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El día en que el PSOE enterró su hegemonía y a Juanma Moreno le salieron las cuentas
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4 AÑOS DEL CAMBIO EN ANDALUCÍA

El día en que el PSOE enterró su hegemonía y a Juanma Moreno le salieron las cuentas

Solo el presidente de la Junta y Teresa Rodríguez sobreviven en la primera línea una legislatura después. Los expertos no detectan aún la revolución económica que defienden desde el Ejecutivo

Foto: Juanma Moreno saluda a Susana Díaz, en un acto en el Parlamento andaluz en julio de 2020. (EFE/Julio Muñoz)
Juanma Moreno saluda a Susana Díaz, en un acto en el Parlamento andaluz en julio de 2020. (EFE/Julio Muñoz)

Toni Martín casi se mata en la noche del 2 de diciembre de 2018. Cuando el escrutinio, congelado durante dos horas, se actualizó al 85%, desveló que habría cambio de color en la Junta de Andalucía por primera vez en casi cuatro décadas. El hoy portavoz parlamentario del PP era el segundo de la campaña popular y tenía el despacho frente al de Juanma Moreno. "Sumamos", le dijo a su jefe. Se refería a la suma de los 26 diputados que logró en esas elecciones con los 21 de Ciudadanos y los 12 de Vox. Las cuentas le salieron al presidente de la Junta a pesar de que consiguió el peor resultado histórico de su partido.

Moreno comenzó a poner las bases de un nuevo PP aquella noche, a pesar de que los cuchillos estaban afilados (incluso dentro del partido) si no se daba una carambola que casi nadie había previsto. En el hotel donde el PSOE pasó aquella noche, no muy lejos de la sede popular, hubo caras largas desde el principio. Las sensaciones que llegaban de los colegios electorales no eran buenas. "Fue una noche de profunda tristeza", recuerda Manuel Jiménez Barrios, entonces vicepresidente de la Junta, hoy fuera de la primera línea.

Foto: Juan Marín, junto a Juanma Moreno, en una rueda de prensa celebrada en el Museo Picasso Málaga. (Junta de Andalucía)

El veterano exdirigente gaditano culpa al cóctel formado por los efectos del conflicto catalán, la oposición del "moderado Moreno que comenzó en la puerta de un puticlub", la sombra de la corrupción después de 37 años de poder, sumado a la oposición interna. "Ganamos las elecciones", recuerda Jiménez Barrios, que admite que el PSOE vivía —y sigue viviendo— un momento complicado. Aquella noche, el partido hegemónico en Andalucía durante los primeros 37 años de autonomía terminó de cavar un agujero del que todavía no ha salido, pero que empezó a profundizar muchos años antes, según el diagnóstico que hace hoy la dirección que encabeza Juan Espadas.

"No supimos ver la irrupción del trumpismo en Andalucía", lamenta Antonio Maíllo, exjefe de IU en Andalucía y candidato por Sevilla en aquellas elecciones. Formaba entonces un tándem con Teresa Rodríguez que se acabó rompiendo y que no logró el resultado esperado. La política gaditana es, con Juanma Moreno, la única de las dirigentes de primera fila que siguen en la política andaluza desde aquel 2 de diciembre. El político cordobés, que volvió a las aulas y da clase en un instituto en Sevilla, destaca que los 17 escaños y el 16,8% que Adelante Andalucía logró aquel 2D serían "un resultado ideal" para el espacio de la izquierda en cualquier convocatoria electoral.

Ni Vox ni Cs confiaban en que se diera la suma para desalojar al PSOE, pero el PP asegura que contemplaba "una posibilidad" muy remota

Cuando Maíllo alude al expresidente de EEUU, se refiere a la llegada de Vox al Parlamento andaluz, con 12 escaños que ninguna encuesta predijo. Solo GAD3, en el sondeo que hizo público en la noche electoral, detectó el crecimiento de los de Santiago Abascal, un auge del que muchos culpan a la propia Susana Díaz, que comenzó a incluir a la formación en sus discursos en la segunda mitad de la campaña. Manuel Gavira, que era cabeza de lista por Cádiz y ahora es portavoz en el Parlamento, alude a unas declaraciones de Javier Ortega Smith a mediados de noviembre de aquel año y asegura que las previsiones más optimistas contemplaban cuatro escaños para Vox: Sevilla y Málaga seguro y había posibilidades en Granada y Cádiz. "De Almería se hablaba, pero no teníamos datos". Acabaron sacando dos escaños en la provincia más oriental de Andalucía.

"No estábamos muy confiados", admite Juan Marín. El exvicepresidente de la Junta había apoyado tres presupuestos elaborados por María Jesús Montero y fue la muleta del último Ejecutivo socialista. Pero antes de la campaña, anunció que no volvería a apoyar al PSOE. "Sabíamos que íbamos a mejorar los resultados, pero los sondeos nos daban 16 o 17", rememora el hoy presidente del Consejo Económico y Social de Andalucía, puesto que le brindó Juanma Moreno tras la desaparición de Ciudadanos en las elecciones del pasado 19 de junio.

Foto: Juan Espadas, en el Parlamento andaluz durante un pleno. (EFE/José Manuel Vidal)

En el cuartel general del PP, afirma Toni Martín, sí tenían alguna esperanza con los trackings diarios en la mano. "Vimos que había una posibilidad. Vox tenía que subir mucho, Ciudadanos, como nosotros, estaba obligado a mantener el tipo", señala el dirigente popular, que recuerda que el PP estaba "a la baja", como después quedó demostrado en las elecciones municipales y generales que se celebraron a lo largo de 2019. Después de aquella noche de euforia, se abrieron unas negociaciones complicadas, pero nadie dudaba del resultado final.

El discurso del cambio

"El objetivo era el cambio", dice Toni Martín, que dedica buenas palabras al trabajo de Ciudadanos, ya que el desmantelamiento progresivo de los naranjas no afectó a la coalición. "El partido ha desaparecido, pero los proyectos y la transformación no. Andalucía es otra región totalmente distinta", resume Juan Marín, que pone el foco en parámetros como las exportaciones, la inversión extranjera o la reducción de la presión fiscal que ha experimentado la comunidad en estos cuatro años. Martín añade el aumento del número de autónomos —Andalucía es la región donde hay más trabajadores por cuenta propia tras quitarle el récord a Cataluña—, el crecimiento en el número de contribuyentes y los datos de inversión en salud, políticas sociales y educación.

Foto: Juanma Moreno, con Elías Bendodo y parte de su equipo en la noche del 19 de junio. (Cedida)

Los apóstoles del cambio andaluz —Marín y Martín son buenos ejemplos— centran su discurso en datos económicos, pero los expertos bajan varios tonos el discurso. "Hemos pasado por una pandemia y ahora hay una guerra, las coyunturas económicas internacionales tienen más peso", apunta Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, que advierte de que "los cambios que se hayan podido hacer, si tienen efectos, los tendrán en el largo plazo".

"Parece excesivo hablar de un gran cambio, de un milagro económico", añade Francisco Ferraro, presidente del Observatorio Económico de Andalucía y doctor en Economía por la Universidad de Sevilla. Este economista sitúa la apuesta por la simplificación administrativa como una de las mejores medidas impulsadas por el Ejecutivo de Juanma Moreno, aunque reclama una mayor profundización en esta reducción de la maraña normativa en el ámbito del medio ambiente y en las administraciones locales.

Ferraro dedica buenas palabras al "estilo ponderado" del presidente de la Junta y valora positivamente la estabilidad del Ejecutivo, al tiempo que alaba la "labor callada" para favorecer que haya más empresas, mejore su calidad y su tamaño. "Esos cambios no se producen de la noche a la mañana", reconoce este economista, que explica que no se puede hablar de convergencia con el conjunto de España. Ferraro recuerda que en 2019 Andalucía creció una décima más que el total estatal, pero en 2021 el diferencial fue al contrario. "No se puede decir que Andalucía es la locomotora de España", zanja el presidente del OEA, que rechaza, no obstante, los "miedos" a los que apelaba la izquierda: "Se mantienen la estructura del estado de bienestar y los gastos sociales, no ha habido recortes significativos".

Foto: Pedro Sánchez en su visita al parque energético de Cepsa. (EFE/A.Carrasco Ragel)

Cuatro años después del 2-D, la retórica del autodenominado "Gobierno del cambio" ha desaparecido de los portavoces del Ejecutivo. Uno de los artífices de este primer mandato de Juanma Moreno, Elías Bendodo, intentó cambiarle el apelativo por "Gobierno del impulso", pero no ha cuajado. "En el Oratorio de San Felipe Neri, dijo que Cádiz era la locomotora de Andalucía. Y como eso, todo. Está empezando a creerse su propia propaganda", critica Manuel Jiménez Barrios, que cree que el líder popular entiende la Presidencia de la Junta "como si fuera un virrey".

"Son conscientes de que tienen mucho voto prestado", discrepa Antonio Maíllo, que no ve "consolidado" al Gobierno. "Ellos tampoco, y eso es un rasgo de inteligencia política", destaca el exdirigente izquierdista, que se muestra crítico con las fuerzas de izquierdas. "El trabajo político de oposición se está haciendo ahora en la calle", señala Maíllo, que alude a las protestas sanitarias como ejemplo. Jiménez Barrios también mira a la sanidad y pone el foco en las privatizaciones, pero también comparte la labor de su partido: "Nos acusaban de hacer una oposición débil", dice antes de recordar que es imposible ganar unas elecciones en España sin ganar en Andalucía.

Toni Martín casi se mata en la noche del 2 de diciembre de 2018. Cuando el escrutinio, congelado durante dos horas, se actualizó al 85%, desveló que habría cambio de color en la Junta de Andalucía por primera vez en casi cuatro décadas. El hoy portavoz parlamentario del PP era el segundo de la campaña popular y tenía el despacho frente al de Juanma Moreno. "Sumamos", le dijo a su jefe. Se refería a la suma de los 26 diputados que logró en esas elecciones con los 21 de Ciudadanos y los 12 de Vox. Las cuentas le salieron al presidente de la Junta a pesar de que consiguió el peor resultado histórico de su partido.

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