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El escándalo sexual de Netanyahu que Israel perdonó y Hamás nunca entenderá
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Geopolítica sentimental

El escándalo sexual de Netanyahu que Israel perdonó y Hamás nunca entenderá

Cómo la convulsa vida privada del primer ministro israelí, y la relación con su criticada e investigada esposa, explican los altibajos de un país enfrentado a su enésima crisis bélica

Foto: Benjamín Netanyahu con su mujer, Sara, celebrando su última victoria electoral. (Reuters)
Benjamín Netanyahu con su mujer, Sara, celebrando su última victoria electoral. (Reuters)

Enero de 1991, Guerra del Golfo, Benjamín Netanyahu, viceprimer ministro israelí de Asuntos Exteriores, está en un estudio de la CNN en Tel Aviv. En mitad de la entrevista, suena la sirena antiaérea, una lluvia de misiles Scud iraquíes cae sobre la ciudad. El joven político se pone tranquilamente una máscara antigás y sigue la entrevista. Firme ante los ataques del enemigo. Fue el primer golpe mediático de Netanyahu sobre la opinión pública israelí. El segundo, dos años después, de naturaleza completamente distinta, fue mucho más desgarrador para él…

Hay en Israel unos papeles más mitológicos aún que los Manuscritos del Mar Muerto: el acuerdo secreto entre Benjamín Netanyahu y su mujer, Sara, para blindar su matrimonio en su hora más oscura. Casi nadie ha visto esos papeles, pero muchos creen que ese acuerdo de paz conyugal es un antes y un después en la política israelí. Nada de lo que ha pasado desde entonces encaja sin esa catarsis sentimental del netanyahuismo.

Del 13 de enero al 24 de marzo de 1993, Netanyahu pasó de destruir su matrimonio y su ascenso político, a compartir con su mujer (hasta hoy) el título de reyes de la derecha israelí. Todo lo que sucedió en esos setenta días de miedo, vergüenza y asco sintetiza los éxitos y dislates del régimen Netanyahu, que, una vez más, se juega estos días su futuro en las calles de Gaza. Quizá en Hamás no entiendan las sutilezas y debilidades de la vida sentimental de Benjamín Netanyahu, pero su manera de ejercer el poder no se puede entender sin ellas, y difícilmente vas a derrotar a tu rival sin conocer su talón de Aquiles psicológico...

La sucia y vieja guardia

El joven Netanyahu, que había sido embajador ochentero de Israel en la ONU, volvió a su país para ser viceministro de Asuntos Exteriores y disputar las primarias del Likud (partido alfa de la derecha israelí), pero se topó con los recelos de la vieja guardia. El 13 de enero de 1993, a poco más de dos meses de las elecciones internas, la tercera mujer de Netanyahu, Sara, hasta entonces con un papel testimonial en su vida pública, recibió la funesta llamada telefónica de un extraño...

Su marido tenía un lío con una colaboradora. Habían sido filmados manteniendo relaciones sexuales. El vídeo se haría público si Netanyahu no renunciaba al liderazgo del Likud.

Chantaje chungo.

La primera reacción (lógica) de Sara, desde las tripas del shock y el engaño, fue ignorar las implicaciones políticas de la extorsión, confrontar a su marido (que admitió el affair) y ponerle en la calle.

La pareja tenía entonces un hijo de un año y medio, Yair, que luego daría que hablar por su verbo florido.

Un desolado Netanyahu reunió a su gabinete de crisis, que le recomendó perfil bajo, denunciar discretamente a la policía y esperar acontecimientos. Pero Netanyahu, en una decisión que parecía suicida pero reflejaba su modo de hacer política (el choque contra sus enemigos como método) decidió ir a la tele a confesar la relación extramatrimonial, detallar el chantaje y cargar contra sus rivales internos. A pecho descubierto. Todo el país flipó en colores.

Pocas semanas después de su traumática confesión televisiva, Netanyahu se reconcilió con su mujer (con un cambio drástico en los equilibrios de poder de la pareja) y ganó las primarias del Likud (entonces en la oposición). Tres años después, tras el asesinato del primer ministro Isaac Rabin y la implosión de los acuerdos de paz de Oslo entre Palestina e Israel, se convirtió en primer ministro (lo ha sido en varias etapas diferentes y durante más de 15 años).

¿Qué concluyen los biógrafos de Netanyahu del vídeo sexual y sus implicaciones sobre el clan político que controla Israel?

Sara Netanyahu a los Trump: "Somos como vosotros. Los medios de comunicación nos odian, pero la gente nos ama"

"A pesar de su cabreo, Sara estaba dispuesta a salvar el matrimonio… bajo sus condiciones. Los abogados de ambas partes se reunieron. Sara estaba representada por Yaakov Neeman, futuro ministro de Justicia de Netanyahu… Finalmente Sara y Bibi [apodo de Netanyahu] se reconciliaron. Neeman negó durante años que hubiera un acuerdo escrito en su caja fuerte, describiendo los rumores como una leyenda urbana. Pero la realidad es que, de las últimas semanas de las primarias del Likud a día de hoy, Sara ha acompañado a Bibi en casi todos sus compromisos públicos importantes… Ha tenido acceso total a su agenda y ha examinado los nombramientos del personal. El egocéntrico Netanyahu, que rara vez reconoce los méritos de quienes le rodean, ha aguantado la presencia constante de Sara, complaciendo todos sus caprichos, con verdadera devoción hacia ella, incluso cuando demandas de afirmación constante le han causado considerable daño político", cuenta Anshel Pfeffer en Bibi: The Turbulent Life and Times of Benjamin Netanyahu.

"Se redactó un acuerdo de reconciliación que sigue vigente. Según la leyenda urbana, Bibi no puede hacer nada sin el permiso de su mujer, no puede ir a ningún sitio sin ella, no puede contactar con otras mujeres sin su conocimiento, etc. Nadie ha visto nunca ese papel pero, tras el acuerdo, Bibi regresó al domicilio conyugal y Sara se convirtió en una esposa como ninguna otra: ahora era la máxima directora ejecutiva de todo. En retrospectiva, el asunto del vídeo causó un trauma emocional severo a Sara, las relaciones entre ellos cambiaron por completo. A medida que pasan los años, la línea divisoria entre sus personalidades se ha desdibujado… se han fusionado en una sola personalidad política", explica Ben Caspit en The Netanyahu Years.

Más madera de Caspit:

1) "Todo cambió después del trauma del vídeo sexual y el acuerdo logrado por su esposa, que exigió un cargo propio, asesores y secretarias, se convirtió en el terror de la oficina del primer ministro. Su mecha era extremadamente corta y sus exigencias exageradas e interminables… La señora Netanyahu participaba en cada asunto de estado, intervenía en los nombramientos oficiales, entrevistaba candidatos, vetaba nombramientos".

2) "Netanyahu recordaba a menudo el esfuerzo sobrehumano que había hecho por apaciguar a Sara tras la debacle del vídeo sexual, no quería volver a tener problemas con ella. Una y otra vez repitió a sus colaboradores que debían escuchar y obedecer a Sara para que estuviera contenta... La tacañería crónica [del clan], su imprudencia y las exigencias interminables, convirtieron la residencia del primer ministro en un desgastante frenesí, arrojando bajas a un ritmo vertiginoso".

placeholder Benjamín y Sara, tal para cual. (Reuters)
Benjamín y Sara, tal para cual. (Reuters)

3) "Hubo un tiempo en que ella era conocida internamente como el problema, pero nadie del círculo íntimo de Netanyahu entendió el verdadero significado detrás del poder de la mujer. Aquellos tan equivocados como para plantearle el problema a Bibi fueron abroncados… Muchos se vieron obligados a abandonar sus puestos. Había semillas de paranoia profundamente arraigadas en la personalidad de Bibi, y Sara supo germinar esas semillas… ella era la guardiana de las lealtades, marcando a colaboradores, amigos y enemigos en función de la lealtad o traición percibida".

¿Consecuencias concretas sobre el día a día de la política israelí? Cuando Netanyahu decidió nombrar ministra a Limonr Livnat —vetada por su esposa, pero a la que Netanyahu debía asumir para respetar los equilibrios en el partido— lo hizo a escondidas. "Livnat no logró concertar una reunión para confirmar el cargo con Bibi, aterrorizado de que la noticia se filtrara a su esposa. El drama continuó hasta el mismo día en el que anunció su gobierno... Livnat fue nombrada ministra y Sara se enfureció. Durante mucho tiempo las reuniones entre Bibi y Livnat se mantuvieron en secreto y se registraron en código. Con el paso de los años, la cuestión se volvió mucho peor. En 2015, Ayelet Shaked, otra enemiga mortal de Sara, fue nombrada ministra de Justicia. Netanyahu nunca se reunió en privado con ella. Era demasiado peligroso para él hacerlo", zanja Caspit.

En el libro de Caspit se cuentan más sainetes sobre el gobierno en pareja, como cuando Sara irrumpió en una reunión entre Netanyahu y el director del Mosad, Meir Dagan, que se negó a seguir hablando si la primera dama seguía allí, pues no estaba autorizado a compartir con ella ciertos asuntos confidenciales. Sara Netanyahu se fue de la reunión dando un portazo...

Foto: Isaac Rabin y Arafat firman los acuerdos con Clinton en 1993. (Reuters/G.Hershorn)

Los chismes que circulan sobre ella son alucinantes. El Washington Post publicó que, en sus viajes a EEUU, Sara solía llevar maletas repletas de ropa sucia para hacer uso de la tintorería gratuita de la Casa Blanca para invitados oficiales.

¿No parece esto una parodia de la culpa de todo la tiene Yoko Ono?¿Sara Netanyahu como víctima propiciatoria de las políticas de su marido? Sí y no.

"Intento resistirme a la narrativa familiar que caracteriza gran parte de la información sobre Netanyahu, que lo presenta como una especie de peón, un cautivo involuntario de las demandas de su esposa y su hijo mayor. Pero si bien su conclusión puede ser errónea, al implicar que Netanyahu es de algún modo servil, estoy convencido de que su familia desempeña un papel importante en su toma de decisiones y, en última instancia, en la forma en que se dirige el país", contó Ruth Margalit en un perfil reciente de Netanyahu en el New York Times Magazine.

Clinton y Obama

Los Netanyahu, en definitiva, se han convertido en maestros de la geopolítica conyugal.

Cuando Netanyahu llegó a la presidencia de Israel, EEUU, que había puesto mucha energía política en los acuerdos de Oslo, trató de convencerle para revitalizarlos, pero se topó con serias resistencias. Tras la primera reunión entre Clinton y Netanyahu, el presidente estadounidense estalló contra el israelí en privado: "¿Quién coño se cree que es? ¿Quién es aquí la maldita superpotencia?". No ya es que Netanyahu prefiriera dejar el conflicto árabe-israelí en impás para no tener que vender cesiones (por mínimas que fueran) a su parroquia; es que quería ser tratado de igual a igual, algo que sacó de quicio frecuentemente a los dirigentes estadounidenses.

"Netanyahu es conocido por ser un mentiroso en serie. Recuerdo sus mentiras o exageraciones sobre lo que hizo cuando vivió en EEUU"

Netanyahu interpretó su primera cumbre con Clinton como un triunfo interno por su firmeza, pero las niñeras del clan lo embarraron todo... La prensa israelí puso el foco en que el contribuyente había pagado el viaje a EEUU de la familia al completo: Benjamín, Sara, sus dos hijos pequeños y su séquito de cuidadoras.

Este enfoque mediático no surgió de la nada. Semanas antes, había estallado en Israel el escándalo de las cuidadoras de los Netanyahu. Una nanny sudafricana llamada Tanya Shaw había sido purgada por Sara por servir la sopita demasiado caliente a sus hijos. Performance absoluta: antes de despedirla, como Sara pensaba que Tanya le robaba cosas, ordenó a Seguridad registrar sus maletas, arrojadas luego por la puerta de la residencia oficial. Tanya Shaw denunció su caso a la prensa. Detrás llegaron otras dos niñeras traumatizadas tras pasar por la licuadora del clan Netanyahu.

La cosa se recrudeció con los años.

Bibi se permitió incluso aconsejar a Clinton ("todo esto acabará pasando") con la autoridad del veterano en lides oficinistas fogosas

"Los atropellos de Sara a todo el personal doméstico eran jugosos y brindaron al público israelí una visión extremadamente problemática de las personalidades de los líderes del país", zanja Caspit.

En enero de 1988, Clinton volvió a la carga, al citar a Netanyahu y a Yasir Arafat, líder de la autoridad palestina, a reuniones seguidas (pero separadas) en la Casa Blanca. Primero, llegó Netanyahu, el 20 de enero. Para su sorpresa, el habitualmente campechano Clinton parecía desnortado, con la cabeza en otra parte, entrando y saliendo de la reunión para escuchar los inquietos cuchicheos de sus asesores. El día después, estalló el escándalo Monica Lewinsky. Una relación extramatrimonial movía el eje de un país otra vez, solo que ahora Netanyahu disfrutaba del espectáculo desde fuera, analizando cómo sacar partido a la debilidad de Clinton (esos días, se reunió con republicanos con el cuchillo del impeachment a Clinton entre los dientes). Bibi se permitió incluso aconsejar a Clinton ("todo esto acabará pasando") con la autoridad del veterano en lides oficinistas fogosas.

Pero lo de Clinton fue una broma comparado con lo que le esperaba a Obama...

placeholder Barack Obama, Sara Netanyahu y Felipe VI. (EFE)
Barack Obama, Sara Netanyahu y Felipe VI. (EFE)

Noviembre de 2011, cumbre del G-20 en Cannes, un micro abierto capta una conversación indiscreta entre los presidentes de Francia (Nicolas Sarkozy) y EEUU (Barack Obama). Sarkozy: "No soporto a Netanyahu, es un mentiroso". Obama: "Puedes estar harto de él, pero yo le tengo que aguantar más a menudo que tú".

¿Por qué irritaba tanto Netanyahu a Obama?

"Netanyahu es conocido por ser un mentiroso en serie. Así, de memoria, recuerdo: sus mentiras o exageraciones sobre lo que hizo cuando vivió en EEUU. Cuando, antes de unas elecciones, acusó a la izquierda israelí de subir árabes a autobuses para ir a votar. A Obama le prometió detener los asentamientos (yo los recorrí al poco tiempo y había nuevas construcciones en marcha) y que retomaría el proceso de paz, pero acabó cargando contra de Obama en el mismísimo Congreso estadounidense", cuenta el periodista argentino Ezequiel Kopel, autor de libros como Medio Oriente, lugar común o La disputa por el control de Medio Oriente.

Mientras, en casa del clan Netanyahu se ponían las botas con Obama...

"Los invitados de los Netanyahu escuchaban la opinión de la familia sobre el presidente estadounidense. Yair, hijo mayor y más dominante de Sara, decía que Obama era 'musulmán' para deleite de sus padres. 'Amante de lo musulmán', 'antisemita' y 'Hussein' eran sinónimos de Obama en casa de los Netanyahu. Pero, para ser justos, la otra parte también utilizaba expresiones despectivas para describir a Netanyahu. Obama estaba rodeado de asesores que le detestaban. Le consideraban mentiroso, manipulador y charlatán", según Caspit.

Cuenta el biógrafo que la Casa Blanca elaboró informes del clan Netanyahu con la ayuda de psiquiatras, la CIA y expertos de inteligencia. Una de las conclusiones de los informes es que la señora Netanyahu era vulnerable a la adulación. Durante una visita a Israel, Obama se puso manos a la obra: pasó el viaje sobándole el lomo a Sara, resaltando su belleza y la de sus hijos (que habían salido a su madre). Ella estaba encantada. La inteligencia estadounidense había detectado que era más fácil conseguir cosas de Benjamín Netanyahu de esta forma. Geopolítica del lisonjeo.

"Amante de lo musulmán, antisemita y Hussein son sinónimos de Obama en casa de los Netanyahu"

La relación entre EEUU e Israel, por supuesto, siguió siendo especial, pero bajo el teatro político las relaciones personales de Netanyahu con los presidentes demócratas fueron muy malas (está por ver lo que pasa con Joe Biden, considerado más pro-Israel que Clinton y Obama). "Un diplomático estadounidense de alto rango y mucha experiencia, que sirvió en Tel Aviv con Netanyahu como primer ministro, fue quien mejor resumió la situación. Su último telegrama a Washington, al final de su mandato, incluyó una recomendación reveladora al Departamento de Estado: "Quienquiera que envíes a reemplazarme, que sea un psiquiatra", según Caspit.

Les caemos regular

Cuentan los biógrafos del clan que la fusión Sara/Benjamín ha dado lugar a un único organismo psicológico con tendencia a desconfiar de todo lo que se mueve.

"Sara, que siempre fue la principal fuente de la paranoia de Netanyahu, la llevó a extremos sin precedentes. Hizo una encuesta entre sus amigos para saber quiénes habían votado por Bibi y quiénes no. La mayoría de los amigos de Bibi en Jerusalén no habían votado por él [sino por los laboristas]. Sara se enfureció. Para ella, el mundo está formado por los 'que están con nosotros y los que están contra nosotros'. Los que no votaban por Bibi no podían ser sus amigos, Con el paso del tiempo, la paranoia se intensificó y tomó el control de la pareja", añade Caspit.

placeholder Sara Netanyahu y Donald Trump. (Reuters)
Sara Netanyahu y Donald Trump. (Reuters)

Un cuarto de siglo después del pacto sentimental del clan Netanyahu, en mayo de 2017, Donald Trump, inesperado presidente punk del mundo libre, visitó Israel. Tras aterrizar en el aeropuerto Ben Gurion, los Trump y los Netanyahu se saludaron efusivamente, y Sara resaltó la lucha en común de ambos matrimonios: "Somos como vosotros. Los medios de comunicación nos odian, pero la gente nos ama".

En efecto, desde que pasó de mujer invisible a poder fáctico, un sector de la prensa había sido inclemente con ella. Podría pasar por un caso de misoginia mediática, y algo de eso igual hay, pero ella puso bastante de su parte, por abusar verbalmente de las cuidadoras de sus hijos (condenas incluidas), quedarse con los regalos de lujo al Estado o utilizar los fondos públicos para el desahogo privado. Las investigaciones judiciales derivadas han puesto al clan Netanyahu en la cuerda floja, lo que explicaría (en parte) el acoso al que Netanyahu ha sometido estos meses al poder judicial, en medio de grandes protestas en la calle, difuminadas ahora por la guerra en Gaza.

El hijo pródigo

Hasta hace poco se pensaba que el clan podía lanzar a Yair Netanyahu como heredero político de su padre; pero su froilanización ha apagado el fuego. A Yair se le conoce sobre todo por sus calentones en redes sociales.

Cuando supo que su madre iba a ser investigada por corrupción, Yair colgó en Facebook un collage de los críticos con su familia, incluido el ex primer ministro Ehud Barak, como si fueran nazis. Yair, de hecho, acostumbra a llamar "nazi" a cualquiera que no le gusten las políticas de su padre. Yair también salió en los papeles al filtrarse unas grabaciones en las que hablaba de irse de putas con sus escoltas y chóferes.

Sin oficio conocido, más allá de sus tareas de agitación en la esfera hiperderechista israelí, Yair fue enviado este año a EEUU por sus padres para apartarle del foco. Pero, con la guerra de vuelta en Israel, Yair ha sido criticado en redes por soldados israelíes por darse la vida padre en Miami en lugar de estar en el frente.

Contra todo y contra todos

El clan Netanyahu, en definitiva, parecía pasar por un momento fin de ciclo (comportamientos erráticos, escándalos de corrupción, manifestaciones en la calle), cuando Hamás asaltó Israel. Lo lógico es pensar que el país en guerra se una en torno a su primer ministro y haga borrón y cuenta nueva, pero el escenario interno es más complejo y voluble.

"Yo siempre digo que las guerras unen y las paces dividen, pero en Israel aún más, por su naturaleza política, un Estado desarrollado a golpe de guerras. Los israelíes se agrupan más contra el enemigo que otros países, y las fisuras internas tardan más en llegar… al menos hasta ahora. Creo que todo lo que pasó a partir del 7 de octubre va a lastimar mucho a Netanyahu. Igual las fisuras aparecen antes de lo que pensamos. ¿Por qué? Nunca habían muerto tantos israelíes en un solo día en toda la historia del Estado de Israel. El 7 de octubre murieron más civiles israelíes que sumando las dos Intifadas. Israel sufrió dos Intifadas en un solo día. Es una mancha que Netanyahu no va a poder borrar. En la próxima campaña electoral, sus rivales le responsabilizarán del gran fallo en la seguridad. No sé si alcanzará para borrarle de la política, pero va a golpearle", zanja Kopel.

"El 7 de octubre, Israel sufrió dos Intifadas en un solo día. Es una mancha que Netanyahu no va a poder borrar"

Lo escribió Caspit a finales de la década pasada:

1) "A lo largo de los años, Netanyahu se ha convencido de que es el único líder capaz de estar al mando de Israel. Cualquier otro líder, según él, pondrá inmediatamente en peligro a Israel y a los judíos. Este sentimiento de exclusividad se ha ido haciendo cada vez más fuerte, hasta convertirse en la magia negra de la familia Netanyahu, el reino de lo mesiánico, donde Bibi sería el elegido y su esposa Sara su contraparte. "Sin Bibi, Israel está condenado", repite Sara a sus interlocutores.

2) "'El núcleo de la existencia de Netanyahu es su constante lucha por la supervivencia', dice uno de sus más leales amigos. ‘Es el hombre más solitario que he conocido. Esto también explica su desesperado apego a Sara, la única que le es verdaderamente leal. Es una interdependencia total y absoluta".

En 2002, Sara Netanyahu fue grabada a traición diciendo en privado: "¡Bibi es más grande que este país! ¿Qué quiere la gente? ¿Ser quemada y masacrada? ¿Por qué deberíamos molestarnos? Nos mudaremos al extranjero y todo el país puede arder detrás nuestro si quieren".

O parte de Israel como pueblo desagradecido que critica al clan Netanyahu.

Sara y Benjamin contra todos, no contra Hamás y Palestina, sino contra todo y contra todos. Puede que el país en guerra blinde a su primer ministro, o puede que no, pero cuando las bombas dejen de caer, una cosa está clara: los fantasmas paranoicos en las cabezas de los Netanyahu seguirán ahí.

Enero de 1991, Guerra del Golfo, Benjamín Netanyahu, viceprimer ministro israelí de Asuntos Exteriores, está en un estudio de la CNN en Tel Aviv. En mitad de la entrevista, suena la sirena antiaérea, una lluvia de misiles Scud iraquíes cae sobre la ciudad. El joven político se pone tranquilamente una máscara antigás y sigue la entrevista. Firme ante los ataques del enemigo. Fue el primer golpe mediático de Netanyahu sobre la opinión pública israelí. El segundo, dos años después, de naturaleza completamente distinta, fue mucho más desgarrador para él…

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