Tensión en el flanco sur: la guerra secreta que libran Wagner y Occidente en África
Es sabido que los mercenarios de Wagner tienen influencia en muchas partes del mundo, especialmente en el sur global. Pero sus actuaciones comienzan a crear tensiones
El pasado 28 de noviembre, una noticia agitó la comunidad de expertos en seguimiento de conflictos mediante fuentes abiertas: una base del Grupo Wagner en Bossangoa, en República Centroafricana, había volado por los aires. Pronto quedó claro que no se trataba de ningún accidente ni una negligencia de los paramilitares rusos: la base había sido objeto de un ataque aéreo. La operación no dejó muertos, pero sí abundantes daños materiales.
El episodio fue explicado como un posible error, en el que un caza procedente de Chad supuestamente habría tomado el lugar por un campamento de los rebeldes chadianos al otro lado de la frontera. Pero entre los especialistas, casi nadie se creyó esta versión. En lugar de eso, sospechaban, había otra hipótesis más plausible es que el ataque fuese una advertencia para Wagner de que estaba yendo demasiado lejos, y que otros actores estaban preparados para responder.
¿Qué habría motivado ese cambio de actitud hacia Wagner? La respuesta se encuentra en los documentos de inteligencia filtrados por el soldado estadounidense Jack Teixeira en un chat de Discord, en algunos de los cuales se habla largo y tendido del grupo ruso. De acuerdo con esos informes, la organización de Yevgeni Prigozhin ha pasado de promover la desinformación contra las tropas occidentales y aprovechar el vacío dejado por la retirada de las fuerzas francesas a conspirar activamente para derrocar a otros gobiernos aliados de los países occidentales. Y esto es algo que estos últimos, encabezados por Francia, no están dispuestos a tolerar.
Una confederación prorrusa y antioccidental en África
De acuerdo con los documentos de Discord, Wagner planea establecer "una confederación unificada de estados africanos" posicionados en contra de Occidente y a favor de Rusia, que incluiría a Burkina Faso, Malí, Sudán, Eritrea, Chad, Guinea y Níger. El problema es que solo los tres primeros países —más República Centroafricana— se encuentran en una situación como la descrita. Por ello, la compañía de Prigozhin trabaja activamente para desestabilizar a los demás gobiernos o modificar su opinión pública y sus posturas. "Durante el año pasado, Prigozhin ha acelerado las operaciones de Wagner en África, cambiando su enfoque de sacar provecho a los vacíos de seguridad a facilitar la inestabilidad de forma intencional", se lee en uno de los documentos, reportado por el New York Times y el Washington Post.
"En este momento vemos que las condiciones se dan en Burkina Faso, donde creemos que es cuestión de tiempo que tengan gente sobre el terreno, y tenemos información no confirmada que se ha alcanzado un acuerdo", explica Sara (nombre ficticio), analista de All Eyes on Wagner, una organización francesa sin ánimo de lucro dedicada a investigar las actividades de este grupo. El Confidencial les contactó hace meses para preguntarles en qué otros países existen indicadores de que Wagner esté actuando conforme a los mismos principios que le permitieron penetrar en Malí y República Centroafricana, una combinación de desinformación y hostilidad contra las misiones militares occidentales y la presencia francesa y de ofertas de asistencia en seguridad a cambio de licencias para explotar recursos naturales, en lo que algunos expertos han denominado "pacto faustiano".
Sara enumera las áreas de interés en ese sentido: "Camerún se usa ahora como plataforma logística para las actividades de Wagner en la República Centroafricana. Hay presión en estos momentos sobre Níger y Mauritania, y Chad y Costa de Marfil podrían también convertirse en objetivos, aunque por ahora no vemos señales adicionales que indiquen que estos países sean los siguientes. Por encima de todo, hay una oportunidad para que Rusia reemplace a Francia, que es el compañero histórico del África francófona, debido a un resentimiento profundamente enraizado entre la población". Su compañero Cédric (nombre también ficticio) añade: "La situación en Costa de Marfil tampoco es clara. Hay que recordar que hay una fuerza de 950 soldados franceses estacionada allí, lo que podría alimentar el apetito de Moscú por expulsarles".
Como confirmando sus sospechas, en las últimas semanas se ha reportado una explosión de desinformación antifrancesa, antioccidental y prorrusa en Costa de Marfil y Níger, preparando el terreno para acciones de mayor calado. "Wagner ya está en Costa de Marfil", explica a El Confidencial, un contratista militar con experiencia directa en esta región, quien asegura, sin embargo, que "para los franceses la línea roja absoluta es Níger". Este país se ha convertido en el nuevo epicentro de las misiones militares de Francia en el Sahel, y acoge también una importante base estadounidense de drones.
Rebeldes y planes golpistas en Chad
Rusia es consciente de este factor, por lo que las operaciones de Wagner en Níger hasta la fecha se han limitado a la esfera informativa o no han pasado de ser anecdóticas. Pero el siguiente país en la lista de Prigozhin, aquel donde los planes rusos son más ambiciosos, es el vecino Chad, estratégicamente situado junto a Libia, Sudán y República Centroafricana (tres países donde Wagner tiene una presencia significativa) y un importante aliado de Francia.
Según reportó hace tres meses el diario The Wall Street Journal, a principios de este año EEUU avisó al presidente chadiano, Mahamat Idriss Déby, de que Wagner planeaba asesinarle a él y a tres de sus principales asistentes, y tal vez reemplazarle por su medio hermano Seid, cuyas frecuentes visitas a Moscú han despertado sospechas en varios servicios de inteligencia. Déby llegó al poder en 2021 tras la muerte de su padre, otro fiel aliado de Francia durante décadas (lo que explica el silencio galo ante las medidas autocráticas del régimen chadiano, incluyendo la reciente masacre de más de un centenar de manifestantes pacíficos).
Todo ello ha jugado, sin duda, un papel esencial en los centros de decisión de París a la hora de designar al Grupo Wagner como una "organización terrorista", como hizo el pasado 9 de mayo. Pero Francia está dispuesta a ir mucho más allá. Según los documentos de Discord, el gobierno galo "ha comunicado su disposición a atacar a Wagner si apoya un golpe de estado en Chad".
Otro de los informes filtrados reporta una docena de acciones "kinéticas" que podrían ser adoptadas por Washington y París como parte de "esfuerzos coordinados de disrupción por parte de EEUU y sus aliados" contra Wagner. Entre otras cosas, propone recabar información para ayudar a las fuerzas ucranianas a matar a comandantes del grupo (cabe recordar que otro de los documentos de Discord reveló un plan ucraniano, finalmente abortado, para atacar a las fuerzas rusas en Siria, incluidas las de Wagner). El informe hace referencia a "un ataque exitoso no atribuido en Libia" que "destruyó una aeronave logística de Wagner", según señala el New York Times.
Rusia en Sudán… y el Congo
Otro de los países que podría estar en riesgo es la República Democrática del Congo. Documentos internos del consorcio empresarial de Prigozhin filtrados recientemente muestran que el grupo lleva años recopilando información sobre los funcionarios y políticos del país, incluyendo sus filiaciones ideológicas y su grado de popularidad, que podría ser utilizado para futuras campañas de influencia. Wagner niega tener presencia en el país, pero grupos rebeldes antigubernamentales, como la milicia M23, apoyada por Ruanda, aseguran tener pruebas de que estos paramilitares rusos apoyan al ejército congoleño en la provincia de Kivu Norte.
Otro escenario ambiguo es Sudán. La organización de Prigozhin tiene representación en el país desde al menos 2017, cuando se desplegó para apoyar al dictador Omar Al Bashir frente a la revuelta popular, llevando a cabo campañas de apoyo en las redes sociales y de control de multitudes en las calles. A cambio, consiguió concesiones para explotar lucrativos yacimientos de oro, una inversión que ahora trata de proteger.
Rusia, en teoría, tiene buenas relaciones con ambos bandos en liza en Sudán, tanto con el ejército regular del general Burhan como con los rebeldes de las Fuerzas de Apoyo Rápido lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti. Sin embargo, algunas informaciones señalan que Wagner, en connivencia con el mariscal rebelde libio Jalifa Haftar, habría estado suministrando misiles aire-tierra a las Fuerzas de Apoyo Rápido mediante un puente aéreo vía Libia. Estas milicias sudanesas ya combatieron junto a Wagner en apoyo de Haftar en 2019.
Según algunas imágenes satelitales analizadas por CNN, un avión de transporte Ilyushin-76 perteneciente a Wagner voló a mediados del mes pasado, realizó varios viajes entre las bases aéreas libias de Khadim y Jufra, en manos de Haftar, y la base rusa de Khmeimim, en Siria, después de lo cual habría realizado una descarga aerotransportada de misiles en las posiciones de las fuerzas de Hemedti en el noroeste de Sudán, de acuerdo fuentes de inteligencia citadas por ese medio. No obstante, ese apoyo, si es que existe, se realiza de forma totalmente clandestina, y algunos expertos se han mostrado escépticos al respecto, porque Rusia tiene muchísimo que perder si apuesta por el bando equivocado. Otros analistas lo han interpretado como un intento de lograr que Hemedti resista mientras se orquesta algún tipo de acuerdo diplomático entre los beligerantes.
Ofensiva diplomática de EEUU
Para contrarrestar las actividades de Wagner, la Administración Biden ha optado por una poderosa herramienta: la información recopilada por sus servicios de inteligencia acerca del grupo, mostrando su lado oscuro. El Departamento de Estado se ha embarcado en una ofensiva diplomática en el continente africano, compartiendo esta información con gobiernos y funcionarios locales, para tratar de convencerles de que se mantengan a distancia de la firma rusa. Además del complot para asesinar al presidente del Chad, también han mostrado sus intentos encubiertos por hacerse con el control de ciertos recursos naturales en Sudán y la República Centroafricana, según informa la publicación Politico.
"La mejor manera de combatir a Wagner es con la verdad. Allí donde podemos encontrar información creíble que mine la influencia maligna de Wagner, por supuesto, queremos que más gente lo sepa, y eso incluyo a nuestros socios y al público", declara un anónimo funcionario estadounidense en ese mismo artículo. "Wagner no mejora la seguridad. Están perfectamente conformes con salir y matar gente y fingir que eran terroristas. Pero si uno lo mira con el tiempo, salvo algunas excepciones menores, allí donde logran desplazar a los grupos violentos temporalmente de un lugar, crean más terroristas de los que realmente eliminan", señala otro funcionario.
Según este medio, EEUU habría contactado a representantes políticos de la República Centroafricana, Chad, Ruanda, Burkina Faso y la República Democrática del Congo para facilitarles información de inteligencia relacionada con Wagner. "Los diplomáticos han presionado a los funcionarios de esos países para que eviten trabajar con Wagner o ayuden a persuadir a otras naciones vecinas de que dejen de interactuar con el grupo", afirma la publicación.
En una reciente intervención, el director de la CIA, William Burns, aseguró que la agencia de inteligencia trabaja ya en todo el mundo para contrarrestar las actividades del Grupo Wagner. La guerra secreta, como hemos visto, se acelera en el continente africano. Y lo que hace no tanto se limitaba a una serie de batallas propagandísticas, amenaza con convertirse en una confrontación real, no ya un mero teatro secundario del devastador enfrentamiento que tiene lugar en Ucrania, sino un conflicto autónomo y letal, con África como telón de fondo, donde el derramamiento de sangre parece más sencillo que en otros lugares.
El pasado 28 de noviembre, una noticia agitó la comunidad de expertos en seguimiento de conflictos mediante fuentes abiertas: una base del Grupo Wagner en Bossangoa, en República Centroafricana, había volado por los aires. Pronto quedó claro que no se trataba de ningún accidente ni una negligencia de los paramilitares rusos: la base había sido objeto de un ataque aéreo. La operación no dejó muertos, pero sí abundantes daños materiales.
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