Apenas unas horas después de que Finlandia anunciara oficialmente su decisión de unirse a la OTAN, Suecia también daba el paso y pedía formalmente ingresar en la Alianza.

Ambos tomaban la iniciativa para protegerse ante el belicismo creciente de la vecina Rusia desde la invasión de Ucrania.

Pero el ingreso de Suecia y Finlandia en la Alianza podría suponer el desmantelamiento del último pilar de la arquitectura de la paz que ha garantizado estabilidad en Europa después de la Segunda Guerra Mundial: los países neutrales.

Una lista que en la que ya solo quedarían Austria, Suiza e Irlanda. Y para algunos de ellos, podría no ser durante mucho tiempo.