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¿Quién se la juega en la abogacía? 2023 pasa el test de estrés a los objetivos de bufetes de élite
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Un año con ganadores y perdedores

¿Quién se la juega en la abogacía? 2023 pasa el test de estrés a los objetivos de bufetes de élite

Arranca un incierto ejercicio que examinará los florecientes proyectos de muchos despachos, supervitaminados tras dos ejercicios de récord, y algunos de los liderazgos nacidos en los últimos meses. No todos saldrán victoriosos

Foto: De izquierda a derecha: Javier Fontcuberta, director general de Cuatrecasas; Pedro Pérez-Llorca, socio director de Pérez-Llorca, y Antonio Vázquez-Guillén, socio codirector de Allen & Overy. (EC)
De izquierda a derecha: Javier Fontcuberta, director general de Cuatrecasas; Pedro Pérez-Llorca, socio director de Pérez-Llorca, y Antonio Vázquez-Guillén, socio codirector de Allen & Overy. (EC)
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A pesar de que la experiencia reciente aconseja no hacer demasiadas predicciones, ni siquiera a cortísimo plazo, no parece demasiado arriesgado vaticinar que 2023 será un año más que interesante para la abogacía de los negocios. La hiperactividad transaccional de los dos últimos ejercicios —quién lo habría dicho en marzo de 2020— ha fortalecido no solo las finanzas de los despachos, sino también el ánimo y la confianza de sus direcciones para arriesgar e invertir en el impulso de sus propios proyectos. Asimismo, son numerosas las firmas que, en los últimos meses, han afrontado procesos de renovación en sus cúpulas, ya sea de forma natural o inducida, con lo que en el sector también existe el aliciente de comprobar cuáles son los primeros pasos de estas figuras emergentes. Todo ello, en medio de un contexto general de incertidumbre y turbulencias con el que, sin embargo, los abogados, incluso con su tradicional aversión al riesgo, parecen haber aprendido a convivir.

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Las apuestas, especialmente en la zona media y medio-baja del sector son tan elevadas —en algunos casos, incluso, atrevidas— que va a resultar imposible que todos los bufetes se lleven el gato al agua. Dentro de 12 meses veremos quiénes se alzan con el título de ganadores y perdedores de un ejercicio que supondrá un auténtico test de estrés para los objetivos de muchos despachos y la solidez de los proyectos emergentes que se han propuesto dar un importante salto hacia adelante en el mercado legal. En todo caso, peligros aparte, el escenario es tremendamente atractivo, pues esta efervescencia, unida a una crisis de talento a la que no se le termina de ver el fin, abona el terreno para la innovación y la diferenciación —a pesar de la tradicional aversión a la innovación y la diferenciación que sienten los abogados—. El tiempo dirá si el ejercicio cumple con las expectativas.

En la parte alta del sector legal español, el año que empieza permitirá reevaluar la dimensión de la ambición de Garrigues, a la que, de momento, no se intuye fin, y que el pasado ejercicio le llevó a anotarse el hito de ser la primera firma española en superar los 400 millones de facturación. La organización que lidera Fernando Vives, reelegido presidente durante otros cuatro años, sigue empeñada en hacer de la diversidad virtud, una senda que está demostrando exitosa, en contra de las predicciones de muchos agoreros. También habrá que estar atentos a la concreción de los anuncios de posibles aperturas de nuevas oficinas en Latinoamérica (aunque en ningún caso en Argentina) y en algún país de Europa, aunque veremos si la agitación que viven ambos continentes permite aterrizar las intenciones iniciales.

Foto: Javier Fontcuberta, nuevo director general de Cuatrecasas.

En el segundo escalón del podio, Cuatrecasas arranca 2023 con la tranquilidad interna de haber completado la remodelación de su cúpula tras el inesperado fallecimiento de su CEO, Jorge Badía, el pasado mes de julio. La generosidad de Rafael Fontana, retrasando su jubilación para asumir la dirección de la nueva transición generacional y de liderazgo que debe hacer la firma, ha ofrecido al despacho certidumbre y estabilidad. Desde el pasado 22 de diciembre, no obstante, las miradas están puestas en Javier Fontcuberta, designado director general y señalado como futuro consejero delegado a partir de 2025, año en que Fontana dará un paso atrás. El alto listón dejado por Badía, reconocido por todos sus colegas como un ejemplo de gestión moderna y eficaz, no se lo pondrá fácil. Sin embargo, quienes tratan con Fontcuberta señalan su excepcional personalidad, formación y profesionalidad como mejor aval, cualidades que le han valido para adelantar a otros one club man en la carrera por el título de delfín.

También ha renovado su liderazgo, aunque de forma parcial, Uría Menéndez, tercero en liza. Tras el anuncio del adiós de Luis de Carlos, la organización ha aupado a la presidencia a Jesús Remón, quien hasta la fecha dirigía el área de Derecho Público, Procesal y Arbitraje de la firma. Salvador Sánchez-Terán se mantiene como socio director. El relevo, como cada movimiento orgánico en la firma, fue diseñado y ejecutado con el tiempo y el cuidado necesarios para no alterar el exitoso rumbo de un bufete que se enfrenta al reto de seguir siendo reconocido como la referencia del sector en términos de excelencia, calidad y reputación.

Foto: Luis de Carlos, socio presidente de Uría Menéndez. (A. M. V.)
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Completan el póker de grandes firmas nacionales Pérez-Llorca y Gómez-Acebo & Pombo. Si se cumplen los pronósticos, el primero volverá a anotarse un crecimiento espectacular, acercándose a los 110 millones de euros de facturación —lo que supondría un crecimiento de más de 15 millones de euros— y duplicando su cifra de negocio en apenas cuatro años. El proyecto que comanda Pedro Pérez-Llorca no da síntomas de agotamiento y, en la recta final del año, ha cerrado cuatro contrataciones de peso que muestran que aún tiene mucho recorrido antes siquiera de vislumbrar su techo.

Gómez-Acebo, por su parte, mantiene su estrategia de posicionamiento y calidad, lo que no le va a impedir lograr, de nuevo, una importante cifra de crecimiento, probablemente de doble dígito. Con Íñigo Erláiz asentado en el liderazgo, la firma ha convertido la transición generacional en un activo, valiéndose de sus nuevos responsables en áreas clave para dotarse de una renovada energía e ilusión. Un proceso al que hay que sumar la remodelación de sus oficinas, situadas en la Torre Realia de Madrid.

Las 'big four' miran a EY

En el pelotón que conforman las áreas legales de las big four el gran acontecimiento que se producirá este año es la división de las áreas de consultoría y auditoría que llevará a cabo EY, y que muchos auguran que será replicado por el resto de las mismas, PwC, Deloitte y KPMG. Está por ver si dicho movimiento distrae a EY Abogados en la destacada evolución de los últimos años, que le ha permitido no solo adelantar a KPMG Abogados y a Deloitte Legal, sino también rebajar la distancia con PwC Tax & Legal por debajo de los 20 millones de euros.

Tras Baker McKenzie, cómodamente asentado en el puesto de primer bufete internacional en nuestro país, la pujanza de Allen & Overy y la revitalización en la recta final de 2022 de Linklaters animan la batalla entre los Magic Circle. En Clifford Chance, el gran protagonismo recae en su equipo de Procesal —con el socio Fernando Irurzun al frente y secundado por Fernando Giménez-Alvear—, que se encuentra liderando la batalla legal de la Superliga y que, en abril o mayo, pueden ver como el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) les da la razón y dicta una sentencia que cambie el modelo del fútbol para siempre.

Foto: Ignacio Ruiz-Cámara y Antonio Vázquez-Guillén, socios directores de Allen & Overy en Madrid. (Ana Beltrán)

Encabezado por Antonio Vázquez-Guillén e Ignacio Ruiz-Cámara, Allen sigue ganando protagonismo en términos de negocio y posicionamiento en el sector, y cabe esperar que al cierre de su ejercicio (lo hace en abril, con el año fiscal inglés) de un nuevo salto acercándose a sus principales competidores. En Linklaters, el año empieza cargado de optimismo, tras el fichaje como nuevo socio de Procesal de Alex Ferreres, proveniente de Uría Menéndez. Esta contratación, unida al retorno de Sebastián Albella, ha permitido a José Giménez y al bufete enseñar músculo, tras unos primeros tres cuartos de año complicados por las salidas de Francisco Málaga, Alex Kolb y Alejandro Ortiz. El mensaje ha sonado con fuerza: Linklaters ha vuelto —si es que alguna vez se ha ido—.

Aunque su perfil poco mediático pueda llevar a pensar lo contrario, quien volverá a dar batalla es Freshfields, firma que, tras un excelente ejercicio en M&A en 2022, promete seguir disputando algunas de las mejores operaciones en España. También hay expectación por los nuevos pasos que pueda dar el proyecto de Latham & Watkins, firma que ha demostrado su capacidad de agitar el sector con cada anuncio, y cuya presencia creciente en operaciones, rankings y directorios afianza el rumbo establecido por Ignacio Gómez-Sancha.

Foto: Juan Manuel de Remedios, socio director de White & Case. (Alejandro Martínez Vélez)
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Otra firma norteamericana a tener en el radar es White & Case, quien el pasado ejercicio decidió dar un paso al frente con una ristra de fichajes con las que aspira a situarse en el ecosistema de bufetes transaccionales de primer nivel. La organización que lidera Juan Manuel de Remedios, además, traslada su sede al corazón del Barrio de Salamanca.

Andersen, el gran animador

Por debajo de los 50 millones de euros, en donde Hogan Lovells —atención con las conversaciones de fusión con Shearman & Sterling— y Herbert Smith Freehills siguen mostrándose como firmas muy competitivas en sus especialidades, el foco está puesto en la evolución de CMS Albiñana & Suárez de Lezo (+27,7% el pasado ejercicio) y Andersen (+22,4%). El despacho que encabezan José Vicente Morote e Íñigo Rodríguez-Sastre, lejos de levantar el pie del acelerador, ha seguido un altísimo ritmo de incorporaciones, con casi una veintena de socios nuevos el pasado año, lo que, con toda seguridad, le situará en el entorno de los 40 millones de euros de ingresos, tras facturar 32,5 en 2021.

Aunque su agresiva estrategia de crecimiento no está exenta de riesgos, el proyecto de Andersen es uno de los grandes animadores de la zona media del sector, en el que se espera un nuevo impulso de DLA Piper, que estrena edificio propio en Castellana 39; Ashurst, que ha cerrado el año natural con sus ingresos creciendo a doble dígito, y Ontier, quien se ha embarcado en una gran remodelación de su estructura, abriendo su partnership a nuevos socios de cuota. La firma que lideran Bernardo Gutiérrez de la Roza y Pedro Rodero no solo luce ya una de las sedes más innovadoras y diferenciales del sector, junto al Paseo de La Habana, sino que se conjura para disparar su cifra de negocio hasta los 60 millones en cuatro años. Casi nada.

Foto: Fachada del Hotel Reconquista durante la convención internacional de Ontier 2022.

La batalla más cruda, no obstante, se presenta por debajo de los 20 millones de euros de facturación, con un gran número de despachos mostrando una enorme ambición por superar esa cifra y empezar a competir en ligas mayores. Entre ellos cabe destacar a Eversheds Sutherland, Dentons —cuyo músculo financiero y red internacional están fuera de toda discusión—, Simmons & Simmons —una de las firmas que merecen, sin duda, más atención de la que están recibiendo, con incorporaciones de enrome potencial— y Squire Patton Boggs, en donde la vitalidad y los aciertos de Teresa Zueco hacen prever que será una de las grandes sorpresas de este año.

También resulta cada vez más interesante la apuesta de Fieldfisher, con iniciativas de captación y retención de talento muy decididas, y los primeros pasos de Inmaculada Castelló y Fernando Gutiérrez en Pinsent Masons, despacho que va a dar mucho que hablar a corto plazo. Entre las firmas nacionales, tampoco hay que perder de vista a Montero Aramburu y Ceca Magán. La primera seguirá volcada en su desarrollo en Madrid, sin soltar la influencia que ya tiene en Andalucía y Canarias, mientras que la segunda se conjura para dar un importante salto en los dos próximos años sin renunciar a un estilo propio.

A pesar de que la experiencia reciente aconseja no hacer demasiadas predicciones, ni siquiera a cortísimo plazo, no parece demasiado arriesgado vaticinar que 2023 será un año más que interesante para la abogacía de los negocios. La hiperactividad transaccional de los dos últimos ejercicios —quién lo habría dicho en marzo de 2020— ha fortalecido no solo las finanzas de los despachos, sino también el ánimo y la confianza de sus direcciones para arriesgar e invertir en el impulso de sus propios proyectos. Asimismo, son numerosas las firmas que, en los últimos meses, han afrontado procesos de renovación en sus cúpulas, ya sea de forma natural o inducida, con lo que en el sector también existe el aliciente de comprobar cuáles son los primeros pasos de estas figuras emergentes. Todo ello, en medio de un contexto general de incertidumbre y turbulencias con el que, sin embargo, los abogados, incluso con su tradicional aversión al riesgo, parecen haber aprendido a convivir.

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