DS Automobiles estrena su lujosa colección Esprit de Voyage en el DS 4

Hasta ahora, el cliente que se acercaba a un concesionario de DS Automobiles o visitaba su web en busca de información sobre su modelo compacto DS 4, encontraba una gama de lo más variada, con versiones de gasolina y diésel de 130 CV de potencia, una mecánica híbrida enchufable de 225 CV para la variante E-Tense y seis niveles de terminación: de menor a mayor equipamiento, Bastille, Performance Line, Trocadero, Performance Line+, Rivoli y Opera. Y aunque en el primer capítulo no hay novedades, pues siguen siendo tres los propulsores para elegir, sí las hay en la oferta de acabados, donde se añade el nuevo Esprit de Voyage. Así, en francés, por más que el DS 4 sea en realidad un producto made in Germany.

Una nueva terminación que debuta en el DS 4, pero que a lo largo del año se irá incorporando a otros modelos de la firma parisina, que prefiere hablar de colección Esprit de Voyage. En el caso que nos ocupa, se sitúa entre los niveles Rivoli y Opera, de manera que a partir de ahora será el segundo acabado más lujoso y refinado en la gama de este coche de 4,40 metros de largo por 1,83 de ancho y 1,47 de alto que planta cara a otros prémium compactos, como Audi A3, BMW Serie 1 y Mercedes-Benz Clase A, pero también a pequeños SUV de calidad como el BMW X2 o el Lexus UX.

De hecho, y pese a llevar poco más de un año a la venta, el DS 4 ya es el segundo DS más vendido en nuestro país, con un 35% de las ventas de la marca, superado solo por el DS 7, que copa el 48%. Y si en 2022 el 29% de las 1.580 unidades vendidas del DS 4 correspondían a versiones E-Tense de mecánica PHEV, en lo que va del 2023 la proporción de híbridos enchufables es aún mayor, del 37%. No obstante, tanto si estudiamos las ventas de los DS 4 de combustión (diésel BlueHDi 130 y PureTech 130 de gasolina) como si nos fijamos en los DS 4 E-Tense, siempre el acabado más demandado hasta ahora era el Rivoli, que sirve de punto de partida a este nuevo Esprit de Voyage.

Un DS 4 Esprit de Voyage reconocible desde el exterior por sus nuevas llantas Cannes de 19 pulgadas, específicas de esta versión, o por las carcasas de los retrovisores personalizadas con un grabado láser. Además, incorpora de serie el denominado Black Pack, que sustituye el cromado de las otras variantes por el color Negro Perla en ciertos detalles del frontal, las molduras laterales, el marco superior de las ventanillas o la franja que une los pilotos traseros.

Y dentro prima el refinamiento gracias a la tapicería de cuero Nappa en color gris Galet y al nuevo tono gris Granito en los revestimientos laterales y el salpicadero. Además, se ha personalizado el habitáculo con un logotipo especial Esprit de Voyage (un mapa de Europa donde París es centro neurálgico) que aparece en salpicadero y en los paneles y umbrales de puertas. Pero el equipamiento extra de esta nueva versión en comparación con el nivel Rivoli no se limita solo a los asientos con piel Nappa, pues también se han añadido los cristales laterales laminados y acústicos, el portón eléctrico con función manos libres o los asientos delanteros eléctricos, calefactados y ventilados.

Aunque tenemos un DS 4 desde 33.380 euros, factura correspondiente al PureTech 130 EAT8 Bastille, y ese nivel de acabado básico implica precios de 34.550 euros si preferimos el BlueHDi 130 EAT8 o 45.500 si nos inclinamos por el E-Tense 225 con etiqueta Cero Emisiones y 55 kilómetros de autonomía eléctrica gracias a su batería de 12,4 kWh, las nuevas versiones Esprit de Voyage se van bastante más arriba: 44.550 euros con el motor de gasolina PureTech, 45.850 con el diésel BlueHDi y 53.500 euros con la mecánica E-Tense. Bastante cerca ya, todo hay que decirlo, de los DS 4 con acabado Opera, que están mejor equipados aún: cámara perimétrica de 360 grados Visio Park, techo solar, alarma...

Conducimos el PureTech 130 EAT8

Todos los DS 4 tienen transmisión automática, de forma que para nuestro test por tierras madrileñas y segovianas solo debíamos elegir motor. Y apostamos esta vez por la versión básica, con motor de gasolina PureTech 130 EAT8 de 130 CV de potencia, un 1.2 tricilíndrico turboalimentado que equipa a un número enorme de modelos del grupo Stellantis. Es decir, un viejo conocido. Y como el acabado Esprit de Voyage no implica cambio de ningún tipo a nivel técnico, pues también el tarado de suspensión es idéntico al de las otras versiones, ninguna diferencia dinámica podíamos esperar.

Esos 130 caballos mueven bien el coche, aunque decimos bien en lugar de muy bien con toda la intención, pues nadie debe esperar prestaciones estupendas. Ahí están los 11,6 segundos homologados en la aceleración de 0 a 100 km/h para demostrarlo, una respuesta que quizá pueda defraudar más tras pagar 44.550 euros, que no es poco. No hay problemas en ciudad, donde se mueve cómoda y ágilmente, y tampoco en autovía, donde circulamos con un elevado confort general, pero en carreteras de doble sentido los adelantamientos no serán fulgurantes y muchos pueden echar de menos algo más de empuje en un motor que, por cierto, no presume de un sonido especialmente prémium.

La parte positiva es que el consumo se mantiene en valores muy razonables mientras circulemos a ritmos legales, y será fácil acercarse a los 6,1 l/100 km de media homologados porque en nuestra prueba, con mucha autovía y bastante carretera nacional, pero también con algo de ciudad y algunos kilómetros de caminos, bajamos de los siete litros de media real. Sin realizar una conducción precisamente ahorradora, pues fuimos variando entre los programas Normal, Eco y Sport, este último el más recomendable para avivar un pelín sus reacciones. Y también nos ha gustado el comportamiento general de marcha, con un buen equilibrio entre confort de suspensión y estabilidad, buena frenada o una dirección precisa, a la que solo quitaríamos media vuelta de volante para que fuese más rápida y directa.

Por lo demás, el DS 4 es amplio y refinado, presume de un maletero de 439 litros (390 en la versión E-Tense) con formas regulares y está bastante bien hecho en general, aunque el interior da más protagonismo al diseño o la originalidad que a la funcionalidad pura, y conviene dedicar un tiempo a habituarse a sus mandos, que con tanto cromado no se ven bien; al funcionamiento de su pantalla táctil central de 10,3 pulgadas, que no nos parece especialmente intuitiva; o a familiarizarse con el DS Iris System, una pantalla táctil en la consola central destinada a simplificar el uso de ciertas funciones, pero que al principio puede desconcertar a los usuarios menos tecnológicos.