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¿Despidos a la vista? La falta de trabajo y el IPC ahogan la rentabilidad de los despachos
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Índice financiero de Thomson Reuters

¿Despidos a la vista? La falta de trabajo y el IPC ahogan la rentabilidad de los despachos

El monitor que evalúa el beneficio de las firmas se mantiene en mínimos desde la crisis de 2008. En España, a pesar de los nubarrones en el horizonte, los bufetes mantienen un prudente optimismo

Foto: La mayoría de los grandes bufetes va a cerrar el año con importantes tasas de crecimiento.
La mayoría de los grandes bufetes va a cerrar el año con importantes tasas de crecimiento.
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El ánimo de los grandes despachos de abogados oscila entre la calma tensa y el prudente optimismo. Los negros augurios que pronosticaban un último trimestre del año muy complicado no se han cumplido, y hay alivio por ello, pero nadie piensa que la tormenta haya pasado de largo. A pocas semanas de cerrar el ejercicio, la mayoría de los grandes bufetes desvela que van a cerrar el año con importantes tasas de crecimiento, muchos de ellos, incluso, por encima del ya provechoso 2021. Pero, a la vez, ninguno se atreve a hacer pronósticos excesivamente optimistas para 2023. Las alertas siguen ahí y sería temerario bajar la guardia.

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Una de las luces de alarma que permanece encendida en el cuadro de mando de las firmas es el Índice Financiero de los Despachos de Abogados (LFFI, por sus singlas en inglés), métrica que elabora Thomson Reuters y que analiza la evolución de los principales factores que impulsa la rentabilidad. Después de haber marcado su mínimo histórico en el primer semestre del año, cayendo incluso por debajo de lo registrado en el peor momento de la crisis de 2008, el LFFI repite en el tercer trimestre su puntuación más baja, con 36 puntos. A la elevadísima inflación, explica la publicación, hay que sumar la acuciante caída de la demanda, especialmente en el ámbito transaccional, el más rentable para los bufetes.

"La erosión continua de los ingresos de los despachos debido a la disminución de la demanda, combinada con el gran aumento de los gastos, prolonga por quinto trimestre consecutivo la caída del índice", aseveran los autores del estudio, que señala el mal comportamiento del trabajo transaccional, que cayó un 2%, frente al no transaccional que se mantuvo plano. En el caso del M&A, por ejemplo, el descenso interanual ha sido del 13,7%; en Real Estate, del 2,9%.

Cae el trabajo, mientras que los gastos siguen "expandiéndose agresivamente", advierte el Thomson Reuters. En concreto, los gastos directos, fruto de la contratación de personal y los incrementos salariales, que no se han frenado, aumentaron un 10,9% respecto del tercer trimestre del año pasado. Los gastos generales (oficinas, suministros, etc.) han subido un 12,8%.

La combinación entre la menor demanda y el incremento de los gastos provoca que la rentabilidad por abogado de los despachos haya descendido en el último trimestre un 2,9%, sumando así su tercer periodo consecutivo en negativo. En todo caso, como señalan los autores del LFFI, desde 2020, el beneficio promedio por letrado acumula un crecimiento del 17,6%; una evolución positiva, no obstante, "que se está revirtiendo rápidamente".

Con las cautelas necesarias por tratarse de un índice elaborado con Estados Unidos, lo cierto es que en España ya hay quien habla de enfriamiento en la demanda. En este sentido, Jabier Badiola, socio director de Dentons en nuestro país, aseveró la semana pasada, que ya tienen algunas prácticas en las se está produciendo una caída en los encargos. "En algunas áreas, como M&A o Real Estate, tenemos socios que ya han dicho: 'Lo mío se está cerrando por completo", relataba Badiola en entrevista con este diario. "No sé cuánto tardará en verse en la economía real, pero el trabajo en el ámbito transaccional se está ralentizando bastante", remataba. Un diagnóstico que comparten desde un bufete internacional, desde el que desvelan un descenso en la ocupación de sus equipos en Londres.

¿Ajustes de personal?

Nadie discute, por tanto, que hay nubarrones en el horizonte; lo que resulta más difícil de precisar es el impacto real de la desaceleración o el parón que provocará el actual contexto económico. El informe del tercer trimestre de Thomson Reuters indica que la contratación "ha continuado a buen ritmo" y que los bufetes "se han abstenido de llevar a cabo los despidos que definieron su respuesta a la crisis financiera de 2007 y 2008". En la decisión de los líderes de las firmas pesa, señala el documento, las dificultades para volver a contratar talento que experimentaron por entonces. Por el momento, "los despachos parecen dispuestos a aceptar algún tipo de contracción de su productividad a corto plazo", aunque está por ver cuánto están dispuestos a sacrificar los socios.

Foto: La firma describe varios escenarios distintos de futuro para la industria legal. (iStock)

Una excepción a esta tónica es el despido de 150 profesionales anunciado hace unos días por el bufete especializado en tecnología Cooley, firma norteamericana con presencia en Londres y Bruselas. Un ajuste que ha despertado algunas alarmas en el sector legal, pero que algunos analistas relativizan por tratarse de un despacho muy expuesto a las grandes empresas tecnológicas, que están sufriendo un particular vía crucis, más allá del contexto económico general. El tiempo dirá si, en efecto, es una situación excepcional o el augurio de lo que está por venir. En todo caso, es relevante destacar, como ya se comprobó durante el covid, que los bufetes estadounidenses son mucho más expeditivos que los europeos en la toma de decisiones, tanto en la contratación como en las medidas extintivas.

Los autores del índice, no obstante, se muestran también negativos en este sentido. Según relatan, la presión de los socios de cuota para responder a la caída de la rentabilidad con recortes de gasto va en aumento conforme se acerca el momento de percibir su parte de los beneficios. Esta situación coloca a las firmas entre la espada y la pared, obligándolas a elegir entre reducir los costes de personal o sacrificar la rentabilidad de los socios, con el consiguiente riesgo de que algunos de ellos decidan abandonar la firma. "La puntuación del LFFI de este trimestre puede ser el preludio de las difíciles decisiones que tendrán que adoptar los líderes de los bufetes en los próximos trimestres", señala el informe.

Pérez de la Manga: "Es preferible aguantar la caída de la rentabilidad que adoptar ajustes que provoquen una bajada aún mayor en el futuro"

Un dramatismo que para Miguel Ángel Pérez de la Manga, de la consultora BlackSwan, no es tal si se contextualiza el impacto real de la rentabilidad. "Hablamos una caída moderada de la rentabilidad en un negocio que es altísimamente rentable", reflexiona. Así que, por mucho que a algunos socios les preocupe que su retribución se vea resentida, el consultor considera que es preferible "ganar un poco menos" antes que adoptar medidas de ajuste laboral. "Los socios deben aguantar porque, si prescindes de los buenos abogados o propicias que se vayan, por ejemplo, no actualizando sus salarios, la caída de la rentabilidad será mucho mayor en el futuro", expone.

Asimismo, De la Manga no percibe que, al menos en España, las firmas hayan sobrecargado sus estructuras. "En un mercado marcado por la escasez de profesionales, la mayoría de las organizaciones se encuentran con plantillas bien ajustadas a sus necesidades". No augura, por tanto, grandes necesidades de adelgazar estructuras, "y quien pueda necesitarlo, en la medida en que serán ajustes pequeños, le bastará con no sustituir la rotación natural". ¿Y cómo actuar ante el riesgo de que sean los socios los que dedican marcharse al ver reducida su retribución? "Hablamos de una crisis general, por lo que será difícil que les den en otro sitio lo que han dejado de ganar en su actual bufete. En todo caso, deberían ser conscientes de que son los empresarios, los propietarios del negocio, por lo que les corresponde asumir la situación económica sin perjudicar la marcha futura de la firma". Una conciencia, no obstante, que la práctica demuestra que no todos tienen.

El ánimo de los grandes despachos de abogados oscila entre la calma tensa y el prudente optimismo. Los negros augurios que pronosticaban un último trimestre del año muy complicado no se han cumplido, y hay alivio por ello, pero nadie piensa que la tormenta haya pasado de largo. A pocas semanas de cerrar el ejercicio, la mayoría de los grandes bufetes desvela que van a cerrar el año con importantes tasas de crecimiento, muchos de ellos, incluso, por encima del ya provechoso 2021. Pero, a la vez, ninguno se atreve a hacer pronósticos excesivamente optimistas para 2023. Las alertas siguen ahí y sería temerario bajar la guardia.

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