Compramos que el Real Madrid no es el mejor equipo del mundo, pero sí el más fiable

Al Real Madrid no le hace falta ser el mejor siempre, durante todos los minutos de un partido, ni que le reconozcan que su juego puede ser coral. Lo suyo es pura fiabilidad. Es el recorrido de un equipo que llega a los 15 partidos de la temporada, entre todas las competiciones, con un balance de 13 victorias y dos empates. Uno de estos empates fue por el penalti fallado por Benzema contra Osasuna. El Real Madrid no pierde un partido oficial desde el 8 de mayo. El derbi contra el Atlético de Madrid en el Metropolitano (1-0) que jugó ya como campeón de Liga y mirando la Champions League.

La racha del equipo madridista va, contando el final de la pasada temporada, por 19 partidos sin conocer la derrota. En el último, contra el Elche, tuvo hasta momentos sublimes. Dio un recital de superioridad futbolística, física y mental. Un equipo sobradamente enchufado. Tras el encuentro, el técnico ilicitano, Jorge Almirón, manifestó que "nunca había visto jugar a un equipo como el Real Madrid".

Los tres goles en Elche, con portería a cero y otros tres goles anulados, se produce tras el Clásico y la polémica decisión de France Football de darle el premio al Manchester City como el mejor equipo de la pasada temporada. Una broma de mal gusto, dicen en el club. No sentó bien porque lo consideran injusto. Lo que hizo el equipo la temporada pasada pasará a la historia por las gestas de las remontadas, la resistencia a pelear hasta el último minuto, no rendirse, sufrir y acabar ganando la Champions en unos cruces duros contra el Paris Saint-Germain, Chelsea, Manchester City y Liverpool. En la oscura votación, el Madrid quedó en el tercer puesto tras el subcampeón de la Champions.

Capacidad de adaptación

Ancelotti, siempre templado e inteligente, tiró de sabiduría tras la indignación en el madridismo por el galardón al Manchester City. El técnico recordó que no hay mejor premio que ganar la Champions y en Elche puso en el campo el once más ofensivo. Dejó a Mendy y Tchouaméni en el banquillo y juntó a los jugones: Kroos, Modric, Fede Valverde, Rodrygo, Vinícius y Benzema. La victoria es contundente. El juego desplegado tuvo de todo. El Real Madrid salió en modo arrollador, pudo golear en uno de sus mejores primeros tiempos, pasó a una zona de confort y volvió a pisar el acelerador para cerrar un triunfo redondo.

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Podemos comprar que el Real Madrid no es el equipo que mejor juega al fútbol, pero de lo que no hay dudas de es que la dinámica ganadora le hace el más fiable. Como no sabemos verdaderamente los criterios por los que le dieron el premio al Manchester City, se interpreta que el fútbol que practica el equipo de Guardiola es más atractivo y que el de Jürgen Klopp puro 'rock and roll'. Lo del Madrid, desde hace meses, está salpicado por una corriente que argumenta su éxito por la suerte.

El fútbol es una cuestión de gustos, muy condicionado por los colores y los debates polarizados. El estilo del Real Madrid es, por encima de todo, competitivo. La fiabilidad la consigue desde la facilidad para adaptarse mejor que los rivales a los partidos y sus momentos más críticos. Es un Real Madrid camaleónico. Hay partidos que los plantea en modo diésel. Y otros en los que arrolla por la explosividad. Sin un buen físico, talento y mentalidad, es imposible conseguir los buenos resultados. El compromiso es fundamental para que a los adversarios les cueste encontrar las fisuras defensivas y sufran la contundencia ofensiva.

Para Xavi, el Madrid es un equipo maduro. Para Guardiola, la clave está en un gen competitivo que se hereda por la historia. Para Simeone, en la solidez de un bloque fuerte atrás y vertical en las transiciones. Se hacen tantos análisis de este Real Madrid, que todos sirven para explicar por qué es un hueso. Lo destacable, según Ancelotti, que es el que mejor puede explicar a qué juega su equipo, es que no tiene un único plan para ganar los partidos.

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El Real Madrid es un equipo elástico, dinámico, como se vio en Elche. Complicado cuando sus jugadores tienen mucha movilidad, se asocian, se pasan el balón con precisión, le meten ritmo y profundidad al juego y son eficaces en la definición. Pero también es un Madrid diésel que es capaz de juntarse con orden, ser intenso como bloque, cerrar los espacios, anestesiar a los rivales y hacer daño al espacio. Así le ha ganado al Atlético de Madrid y al Barcelona. Es, además, un equipo que se relaciona bien con la épica. Sangra para no perder, como se vio en el gol de Rüdiger en Varsovia contra el Shakhtar.