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Misión: cortar el grifo de financiación occidental a Hamás. Ha salido regular
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El tercer grupo terrorista más acaudalado

Misión: cortar el grifo de financiación occidental a Hamás. Ha salido regular

Tanto Israel como EEUU y otros países occidentales intentan acabar con los recursos de Hamás, que cuenta con un presupuesto militar de entre 100 y 350 millones de dólares

Foto: Un soldado de las Brigadas de Ezzeldin Al-Qassam, brazo armado del movimiento islamista palestino Hamás. (EFE/Mohammed Saber)
Un soldado de las Brigadas de Ezzeldin Al-Qassam, brazo armado del movimiento islamista palestino Hamás. (EFE/Mohammed Saber)
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¿Sabía usted que la revista Forbes, igual que elabora un ranking de los individuos más ricos del mundo, tiene también una lista de los grupos terroristas más acaudalados? En ella, la organización palestina Hamás figura en el puesto número tres, tan solo por detrás de la milicia chií libanesa Hezbolá y los talibanes en Afganistán, y por delante de Al Qaeda o el Estado Islámico. Tan solo el presupuesto militar anual de Hamás se estima en entre 100 y 350 millones de dólares, a lo que hay que añadir todo lo destinado a fines civiles.

Desde el brutal atentado del pasado 7 de octubre, Israel y sus socios se han movilizado para tratar de poner coto a estos fondos. A finales de octubre, el subsecretario del Departamento del Tesoro estadounidense para cuestiones de terrorismo e inteligencia financiera, Brian Nelson, viajó a Qatar y Arabia Saudí para exigir su cooperación en esta cuestión. "EEUU está preparado para adoptar acciones unilaterales, pero cuando estamos alineados estratégicamente con socios en la región, tenemos una gran oportunidad de éxito a mayor velocidad y con mayor eficiencia", declaró Nelson en Doha. Pocos días antes, la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Tesoro había sancionado a 10 instituciones que financiaban a Hamás desde Gaza, Cisjordania, Sudán, Turquía, Argelia y Qatar.

Pero la densidad y complejidad de las estructuras económicas de Hamás suponen un desafío formidable. Pese a las limitaciones que enfrenta necesariamente un grupo que tanto EEUU como la UE han designado como terrorista, el grupo cuenta con un poderoso imperio financiero globalizado y diversificado, con múltiples fuentes de financiación y una intrincada maraña de empresas pantalla, donaciones de origen oscuro y lucrativas inversiones diseñadas de forma que no se sepa quién es el beneficiario final.

Foto: El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, visita la base naval del sector sur en Ashdod. (Europa Press/Kobi Gideon)

"Las investigaciones sobre tramas de financiación del terrorismo no solo son ampliamente complejas, sino que además requieren mucho tiempo y muchos recursos tanto humanos como económicos", explica Sergio Altuna, investigador especializado en islamismo radical y coautor del informe Tackling Hamas funding in the West (Bloqueando la financiación de Hamás en Occidente), recién publicado por el Programa sobre Extremismo de la Universidad George Washington. "Además, los gobiernos occidentales en los últimos 10, 15 años han dado prioridad a otras cuestiones y no a perseguir los diferentes mecanismos de financiación que Hamás ha desarrollado en Occidente, principalmente porque no lo han entendido como una amenaza directa a su seguridad", dice a El Confidencial.

"A ello hay que añadir que las pruebas son muy difíciles de obtener y no siempre son admitidas en sede judicial. No existe, además, homogeneidad al respecto. La trazabilidad y la cadena de custodia presentan dificultades añadidas, y el umbral probatorio para demostrar la intención del donante de financiar un acto específico de terrorismo varía de país a país", señala Altuna. Además, tal y como se desarrolla en el informe, "en algunos casos hay países en los cuales solo es punible la financiación explícita de la rama militar de Hamás, mientras que haber financiado su aparato de provisión de servicios sociales o su brazo político no supone tal problema".

Apoyos estatales

Uno de los principales pilares de estos fondos es la financiación directa de Irán, que considera a Hamás una pieza clave en su estrategia asimétrica contra Israel, el autodenominado "eje de la resistencia". El apoyo iraní se ha ido incrementando gradualmente con los años, e Ismail Haniyeh, uno de los líderes más prominentes de Hamás, declaró en una entrevista con Al Jazeera a principios de 2022 que Irán donaba unos 70 millones anuales a la organización palestina.

El otro gran donante es Qatar, que ha aportado unos 1.000 millones de dólares desde 2014, aunque se trata de un caso completamente diferente. Dado que Hamás es también la fuerza política que administra la Franja de Gaza desde 2006, este aporte se hace bajo los auspicios de EEUU y con plena cooperación de las autoridades israelíes, para pagar el funcionamiento de la Administración y los servicios locales. El dinero, unos 30 millones de dólares al mes, se enviaba en maletines en efectivo a través del paso fronterizo israelí de Erez.

"No encontramos ninguna otra forma de financiarlo y no queríamos una crisis humanitaria", señaló recientemente Neomi Neumann, la antigua jefa de investigación del Shin Bet, el servicio de inteligencia interior de Israel, a la cadena estadounidense NBC. No obstante, desde el principio "sabíamos que era muy problemático", añadió.

Foto: Soldados israelíes, en el norte de la Franja de Gaza. (Reuters/Ronen Zvulun)

"La financiación de grupos como Hamás a menudo está relacionada con agendas políticas o geoestratégicas de aquellos países involucrados, por lo que estos están sujetos a posibles y ciertamente imprevisibles cambios, como ya se ha visto en el tiempo. Un ejemplo de ello pueden ser otros países del Golfo que anteriormente financiaban ampliamente a Hamás y que ahora no lo hacen", comenta Altuna. "Resulta ciertamente complicado desincentivar la financiación o el apoyo de una organización como Hamás, pues aunque en Estados Unidos, en Canadá o en la Unión Europea esté considerada una organización terrorista, su estatus no es tal en otras partes del mundo", indica.

Los portavoces de Hamás insisten en que existe una estricta separación entre las partidas presupuestaras destinadas a administrar la Franja de Gaza y aquellas dirigidas a su rama militar, aunque muchos especialistas son escépticos al respecto. "De todos los fondos supuestamente destinados a la población, la mayoría han acabado yendo a sus capacidades militares", según Neumann. A los críticos también les resulta obvio que la corrupción también juega un papel importante en la arquitectura financiera del grupo. Pese a las miserables condiciones de vida dentro de la Franja de Gaza, los líderes de Hamás en el exilio en Qatar o Turquía viven rodeados de todo tipo de lujos.

Los beneficios de administrar Gaza

Pero el hecho de ser la autoridad efectiva de un territorio implica otros muchos beneficios colaterales. Solo los impuestos no oficiales a algunas actividades comerciales en la Franja de Gaza reportan a sus arcas unos 450 millones de dólares al año, según estima una investigación de la cadena estadounidense NBC. Pero la principal ventaja es la legitimidad que aporta a nivel internacional, que facilita a los propagandistas de Hamás el fusionar su causa y su programa político con los supuestos intereses del pueblo palestino.

En aquellos países que no consideran a Hamás un grupo terrorista, señala Altuna, "además de ser reconocida como Gobierno legítimo de un territorio, sus actividades se enmarcan como parte de un proceso de resistencia anticolonial. A todo ello hay que añadir que en el imaginario popular arabo-musulmán, Palestina ocupa un lugar de enorme importancia, no solo en lo referente al plano religioso, sino también en los planos cultural e incluso civilizacional. Y además de su simbolismo, pues en la actualidad la cuestión palestina tiene un indiscutible arraigo como parte de una narrativa de resistencia, justicia histórica, solidaridad panmusulmana, etcétera".

El principal problema que esto plantea para los gobiernos es el de las organizaciones caritativas, donde a menudo es muy difícil discernir entre aquellas que realizan donativos lícitos de carácter humanitario para la población de Gaza y otras áreas de Palestina de las que se usan para financiar de forma encubierta a Hamás. "Organizaciones caritativas corruptas han sido un importante portal para la financiación de Hamás —y del terrorismo en general— durante décadas. En algunos casos, nuevas organizaciones surgen de repente para apoyar un atentado específico o grupo terrorista, o simplemente mienten y dicen que los fondos serán usados para ayudar a los musulmanes en situación de necesidad en todo el mundo”, señala el analista Brian Monroe en un reciente informe de la Asociación de Especialistas Certificados de Crímenes Financieros (CFCS).

placeholder Un padre y su hijo, tras los ataques israelíes en Deir Al Balah, en la Franja de Gaza, el 5 de diciembre. (EFE/Mohammed Saber)
Un padre y su hijo, tras los ataques israelíes en Deir Al Balah, en la Franja de Gaza, el 5 de diciembre. (EFE/Mohammed Saber)

Además, Monroe señala que el objetivo es engañar a los musulmanes radicalizados para apropiarse del llamado zakat, el tercer pilar del islam, que estipula la necesidad de donar una pequeña parte de los ingresos del creyente para ayudar a otros. "En otros casos, operativos de grupos terroristas trabajan para infiltrarse en organizaciones caritativas mayores y más fiables hasta una posición de poder y control financiero", afirma este experto.

De hecho, varios gobiernos europeos, como Austria, Dinamarca, Alemania, Suecia y Suiza, así como la Comisión Europea, han anunciado en las últimas semanas medidas para suspender o restringir los fondos a ONG palestinas, ante el temor de que estas estén sirviendo de plataformas para canalizar dinero hacia Hamás y otros grupos como la Yihad Islámica Palestina. Esta decisión ha sido fuertemente criticada por instituciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, que el pasado 28 de noviembre emitió un durísimo comunicado al respecto junto con otras 95 organizaciones, en el que si bien condenan de forma inequívoca los atentados del 7 de octubre, califican de "infundadas" muchas de estas acusaciones hacia organizaciones que "juegan un papel crucial para proteger los derechos de las personas".

Inversiones poco ortodoxas

Además de las ayudas de algunos Estados y las proporcionadas por las falsas ONG humanitarias, Hamás recibe donaciones individuales. Al menos desde 2019, el grupo ha puesto en marcha eficaces mecanismos digitales en este sentido, utilizando redes sociales como Telegram para solicitar donativos en criptomonedas, para oscurecer las transacciones. A pesar de ello, las autoridades israelíes han sido extraordinariamente eficaces a la hora de rastrear y confiscar monederos digitales pertenecientes a esta y otras organizaciones palestinas, lo que ha hecho que su flujo se haya reducido considerablemente.

Aun así, es altamente probable que las criptomonedas hayan jugado un papel esencial en la financiación del atentado del 7 de octubre. Según los cálculos de las empresas de investigación en criptofinanzas BitOK y Elliptic, citadas por el diario The Wall Street Journal, monederos digitales vinculados a la Yihad Islámica Palestina recibieron unos 93 millones de dólares entre agosto de 2021 y junio de 2023, mientras que en los de Hamás entraron unos 41 millones durante un periodo de tiempo similar.

A eso se suman otras muchas fuentes de financiación que van de lo más o menos ortodoxo hasta lo puramente ilegal. Según el Departamento del Tesoro de EEUU, Hamás tiene un portfolio de inversiones internacionales en el sector inmobiliario y otros activos por valor de unos 500 millones de dólares en países como Argelia, Arabia Saudí, Sudán, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. El grupo cuenta con múltiples profesionales financieros que gestionan la tesorería del grupo, y que residen en lugares como Estambul. La organización también comercia con productos de contrabando —incluyendo estructuras de narcotráfico en el continente americano similares a las de Hezbolá, según algunos expertos antiterroristas— y lleva a cabo actividades de extorsión.

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"Por ahora, Hamás parece blindada financieramente", afirma un artículo publicado en The Economist. "Israel ha infligido escaso daño a sus ingresos o ahorros, y los bancos turcos han sido poco colaborativos. Las numerosas sanciones de EEUU son menos eficaces si sus objetivos pueden mantener efectivo fuera del sistema bancario. Y Hamás esconde bien sus empresas. 'Cada vez que crees que has pillado un pez gordo, cambia de nombre', se lamenta un antiguo oficial del Departamento del Tesoro [de EEUU]".

Israel cuenta con una unidad llamada Tsiltsal (Lanza) especializada en guerra económica, que ahora trabaja contra el reloj para tratar de cortar el flujo de dinero que alimenta la maquinaria de la organización palestina. EEUU también ha redoblado sus esfuerzos, así como otros aliados por todo el mundo, en muchos casos afinando herramientas financieras desarrolladas y puestas a punto durante las dos pasadas décadas de la llamada "guerra contra el terrorismo" lanzada tras el 11-S.

Sus adversarios, sin embargo, también han demostrado ser innovadores y capaces de adaptarse, y llevan mucho tiempo preparándose para esta reacción. Lo que está claro es que en el campo económico, la campaña de aniquilación total ya ha empezado. Sus resultados, de momento, son mucho más inciertos.

¿Sabía usted que la revista Forbes, igual que elabora un ranking de los individuos más ricos del mundo, tiene también una lista de los grupos terroristas más acaudalados? En ella, la organización palestina Hamás figura en el puesto número tres, tan solo por detrás de la milicia chií libanesa Hezbolá y los talibanes en Afganistán, y por delante de Al Qaeda o el Estado Islámico. Tan solo el presupuesto militar anual de Hamás se estima en entre 100 y 350 millones de dólares, a lo que hay que añadir todo lo destinado a fines civiles.

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