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Fracaso europeo en Níger o cómo la UE ha sido arrastrada por el liderazgo francés
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Fracaso europeo en Níger o cómo la UE ha sido arrastrada por el liderazgo francés

La diplomacia europea ha perdido el control de la narrativa en Níger, como antes lo hizo en Malí. Europa se arriesga a un futuro caótico en una región clave para su seguridad

Foto: Josep Borrell, alto representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, durante una visita a Níger. (Comisión Europea)
Josep Borrell, alto representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, durante una visita a Níger. (Comisión Europea)

Hace un mes, Josep Borrell, alto representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, visitaba Níger, despertando muchos comentarios por llevar un turbante típico de la región. Un mes después, sin que durante la visita se detectara ninguna alarma, el país africano está en llamas tras un golpe de Estado que ha sacado del poder al presidente legítimo, Mohamed Bazoum, instalando al frente del Gobierno a Abdourahmane Tchiani, líder de la guardia presidencial de 2015. Nada hacía sospechar a los servicios europeos que el socio clave para Occidente en un auténtico polvorín estaba a punto de sufrir un golpe de Estado.

El jefe de la diplomacia europea llegó con mucho dinero bajo el brazo, anunciando 66 millones de euros en inversiones directas para su seguridad y desarrollo, y prometiendo que la Unión haría lo posible por aumentar sus contribuciones tras la revisión del marco financiero plurianual de la UE. La apuesta europea por Níger es importante. En febrero, la Unión anunció una nueva misión de entrenamiento militar para el Ejército nigerino.

Foto: Los últimos soldados franceses de la operación Barkhane, abandonando Gossi, Malí. (Reuters/Paul Lorgerie)

Pero nada de eso ha evitado que a finales de julio se haya producido un nuevo golpe de Estado en el que las proclamas antioccidentales y antifrancesas han sido las protagonistas. Aunque Borrell había visitado el país solamente unas semanas antes, en Bruselas no había ninguna sospecha de un posible golpe de Estado. Tampoco lo había en París, desde donde los servicios de información franceses monitorean de cerca la situación. El golpe ha pillado de sorpresa a todos, y eso que en marzo de 2021, antes de la inauguración del actual presidente legítimo, ya hubo un intento de rebelión militar. Europa ha visto, una vez más, cómo su influencia en la región sufre un duro revés, a pesar de que los Veintisiete están esforzándose por rehacer los lazos con África, mostrarse como un socio creíble y fiable que busca una relación en el que las dos partes ganen.

Para Europa, es una de las últimas piezas del dominó del Sahel, que lleva cayendo desde hace dos años. Es una región fundamental para la Unión, en la que se ha invertido mucho en los últimos tiempos porque tiene un enorme poder de desestabilización para los Veintisiete en materia de seguridad y también en la cuestión migratoria. La zona se ha visto sacudida por los insurgentes yihadistas vinculados al ISIS y a Al-Qaeda, siendo este el origen de la intervención occidental en la región, en la que Francia ha jugado el papel de líder, pero en el que su pasado colonial ha acabado por arrastrar a toda la Unión Europea. Níger era el socio más importante para Occidente en la región.

placeholder Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea. (EFE/EPA /Olivier Matthys)
Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea. (EFE/EPA /Olivier Matthys)

El África subsahariana ha desarrollado lo que ha acabado por denominarse el “cinturón de los golpes”. En el Sahel, antes que Níger fueron Malí y Burkina Faso los países en los que una junta militar asumió el control. En el caso de Malí, tras varios golpes de Estado, la junta acabó expulsando a las fuerzas militares francesas que mantenían sobre el terreno una misión antiterrorista, siendo sustituidas por fuerzas de la milicia privada Wagner. Bazoum ofreció a las fuerzas occidentales la reubicación en Níger, algo que incrementó la incomodidad de las fuerzas armadas nigerinas, que ven como una molestia a las fuerzas extranjeras. Más que ayudar al país en su lucha contra los insurgentes yihadistas, piensan que la presencia occidental en el país, que ha ido creciendo en los últimos años, le convierte en un blanco especial para los grupos vinculados a Al-Qaeda, el ISIS o Boko-Haram.

Todos estos países comparten una característica: son antiguas colonias francesas, y, en muchos casos, como en Níger, Francia tiene importantes intereses económicos. En el caso nigerino, la clave es el uranio. París importa cerca del 15% del uranio que utiliza desde Níger, y es clave para el funcionamiento de sus centrales nucleares, fundamentales para el mix energético francés. Para muchos locales, Francia es la culpable de su situación económica, y, a medida que Occidente ha incrementado su presencia en la región para intentar mantener a raya a los insurgentes yihadistas, los ciudadanos han empezado a culpar a Francia y sus socios de no ser capaces de frenar la amenaza. París cree que las acusaciones de "neocolonialismo" están impulsadas por Rusia.

Foto: Un soldado francés espera frente a un helicóptero en Ndaki, Mali. (Reuters)

La imagen de Francia está enormemente dañada, y de eso ya quedan pocas dudas, a pesar de que el entorno de Emmanuel Macron, presidente francés, insiste en los esfuerzos hechos por el Elíseo para relanzar las relaciones con África. Pero ¿y la UE? Como apuntaba en un paper para el think tank europeo Carnegie el investigador Mamane Bello Garba Hima, de la Universidad de Abdou Moumouni en Níger, “en lo que respecta al público en general e incluso a algunas élites políticas, la UE equivale a Francia”. El papel de liderazgo que ha ejercido París ha acabado por arrastrar a toda la Unión Europea en la visión de una vieja fuerza colonial que no ha sido capaz de hacer lo suficiente por el país. Ese es el gran reto para la Unión Europea: si quiere jugar un papel relevante en la región, tiene que separarse de la etiqueta de "Francia", pero la realidad es que es París la que mejor conoce la zona, la que mejor entiende la situación.

Entre Escila y Caribdis

La Unión Europea mantiene el apoyo total a Bazoum, que fue elegido democráticamente en 2021, pero en Bruselas saben que la situación es explosiva. Por un lado, porque la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (ECOWAS), conformada por 15 Estados de la región, ha amenazado con una intervención militar que puede desencadenar una mayor inestabilidad. Por el otro, porque en Bruselas saben que, ante el sentimiento ‘antifrancés’, la población local mira hacia Rusia; como demuestra que, mientras que el ECOWAS se reunía en la capital de Nigeria, la embajada francesa en la capital de Níger era rodeada por manifestantes que portaban pancartas prorrusas.

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Manifestantes en Bamako, la capital de Malí. (Reuters)

Como demostró el caso de Malí, Moscú está más que preparada para jugar un mayor papel en Níger. De hecho, Yevgueni Prigozhin, líder de los mercenarios de Wagner, rápidamente ofreció su apoyo a Tchiani, mostrando la enorme influencia que Rusia ha ganado en la región durante los últimos años. Así que Europa tiene que navegar unas aguas turbulentas, enfrentándose a su propia Escila y Caribdis: si es muy rígida en su defensa del Gobierno legítimo, se arriesga a que la junta se arroje a los brazos del Kremlin, pero, si acepta rápidamente el golpe de Estado como un hecho consumado, se arriesga a que los países democráticos de la región vean un mayor riesgo de golpes militares, aumentando la inestabilidad.

Era una isla de democracia y estabilidad”, lamentaba en los últimos días una portavoz de la Comisión Europea. Por ahora, la postura de la Unión está reflejada en un comunicado que Borrell ha emitido en nombre de los Veintisiete. “La Unión Europea pide que se garanticen incondicionalmente la seguridad y la libertad de circulación del presidente Bazoum. Cualquier incumplimiento del orden constitucional tendrá consecuencias para la cooperación entre la UE y Níger, incluida la suspensión inmediata de todo el apoyo presupuestario”, señalaba el alto representante el pasado 28 de julio.

Foto: Fuerzas de seguridad de Níger durante las manifestaciones tras el golpe de Estado. (Reuters/Souleymane Ag Anara)

Borrell y Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, el foro de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, han estado en contacto con Bazoum, y, según una portavoz del Ejecutivo comunitario, el presidente está “sano”, pero insisten en reclamar su liberación. La Unión Europea pide que se garanticen incondicionalmente la seguridad y la libertad de circulación del presidente Bazoum. En Bruselas, no cierran los ojos a la realidad, y apuestan por un difícil equilibrio: dejar que ECOWAS juegue un papel central al mismo tiempo que intentan no legitimar el golpe, pero intentando mantener la comunicación abierta con el nuevo Gobierno en caso de que la situación se consolide.

Las próximas semanas serán claves. La tensión en la región está por las nubes, con un bloque de países democráticos que aseguran estar dispuestos a utilizar la fuerza para reinstaurar la democracia en Níger, y otro grupo de Estados ya controlado por juntas militares que están dispuestos a enfrentarse para defender a los golpistas nigerinos. Europa, mientras tanto, está comprobando que Francia, que conoce la zona y tiene intereses clave, se ha convertido en un activo tóxico. Sin embargo, Occidente tampoco puede abandonar la región porque representaría un riesgo fundamental para la seguridad de la Unión.

Hace un mes, Josep Borrell, alto representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad, visitaba Níger, despertando muchos comentarios por llevar un turbante típico de la región. Un mes después, sin que durante la visita se detectara ninguna alarma, el país africano está en llamas tras un golpe de Estado que ha sacado del poder al presidente legítimo, Mohamed Bazoum, instalando al frente del Gobierno a Abdourahmane Tchiani, líder de la guardia presidencial de 2015. Nada hacía sospechar a los servicios europeos que el socio clave para Occidente en un auténtico polvorín estaba a punto de sufrir un golpe de Estado.

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