Con la crisis del coronavirus remitiendo en China, parece que el país asiático ha conseguido darle la vuelta al relato y está dispuesto y preparado, finalmente, a tomar el relevo de Estados Unidos como líder mundial.

Las embajadas chinas cuelgan dibujos sobre cómo ven sus hijos el papel de su país en esta crisis. Y sus nuevos superhéroes no llevan escudos ni lanzan rayos, sino que visten mascarillas y pinchan vacunas al temido Covid-19.

Sobre el terreno, de Madrid a Milán, de Tokio a Nueva York, las imágenes y mensajes de ciudadanos chinos llegando con furgonetas repletas de cajas de mascarillas, guantes y geles desinfectantes para donar a hospitales, comisarías y estaciones de bomberos con los que luchar contra la pandemia, han generado aplausos y muestras de agradecimiento generalizados.

Estos gestos que muchos califican de solidaridad, para algunos otros, son tan solo la avanzadilla de una sutil estrategia diplomática con la que Pekín aspira a mover las placas tectónicas de la geopolítica global tras la pandemia.

Así te lo explicamos en el vídeo explicativo sobre estas líneas.

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