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El dinero sí es la prioridad de los abogados: un estudio cuestiona el gran tópico poscovid
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¿Y si la gran renuncia se impide con sueldos?

El dinero sí es la prioridad de los abogados: un estudio cuestiona el gran tópico poscovid

Una macroencuesta discute el discurso generalizado tras la pandemia sobre el origen de la felicidad de los letrados: para el 71%, cuánto le pagan es lo determinante para estar a gusto en su firma

Foto: Foto: Pixabay
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Una de las principales consecuencias que el covid ha tenido en el sector legal es la generalización del discurso que reza que los abogados de gran despacho son profesionales infelices a los que no compensa la enorme dedicación que exigen sus firmas, por mucho que esta se vea recompensada con una alta (o altísima) remuneración. Esta idea se ha visto reforzada por la dura batalla por el talento que se ha desatado en las principales jurisdicciones del mundo, y que muchos han explicado por una supuesta escasez de letrados, fruto de lo que se ha denominado la Gran Renuncia. Pero ¿y si estuviéramos ante tópicos no sustentados por los datos?, ¿y si la prioridad de los abogados de primer nivel fuera su retribución?

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Un reciente estudio elaborado a nivel global sobre la felicidad de los abogados en sus bufetes discute las lecciones que la abogacía de los negocios afirma haber aprendido de la pandemia. La encuesta, elaborada por la consultora de estudios de mercado Censuswide para el bufete Simmons & Simmons, tiene en cuenta la opinión de más de 1.600 letrados de países como el Reino Unido, Alemania, Francia, España, Holanda o Irlanda, y centros de negocios como Singapur o Hong Kong, y de todos los niveles: desde júniors hasta socios. Sus resultados son sorprendentes, porque rebaten con cifras algunas de las 'verdades incuestionables' que se llevan escuchando en el sector desde hace dos años.

La primera idea que cuestiona el informe es que el abogado de gran despacho sea un profesional infeliz. De hecho, el 72,3% de los profesionales consultados a nivel global se muestra contento con su desempeño profesional —los que respondieron 'de acuerdo' o 'muy de acuerdo'—. Por países, quienes obtienen unas cifras más bajas son el Reino Unido, con el 59,7%, y Francia, 56,7%, mientras que en España asciende al 72,2%. Entre hombres y mujeres, apenas hay variación en la percepción de felicidad en el trabajo.

Donde sí se aprecia una significativa variación es en la edad. Conforme pasan los años, los profesionales se sienten menos estimulados por su trabajo. Así, quienes se dicen 'de acuerdo' o 'muy de acuerdo' con la afirmación de que son felices en su despacho antes de los 24 años son el 89%, y de 25 a 34 años el 81%. A partir de los 35, la proporción baja a los 73 puntos, y desde los 45 años, a los 66 puntos, cifra que se mantiene tras los 55 años de edad.

El dinero sí da la felicidad

El covid también ha desatado un intenso debate sobre el peso que tiene el dinero como factor de atracción y retención del talento. Frente a quienes defienden que los profesionales están dando cada vez más importancia a otros factores, como el trabajo flexible o las políticas de ESG de las organizaciones, la realidad es que la gran apuesta de la mayoría de los bufetes ha sido elevar las retribuciones. Unos salarios que en Londres o Nueva York han alcanzado cifras de vértigo y que en el resto de jurisdicciones, como España, también se han revisado al alza, pero no de forma tan exagerada.

El estudio de Censuswide da la razón a quienes defienden que el elemento clave sigue siendo el dinero. De hecho, siete de cada 10 profesionales consultados afirman que su retribución es el factor que determina en mayor medida su felicidad en el trabajo —responden 'de acuerdo' o 'muy de acuerdo'—, frente al 10,4% que se muestra 'en desacuerdo' o 'muy en desacuerdo' con dicha afirmación.

En España, la proporción de quienes apoyan dicha aseveración es la misma, si bien se muestran menos entusiastas. Solo se dice 'muy de acuerdo' el 27% —frente al 32% global—, mientras que 'de acuerdo' está el 47% —a nivel global, fue el 39%—. A cambio, no comparten la afirmación menos abogados, apenas el 6,6%.

La altísima importancia que dan los abogados al dinero en una pregunta directa contrasta con lo que responden cuando este se pone en relación con el ambiente y espíritu inclusivo de su bufete. En ese caso, los profesionales matizan su visión y casi ocho de cada 10 señalan que lo segundo es más importante que su retribución. Una proporción, no obstante, que en el caso de España cae por debajo del 70%, circunstancia que puede explicarse por el hecho de que la sociedad en nuestro país tenga menos elementos de diversidad que la de otros Estados (aquí se limita a hombre-mujer).

¿Satisfechos con la conciliación?

Quizá la respuesta más contraintuitiva de las que proporciona el estudio es la relativa a la conciliación de la vida personal y laboral de los profesionales. La gran mayoría de los mismos se dicen satisfechos con el balance existente entre las dos facetas de su vida (tres de cada cuatro a nivel global), sin que, además, se recojan grandes diferencias entre hombres y mujeres.

En este apartado, España sí se aparta de la media mundial. La proporción de profesionales que afirman estar 'de acuerdo' o 'muy de acuerdo' con este punto cae al entorno del 65%. Existe, además, una distancia de 20 puntos entre hombres y mujeres. Los abogados que afirman estar felices con su capacidad de conciliar son el 82,9%, mientas que las letradas que responden en ese sentido no alcanzan el 62%.

En todo caso, lo que sí acredita la macroencuesta es la alta vocación de rotación que existe en la abogacía. Cuatro de cada 10 letrados se ven cambiando de despacho antes de los próximos cinco años y prácticamente nadie se ve trabajando más de 10 en el bufete en que se encuentra.

En España, sin embargo, parece que hay algo más de fidelidad. Casi el 60% dice que permanecerá en sus actuales organizaciones entre seis y 10 años, mientras quienes auguran que las abandonarán antes de cinco son el 36%.

Una de las principales consecuencias que el covid ha tenido en el sector legal es la generalización del discurso que reza que los abogados de gran despacho son profesionales infelices a los que no compensa la enorme dedicación que exigen sus firmas, por mucho que esta se vea recompensada con una alta (o altísima) remuneración. Esta idea se ha visto reforzada por la dura batalla por el talento que se ha desatado en las principales jurisdicciones del mundo, y que muchos han explicado por una supuesta escasez de letrados, fruto de lo que se ha denominado la Gran Renuncia. Pero ¿y si estuviéramos ante tópicos no sustentados por los datos?, ¿y si la prioridad de los abogados de primer nivel fuera su retribución?

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