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El Real Madrid pierde la condición de invicto contra el Leipzig por salir sin energía (3-2)
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primera derrota de la temporada

El Real Madrid pierde la condición de invicto contra el Leipzig por salir sin energía (3-2)

El Real Madrid pierde contra el Leipzig en un partido en el que le penalizaron los despistes defensivos, no estuvo sólido y cuando quiso reaccionar no encontró soluciones

Foto: Vinícius se lamenta en el partido contra el Leipzig. (EFE/Martin Divisek)
Vinícius se lamenta en el partido contra el Leipzig. (EFE/Martin Divisek)
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El Real Madrid no es invencible si empieza los partidos con menos energía que el rival y tiene serios descuidos en los balones parados. En un partido en el que tenía bajas considerables, debería haber subido la tensión y la concentración. No lo hizo, salió en modo ahorro y le tocó remar en contra con dos goles en menos de veinte minutos. El Leipzig se lleva el honor de ser el equipo que frena la inercia ganadora del campeón de Europa. En el partido decimoséptimo de la temporada, el Real Madrid pierde la condición de invicto. El Madrid siempre llegó tarde al partido. En la primera parte concediendo dos goles de equipo despistado y en la segunda, atascado e inofensivo, recibió el tercero en un contraataque. Con el penalti de Rodrygo, en el minuto 93, puso el 3-2.

La excusa podrían ser las bajas, pero del Real Madrid se viene destacando la seguridad del bloque y la fiabilidad que da cuando los suplentes tienen el mismo nivel que los titulares. El Real Madrid ha sido capaz de ganar partidos sin Benzema. Pero si además del francés coincide la baja de Fede Valverde, el equipo se resiente en muchas zonas del campo. También en el espíritu y el carácter que le da el uruguayo. De lo que pecó el equipo de Ancelotti, en un partido gris y con poca jerarquía, es de solidez en defensa, poco fútbol ofensivo y esa rebeldía que tiene para cambiar los partidos con el plus que dan los cambios. Una mala noche para un Real Madrid que se tiene que jugar el primer puesto la próxima semana en el Bernabéu contra el Celtic.

placeholder Militao pelea por un balón en el partido contra el Leipzig.
Militao pelea por un balón en el partido contra el Leipzig.

El Real Madrid salió sin tensión, desenchufado y blando y en 18 minutos recibió dos goles. Pudieron ser más si no es por las intervenciones de Courtois. El Leipzig empezó con otra actitud, a castigar, a morder, con agresividad y contundencia. En Europa no se regala nada, el equipo alemán se jugaba sus opciones de clasificación para los octavos de la Champions y enseñó colmillo en unos primeros minutos demoledores. Enfrente estaba un Real Madrid al que solo le hacía falta un punto para asegurar el primer puesto del grupo y que presentó un once remodelado. A las bajas de Benzema, Fede Valverde y Modric, los tres lesionados se quedaron en Madrid, se unieron las suplencias de Alaba, Carvajal y Mendy. El Real Madrid era un equipo irreconocible en la alineación, bloqueado y con una estructura de equipo frágil. Hizo aguas.

Falta de tensión y contundencia

Los dos primeros goles nacen de dos saques de esquina mal defendidos. En el primero intervino Courtois desviando el balón en un remate picado, el rechace cayó a Gvardiol, que remató solo. El marcador más cercano era Camavinga. No se anticipó. El segundo gol es un zurdazo de Nkunku en un error de Tchouaméni. Al francés le faltó contundencia para despejar el balón. En dos acciones blandas, sin tensión defensiva, se derrumbó el Madrid. El equipo alemán planteó un partido de ritmo alto, vertical, agresivo, con más control y dominio de la pelota. El Madrid salió flojo, sin intensidad y espeso.

De los dos golpes se recompuso el equipo de Ancelotti con dos acciones de peligro. Bajó el Leipzig y entró al partido el Madrid con un contraataque de Rodrygo que el portero, Blaswich, desvió a córner. El primer disparo peligroso, con amenaza e intención. El segundo fue un zurdazo de Vinícius, en un saque de esquina centrado, que desvió el portero. El Real Madrid equilibró el encuentro. Tenía que asumir riesgos, adelantar líneas y jugar más en campo contrario. El Leipzig cambió el plan, replegado, junto, tuvo sus opciones de hacer el tercero en acciones de contragolpe. El equipo de Ancelotti había entrado tarde al partido, pero reaccionó. Se hizo dueño del partido, acosó y sacó provecho en una jugada al filo del descanso, en el minuto 44, con un centro de Marco Asensio, con la derecha, y el remate de Vinícius, de cabeza. El brasileño, desde el punto de penalti, ajustó el balón al poste y el Madrid se fue con vida al descanso. El equipo de Ancelotti hizo un gol psicológico, se rehizo.

La entrada al segundo tiempo mostró otro Real Madrid. Entendió que había que ir a por el Leipzig con más sacrificio y vigor. Salió agresivo, a ganar duelos, a meter la pierna y hacerle un partido incómodo al equipo alemán. Lucas Vázquez y Nacho sacaron la pierna dura. Marcaron territorio en dos acciones de presión adelantada. Lucas recibió la tarjeta amarilla. El cambio fue total. De un inicio gris en el primer periodo pasó a tener otro más enérgico en la segunda. Recuperó la memoria de lo que sabe hacer bien, de lo que le funciona. Jugó con jerarquía y tuvo la primera acción de peligro para empatar en una incursión de Vinícius y un remate de Tchouaméni que fue despejado por un defensa. El Leipzig no quiso un ida y vuelta, cuidó el orden, cerró los espacios, se metió en su campo y montó una fortaleza. El peligro de Leipzig llegaría con las acciones de contragolpe de Timo Werner.

Los recursos quedaban en los intentos de Vinícius, los uno contra uno. Al Madrid le faltaba más claridad, combinaciones con las que romper la defensa, darle un cambio más de marcha a la velocidad del juego. Los primeros cambios de Ancelotti no fueron jugadores ofensivos. Quitó a Nacho y Lucas Vázquez y entraron Alaba y Carvajal. Ancelotti buscó abrir el campo, encontrar las grietas por las bandas con la profundidad del austríaco y el español. Por dentro no hacían daño ni Rodrygo ni Asensio. El equipo alemán, consistente, no concedía nada.

El siguiente cambio de Ancelotti fue quitar a Kroos y sacar a Hazard a falta de 15 minutos. El belga tenía el partido para dar un golpe, para aprovechar la oportunidad si era capaz de descubrir el punto débil de un Leipzig serio, que no hacía regalos. El belga participó en la jugada que pudo significar el empate. Abrió el balón a la llegada de Asensio, el centro del balear al primer palo lo remató Vinícius. Ahí estaba el empate. El brasileño lo tuvo, perdonó y en la siguiente acción marcó Timo Werner el tercero. Ganó la espalda a Militao en una acción de contragolpe que superó a la defensa del Real Madrid.

El gol de penalti de Rodrygo maquilló un partido gris, que sirve para sacar conclusiones y no fiarlo siempre a las remontadas. Para ser invencible hay que entrar a los partidos con energía, ganar los duelos, las segundas jugadas, igualar la intensidad, subir la velocidad y estar finos en la definición.

El Real Madrid no es invencible si empieza los partidos con menos energía que el rival y tiene serios descuidos en los balones parados. En un partido en el que tenía bajas considerables, debería haber subido la tensión y la concentración. No lo hizo, salió en modo ahorro y le tocó remar en contra con dos goles en menos de veinte minutos. El Leipzig se lleva el honor de ser el equipo que frena la inercia ganadora del campeón de Europa. En el partido decimoséptimo de la temporada, el Real Madrid pierde la condición de invicto. El Madrid siempre llegó tarde al partido. En la primera parte concediendo dos goles de equipo despistado y en la segunda, atascado e inofensivo, recibió el tercero en un contraataque. Con el penalti de Rodrygo, en el minuto 93, puso el 3-2.

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