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El desánimo de Tchouaméni: la cara de la derrota en un Real Madrid que se desinfla
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el francés pasa un mal momento

El desánimo de Tchouaméni: la cara de la derrota en un Real Madrid que se desinfla

Tchouaméni empezó a un buen nivel y en los últimos partidos sufre un bajón físico y futbolístico que le impide ser el jugador pletórico de fuerzas que da consistencia al equipo

Foto: Tchouaméni antes de empezar un partido en la Champions. (Reuters/Violeta Santos)
Tchouaméni antes de empezar un partido en la Champions. (Reuters/Violeta Santos)

En las dos derrotas del Real Madrid de la temporada (Leipzig y Rayo Vallecano) se ha visto la peor versión de Tchouaméni. Es el futbolista clave para dar consistencia y equilibrio al bloque. Para, desde su posición de pivote, cerrar las líneas, robar y poder salir al contragolpe. El bajón del Real Madrid, del que Ancelotti dice que se debe a la falta de contundencia e intensidad, coincide con el bache que atraviesa el centrocampista francés. En Vallecas fue el primer cambio que hizo Ancelotti. Tchouaméni no estaba cómodo con la presión del equipo de Iraola. Sus movimientos no fueron buenos. No llegaba a tapar las jugadas de ataque, a cerrar con los centrales y le faltaba energía. El técnico italiano tuvo que animar al joven jugador francés en el banquillo. No está fino. Ha perdido fuelle.

Aurélien Tchouaméni empezó la temporada como un avión. Cayó en el Real Madrid de pie por su fácil adaptación con el idioma y predisposición para aprender los diferentes registros tácticos que pide el entrenador. Lo primero que Ancelotti quiere del francés es que dé solidez al equipo. El patrón, lo que define al Real Madrid fiable y competitivo, es que el pivote sea un todoterreno, imprima intensidad y sacrificio. Es la función que hacía Casemiro y por lo que el brasileño se ganó un papel clave en el centro del campo. Con Kroos y Modric, en el club hablaban de tener a los tres tenores. Tchouaméni empezó muy bien la temporada, pero su rendimiento ha ido a menos y es uno de los principales señalados en las derrotas contra el Leipzig y el Rayo. En Alemania y en Vallecas se ha visto a un futbolista superado y confuso.

placeholder Tchouaméni, cabizbajo en el partido contra Osasuna. (EFE/Luis Díez)
Tchouaméni, cabizbajo en el partido contra Osasuna. (EFE/Luis Díez)

Las comparaciones van a estar ahí porque las expectativas con este jugador son grandes y estamos hablando del cuarto fichaje más caro en la historia del Real Madrid por detrás de Hazard, Bale y Cristiano Ronaldo. El club pagó al Mónaco 80 millones de euros, más un acuerdo de 20 millones en otras variables por un futbolista cotizado, que quería Mbappé para el Paris Saint-Germain y Jürgen Klopp para el Liverpool. El entrenador alemán llegó tener un cara a cara con el futbolista francés para convencerle. Tchouaméni se decantó por la oferta deportiva y económica que le hizo el Real Madrid. De ser fichado para dar descansos a Casemiro pasó muy rápido a encontrarse como fijo en el once de Ancelotti.

De más a menos

La temporada la empezó a un nivel alto, con partidos en los que mostró su poderío físico en defensa y un buen manejo del balón para generar acciones ofensivas. El partido contra el Betis en el Bernabéu fue su primera gran demostración de poderío, del futbolista moderno que podía hacer olvidar a Casemiro. Tchouaméni dio un recital en la recuperación de balones. Ganó 16 de los 19 duelos que disputó (un 84%). Un dato que solo había superado Sergio Ramos en un partido con el Real Madrid en la temporada 2005-06 con 18 de 20 duelos ganados (un 90%). La exhibición del pivote francés fue destacada por el robo de balones y la profundidad de sus pases verticales a los delanteros.

Foto: Salah, con la medalla de subcampeón tras la final de Paris. (Reuters/Lee Smith)

Tchouaméni iba sobrado, daba músculo al centro del campo, era el perfecto box to box, el que iba de área a área, con llegadas a las posiciones de ataque para dar el último pase y finalizar jugadas. Su último gran partido es el derbi en el Metropolitano con la asistencia de gol a Rodrygo. Desde el encuentro contra el Atlético de Madrid, hay más sombras que luces en el rendimiento del francés. Ha perdido energía, colocación en el campo, recorrido para bajar y subir, pero lo que más le preocupa a Ancelotti es el bajón físico. Unos problemas musculares y una tendinitis provocaron que se perdiera los partidos contra el Girona y el Celtic. Pero ya en el empate contra el Shakhtar en Varsovia, con el gol épico de Rüdiger en el descuento, el entrenador detectó que algo fallaba en Tchouaméni. Le tuvo que cambiar. El bloque del Real Madrid no era consistente, el pivote no hacía sólido al equipo atrás y perdió presencia arriba.

A Tchouaméni se le vio sufrir y descolocado en el partido contra el Rayo Vallecano. No ganó duelos, llegaba tarde a las acciones, erraba pases, estaba demasiado incómodo con la presión y el ritmo que puso el equipo de Iraola. En la jugada del gol de Comesaña, el primero del Rayo, ni aparece en la frontal del área para defender la jugada. Es Modric el que tiene que correr para intentar llegar a tapar el remate. Ancelotti vio las dificultades del francés y en varias fases del partido tuvo que retrasar la posición de Modric para darle salida a la circulación del balón. Hasta que decidió quitarle.

Pierde frescura

En el Real Madrid piden paciencia con Tchouaméni y su bajón lo justifican por la cantidad de partidos en un calendario cargado y los problemas musculares. El mediocentro francés ha perdido frescura y el centro del campo se resiente en la faceta que Ancelotti le da más importancia, la de sujetar al equipo cuando tiene que replegarse y ser rocoso. Este bache coincide con la cercanía del Mundial de Qatar.

Foto: Kroos aplaude en un partido en el Bernabéu. (Reuters/Aleksandra Szmigiel)

La actitud de Tchouaméni ha sido buena desde que llegó. Quiere aprender, trabaja con humildad, se multiplica en defensa y ataque. Pero pierde gas. La adaptación a Kroos y Modric y, sobre todo, a la exigencia del Real Madrid, la acusa. En su puesto hay que tener muchas tablas. Empezó bien y ha empeorado en el último mes de competición. Su caso es de especial importancia porque es un futbolista estratégico en la estructura del equipo, que no tiene sustituto y que recurre cada vez más a la ayuda de Kroos para dar equilibrio.

Para el Real Madrid es importante que Tchouaméni recupere su mejor versión tras el Mundial de Qatar y sea el futbolista que deslumbró la pasada temporada en el Mónaco, el especialista en el robo de los balones y la energía con la que Ancelotti decía tener a un futbolista que da rock and roll al juego vertical. La pasada temporada, en el campeonato francés, fue el jugador que más balones recuperó (114), el tercero de las grandes Ligas, muy por encima de Casemiro (59). Ahora pasa su primer mal momento en un Real Madrid que se desinfla.

En las dos derrotas del Real Madrid de la temporada (Leipzig y Rayo Vallecano) se ha visto la peor versión de Tchouaméni. Es el futbolista clave para dar consistencia y equilibrio al bloque. Para, desde su posición de pivote, cerrar las líneas, robar y poder salir al contragolpe. El bajón del Real Madrid, del que Ancelotti dice que se debe a la falta de contundencia e intensidad, coincide con el bache que atraviesa el centrocampista francés. En Vallecas fue el primer cambio que hizo Ancelotti. Tchouaméni no estaba cómodo con la presión del equipo de Iraola. Sus movimientos no fueron buenos. No llegaba a tapar las jugadas de ataque, a cerrar con los centrales y le faltaba energía. El técnico italiano tuvo que animar al joven jugador francés en el banquillo. No está fino. Ha perdido fuelle.

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