Es noticia
'El juicio': silencio, soledad y tortura
  1. Cultura
planes fin de semana

'El juicio': silencio, soledad y tortura

Ulises de la Orden construye un escalofriante documental de tres horas con las 530 horas de grabaciones públicas del “juicio a las Juntas”

Foto: Un fotograma del documental  'El juicio'.
Un fotograma del documental 'El juicio'.

¿Cuándo fue la Guerra Civil Española? Esta pregunta, realizada a traición en la calle, nos depararía alguna sorpresa: quizá varios no sabrían decir 1936-1939. ¿Qué día empezó la guerra y qué día acabó? Aquí mucha más gente reconocería ignorar el dato. ¿Quién fue Segismundo Casado? Esto, ciertamente, casi nadie lo sabría.

Planteo esta ignorancia inmediata porque nada más poner a rodar El juicio (2023), el documental de Ulises de la Orden sobre el proceso “a las Juntas” en Argentina, me pregunté: ¿de qué dictadura hablamos?, ¿cuándo fue, cuánto duró?; de hecho, ¿cuántas dictaduras hubo en Argentina en el siglo XX?, ¿por qué se instauró esta dictadura y por qué terminó?

Argentina, y su pasado funesto, nos parece cercano, incluso consabido. Al menos, en mayor medida que el pasado histórico de Mongolia o Nueva Zelanda. Nos suena, me suena, “montoneros”, “Videla”, “desaparecidos”, “noche de los lápices”… Hemos visto suficientes películas, y escuchado suficientes veces “dictadura argentina”, como para hacer una composición de lugar, basada en el paralelismo. Nosotros, Franco; ellos, Videla.

Y nos basta.

placeholder El fiscal Julio César Strassera y su adjunto, Luis Moreno Ocampo, en una de las sesiones del proceso contra los mandos de las Juntas Militares argentinas. (Filmin)
El fiscal Julio César Strassera y su adjunto, Luis Moreno Ocampo, en una de las sesiones del proceso contra los mandos de las Juntas Militares argentinas. (Filmin)

Lo primero que me sorprende al bajar al detalle de la dictadura militar que hizo desaparecer a miles de personas en Argentina es su corta duración: siete años, de 1976 a 1983. También me descoloca conocer que la famosa guerra de las Malvinas que perdió Argentina contra Inglaterra la perdió durante esos años de apogeo militar. No deja de ser irónico que sepas hacerle la guerra mejor a tu propio país que a Margaret Thatcher.

En Argentina, en el pasado siglo, hubo seis dictaduras. La de estos militares empezó como respuesta a la “subversión” protagonizada por diversos grupos guerrilleros nostálgicos de las políticas de Perón (Montoneros; ERP), y acabó voluntariamente, dando paso a un nuevo ciclo democrático después de dictar su propia amnistía.

Foto: El rey Juan Carlos hace entrega a Videla de la orden.

Normalmente, cuando tú redactas tu propia amnistía, es que sabes a la perfección lo que has hecho.

530 horas

El juicio empieza poco después de esta “autoamnistía”. Las atrocidades cometidas no pueden ser perdonadas, olvidadas o toleradas, y se inicia un proceso judicial mastodóntico contra los militares de aquellos años. Lo primero que dirán como defensa es eso: no sabemos. No sabemos lo que un mando menor, un soldado raso, un simple comisario hizo o dejó de hacer a tu hijo o a tu mujer o a ti en un rincón cualquiera de Buenos Aires. Lo segundo, también muy típico, será: sólo cumplía órdenes.

Ulises de la Orden reduce las 530 horas de grabaciones de estos juicios a tres horas tensas, doctrinales y durísimas. Es admirable la claridad con la que se sigue un episodio histórico tan complejo, sin la necesidad siquiera de rotular quién habla o qué cargo tenía este señor o aquel. Es como si el mal quedara simplemente encarnado en él. Importa más qué pasó que el organigrama represor en sí mismo, por mucho que ese organigrama sea el que se busca juzgar y condenar, reconocer y exponer.

Es admirable la claridad con la que se sigue un episodio histórico tan complejo, sin la necesidad siquiera de rotular quién habla o qué cargo tenía

El director, para un neófito, quizá no estaría haciendo otra cosa con su película que un resumen. Sin embargo, que todo el metraje sea material pre-existente no alivia al creador de sus propios sesgos, intenciones y narrativas. De hecho, las subraya.

Qué poner o no de las 530 horas en las sólo tres que dura El juicio es una decisión estrictamente moral. Ulises de la Orden la resuelve extraordinariamente.

Imaginen un montaje donde sólo vemos las defensas más atinadas, más sustanciales y creíbles de los militares: entonces parecería que apenas hicieron daño a nadie; imaginen otro documental donde sólo salen los testigos, y se niega a los militares (a sus abogados) el espacio para sus razonamientos: los militares quedarían como seres diabólicos, pero el documental sería un panfleto bienintencionado, en el mejor de los casos.

placeholder El director Ulises de la Orden, en un  centro de reciclaje de Buenos Aires. (Reuters)
El director Ulises de la Orden, en un centro de reciclaje de Buenos Aires. (Reuters)

Nuestro director no tiene miedo a dejar sitio en su película para el argumentario del mal. Para ellos fue una guerra, y en la guerra (no dicen “civil”, pues sería entonces una guerra contra sus compatriotas) se mata gente, pasan estas cosas. Salvaron a Argentina del caos marxista-leninista. Los desaparecidos “algo habrían hecho”. O simplemente se fueron del país. ¿Que nunca escribían desde el extranjero? Bueno, yo qué sé. La Historia, concluyen, nos absolverá.

El único gesto, mínimo, delicado, sutil de Ulises de la Orden para intervenir ideológicamente en su película consiste en mostrar varias veces a los militares juzgados por crímenes horribles reírse juntos, charlar animadamente, como quien fuma el puro en el salón inglés después de comer. Al mismo tiempo, el director muestra el silencio de los testigos, sus lloros, su desesperación. También incluye en su montaje las quejas de los abogados de los militares (que están cansados, que no tienen sitio para sentarse, que carecen de micrófonos...), y lo hace justo después de que las víctimas hayan contado cómo estuvieron sin dormir días enteros atados a un palo en una cárcel secreta. Como sabemos por casi todos los telediarios españoles, el montaje (o sea, el orden de los segmentos) es un decir subliminal; un hacerte decir las cosas a ti mismo.

Las matanzas se exacerban por culpa de la psicopatía y de la codicia. Es tan fácil robarle a alguien la casa, el coche, la ropa, el bebé

En el juzgado se fuma y se habla con insólita elevación. Algunos argumentos son eternos, cambalache combinatorio: “Hice lo que hice para libraros del comunismo”. (“Hice lo que hice para libraros de la extrema derecha”, me digo, de pronto). Si alguien se oponía al régimen militar, era automáticamente considerado como “terrorista”. Los detalles penetran en el espectador como alfilerazos: ¿por qué saben que quien les torturaba era el ejército? Porque en los platos y tazas donde nos daban de comer podía leerse “Ejército argentino”.

Como en la guerra civil (como siempre), las matanzas se exacerban por culpa de la psicopatía y de la codicia. Es tan fácil robarle a alguien la casa, el coche, la ropa, el bebé. Y así se hace. Es tan fácil matar sin más a uno que me caía mal. Y así se hace. ¿Qué puede tener alguien en la cabeza para prestarse a ejercer de torturador? ¿Un gran compromiso político? No: brutalidad natural, eventualmente consentida.

Un motivo para hacer desaparecer a alguien fue su condición de judío. Sin más.

Un cura fue asesinado porque se fue a vivir a un pueblo y creó comunidad. Escuchamos: “Unir a los pobres es subversión”.

Foto: La líder de las Madres de Plaza de Mayo. Nora Morales de Cortiñas, frente a un muro con los nombres de los desaparecidos durante la dictadura, en Buenos Aires (Reuters).
TE PUEDE INTERESAR
La 'revista del corazón' de los genocidas de Argentina
Walter Goobar. Buenos Aires

Escuchamos: “En lugar de detener las matanzas detuvieron la información sobre las matanzas”. Cuando tienes el control de la violencia, el control de los medios, la capacidad de pervertir la justicia, la capacidad de acallar a la gente, puedes hacer lo que quieras.

Y lo que haces cuando puedes hacer lo que quieras es siempre lo peor.

¿Cuándo fue la Guerra Civil Española? Esta pregunta, realizada a traición en la calle, nos depararía alguna sorpresa: quizá varios no sabrían decir 1936-1939. ¿Qué día empezó la guerra y qué día acabó? Aquí mucha más gente reconocería ignorar el dato. ¿Quién fue Segismundo Casado? Esto, ciertamente, casi nadie lo sabría.

Series Series de Filmin
El redactor recomienda