Cuatrecasas presume de Rauda, su filial 'low cost': "Va a ser un bufete top 15 por ingresos"
Este ALSP es uno de los proyectos más innovadores puesto en marcha por un despacho español en los últimos años. Su director general, Emilio Martínez, desvela las claves de su funcionamiento
El próximo mes de febrero, Rauda ALSP, la sociedad filial cautiva creada por Cuatrecasas para remitirle el trabajo de menor valor añadido, cumplirá un año de funcionamiento. Sus primeros meses de vida, según describen sus fundadores, ha confirmado las mejores expectativas depositadas en este ambicioso proyecto. De los cerca de 200 socios con los que cuenta Cuatrecasas en España, 60 ya realizan encargos de forma regular a los profesionales de Rauda. Y pronto serán más. Un flujo de trabajo creciente gracias al cual la filial cerrará 2022 con una plantilla de en torno a 75 profesionales, un 33% más de los que tenía al iniciar su andadura.
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"El potencial de Rauda ALSP es enorme", describe Emilio Martínez, director general de organización de Cuatrecasas, que vaticina que, en no demasiados años, la firma se situará entre los 15 o 20 mayores despachos de abogados del país por cifra de ventas —lo que implicaría, con las actuales magnitudes de facturación, unos ingresos superiores a 30 millones de euros—. Y ello a pesar de contar con un único cliente: Cuatrecasas. "No hemos inventado nada", relata Martínez; "fuera de España, especialmente en Inglaterra y Australia, muchos bufetes cuentan ya con filiales que hacen esas tareas de menor valor. La gran diferencia es que Rauda no ofrece servicios al mercado, sino que solo trabaja para nosotros".
La creación de Rauda ALSP es la respuesta ideada por la dirección del bufete ante la necesidad de resolver de forma más eficiente las tareas más repetitivas y/o de menor valor que existen dentro de toda transacción o gran litigio. Trabajos imprescindibles y que exigen la máxima calidad, pero por los cuales el cliente no está dispuesto a pagar la generosa tarifa horaria de los socios o asociados de Cuatrecasas. Unos cometidos de back office que también plantean un problema interno para los despachos de élite. "A nuestros abogados les exigimos un expediente brillante y que sean prácticamente bilingües en inglés. Si a este perfil de profesional, que ha estudiado en las mejores universidades o se ha pagado un LL.M. [Máster en Leyes] en Estados Unidos, le pones a hacer ese tipo de tareas, a los seis meses se van a otro bufete", resume Martínez.
Con Rauda, Cuatrecasas resuelve los dos problemas de una sola tacada. Por un lado, tiene la capacidad de sacar adelante el trabajo menos sofisticado, asumiendo un menor coste por el mismo —siempre es arriesgado decirle a un cliente que uno de sus asuntos no te interesan por no ser lo suficientemente rentable—, y, por otro, concentra a sus abogados en las materias de alto valor añadido. Una mayor eficiencia que conduce a un incremento de la rentabilidad y que, a la vez, permite ofrecer precios más competitivos a los clientes. Según estiman desde el bufete, la hora de un abogado de su filial cuesta, aproximadamente, un tercio de lo que vale la de un profesional de su misma categoría en Cuatrecasas. Win-win.
Un proyecto innovador
La puesta en marcha de Rauda es uno de los proyectos más innovadores desarrollado en los últimos años por los grandes bufetes nacionales. Sus creadores la han bautizado como un ALSP, siglas en inglés de proveedor alternativo de servicios legales, denominación con la que se define a todas aquellas firmas que, bien por su organización o bien por el tipo de servicio que ofrecen, se alejan del modelo tradicional de los despachos de abogados. Y es que Rauda, a pesar de depender societariamente de Cuatrecasas, cuenta con una plantilla, una estructura y un funcionamiento interno totalmente independientes de su matriz. Ahí es donde está la clave que permite aligerar de forma sustancial la factura de los clientes.
Los abogados de Rauda ALSP están fuera del plan de carrera de Cuatrecasas, una senda profesional muy bien remunerada —el sueldo de los júniores de la firma supera ya los 40.000 euros—, pero sometida a una elevadísima exigencia de horas, rendimiento y resultados. En Rauda, los salarios se parecen más a los de la media del mercado, explica Emilio Martínez, pero a la vez sus letrados tienen más libertad y flexibilidad para estructurar su jornada laboral, y cuentan con mayor capacidad de conciliación del trabajo con su vida personal u otros intereses. "No son peores profesionales, en absoluto. Simplemente o no alcanzan los altísimos criterios de selección que tenemos en Cuatrecasas o no están interesados en ese modelo de carrera; quieren otra cosa".
Otro gran foco de ahorro es el gasto en alquileres. A pesar de que las dos sedes de Rauda, en Madrid y Barcelona, están muy próximas a las oficinas de Cuatrecasas, por el tipo de inmueble, su ubicación —en una calle no principal— y su acondicionamiento —al no atender a clientes, no necesitan el lujo y el glamur de los grandes bufetes—, el coste por metro cuadrado que paga el ALSP es la mitad que el de su matriz.
En lo que la inversión sí es muy generosa es en tecnología. Tanto por su propio funcionamiento interno y la coordinación con los profesionales de Cuatrecasas como por el importante vector de eficiencia que supone contar con las mejores herramientas digitales para el tipo de tareas que asume Rauda. "A día de hoy, quienes más trabajo le están derivando son los departamentos de Mercantil, con todo lo relativo a las due diligences, y de Procesal, por las class actions. También existe un flujo creciente desde Laboral y Fiscal, que también tienen muchas tareas de revisión documental", detalla Martínez, quien, no obstante, desvela que la dirección del despacho aún tiene cierta labor de "evangelización" por hacer para que los más de 200 socios del bufete se sientan cómodos operando con Rauda. Pero es positivo. "Con la evolución que ha seguido hasta ahora, es perfectamente posible que, a medio plazo, el ALSP alcance los 250 profesionales".
Una vez esté consolidado en España, Cuatrecasas exportará Rauda ALSP a Portugal y, en una tercera fase, a Latinoamérica
Una vez esté consolidado el modelo de Rauda en España, la dirección de Cuatrecasas prevé exportarlo a Portugal. Y, en una tercera fase, a Latinoamérica. Martínez, a pesar de estar convencido de su éxito, cree que solo deben abrir una nueva etapa tras haber afianzado la anterior. "Mi miedo es que muera de éxito", advierte, pues aún queda por definir cuánto y qué trabajo puede o debe enviar cada departamento a la filial y cómo se compagina la externalización de determinadas tareas con el necesario aprendizaje de los júniores de Cuatrecasas. "Vamos a ir paso a paso", asegura.
Acogida de los clientes
No solo la acogida interna ha sido buena, relata el director general de operaciones de Cuatrecasas, también la de los clientes. A ello ha contribuido, además de la satisfacción por ver aliviados los fees que le pasa el bufete, el confort que les traslada el hecho de que los socios de la firma asuman la responsabilidad plena del trabajo de Rauda ALSP. Por materia de protección de datos, Cuatrecasas debe informar al cliente que va a remitir trabajo a su filial, pero, además, le garantizan que la interlocución, la supervisión última de las tareas y la respuesta ante cualquier problema recaerá siempre en los profesionales de la matriz.
En todo caso, Emilio Martínez remarca que la alta calidad de los profesionales con los que cuenta Rauda. "En sus tareas, sus abogados acumulan una experiencia y un conocimiento únicos en el mercado. Están viendo, constantemente, due diligences de clientes de primer nivel y de asuntos de máxima sofisticación. No hay muchos equipos legales en el mercado que acumulen este bagaje". El resultado de su trabajo es, por tanto, excelente. Y la satisfacción de los profesionales, asegura, también, pues apenas hay rotación en Rauda. En la filial, los profesionales se dividen en tres categorías: júniores, asociados y séniores. Además, en cada área hay un director y, al frente de la organización, se sitúa Plácido Molina, quien reporta al propio Martínez y, una vez al año, ante el consejo de administración de Cuatrecasas.
El proyecto de Rauda fue una de las medidas incluidas en el plan estratégico de Cuatrecasas para los ejercicios 2021-2023. En las discusiones iniciales sobre su funcionamiento, fue Jorge Badía, consejero delegado de la firma fallecido el pasado mes de julio, quien definió uno de los ejes fundamentales del proyecto: el ALSP solo debía prestar servicio internamente. Lo contrario, operar con dos marcas diferentes, alertó, generaría confusión en el mercado. Y una de las obsesiones de Badía era que el bufete se enfocara en el trabajo de alto valor añadido.
Quizás una de las pruebas del éxito de Rauda es, como revela el propio Martínez, que alguno de los otros grandes bufetes nacionales ya se ha aproximado a ellos a consultarles, interesados en su funcionamiento. "En apenas un año, ya es el ALSP más grande del país y el que trabaja, aunque sea de forma indirecta, para los clientes más relevantes, porque lo hace protegido por la marca Cuatrecasas", reflexiona. Y avanza: "No me cabe duda de que, una estructura así, acabarán teniéndola todas las firmas".
El próximo mes de febrero, Rauda ALSP, la sociedad filial cautiva creada por Cuatrecasas para remitirle el trabajo de menor valor añadido, cumplirá un año de funcionamiento. Sus primeros meses de vida, según describen sus fundadores, ha confirmado las mejores expectativas depositadas en este ambicioso proyecto. De los cerca de 200 socios con los que cuenta Cuatrecasas en España, 60 ya realizan encargos de forma regular a los profesionales de Rauda. Y pronto serán más. Un flujo de trabajo creciente gracias al cual la filial cerrará 2022 con una plantilla de en torno a 75 profesionales, un 33% más de los que tenía al iniciar su andadura.