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Operación frente común: la evolución del vínculo entre Francia y África
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Operación frente común: la evolución del vínculo entre Francia y África

Una presencia militar más ligera de Francia en África revelará la verdadera profundidad de sus relaciones con el continente y podría servir de modelo para el planteamiento europeo

Foto: El presidente francés, Emmanuel Macron (C-R), conversa con veteranos de guerra senegaleses tras su reunión en el Palacio del Elíseo en París. (EFE / Lewis Joly)
El presidente francés, Emmanuel Macron (C-R), conversa con veteranos de guerra senegaleses tras su reunión en el Palacio del Elíseo en París. (EFE / Lewis Joly)

En 2017, el presidente francés Emmanuel Macron causó revuelo con su discurso ante una audiencia de estudiantes universitarios en Uagadugú, la capital de Burkina Faso. Ante una salva de abucheos, pidió una ruptura con el pasado en las relaciones Francia-África y el fin de los opacos lazos franceses con los gobiernos africanos. En su lugar, Macron abogó por un nuevo enfoque, basado en la reciprocidad y en unas relaciones más estrechas con las sociedades civiles: "Soy de una generación que no viene a decir a los africanos lo que tienen que hacer", dijo.

Este año, Macron extendió esa lógica en un discurso en vísperas de su visita en marzo a África central, en el que reiteró su intención de construir una "relación nueva, equilibrada, recíproca y responsable" con el continente. Esto implicaría un enfoque de asociación con las economías africanas y más diálogo con las sociedades africanas. Es importante destacar que, en el contexto de la decisión de Francia de poner fin a su principal campaña antiterrorista en el Sahel —la Operación Barkhane— a finales del año pasado, también implicaría una menor presencia militar francesa en el continente.

Foto: Los últimos soldados franceses de la operación Barkhane, abandonando Gossi, Malí. (Reuters/Paul Lorgerie)

Macron expuso cómo Francia aspiraría a "africanizar" las bases militares francesas (excepto su base de Yibuti, centrada en la estrategia Indo-Pacífica), mediante la cogestión y una respuesta francesa adaptable a las necesidades de los socios africanos. Si Francia sigue adelante con esto, aunque el apoyo del "poder duro" se mantendrá, el país dejará de estar en primera línea en la lucha contra el terrorismo en el Sahel, después de haber asumido involuntariamente, como dijo Macron, "responsabilidades exorbitantes" y luchando por desligarse de la dinámica política interna de sus socios africanos.

Macron dejó claro que quiere que este enfoque sirva también de modelo para las relaciones más amplias entre Europa y África, dada la creciente conciencia entre los europeos de la importancia de África a la hora de afrontar los retos mundiales. Puede que sea difícil cambiar opiniones muy arraigadas entre los socios europeos (y africanos) sobre las intenciones francesas en África. Pero hacerlo será más probable mediante un enfoque coordinado y europeizado, en materia de seguridad y más allá.

Los cimientos de las relaciones Francia-África

Una ventaja crucial de este cambio de enfoque es que, al dejar de centrarse en la seguridad, se revelará la verdadera profundidad y naturaleza polifacética de la relación Francia-África.

En los últimos años, Francia ha empezado a fomentar la buena voluntad y a enfrentarse a su pasado colonial en Argelia, Ruanda y Camerún mediante, sobre todo, la creación de comisiones históricas. También aprobó una ley parlamentaria sobre la restitución de bienes culturales a Benín y Senegal. En su discurso, Macron expresó su deseo de que se elaboren nuevos proyectos legislativos para reforzar esta política, así como una dinámica paneuropea en las iniciativas en este ámbito, por ejemplo, a través de un nuevo fondo franco-alemán sobre la investigación de la procedencia.

Foto: Emmanuel Macron. (EFE/Sarah Meyssonnier)

Sin embargo, esta política de la memoria —aunque urgente y necesaria— es solo una parte de un diálogo más amplio entre las sociedades y los pueblos de Francia y África. Algunos comentaristas han sucumbido a la tentación de ver la relación y todas sus facetas a través de una lente poscolonial. Sin embargo, un diálogo más amplio entre las sociedades francesa y africana, especialmente entre los más jóvenes, representa una oportunidad para enfrentarse al pasado y, al mismo tiempo, ir más allá de esta lectura.

Francia acoge a la mayor diáspora africana de Europa y el 14% de los emigrantes franceses viven en África. África alberga el mayor número de francófonos del mundo. Las sociedades y culturas francesa y africana están en constante intercambio, y varios artistas africanos exponen y producen sus obras en Francia. Datos recientes muestran que cada vez más africanos estudian en Francia, que sigue siendo el primer destino mundial para los estudiantes del África subsahariana. A ello contribuye la intensa cooperación universitaria y científica. Los lazos económicos entre Francia y África también son diversos, y cada vez hay más presencia en África de start-ups francesas en muchos campos innovadores, sobre todo en las transiciones digital y energética.

Foto: Un soldado francés patrulla un pueblo de Bossangoa, al norte de la República Centroafricana. (Reuters/Andreea Campeanu)

Macron abordó este gran potencial en su discurso, anunciando un mayor apoyo a la iniciativa empresarial africana y a los proyectos de la diáspora, así como más inversiones "solidarias y basadas en la asociación". Para aprovecharlo, Francia acogerá en junio la "Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Global", copatrocinada con la India. La cumbre podría dar lugar a un impulso de la financiación innovadora de los países ricos para los Estados más afectados por el cambio climático, lo que también podría mejorar la capacidad presupuestaria de esos países y reducir la carga de su deuda. Además, en su viaje por África central, Macron destacó la protección del medio ambiente en Gabón, la agricultura en Angola y la cultura en Brazzaville y Kinshasa. Todo ello puede contribuir a una asociación realmente recíproca, exigente y ambiciosa con África.

El mayor reto de Europa

Francia ha expresado durante algunos años su deseo de que otros Estados miembros de la UE se impliquen más en África, por ejemplo a través del grupo operativo Takuba en el Sahel y, más recientemente, el "Equipo Europa" —iniciativas coordinadas entre Estados miembros e instituciones de la UE— viajes a Etiopía, Níger y la República Democrática del Congo. A pesar de los verdaderos esfuerzos franceses de coordinación, algunos responsables políticos de otras capitales expresan en privado la percepción de que Francia vela por sus propios intereses en África y luego busca socios con los que compartir la carga, actuando como un usuario del equipo más que como un jugador de equipo. Acertada o errónea, esta opinión podría suponer un obstáculo para Macron.

Los dirigentes franceses tendrán que convencer a sus socios europeos de que pongan en práctica el nuevo enfoque de forma colectiva. Esto implica encontrar la manera de pasar de una posición de liderazgo a otra de facilitador. París tendrá que utilizar su red para conectar mejor a los socios europeos y africanos. Si las autoridades africanas lo desean, esto debería implicar también la "europeización" de las bases militares a medio plazo, en su camino hacia una verdadera africanización.

La UE y los Estados miembros, por su parte, deben reconocer los beneficios de un enfoque estratégico para África, estar más presentes políticamente en los viajes de alto nivel del Equipo Europa al continente e incrementar sus esfuerzos para proporcionar apoyo militar, logístico y sanitario, tras años de confiar en Francia para hacer el trabajo pesado en materia de seguridad.

Los europeos también deberían demostrar a sus socios africanos que el apoyo a Ucrania no va en detrimento de sus asociaciones con África. Deben movilizar mejor sus industrias de defensa y tecnología y el Fondo Europeo para la Paz (FEP) para proporcionar medidas de asistencia a los ejércitos africanos. Níger, por ejemplo, puede ser un "laboratorio" para una acción europea renovada: la UE está probando una nueva misión de asociación combinada con el apoyo del EPF, un mayor apoyo bilateral de varios Estados miembros y, lo que es más importante, un liderazgo de Níger en las operaciones. Los países del Golfo de Guinea serán la próxima prueba. Los retos de seguridad están aumentando y los socios africanos están solicitando ayuda, pero el apetito europeo parece limitado.

Un año después de la cumbre UE-Unión Africana, los europeos se enfrentan a un mundo más fragmentado. Es urgente que reactiven y profundicen la asociación Europa-África para hacer frente a los retos comunes. La UE y sus Estados miembros deberían tomarle la palabra a Macron sobre la necesidad de actuar colectivamente y posicionar a Europa como el socio de referencia en cuestiones de defensa y seguridad, así como en la financiación de infraestructuras en África con la puesta en marcha del Portal Global. Esto representa una oportunidad para que la UE, Francia y otros países europeos construyan una asociación renovada con África, basada en intereses y responsabilidades compartidos, que pueda abordar realmente sus numerosos retos comunes.

*Análisis publicado originalmente en inglés en el European Council on Foreign Relations por Lauriane Devoize titulado 'Operation reciprocity: France’s evolving relationship with Africa'

En 2017, el presidente francés Emmanuel Macron causó revuelo con su discurso ante una audiencia de estudiantes universitarios en Uagadugú, la capital de Burkina Faso. Ante una salva de abucheos, pidió una ruptura con el pasado en las relaciones Francia-África y el fin de los opacos lazos franceses con los gobiernos africanos. En su lugar, Macron abogó por un nuevo enfoque, basado en la reciprocidad y en unas relaciones más estrechas con las sociedades civiles: "Soy de una generación que no viene a decir a los africanos lo que tienen que hacer", dijo.

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