"Juan Carlos I se marchó de España por la vía de la clandestinidad y ha vuelto por la puerta pequeña. Como si fuera un preso a quien han dado la condicional. O se le concede un permiso de fin de semana.

Por eso ha tenido que renunciar a cualquier expectativa de recibimiento oficial, en plan emir Al Thani. Y se ha confortado en una suerte de celebración amañada, entre los compañeros de regatas, los vecinos de Sanxenxo, el calor de los rapsodas cortesanos que dicen siempre haber estado a su vera.

Se trata de incorporarlo a la normalidad, modular su alunizaje en la opinión pública con dosis homeopáticas. Un fin de semana. Luego un par de ellas. Y más tarde unas cuanta más. Pero no más de seis meses, no vaya a tener que declarar a la Hacienda española".