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El gas abre la primera grieta en el frente unido de Occidente mientras Putin juega a la guerra de desgaste
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El gas abre la primera grieta en el frente unido de Occidente mientras Putin juega a la guerra de desgaste

Las sanciones sobre el mercado energético ruso destapan las primeras diferencias entre los aliados. EEUU y Reino Unido toman la delantera vetando las importaciones de crudo

Foto: El Parlamento británico aplaude en pie el discurso del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. (Reuters/Jessica Taylor)
El Parlamento británico aplaude en pie el discurso del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. (Reuters/Jessica Taylor)
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Al presidente Volodímir Zelenski le tocó el martes representar el papel de Winston Churchill ucraniano en un discurso histórico en Westminster. "Lucharemos en los bosques, en los campos, en las costas, en las calles", prometió, parafraseando al célebre primer ministro durante la II Guerra Mundial, en una conmovedora intervención por videoconferencia desde Kiev, donde el mandatario lidera la resistencia a la ocupación rusa. Es la primera vez que un líder extranjero se dirige a sus señorías en la Cámara de los Comunes en tiempos de paz y no en los salones parlamentarios, como es habitual. Pero vivimos tiempos excepcionales.

“Me gustaría hablarles de los 13 días de guerra, la guerra que no empezamos y no quisimos", arrancó el mandatario ucraniano, quien repasó, día por día, el infierno en el que se ha convertido su país. "No queremos perder lo que tenemos, lo que es nuestro, nuestro país Ucrania; de la misma manera que una vez ustedes no quisieron perder su país ante los nazis y tuvieron que luchar por Gran Bretaña”, insistió Zelenski. Y, por el momento, Ucrania resiste.

Sin la victoria rápida y eficiente que planeó, Vladímir Putin está ahora decidido a ir estrangulando al adversario pacientemente. El Kremlin parece haber reorientado completamente su estrategia a punto de cumplirse dos semanas de la invasión y se prepara para una guerra de desgaste contra un enemigo bombardeado, asediado y en inferioridad militar. Pese a la férrea defensa ucraniana, el Donbás y los enclaves portuarios de Melitopol y Mariúpol corren el riesgo de quedar aislados por el Ejército ruso en los próximos días. Si las tropas que avanzan desde el noreste (Járkov) y el sur (desde Crimea) convergen en un punto central, como la ciudad de Dnipro, lograrían rodear a efectivos ucranianos en el oriente del país y destruirlos con facilidad, explica Konrad Muzyka, el experto de Rochan Consulting, en su último análisis.

También el cerco de Kiev continúa estrechándose, día tras día, a la espera de un asalto final con el que Rusia intentará descabezar la resistencia. La Inteligencia estadounidense ha advertido de que las tropas rusas avanzan por un nuevo flanco desde el noreste y se encuentran a 60 kilómetros del centro de la capital, le dijo una fuente del Departamento de Defensa al 'Financial Times'. El director de la CIA, William Burns, aseguró el martes que Rusia está intensificando su campaña militar a pesar de los contratiempos, que incluyen entre 2.000 y 4.000 bajas, según estimaciones de Estados Unidos —al menos cuatro veces más que las 500 admitidas por Moscú—.

"Creo que ahora mismo Putin está furioso y frustrado. Probablemente redoblará su apuesta e intentará desgastar al Ejército ucraniano sin importarle las bajas civiles", dijo Burns a congresistas estadounidenses, advirtiéndoles de que al país le esperan unas semanas "feas".

División en el frente energético

Visiblemente cansado, pero manteniendo la postura estoica que ha demostrado desde que comenzó la invasión rusa, Zelenski agradeció el apoyo de Reino Unido ante la ocupación. “La pregunta para nosotros es 'ser o no ser', esa pregunta de Shakespeare. Durante 13 días se podrían haber hecho esta pregunta, pero ahora puedo darles una respuesta definitiva. Definitivamente, seremos. Lucharemos, no nos rendiremos y no perderemos”, añadió ante la ovación en pie de los legisladores británicos. Un aplauso que resume el respeto y admiración occidental por la dura resistencia de sus compatriotas, pero que no sirve para que Zelenski logre una mayor implicación de sus aliados.

Foto: Foto: Reuters/Maxim Shemetov.

Cuando el presidente ucraniano se dirigió a los Comunes, ya conocía la decisión británica de acabar gradualmente con sus importaciones de petróleo ruso antes de que acabe el año. El primer ministro Boris Johnson seguía con pasos más prudentes a su homólogo estadounidense, Joe Biden, quien anunció el martes el cese inmediato de las importaciones de petróleo y gas natural ruso en el país norteamericano (que obtiene menos de un 10% de su petróleo de Rusia). Reino Unido apenas obtiene un 8% de su petróleo y un 4% de su gas del gigante euroasiático. También sabía Zelenski que la Unión Europea no siguió esta vez la coreografía coordinada que, hasta ahora, había ejecutado con precisión el frente anti-Putin en sus sanciones contra Moscú.

La alta dependencia europea (y especialmente alemana) del gas ruso ha abierto una primera —y peligrosa— grieta en el frente occidental que podría acabar beneficiando al adversario. Europa compra a Moscú aproximadamente el 25% de su petróleo, el 50% de su carbón y el 40% de su gas. La tensión geopolítica en los mercados energéticos está disparando los precios a máximos de varios años y, sin una respuesta coordinada, Rusia no sentirá el impacto de la sanción (vende el 60% de su gas a la UE), al tiempo que se beneficiará de la subida de precios. Expertos advierten de que se podría dar la irónica situación de que Europa aportaría el caudal extra de ingresos para las arcas rusas con que seguir financiando el esfuerzo de la guerra y aliviar el peso de las sanciones.

Foto: Foto: Reuters/Archivo/Maxim Shemetov. Opinión
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"Desde que Rusia invadió Ucrania hace casi dos semanas, los líderes occidentales han tratado de sacar la energía y las materias primas de las sanciones que impusieron al Kremlin. La política ha fracasado estrepitosamente", aseguró Javier Blas, analista de energía y materias primas, en una columna en Bloomberg. "El flujo de recursos naturales se ha interrumpido; algunos mercados, como el del trigo, se han paralizado por completo. Desde el punto de vista político, las lagunas de los productos básicos se están volviendo insostenibles: Occidente paga hoy más dinero a la Rusia de Vladímir Putin que antes de la invasión, probablemente más de 1.000 millones de dólares al día", agregó.

Crisis geopolítica, problemas domésticos

La descoordinación energética pone de relieve cómo la implicación de los países occidentales con Ucrania tiene los límites que imponen las agendas domésticas de sus líderes. Ya el lunes, tras una larga reunión con el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y el primer ministro holandés, Mark Rutte, Johnson abogó por evitar un veto inmediato a los hidrocarburos rusos y reducir la dependencia "paso a paso" para evitar el gran desajuste que supondría para Europa. El canciller Olaf Scholz ya había descartado la medida por el impacto directo que supondría para las familias alemanas. Con la inflación en máximos, las cadenas de suministro bajo tensión y la recuperación poscovid pendiendo de un hilo, los gobiernos no quieren complicaciones adicionales.

Y mientras para unos el tema más sensible es la energía, para otros son los refugiados. También en Londres, Johnson recibió ayer a los líderes del Grupo Visegrado —Polonia, República Checa, Hungría y Eslovaquia— para debatir posibles soluciones negociadas a la guerra. Había especial interés en la reunión con el húngaro Viktor Orbán, tradicional simpatizante del Kremlin y quien ha caminado por la cuerda floja en las últimas dos semanas. Aunque ha condenado las acciones de Rusia, también prohibió proporcionar ayuda militar a Kiev a través de su territorio e insiste en mantenerse al margen del conflicto. Sin embargo, a un mes de las elecciones en Hungría, el controvertido líder húngaro está maquillando su discurso ante el mayoritario rechazo a Putin entre los electores e incluso accedió a que tropas de la OTAN sean desplegadas en Hungría.

Precisamente los países del este de Europa están viviendo la llegada de los más de dos millones de personas que han salido ya de Ucrania huyendo de la guerra. Polonia es el país que más refugiados ha recibido (más de un millón), seguida de Hungría (191.000), Eslovaquia (141.000), Rumanía (82.000) y Alemania (30.000), según datos de la ONU. En algunos países, como la propia Hungría, las políticas antimigratorias están dificultando la ayuda a los desplazados de la guerra. El propio Reino Unido apenas ha emitido 300 visados de las casi 18.000 solicitudes presentadas. Casi 300 ucranianos fueron expulsados cuando intentaban cruzar al país desde la francesa Calais. Esta disparidad parece cada vez más insostenible a medida que Occidente busca presentar una respuesta unida a la crisis.

Foto: Voluntarios reciben a refugiados ucranianos en Berlín. (Reuters/Filip Singer)

El martes, el alcalde de la ciudad ucraniana de Lviv, Andriy Sadovy, hacía un llamado al mundo citando el famoso poema de John Donne que da nombre a la novela de guerra más famosa de Ernest Hemingway. “Nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti”, recitó Sadovy ante la cámara en un vídeo distribuido en sus redes sociales. En él llama al patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, al papa Francisco y a las autoridades religiosas y civiles de todo el mundo a hacer sonar las campanas todos los días a las seis de la tarde, hora de Kiev, en honor a Ucrania.

Poco después, las catedrales de Lviv cumplieron a la hora acordada, haciendo vibrar el bronce y prometiendo repetir el ritual cada día hasta el fin del conflicto. “Estas campanas sonarán hasta el final de la guerra, hasta el último día, para anunciar nuestra victoria”, anunció Dimitri, el metropolitano (equivalente ortodoxo al obispo) de la ciudad. Sin embargo, el mensaje no pareció resonar mucho más allá de las fronteras ucranianas, sin reportes de iglesias, catedrales o ayuntamientos en grandes ciudades que se hayan sumado a la iniciativa.

Como el discurso de Zelenski en Westminster, se trata, por ahora, de una llamada sin respuesta. “Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida”, reza el poema de Donne citado por el alcalde de Lviv. No es el mar, sino Rusia quien se la está llevando, pero las campanas europeas siguen sin doblar por Ucrania.

Al presidente Volodímir Zelenski le tocó el martes representar el papel de Winston Churchill ucraniano en un discurso histórico en Westminster. "Lucharemos en los bosques, en los campos, en las costas, en las calles", prometió, parafraseando al célebre primer ministro durante la II Guerra Mundial, en una conmovedora intervención por videoconferencia desde Kiev, donde el mandatario lidera la resistencia a la ocupación rusa. Es la primera vez que un líder extranjero se dirige a sus señorías en la Cámara de los Comunes en tiempos de paz y no en los salones parlamentarios, como es habitual. Pero vivimos tiempos excepcionales.

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