escenas de destrucción en Gaza tras un bombardeo israelí. (EFE)

El resentimiento contra Abás es especialmente alto en Gaza. Muchos gazatíes lo señalan también como parte del cerco a la Franja junto a Israel durante los últimos catorce años. La Autoridad Nacional Palestina bajo el mando de Abás ha impuesto numerosas sanciones económicas a la Franja en distintos periodos, como parte de una política para "recuperar Gaza" incitando a la opinión pública contra Hamás, según admite al-Agha, el director del Departamento de Relaciones Nacionales del cuadro estudiantil de Fatah. Justo antes de las elecciones proyectadas para este 2021, Abás redujo la mayoría de estas sanciones económicas, en un intento de mejorar su imagen.

A pesar de sus continuas pérdidas internas y su incapacidad para gestionar el conflicto con Israel, el presidente Abás se niega a abandonar la arena política. Recientemente ha estado intentando jugar la carta de la reconstrucción de Gaza. Un 'salvavidas' político que le ha entregado Estados Unidos para asegurarse de que los fondos no lleguen a Hamás, considerado grupo terrorista por Washington (y la UE). La visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, a la residencia de Abás en Ramala brindó una nueva oportunidad. La Autoridad Palestina de Abás intentará invertir en esta oportunidad para mantener su base sólida en un último intento por ganar más tiempo para su decreciente proyecto político.

Apenas un día después de que jurara el cargo el nuevo primer ministro de Israel, el derechista Naftali Bennett, con el apoyo de una ecléctica alianza de ocho partidos de todo el espectro político, poniendo fin a doce años de gobierno de Benjamín Netanyahu, Israel bombardeó Gaza en respuesta a unos ataques con globos incendiarios. El mensaje estaba claro: se ha ido Netanyahu, pero aquí todo sigue igual.

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