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Vox rescata su discurso más duro contra PP y PSOE para dar carpetazo al fiasco de Olona
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SE REARMA PARA 2023

Vox rescata su discurso más duro contra PP y PSOE para dar carpetazo al fiasco de Olona

Recuperan el lenguaje más extremista y banderas como la "islamización" de España, la oposición a los "chamanes climáticos" y la búsqueda de la "soberanía energética" o la lucha contra el "feminismo radical"

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Enric Fontcuberta)
El líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Enric Fontcuberta)
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El curso político que está a punto de comenzar puede hacerse especialmente cuesta arriba para Vox. El partido no ha dejado de crecer desde que irrumpió en el Parlamento andaluz en 2018, y en algún momento llegó incluso a superar al PP en las urnas, como sucedió en Cataluña en febrero de 2021. Pero el error de cálculo de Macarena Olona en Andalucía y el aterrizaje de Alberto Núñez Feijóo, que ha disparado las perspectivas electorales de los populares, obligan a los de Santiago Abascal a rearmar su espacio político para no perder fuelle en un ciclo electoral clave y cuya primera parada serán las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023.

El último barómetro del CIS, posterior al frenazo de Vox el 19-J y de la mayoría absoluta de Juanma Moreno, fijó en casi un 30% el número de electores de Vox que ya preferían a Feijóo como presidente antes que a Abascal. Aunque aseguran hacer caso omiso de las encuestas, los ultraconservadores han desempolvado en las últimas semanas su discurso más duro y los temas 'fetiche' con los que aterrizaron en la política nacional y de los que ya hacían bandera partidos de la extrema derecha europea. Algunos son la lucha contra la "islamización" de España; la defensa de la identidad nacional; la oposición a los "chamanes climáticos" y la búsqueda de la "soberanía energética"; o la batalla contra el "feminismo radical" y la protección de la familia tradicional, que han vuelto al día a día del argumentario de la formación.

Abascal califica la agenda del Gobierno como "porquería legislativa extremista" y se compromete a derogarla

Vox busca afianzar su fuerza, especialmente en el hueco que deja huérfano Alberto Núñez Feijóo: el discurso identitario y la batalla cultural, que en Génova califican como "debates estériles" en un contexto de escalada desbocada de los precios. Los de Santiago Abascal han redoblado la dureza de su oposición a Sánchez, y se comprometen a "derogar" lo que califican como "porquería legislativa extremista" del Ejecutivo, desde las leyes climáticas a la 'ley trans' o la del aborto, unos debates que el PP se resiste a abrir.

Foto: El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo. (EFE/Kiko Huesca)

Una de las cuestiones en las que la formación ha encontrado la punta de lanza de su oposición al Gobierno viene tanto por el contexto de emergencia energética ante la amenaza de un corte del gas ruso, como por la oleada de incendios que sacude a España este verano. Vox es el partido con el discurso climático más extremista, hasta el punto de reclamar la derogación total de la ley de cambio climático, que se aprobó con la abstención del PP y el único voto en contra del partido de Santiago Abascal. La formación ha redoblado sus intervenciones, iniciativas y mensajes en redes sociales en las que llaman a los suyos a levantarse contra las "demenciales leyes de 'pijiprogres' fanáticos" que, a su juicio, alejan la "soberanía energética" nacional y "arruinan el campo" español.

Aunque coinciden con los populares en puntos como la extensión de la vida útil de las centrales nucleares o la explotación de ciertos recursos propios, Vox siempre ha ido un paso más allá defendiendo la abolición de la normativa que apuesta por la descarbonización; la retirada de España de los Acuerdos de París o el Pacto Verde Europeo —al que culpan de la "hiperinflación" de los precios energéticos— o la exploración de técnicas contaminantes como el 'fracking' para obtener gas e hidrocarburos.

Esta semana se dio la circunstancia de que el PP abrió por primera vez la puerta a "abordar" la idoneidad del sistema de fractura hidráulica para explotar recursos propios pese a su fuerte impacto medioambiental, un cambio de postura que brindó la oportunidad a los de Abascal de arrinconar a su rival más directo por hacer "copy-paste" de sus iniciativas. "Les damos la bienvenida a la trinchera de la soberanía energética", escribió Santiago Abascal en Twitter.

Vox trata de dar carpetazo al 'pinchazo' en Andalucía y al fiasco de Macarena Olona, que abandonó la vida pública alegando una afección médica tras pasar de ocupar un escaño en el Congreso a la oposición en el Parlamento regional. El partido cierra filas con su líder nacional y redirige el foco a su ideario político más conservador para evitar más ruido orgánico. Incluso desde su descanso estival, Abascal se ha subido a todos los asuntos de actualidad, desde el mencionado decreto energético hasta la oleada de pinchazos a mujeres en discotecas. El propio presidente de Vox cargó en Twitter contra las "feministas oficiales" y los "mandarines progres" por guardar silencio sobre los casos de sumisión química, pese a la alarma mediática y la campaña de prevención que ya se había lanzado desde el Ministerio de Igualdad.

Los preocupantes datos sobre la natalidad en España han servido para abonar también el discurso de Vox sobre la defensa de "la familia y la vida" frente a la "cultura de la muerte", como califican en la formación a la ley del aborto. El partido no escondió su satisfacción por la histórica decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos, que revocaba la sentencia que garantizaba el derecho al aborto, y tampoco duda en culpar a la izquierda del "invierno demográfico" con la "propaganda de un modelo social" que apuesta por "menos españoles y sustituidos por africanos y perros".

"Las dos opciones contra el invierno demográfico: ayudas por hijo a las familias, como propone Vox, o inmigración masiva, como apoya el consenso progre", en el que no dudan en incluir al PP de Feijóo. Los de Santiago Abascal han recuperado también la crítica feroz contra el "multiculturalismo", al que culpan de la escalada de agresiones, violaciones grupales o "yihadismo". Esta misma semana, la formación ha registrado una batería de preguntas en la Cámara Baja para arrojar luz sobre delitos cometidos por inmigrantes ilegales, redoblando el llamamiento para luchar contra lo que califican como "islamización" de España.

Vox persigue el objetivo de convertirse en el partido de los trabajadores, de "la calle" y "del pueblo español", y mantiene viva su ofensiva contra las puertas giratorias de las instituciones y el "cortijo" del bipartidismo, ante el que insiste en presentarse como alternativa. "Impuestos altos, precariedad laboral, vivienda disparada... no es fruto de azar o mala fortuna. Es el resultado directo de las políticas de una oligarquía que desprecia a la gente corriente", insiste en redes sociales el jefe de filas del partido.

Fuego a discreción contra Feijóo

La relación entre Santiago Abascal y Alberto Núñez Feijóo permanece completamente congelada. La rotunda mayoría absoluta de Juanma Moreno en Andalucía permitió a los populares soñar con volver a gobernar sin Vox, mientras que la intención de los ultraconservadores pasa más bien por repetir la experiencia en Castilla y León. La negativa del jefe de la oposición a explorar acuerdos con el partido situado a su derecha y su continua oferta de pactos a fuerzas como PSOE o PNV han colmado la paciencia de Abascal, hasta el punto de que en la formación se lanzan a degüello casi a diario contra el mandatario popular.

Las pocas intervenciones que ha tenido Núñez Feijóo en agosto han tenido una respuesta por parte de Vox. Por ejemplo, sus declaraciones en una entrevista para 'El País', en la que aseguraba que le resultaba más fácil hablar con el PNV que con Vox, recibieron una contundente respuesta por parte del vicesecretario de Acción Política de la formación, Jorge Buxadé, que calificó a los peneuvistas como el partido "de los que gestionaron con la eficacia de un cirujano los efectos y réditos políticos del asesinato".

Foto: Manuel Chaves y José Antonio Griñán, en la Audiencia de Sevilla. (EFE/Raúl Caro)

Tampoco dio respiro Vox al PP por la mesura con que Feijóo trató la posibilidad de que el Gobierno autorice un indulto para José Antonio Griñán, después de que Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero se hayan sumado a la petición de la medida de gracia. "No tengo ningún interés en ver a un presidente del PSOE en prisión", pronunció el jefe de la oposición, que evitó posicionarse sobre el escenario del indulto y se limitó a pedir información al Ejecutivo, una circunstancia que alimentó, de nuevo, la crítica de Vox contra el "viciado sistema del bipartidismo". "Hoy por ti y mañana por mí", ironizaron.

El curso político que está a punto de comenzar puede hacerse especialmente cuesta arriba para Vox. El partido no ha dejado de crecer desde que irrumpió en el Parlamento andaluz en 2018, y en algún momento llegó incluso a superar al PP en las urnas, como sucedió en Cataluña en febrero de 2021. Pero el error de cálculo de Macarena Olona en Andalucía y el aterrizaje de Alberto Núñez Feijóo, que ha disparado las perspectivas electorales de los populares, obligan a los de Santiago Abascal a rearmar su espacio político para no perder fuelle en un ciclo electoral clave y cuya primera parada serán las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023.

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